jueves, 18 de agosto de 2016

UNA VISIÓN DEL CIELO: (Apocalipsis 4:1-5:14)

UNA VISIÓN DEL CIELO:
(Apocalipsis 4:1-5:14)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

La Adoración Celestial.
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas… Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado… Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda… Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas… Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios…”.
(Apocalipsis 4:1-5:14)

Introducción:
Más de una vez se dice en el Nuevo Testamento que se abrieron los cielos; y es de lo más significativo ver el propósito de esa apertura:
1- Está la apertura de los cielos para la visión. “Los cielos se abrieron y vi visiones de Dios" (Ezequiel 1:1). Dios les envía a los que Les buscan la visión de Sí mismo y de Su verdad.
2- Está la apertura para el descendimiento del Espíritu. Cuando Jesús fue bautizado por Juan, vio los cielos abiertos, y al Espíritu descender sobre Él (Marcos 1:10). Cuando la mente y el alma de una persona se abren a lo de arriba, el Espíritu de Dios desciende a su encuentro.
3- Está la apertura para la Revelación de la gloria de Cristo. Jesús le prometió a Natanael que vería los cielos abiertos y a los ángeles de Dios ascendiendo y descendiendo sobre el Hijo del Hombre (Juan 1:51).
Algún día los cielos se abrirán para desvelar la gloria de Cristo; e inevitablemente ese día traerá un gozo inefable a los que Le hayan amado, y un temor indescriptible a los que Les haya despreciado.

Un solo motivo liga la doble visión de los caps. 4 y 5, o sea que el Dios de la creación es el Dios de la redención que hace cumplir su propósito por medio del Cristo crucificado y resucitado. El cap. 4 se lee como una de las visiones de Dios en el Antiguo Testamento (compare Isaías 6; Ezequiel 1), en las que Dios se presenta como alguien exaltado en santidad, muy por encima de las tormentas de la historia y los esfuerzos de los poderes del mal para resistir su voluntad.

En el cap. 5 se concentra la atención en el Cristo que ha vencido a todos los poderes del mal y que por lo mismo ha ganado el derecho de abrir el rollo del destino de Dios y conocer lo que está escrito en él.
Combinando las dos visiones, se hacía claro que la voluntad de Dios en la creación, celebrada en el himno que clausura el cap. 4, se logra por el Cordero que fue muerto y exaltado al trono de Dios. Así es como la historia termina con el reconocimiento y adoración de Dios y el Cordero por los vivos y los muertos.

I.       El Trono En El Cielo: Apocalipsis 4:1-11:

Yo estaba en el Espíritu. Como en 1:10.
El escenario de la visión de Juan se cambia de la tierra al cielo y permanece allí hasta el cap. 10, después de lo cual el punto de vista se va alternando.
Debe notarse que sólo el profeta y no la iglesia son llamados a pasar a través de la puerta abierta; su elevación en visión es con el propósito de recibir una revelación, para que pueda comunicar lo que ha visto a los que están en la tierra.

V.2. Lo primero que captaron los ojos de Juan fue un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono uno sentado. Es de primera importancia saber que el Dios que mora en el cielo posee absoluta autoridad sobre el universo.

V.3. No se da descripción alguna de Dios; Juan dice simplemente que emanan varios colores de piedras preciosas que brillan a través de una extraña nube en forma de arco iris. Hay alguna incertidumbre sobre los nombres dados a las joyas en el mundo antiguo: el jaspe* era probablemente un diamante (compare 21:11), la cornalina era roja, pero no estamos seguros sobre la esmeralda.
*Jaspe. Claro como el cristal (compare 21:11). Cornalina. Mejor, sardio (RV1977). Rojo de sangre. Esmeralda. Verde claro.

Puede indicar cristal de roca que actúa como un prisma, y en ese caso se recuerda al arco iris después del diluvio, un recordatorio del pacto de Dios de retener su ira de la humanidad en la tierra (Génesis 9:13). El trono y el arco iris, la omnipotencia y la misericordia, son símbolos significativos en un libro cuyo tema dominante es el juicio y el reino de Dios.

V.4. Los veinticuatro ancianos recuerdan Isaías 24:23, donde los “ancianos”[1] se veían como líderes de Israel. Estos ancianos a menudo han sido interpretados como representantes de Israel y de la iglesia (12 patriarcas, y 12 apóstoles).

NOTA: Veinticuatro ancianos. Algunos piensan que se trata de seres angelicales, aunque es más probable que representen a los redimidos que están glorificados, coronados y entronizados. Nótese: que eran 24 las clases sacerdotales en el AT. (1 Crónicas 24).

En 1 Cron. 24:4, sin embargo, leemos de 24 órdenes sacerdotales y en 1 Cron. 25:1 de 24 órdenes de levitas señalados para profetizar y alabar con arpas y címbalos.
Puesto que en 5:8 los ancianos presentan las oraciones del pueblo de Dios y en 4:6–11 se los relaciona con los cuatro seres vivientes, es mejor entenderlos como seres angelicales exaltados, adorando y sirviendo al Creador.

V.5. Los relámpagos y truenos y voces recuerdan la teofanía en el Sinaí (Éxodo 19:16) y describen el aspecto terrible de Dios. En cuanto a los siete[2] Espíritus de Dios véase 5:6.
 
NOTA. Los Siete espíritus de Dios Véase Ap.1:4:
Ap.1:4: Siete. El número 7, que sale 54 veces en este libro, aparece con mayor frecuencia que cualquier otro número. En la Biblia, va asociado con algo completo, cumplido y prefecto (compare Génesis 2:2; Éxodo 20:10; Levíticos 14:7; Hechos 6:3).
En Apocalipsis, vemos 7 Iglesias y 7 espíritus (1:4), 7 candeleros (1:12), 7 estrellas (1:16), 7 sellos en el rollo (5:1), 7  cuernos y 7 ojos en el Cordero (5:6), 7 ángeles y 7 trompetas (8:2), 7 truenos (10:3), 7 cabezas del dragón (12:3), 7 cabezas de la bestia (13:1), 7 copas de oro (15:7), y 7 reyes (17:10). Los siete espíritus. Muchos entienden que esto se refiere al Espíritu Santo en Su Prefecta Plenitud (compare Isaías 11:2; Apocalipsis 4:5); otros lo toman como referencias a los 7 ángeles que están delante del Trono de Dios.

V.6. No se dice que el mar de vidrio sea un mar Literalmente, sino que era semejante a ello. Es una adaptación del concepto de las aguas sobre el firmamento (Génesis 1:7), pero se introduce aquí aparentemente para enfatizar la grandeza de Dios.

NOTA: Cuatro seres vivientes. Estos podrían ser ángeles, probablemente los ophanim junto a los querubines (“ruedas”, en nuestras versiones), de Ezequiel 10:9ss., o podrían ser representaciones de los Atributos de Dios mismo, especialmente si se entiende en este sentido la frase del original “en medio del trono”.

Los cuatro seres vivientes están alrededor del trono. Su descripción se toma de la visión de los querubines (Ezequiel 1:5–21) pero está considerablemente modificada. Las principales diferencias son que en Ezequiel cada uno de los querubines tiene cuatro rostros, mientras que aquí cada uno tiene uno. Los primeros tienen “ruedas”, llenas de ojos alrededor (soportan el trono de Dios), pero aquí los mismos seres tienen los ojos.  

VV.7, 8. Su adoración incesante rendida a Dios bien puede representar la sujeción de toda la creación a Dios.

NOTA: Muchos ven una similaridad entre los cuatro seres vivientes y la cuádruple forma en que Cristo es descrito en los evangelios:
-      En Mateo, aparece como el León de la tribu de Judá;
-    en Marcos, como el Siervo que fue el sacrificio por el pecado (el becerro era un animal sacrificial, Heb.9:12, 19);
-      el énfasis de Lucas es sobre el Hijo del Hombre; y
-      el águila volando lo conecta con el cielo, como hace el Evangelio de Juan.

Los judíos llegaron a entender de esa manera la visión de Ezequiel, considerando:
-      al hombre como principal representante de los seres creados;
-      al águila, de las aves;
-      al león, de las bestias, y
-      al becerro, del ganado.
El simbolismo antiguo de los cuatro vientos y las cuatro principales constelaciones del Zodíaco por medio de estas cuatro figuras, si era conocido por Juan, serviría para fortalecer este criterio.
La canción de los querubines implica que el futuro triunfo de Dios está enraizado en su misma naturaleza; el Señor, que es santo y todopoderoso, ha de venir.

VV.9, 10. La renuncia de los veinticuatro ancianos a sus coronas pareciera ser la expresión de la adoración dada en ocasiones especiales cuando Dios “viene” y manifiesta su poder soberano para juzgar y salvar (ver 5:8, 14; 11:15–18; 19:4).

V.11. Los ancianos reconocen que el único digno de tener preeminencia en la creación es el Creador. En su canto que celebra su dignidad dicen que debido a tu voluntad tienen ser y fueron creadas (mejor que por). Esta es una mirada hacia adelante más bien que hacia atrás; la voluntad de Dios es el poder último en el universo y su voluntad será realizada. Esta es la lección suprema de las visiones del Apocalipsis.

II.     El Libro y El Cordero: Apocalipsis 5:1-14:

Un libro. Lit., un rollo. Podría llamarse el “Libro de la Redención”, ya que contiene la historia de la caída del hombre por el pecado, y su levantamiento mediante Cristo (Heb. 2:5-9).
El foco de la visión cambia dramáticamente. Es como si una cámara de televisión en el cielo enfocara la mano de Dios para mostrar el rollo de un libro que nadie puede abrir. Entonces la cámara enfoca a alguien que aún no se ha visto: está de pie en el centro del trono y, en virtud de su “triunfo”, puede tomar y abrir el libro.
Cuando lo hace, en todo el cielo se escuchan las alabanzas. Es probable que tengamos aquí una representación de la coronación de Jesús el Señor a semejanza de las antiguas ceremonias de entronización en el Medio Oriente.
Los pasos de la ceremonia generalmente son definidos como exaltación, presentación, entronización y aclamación. El equivalente de la exaltación se ve en el v. 5, la presentación en el v. 6, el otorgamiento de autoridad en el v. 7 y la aclaración en los vv. 8–14. Así es como el Cristo Redentor entra a su reino de poder.

V.1. Se ha especulado mucho sobre la naturaleza del libro en la mano de Dios. Dos de las sugerencias que se han presentado son especialmente dignas de mención: una, que es un acto de contrato inscripto por partida doble y la otra que es un testamento. La primera retrotrae a los tiempos antiguos, cuando los contratos se escribían en tablillas de arcilla, y que tenían en la parte exterior señalada brevemente la naturaleza del contrato. Cuando se introdujeron el papiro y el pergamino, se usó fundamentalmente el mismo procedimiento y el documento se sellaba con siete sellos.
Se usaba un procedimiento similar cuando se escribía un testamento pues éste era sellado por siete testigos, y se abría después de la muerte del testador en presencia de aquéllos, si era posible. No se da ninguna descripción de su contenido escrito en el exterior, pero ese aspecto de la visión de Juan podía deberse a un eco consciente de Ezequiel  2:8–10.
En realidad las dos nociones están estrechamente relacionadas, dado que un contrato es una forma común de pacto y un testamento es un tipo especial de pacto. En base a esa interpretación el rollo en manos de Dios representa su promesa de pacto de juicio y reinado para la humanidad.

VV.2, 3. El ángel debe ser poderoso, dado que su voz tenía que llegar hasta los límites del cielo, la tierra y la esfera de los muertos (debajo de la tierra es el Hades; (compare Filp. 2:10).

V.5. El León de la tribu de Judá (compare Génesis 49:9), la Raíz de David (Isaías 11:1, 10) ha vencido por medio de su muerte y resurrección y por eso puede abrir el libro y sus siete sellos. La redención obrada por Cristo fue el medio por el cual el reino de la salvación de Dios fue establecido.

V.6. La descripción del Cordero combina varios usos de esa figura en el pensamiento hebreo. Se lo ve como inmolado, y sin embargo, está de pieen medio del trono, vivo y victorioso. En el Apocalipsis. El Éxodo es el cuadro fundamental de la redención; el Cordero inmolado es, pues, el cordero pascual.
También recuerda al cordero muerto de Isaías 53:7, el Siervo del Señor, que sufre inocentemente por toda la humanidad. Pero el Cordero tiene siete cuernos, que significa un inmenso poder (Salmo 75:4–7) y una posición de realeza (Zacarías 1:18).
Esto asume la representación apocalíptica contemporánea del Mesías como un poderoso líder (¡el carnero!) del rebaño de Dios, quien libera a las ovejas, venciendo a las bestias salvajes que tratan de destruirlas.
En Zacarías 4:10 es Dios mismo el que tiene siete ojos, lo que simboliza la omnisciencia; aquí se los identifica con los siete Espíritus de Dios, enviados a toda la tierra, en armonía con la enseñanza de Juan 16:7–11. El Mesías de la promesa del Antiguo Testamento y de la esperanza apocalíptica aparece así revelado en términos del cumplimiento del nuevo pacto.

VV.8–10. Los querubines y los ancianos cantan un cántico nuevo, porque Jesús ha introducido la nueva era del reino de Dios por medio de su obra redentora (compare Isaías 42:9, 10, que habla del nuevo cántico en un contexto similar). El Señor ha redimido para Dios gente de toda raza y de toda nación. La figura es la de la liberación de las gentes por un precio. En el mundo antiguo a veces los esclavos eran liberados por personas generosas que pagaban el precio; en el mundo moderno ha ocurrido lo mismo con rehenes.
El patrón considerado aquí es el de la liberación de Israel de Egipto para llegar a ser el pueblo libre de Dios en la tierra prometida. La mayor liberación —la que lleva a la vida eterna en el reino de Dios— se ha realizado para toda la humanidad al costo de la sangre del Redentor.
De ese modo los redimidos llegan a ser un reino y sacerdotes para nuestro Dios, cumpliendo así la vocación para la cual fue llamado el antiguo pueblo de Dios (Éxodo 19:6). Su reino sobre la tierra será su “servicio” (compare 20:4–6; 22:3).

VV.11–14. Las multitudes angelicales se suman ahora a la canción de alabanza al Cordero (compare Daniel 7:10). La doxología se refiere al poder y bendiciones de Cristo al comienzo de su reino (11:17) y es muy similar a la que se canta a Dios en 7:12. Toda la creación en el cielo, la tierra, el mar y la morada de los muertos se une finalmente a la hueste de ángeles y arcángeles (13).
Mientras que la alabanza en el cielo en los vv. 8–12 celebra la iniciación por el Cordero del reino de la salvación, la adoración universal de Dios y del Cordero espera su consumación en el futuro. Lo mismo se aplica al himno de Filp. 2:6–11: el Señor ha recibido el nombre que es sobre todo nombre en su exaltación al trono de Dios; su reconocimiento espera su manifestación en gloria.

Concluimos:

El tema del capítulo 4 se resume: que todos los seres en el cielo y la tierra alabarán y honrarán a Dios porque es el Creador y el Sustentador de todo.

La escena del capítulo 5 nos muestra que solo el Cordero, Jesucristo, es digno de abrir el rollo (los acontecimientos de la historia). Él lo retiene, no Satanás. Jesucristo tiene el control de la situación y solo Él es digno de poner en acción los acontecimientos de los últimos tiempos.

Esta hermosa visión dada al amado Juan, nos muestra cómo Dios está tan interesado por el ser humano Creado a su semejanza, y cuida de él dándole alternativa que hay un mundo mejor después de la muerte, ya que es la Resurrección y la vida. 
Así creía el apóstol Juan y cuánto debemos nosotros confiar en sus promesas dadas en el libro de Apocalipsis = Revelación dada a todos aquellos que le siguen, recuerde que esta vida es efímera y pasajera, cuántos años vivirás en esta tierra amigo (a), ¿30, 50, 60, 70, 100 años?, no más.

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Notas y Bibliografía:
[1] G4245 πρεσβύτερος = presbúteros: comparativo de πρέσβυς = présbus  (anciano); más anciano; como sustantivo, anciano; específicamente miembro del sahedrín israelita (también figurativamente miembro del concilio celestial) o «presbítero» cristiana:- viejo, anciano, antiguo, mayor. (Strong).
[2] jepta = (ἑπτά, G2033), de donde se derivan los términos castellanos que comienzan con ept –, se corresponde con el hebreo, seba (relacionado con saba, que significa pleno, abundante). Se utiliza en ocasiones como una expresión de plenitud (p.ej., Ruth 4:15); por lo general expresa integridad, y se utiliza con la mayor frecuencia en Apocalipsis; no se encuentra en el Evangelio de Juan, ni entre Hechos y Apocalipsis, con la excepción de Heb.11:30 (en Rom.11:4 el número es jeptakisquilioi = siete mil); en Mateo 22:26 se traduce «séptimo» (rv traduce «hasta los siete»).
Nota: En 2 P.2:5: «Noé… con otras siete personas» es una traducción al castellano idiomático del modismo griego «Noé el octavo» (como traduce literalmente Besson). Véase OCTAVO, Nº 1. (VINE).
-    e-Sword-the. LEDD.
-    Biblia de Estudio RYRIE.

-    Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 18//08//2016.

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