El Mayor Pecado
De David:
(1 Crónicas 21:1-27)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
“Y dijo David a Joab y a
los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e
informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa…”.
(1 Crón. 21:2-27)
Introducción:
¿Sabía usted que
el mayor pecado que cometió David tenía nada que ver con Betsabé? Todo el mundo
piensa que el asunto de Betsabé era un pecado terrible, y yo estoy en ese
número. Estoy de acuerdo en que era un pecado horrible.
Pero si pasamos al libro de Crónicas, se
encuentra la perspectiva de Dios en cuanto a estas cosas.
Y, amigos, ¡Dios no registra el pecado de David con
Betsabé en el libro de Crónicas! Cuando Dios perdonó a David por el
pecado, Él no sólo le perdonó, sino que ¡también
se lo olvidó!
David
se lavó limpio de ese pecado, pero Dios sí registra otro. Es el tipo de
pecado sobre el cual dice la gente, "No puedo ver por qué esto era un pecado tan
grande". Sin embargo, fue importante para Dios porque era un
pecado en un nivel espiritual. No afectó la salvación de David, pero
ciertamente le afectó a él y a la nación de Israel en su relación personal con
Dios. Era el pecado del censo que hizo David del pueblo de Israel y de Judá.
I. Censo Militar De David 1 Crón. 21:1-6:
Esta historia forma parte de un relato
mayor. La sección de 21:1-22:1 se basa en 2 Samuel 24. Los peritos en el campo
de la hermenéutica se deleitan en la comparación de este pasaje del Cronista
con el del historiador deuteronómico, porque es un ejemplo clásico de cómo el
AT., suele reinterpretarse a sí mismo.
Una de las cosas que más se destaca es
el hecho de que en la fuente del Cronista es Dios quien incita a David a hacer
un censo. En el relato del Cronista es Satanás el que hace esta tarea. Esto
representa una ilustración de cómo elementos teológicos cambiantes hacen que un
escritor bíblico interprete un pasaje anterior con cambios tan drásticos como
éste. Suele darse esta explicación: este cambio obedece a una alteración que sufrió el
pueblo israelita en su concepto de Dios. En los días del historiador
deuteronómico (autor del libro de Samuel), se tenía un concepto tal de la
soberanía de Dios que se le atribuían todas las cosas, las buenas y las malas
(el endurecimiento del corazón del faraón, por ejem.). Quiere decir que todo
cuanto ocurría, fuese para el bien o para el mal, a la larga podía achacarse a
Dios por su soberanía en la historia.
Para el tiempo del Cronista, el pueblo
ya había pasado por el exilio babilónico; durante sus experiencias allí toparon
con algunos conceptos de los persas, entre ellos el de un jefe del mal llamado
Satanás (nombre persa). Se sabe que el personaje Satanás sólo figura en tres
pasajes del AT. En los otros pasajes hay un artículo definido delante del
sustantivo.
En este pasaje, sin embargo, el nombre
Satanás carece del artículo, y esto sugiere que para el tiempo del Cronista ya
el nombre era personal en vez de sólo un título. Por ejem., en Zc.3:1-2 se le
llama el acusador o el fiscal; allí forma parte de la corte celestial, y su
papel es el de vigilar sobre la actuación de la gente para acusarle si es que
no obra con justicia. Se le observa también en Job, caps. 1 y 2; allí también
su papel es el de acusador. Justo en Job 2:3 se dice de Satanás que solía “incitar”
a Job. El escritor bíblico pos-exílico encuentra en esto una sugerencia que
permite que Satanás sea el tentador en el caso de David.
El Cronista, observando cierta
injusticia en el relato de su fuente, puede ahora hacer que la tentación de
Satanás seguida por David sea la causa de la ira de Dios. Nuevamente debe
observarse que el creyente no ha de aceptar todo esto simplemente como una
evolución en el pensamiento del hombre; Dios estuvo muy activo en todas estas
modificaciones de pensamiento. Dios sigue siendo el Señor de la historia, y es
capaz de usar otras naciones (una lección muy buena de los profetas del siglo
VI a. de J.C.) para instruir a su pueblo.
Se
Debe Hacer La Pregunta Respecto Al Censo:
¿Qué tenía de malo que se tomara un censo? Hay que leer
entre las líneas del mismo relato para llegar a una respuesta tentativa.
Pareciera que Joab, pese a su cargo como general, era un hombre más perceptivo
que el mismo rey a estas alturas. El general expresó sus dudas con respecto al
censo, porque aparentemente tenía la mira de fortalecer el control sobre el
pueblo por parte de la corona.
Una frase del general al rey hace que
esto sea factible: ¿no son todos siervos de mi señor? Un régimen
demasiado severo resultaría a la postre, durante el reinado de Salomón, en una
rebelión abierta del pueblo. Joab se percataba de esto, aunque el rey no.
NOTA: El censo fue de naturaleza
militar para saber el número de soldados, lo cual podría ser desechado por Dios
porque demostraba confianza en el número de hombres y no en el poder de Dios.
Matthew Henry, enumera seis
razones que han sido propuestas como posibles causas de la desaprobación de
Dios hacia el censo en Israel:
(1) David no contó
a los menores de 20 años, de acuerdo a 1 Crón.27:23-24.
(2) David no cobró
el medio siclo que debía pagar cada persona por su rescate cuando un censo era
conducido y lo cual evitaba que Dios trajera mortandad, según Éxodo 30:12-13.
(3) Algunos suponen
que David hizo el censo para levantar un impuesto para él mismo.
(4) Otros afirman
que David no tenía órdenes de parte de Dios de conducir el censo.
(5) Otros piensan
que el censo fue una afrenta a la promesa de Dios a Abraham que su descendencia
sería incontable.
(6) Henry afirma
que Dios no aprobó el censo porque David lo hizo con arrogancia,
engrandeciéndose por el número de soldados que comandaba.
El
v. 6 declara que Joab no tuvo a bien incluir a las tribus de Leví y Benjamín. El razonamiento
explícito del Cronista es que esto lo dejó de hacer Joab porque el mandato del
rey era detestable a Joab. Parece que esta explicación no era lo
suficientemente clara para los rabinos. Estos explicaban que Joab no quiso
incluir a los levitas y a los benjamitas porque pensaba que el censo iba a
resultar en la destrucción del pueblo.
Con
esta acción pensaba salvar por lo menos dos tribus. Es más, los
rabinos pensaban que posiblemente David pudiera haberle preguntado a Joab una
justificación por la no inclusión de los levitas.
Según estos antiguos exégetas, la
respuesta habría sido (hay que recordar que la pregunta es hipotética) de parte
de Joab:
“Los levitas no son contados entre los hijos de Jacob”. Ellos
tendrían razón si se refieren a la distribución de las tierras; a los levitas
no se les dio heredad. El que no fuesen contados entre los israelitas como
tribu es un asunto distinto.
Si David hubiera preguntado a Joab por
qué no incluía a los benjamitas, los rabinos ya tenían una respuesta lista para
Joab:
“porque ya Benjamín sufrió lo suficiente por el crimen contra aquella mujer en
Gabaa”. La idea era que si se castigaba a los benjamitas, no
quedarían los suficientes para sobrevivir como tribu. Esta clase de
razonamiento rabínico no proveía una exégesis muy sana que digamos.
Si el propósito del Cronista es el de
pintar a David como héroe, ¿por qué se usa esta historia? Si bien se puede
afirmar la predilección del Cronista por David, más puede afirmarse que su amor
principal es para con el templo. Esta historia sirve de vínculo con la idea del
establecimiento del templo en Jerusalén.
Ante
de ver la ira de Jehová primero veamos dos puntos de interés: La
autosuficiencia, y la incredulidad de David:
1) Autosuficiencia
De David:
Y
dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id,
haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de
ellos para que yo lo sepa. 1 Crónicas 21:2.
NOTA: 1 Cron. 21:1-4: En realidad Dios permitió que Satanás incitase a David a
realizar un CENSO de la población y David insistió en realizarlo a pesar del
Consejo de Joab (véase 2 Samuel
24:1). Si bien no era algo
inherentemente malo, tal acción demostraba que David confiaba más en el número
de sus guerreros que en Dios. El Censo se completó en unos diez meses (2 Samuel 24:5-8).
2 Samuel 24:1: El Censo
hecho por David, normalmente realizado por motivos tributarios o militares, se
incluye para describir los sucesos que condujeron a David a comprar el sitio
donde se edificaría el Templo. El pecado de David fue que él puso su fe en la
fuerza numérica en lugar de Dios. Aun Joab reconoció que aquella era una
decisión NECIA (V.3). Incitó. Fue
el mismo Satanás[1] quien incitó[2] a David para que contase al pueblo (véase 1 Crón. 21:1-4).
Amigos, a Dios no le agradaba cuando
David tomó un censo porque David no estaba deleitándose en el Señor; estaba
deleitándose en su propia fuerza. Así que lo que le motivó a contar el pueblo
fue el terrible pecado de la incredulidad. David estaba confiando en números en
vez de confiar en Dios. A pesar de su buen juicio, Joab siguió la orden de
David y llevó a cabo el censo de las personas.
Por
lo tanto, Joab, se marchó y recorrió todo Israel, y vino a Jerusalén. Entonces Joab
dio la cuenta del número del pueblo a David. Había en todo Israel un millón
cien mil hombres que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil
hombres que sacaban espada.
Pero no contaba Leví y Benjamín entre
ellos, porque la orden del rey era abominable a Joab (1 Crónicas 21: 4-6). En
todo Israel eran 1’100,000 hombres de guerra, y en Judá había casi 500,000.
Antes,
cuando Moisés había tomado el censo, tenían un mísero 603,000 hombres. Así que ¡David tenía un
millón más de hombres que tenía Moisés! Qué contraste a David, el
niño pastor. Cuando él llegó al campamento y vio el gran gigante pavoneándose y
desafiando a Israel; este pequeño niño pastor no tomó un censo. Él no contó
cuántos estaban en el ejército filisteo y luego tratar de averiguar sus probabilidades
de ser capaz de eliminarlos todos.
Sólo
dijo:
"lo
haré". ¿Cómo es que tenía el valor? Bueno, él confió en el
Señor. Amigo mío, uno no se siente la necesidad de Dios cuando tiene un millón
de hombres de pie con usted respaldándole. Pero cuando enfrenta a un gigante y
tiene en sus manos solamente una honda y cinco piedras, usted sabe que necesita
a Dios.
Ese fue el pecado de David – en vez de
creer que Dios proveería para él; prefirió confiar en los números.
2)
Incredulidad De David:
Este
pecado de incredulidad era el mayor pecado de David.
Estoy consciente de que este hecho no se
registra con muchos hoy en día. De la misma manera que señalamos con el dedo a
David por su pecado con Betsabé, también señalaríamos con el dedo a un miembro
de la iglesia que llega a un servicio tambaleándose, obviamente borracho.
Pero uno puede entrar a un servicio
religioso dominical en la incredulidad y nadie se daría cuenta. Y lo que es
peor, si su incredulidad se conociera, no se consideraría un asunto serio.
Mi amigo, Dios nos dice aquí que Él
considera la incredulidad el asunto más serio. ¿Por qué? Porque Satanás siempre está detrás de la
incredulidad. Él pone la incredulidad en nuestros corazones y mentes
para que no confiemos en Dios. Él siempre nos está instando a poner nuestra
confianza en los hombres, en los ejércitos, en el dinero, en otra cosa que no
sea Dios:
· Muchas personas hoy en día confían
en los cálculos y no en el Creador.
· Confían en la computadora y no en el
Cristo.
· Confían en números
y no en
el nombre del Señor.
Esto es el
pecado de las estadísticas.
II. El Censo Provoca La Ira De Jehová. 1 Cron.
21:7-14:
Si bien el censo incitado por Satanás
produjo disgusto en Joab (v. 6), aún más el ceder de parte de David a tal
tentación fue muy mal visto por Dios (v. 7). El escritor bíblico post-exílico
refleja fielmente la sensibilidad espiritual de David vista en 2 Sam. 24:10 al
hacer que David se arrepienta ante Dios por su pecado. Pareciera que el
sufrimiento de su pueblo (v. 14) hizo que David reaccionara.
“Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su
corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto;
mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he
hecho muy neciamente”.
(2 Samuel 24:10)
Fuera
este arrepentimiento anterior o posterior al sufrimiento del pueblo (ver 2 Sam.
24:10-14), es obvio que era una actitud genuina de David:
“Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su
corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto;
mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he
hecho muy neciamente… Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino
palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David, diciendo:… Vé y dí a David:
Así ha dicho Jehová: Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que
yo la haga… Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres
que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante
de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu
tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado… Entonces
David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová,
porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres”. (2 Samuel
24:10-14).
Con
todo y esto, el Cronista se interesa sobremanera por indicar claramente el
desagrado de Dios por el censo. Esto, ineludiblemente, hace que David luzca
mal. Es loable por parte del Cronista que, pese a su interés por ver a David
favorablemente, se apegue a la verdad histórica y teológica vista en el libro
de Samuel.
Joab
no quería conducir el censo porque sabía que los censos no eran aprobados por
Dios; pero el mandato del rey prevaleció y el censo fue conducido. Al terminar
el censo David se dio cuenta de que había pecado; la expresión de David
demuestra que el censo era considerado un grave pecado ante Dios, y que David
esperaba un castigo grande de parte de Dios. A lo cual Dios presentó tres
castigos a David para que escogiera uno de ellos:
(1) siete años de hambre;
(2) tres meses de persecución por
parte de los
enemigos;
(3) una epidemia de tres días.
David
consideró que la epidemia vendría directamente de la mano de Dios y que no
pondría al pueblo a merced de sus enemigos; era mejor caer en las manos de Dios
que en las manos de los enemigos de Israel.
El
hambre
haría al pueblo de Israel depender de otros pueblos y aun ser sometido por
otros pueblos; también la persecución podía ser usada por los
enemigos de Israel para castigar al pueblo. La epidemia traería muertes, pero
el peligro cesaría después de los tres días.
La
epidemia
causó la muerte de 70,000 hombres; pero antes que murieran más personas, Dios
paró su castigo. Dios cambió de parecer acerca de aquel mal; la razón por la
cual Dios paró el castigo fue que tuvo misericordia de aquella gente. Fue
precisamente en la era de Arauna el jebuseo donde la mano del ángel se detuvo
por orden de Dios. Fue en ese lugar que David ordenó construir el templo de
Dios (1 Crónicas 21:28; 2 Cron. 22:1).
David
había estado orando para que Dios detuviera su castigo; David sabía que la
culpa era suya solamente, y pidió a Dios que librara al pueblo de más castigo y
que castigara únicamente a él y su familia.
David
no sabía en ese momento que Dios había tenido misericordia y había detenido el
castigo. Es posible que David todavía se encontrara orando cuando vino a él Gad
el profeta, con la orden divina de que David fuera y erigiera un altar en la
era de Arauna. David inmediatamente fue a comprar la era y edificar allí un
altar a Jehová.
El
Papel De Gad, El Profeta, Es Importante En Este Relato.
Tanto la fuente del Cronista como el
mismo escritor de nuestro texto aluden al hecho de que Gad era vidente de
David. No era extraño que en la corte del rey hubiese un profeta que le ayudara
a interpretar la voluntad de Dios. Es claro que el Cronista quiere mantener la
idea de que un rey en pecado necesita de un profeta.
La posibilidad de escoger entre tres
formas de castigo compete al profeta darla al rey. Puede ser que David
escogiera la peste a manos de Dios en lugar de derrotas militares a mano de
hombres, porque reconocía contra quién había pecado en último análisis. Era
justo que el pecado contra Dios fuese castigado por Dios mismo.
Sea esto como fuere, es importante
reconocer que David, a diferencia de otros reyes, no buscaba en su vidente sólo
palabras halagadoras o lisonjeras sino palabra de Dios. Ciertamente Gad no era
simplemente un profeta asalariado.
III. Se Aplaca La Ira Contra El Pueblo. 1 Cron. 21:15-27:
Aunque el Cronista aborda algunos de los
mismos elementos en esta historia que su fuente deuteronómica, la descripción
de aquél es mucho más detallada, y según algunos, más históricamente atinada
que los relatos anteriores.
Hay quienes piensan que 2 Samuel 24 no
es una de las partes más antiguas de dicho libro; por eso puede ser que el
relato del Cronista, basándose en otras fuentes antiguas, refleje más
atinadamente la situación original.
Toda
Esta Narración Es Una Excelente Unidad.
La relación fluye rápidamente de una
idea a la siguiente. Incluidas están las del ángel dispuesto a destruir la
ciudad de Jerusalén con peste (vv. 15-17), el arrepentimiento de David (v. 17),
la compra de la era de Ornán, oriundo de Jerusalén (vv. 18-25). Debe ser
evidente a primera vista que el propósito real en narrar esta historia es el de
establecer un lugar donde se construiría el templo futuro.
Todo esto fue lo que hizo que Dios
cambiara de parecer respecto al mal que había pensado (v. 15); también Dios
proveyó los medios para que David erigiera un altar en el mismo lugar de la era
de Ornán. Finalmente, el que este lugar estuviera destinado a ser el local del
futuro templo, hizo que Dios detuviera la mano del ángel (v. 27).
El mismo Cronista no deja fuera sus
huellas en la elaboración de esta historia. Cuando agrega Jehová miró (v. 15)
se evidencia la mano editora del Cronista. También, la misma teología tardía
del Cronista se deja ver en relación con el ángel. El que el ángel esté entre
el cielo y la tierra (v. 16) refleja una postura respecto a los ángeles que
sólo se ve en las tradiciones muy tardías.
Las pocas veces que se menciona a
ángeles en las tradiciones primitivas, éstos siempre asumen la forma
antropomórfica o sea la de hombres. En la teología pos-exílico los mensajeros
de Dios (ángeles) carecen de estos elementos más primitivos. El que este ángel
esté entre el cielo y la tierra implica algo de este elemento trascendente.
Además, es comúnmente sabido que en las
tradiciones primitivas del AT., los ángeles nunca sirven de mensajeros entre
Dios y sus profetas. El que en este relato el ángel se interponga entre Gad y
Dios (v. 18) no puede menos que indicarnos ciertos matices teológicos post-exílicos.
Holocaustos Que No Nos Cuestan Nada 2 Samuel 21:24.
Los holocaustos ofrecidos a Jehová que
no nos cuestan nada son presentados diariamente en nuestro medio:
1. Regalamos
nuestras ropas usadas y gastadas al ropero de la iglesia, creyendo que somos "muy
caritativos".
2. Cuando piden alimentos para paliar una
emergencia en la iglesia, ofrecemos los productos más baratos de plaza, aunque
sean de mala calidad.
3. Al solicitarse horas de trabajo voluntario
para cualquier ministerio de la iglesia, ofrecemos una o dos horas semanales,
cuidando de no sacrificar tiempo de esparcimiento y de ocio "merecidos"
por trabajar tanto.
4. Meditemos en nuestras ofrendas a Dios, y ofrezcamosle holocaustos dignos de su grandeza.
Concluimos:
David
Aprendió Bien Su Lección. Escúchenlo:
Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es
confiar en Jehová que confiar en príncipes. (Salmo 118: 8-9).
Pero
David era tan humano como nosotros. Confiamos en Dios para la salvación,
pero no confiamos en Él para los problemas de la vida. David miró a su
alrededor a sus enemigos y se preguntó si su ejército era lo suficientemente
grande. Se olvidó por un momento que su Dios era lo suficientemente grande para
todos los gigantes y todas las naciones que lo amenazaban.
Así
que, en un momento de falta de fe, David tomó un censo. ¿Cuántas veces
usted y yo hemos tomado un censo? Nosotros realmente no hemos confiado en Dios,
y hemos puesto nuestra fe en otra cosa.
Nuestra autosuficiencia nos lleva muchas
veces a la ruina cuando, hacemos las cosas sin consultar a Dios como muchos siervos: José en Ahí, como David en el censo,
entre otros.
___________
[1] H7854
שָׂטָן = satán: de H7853; oponente,
opositor; especialmente (con el art. prefijo) Satán, Satanás, el archienemigo
de lo bueno:- adversario, enemigo, Satanás.
[2] H5496 סוּת = sut: tal vez denominativo de H7898;
propiamente perforar, i.e. (figurativamente) estimulante; por impl. Seducir:- apartar,
engañar, incitar, persuadir, quitar. (Strong).
-
J. Vernon McGee.
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
11//08//2016.
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