Parte I:
LA DOCTRINA DEL ESPÍRITU SANTO:
(Hechos 5:3)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
“Y dijo Pedro: Ananías,
¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieras al Espíritu Santo, y
sustrajeses del precio de la heredad?”.
(Hechos 5:3)
Introducción:
Hoy en día hay muchos desacuerdos acerca del Espíritu
Santo.
En su búsqueda de Dios, muchas personas sienten grandes emisiones y tienen
ciertas experiencias, y las atribuyen a la obra del Espíritu Santo. Se afanan
por experimentar una vida más completa y quieren conocer al “Espíritu Santo
más a fondo”. Pero son ignorantes de cómo Él obra. Por eso,
lamentablemente, muchos están involucrados en prácticas que realmente son
contrarias a la Biblia.
Ejemplos:
Juan, espera poder hablar en lenguas, porque
se le dice que esto indica “la llenura del Espíritu Santo”, y que por no hablar
en lenguas le falta victoria en la vida cristiana.
Marcos, dice que “siente el poder del Espíritu Santo”
cuando va al culto aunque está viviendo en pecado.
Irma, siente dudas de que las sanidades de
que oyen de la iglesia vecina sean sanidades auténticas.
¿Qué
les diría usted a Juan, Marcos, y a Irma?
En medio de esta confusión de diferentes
ideas y doctrinas referentes al Espíritu Santo, es de suma importancia saber lo
que la Biblia enseña.
Estudiemos lo que enseña la Biblia.
Dejemos que la Biblia sea la autoridad suprema y final que termina todo
argumento. Posiblemente tenemos que poner a un lado nuestra creencia y
preferencias. Seamos como los de Berea que escudriñaron “cada día las Escrituras para ver si estas
cosas eran así”.
Este estudio va a ser de varias secciones, a través
del estudio, vamos a hacer preguntas y luego contestarlas.
I. ¿Quién
Es El Espíritu Santo?:
La Biblia Claramente Enseña Que El Espíritu Santo Es
Dios En Todo Sentido:
Notemos
La Historia De Ananías:
Primero, Pedro dijo que Ananías había
mentido al Espíritu Santo (Hechos 5:3). Después dijo que había mentido a Dios
(Hechos 5:4)
Pedro no hizo ninguna distinción entre
el Espíritu Santo y Dios
1 Corintios 3:16; y 2 Corintios 3:3 lo llaman
el “Espíritu
de Dios”.
La Deidad del Espíritu Santo se hace aún
más evidente cuando vemos que se le atribuyen los atributos que solamente son
de Dios.
Por
Ejemplo: Hebreos
9:14 habla del “Espíritu
Eterno”. 1 Corintios 2:10 agrega:
“porque el
Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. Es decir que
todo lo sabe. Salmo 139: 8 y 7 declara que el Espíritu está en todo lugar: “¿A dónde me
iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiera a los cielos,
allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás”.
También
el Espíritu Santo es Incomprensible. Nuestros esfuerzos por conocer y
comprender al Espíritu siempre se verán
frustrados porque somos humanos de mente limitadas. Él es Dios y no cabe dentro
de nuestra capacidad mental. Por ejemplo, yo no puedo comprender que el
Espíritu es Eterno, que siempre ha existido. Pero así es.
El Espíritu no es un dios inferior
al Dios Todopoderoso. Sólo hay un Dios Verdadero (Isaías 44:6; Marcos 12:29).
El Espíritu Santo, como también Jesús, forma parte de esa Deidad tan
Incomprensible. Las siguientes citas bíblicas confirman que el Espíritu Santo y
Jesús se entrelazan en una unidad con el Dios Padre: (Juan 1:1, 2; Juan 1:14, 18; Juan 14:7-11; Mateo 28:19;
Colosenses 2:9 y Romanos 8:9).
La mente humana nunca podrá entender
como el Dios de la Biblia puede ser un Solo Dios y al mismo tiempo manifestarse
en Tres Personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) que igualmente son cada uno
reconocido como Dios:
1.1. LA
BIBLIA AFIRMA QUE EL ESPÍRITU SANTO ES PERSONA:
Es falsa la doctrina que afirma que el
Espíritu Santo es solamente una fuerza activa [los Testigos De Jehová,
entre otros…] de Dios. La Biblia claramente lo representa como una Persona.
Repetidas veces, cuando habla del
Espíritu Santo, usa el pronombre “él”[1].
“Pero cuando venga el
Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de Verdad, el cual
procede del Padre, él[1] dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26).
“Pero cuando venga el
Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia
cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que
habrán de venir. El me glorificara; porque tomará de lo mío, y os lo hará
saber”
(Juan 16:13, 14).
También
se sabe que el Espíritu Santo es persona por lo que hace. Los textos
citados anteriormente dicen que Él dará testimonio de Jesús, que Él guiará a
toda la verdad, que Él hablara lo que oyere, y que Él glorificará a Jesús.
Además, Hechos 13:2, 4 nos dice claramente: “Dijo el Espíritu Santo: Apárteme a Bernabé y a Saulo
para la obra a que los he llamado… Ellos entonces, enviados por el Espíritu
Santo…”. En Hechos 16:6-7.
También vemos cómo el Espíritu Santo
actuó como persona y guió a Pablo y Silas:
“Les fue
prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a
Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió…”.
No es difícil ver que una fuerza [la doctrina de los Testigos de
Jehová, y otras sectas] sin Personalidad no pudiera hacer tales cosas.
Otra prueba de que el Espíritu es una
persona es por lo que nosotros le podemos hacer a Él.
Nota:
lo que sigue: “No apaguéis al Espíritu” (1
Tesalonicenses 5:19). “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios…”
(Efesios 4:30). Es posible apagar y contristar al Espíritu Santo. Una fuerza
sin personalidad no puede sentir la emoción de ser contristado.
NOTA: La
función del Espíritu Santo, no es glorificarse a sí mismo, sino a Jesucristo.
Glorificar significa Revelar a la persona. (Juan 16:14).
Ambos términos, “no apagar” y “no contristar”
afirman que el Espíritu Santo tiene una voluntad perfecta que él
desea que nosotros cumplamos. Él se siente triste cuando nosotros rechazamos su
dirección. Ananías le mintió al Espíritu Santo (Hechos 5:3), pero no puedo
engañarlo porque el Espíritu Santo todo lo sabe. Está claro que no se le puede
mentir a una simple fuerza.
1.2. EL
ESPÍRITU SANTO TAMBIÉN ES ESPÍRITU:
Al decir que Dios es espíritu, estamos
diciendo que Él no tiene un cuerpo visible como el nuestro, a menos que Él
mismo escoja Revelarse así en ciertas ocasiones. Recordemos una vez cuando el
Espíritu quiso manifestarse en la forma corporal de una paloma (Lucas 3:22).
Nosotros
también somos seres espirituales. Cada uno de nosotros tiene un “espíritu, alma
y cuerpo” (1 Tesalonicenses 5:23). El Espíritu Santo es espíritu, y
Él se comunica con nosotros por medio de nuestro espíritu, gracias a Dios. Él
está cerca y puede hablar con nosotros. No sólo está cerca, sino que está
dentro de cada persona que está entregada al Señor Jesucristo.
Para que pueda estar con todos nosotros
al mismo tiempo, es necesario que sea Espíritu y Dios. Vamos a ver algunos
textos que confirman esta verdad emocionante:
“Os daré corazón nuevo, y
pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón
de piedra, y os daré un corazón de carne… Y pondré dentro de vosotros mi
Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los
pongáis por obra”.
(Ezequiel 36:26-27)
“os conviene que yo me
vaya, porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7).
Sin duda, a los discípulos les era
difícil creer que hubiera algo mejor que tener a Jesús con ellos en persona.
Pero sí era mejor que Él se fuera porque así cada uno podría tener consigo este
Consolador[2]
dondequiera que estuviera. Era mejor también porque estaría dentro de cada uno
todo el tiempo.
En 1 Corintios 3:16, Pablo nos dice: “¿No sabéis
que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros” y
en 1 Corintios 6:19 sigue ampliando la misma verdad: “¿O Ignoráis que vuestro cuerpo es templo
del Espíritu Santo, el cual está en vosotros…?”.
NOTA: 1 Corintios 3:16: Templo de Dios: Aquí
la iglesia local es vista como un templo de Dios, inhabitado por el Espíritu;
en 6:19, el individuo es templo de Dios.
1 Corintios 6:19: vuestro cuerpo es templo. Agudo contraste
con el templo de Afrodita en Corintio, donde las sacerdotisas eran prostitutas.
La Biblia demuestra claramente que el
Espíritu Santo es Dios, que es una persona y que se comunica con nosotros
porque es espíritu.
No puedo pensar en algo más hermoso que
tener el Espíritu Santo dentro de mí, guiándome en todo lo que hago. No sé de
usted, pero yo quiero aprender a escuchar más su voz y obedecer mejor.
II. ¿Cómo
Se Manifestaba El Espíritu Santo En Otras Épocas?
¿Cómo Se Manifestaba El Espíritu Santo Antes Del Día
De Pentecostés?
El Espíritu Santo estaba presente en la Creación
(Gn.1:2) y participó en ella (Génesis 1:26).
En el Antiguo Testamento el Espíritu
Santo “vino
sobre” ciertas personas para capacitarlos para llevar a cabo ciertas
obras especiales. Esto significa que su poder obraba a través de ellos de tal
manera que fueron útiles al Señor más allá de su capacidad humana.
Veamos
Algunos Ejemplos:
1) De Bezaleel, se dice en Éxodo 31:3: “Y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en
inteligencia, en ciencia y en todo arte” para poder
dirigir la obra de la construcción del tabernáculo.
2) David, mismo afirmó que el Espíritu Santo le
inspiraba cuando él escribía los Salmos: “El
Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua”
(2 Samuel 23:2). 2 Pedro 1:20, 21 respalda lo mismo. Todos los autores de
la Biblia escribieron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
3) Josué (Números 27:18); Gedeón (Jueces 6:34); Saúl
(1 Samuel 10:6; 11:6); Ezequiel (Ezequiel 11:5) y Daniel (Daniel 4:8), todos son
ejemplos de personas que hicieron algo más allá de los que fueron posible
humanamente.
Fue por el poder
del Espíritu Santo que vino sobre ellos.
4) Miqueas,
hizo una distinción entre su profecía y las profecías de los falsos profetas,
diciendo:
“Más yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová…” (Miqueas 3:8).
5) Saúl, (1
Samuel 10:6) “Entonces el Espíritu de Jehová vendrá
sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre”. La venida del
Espíritu Santo sobre Saúl lo designaba como el verdadero sucesor de los jueces.
El Espíritu de Dios se apartó. 1 Samuel 16:14. “El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y
le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová”. Se apartó. La presencia del Espíritu Santo en
el Antiguo Testamento, era selectivo y temporal, mientras que hoy es Universal
y permanente entre los creyentes (véase Jueces 3:10).
NOTA. Jueces 3:10: El Espíritu de Jehová vino sobre muchos personajes en
tiempos del Antiguo Testamento., como ocurrió aquí con Otoniel (compare Jueces
6:34; 11:29; 13:25; 1 Sam.10:9-10; 16:13; 1 Crón.12:18). Él Espíritu también estuvo en ciertas
personas (Núm. 27:18; Dn.4:8; 6:3; 1 P.1:11) y llenó a algunos para cierto servicio
especial (Éx.31:3; 35:31). El Señor describe esas relaciones como que el Espíritu
estaba “con”
ellos en contraste con Su morada permanente en todos los creyentes a partir del
día de Pentecostés (Juan 14:17).
Más cerca al tiempo de la Venida del
Espíritu Santo, tenemos los ejemplo de Juan el Bautista (Lucas 1:15) y de
Simeón (Lucas 2:25) que fueron llenos del Espíritu Santo.
Así que, como resumen, podemos decir que
antes de Pentecostés el pueblo de Dios en general no tenía la presencia del
Espíritu Santo como nosotros hoy la podemos gozar. Solamente unas pocas personas
que Dios escogió para obrar especiales tenían el Espíritu Santo en el Antiguo
Testamento. Hay lapsos de cientos de años donde la Biblia no menciona de
ninguna persona que fuera apoderado por el Espíritu Santo.
2.1. DIOS DIO PROMESAS DE LA VENIDA DEL ESPÍRITU
SANTO:
Muchos años antes del día de
Pentecostés. Ezequiel profetizó de la Vanidad del Espíritu, diciendo: “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:27). Colosenses
1:26, 27 y 1 Pedro 1:10-12 nos da a entender que los profetas del Antiguo
Testamento supieron que algo mejor venía, pero no podían comprenderlo
completamente. Ellos entendieron que lo que ellos anunciaban no iba a cumplir
durante su vida, sino que era para otros en un tiempo futuro.
La noche antes que Jesús fuera
Crucificado, Él quiso consolar y preparar a sus discípulos para su salida del
mundo. Jesús siempre había estado con ellos enseñándoles cómo debían vivir y
guiándolos por su ejemplo. Él sabía que en seguida todo iba a cambiar de una
manera radical. En ese momento importante Jesús dijo: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene
que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7).
Después, cuando estaban juntos por la
última vez antes que él ascendiera diera al cielo, Jesús instruyó a sus
discípulos y “les
mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre,
la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo[3] dentro de no
muchos días… Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:4, 5, 8).
Así que, Jesús claramente prometió que
él iba a enviar al Espíritu Santo para acompañar a cada uno de ellos. Esto no
iba a ser posible hasta que él regresara al cielo para ser glorificado (Juan
7:39).
III. ¿Siempre
Se Manifiesta El Espíritu Santo De La Misma Manera?:
La
respuesta es obvia es “no”. La obra del Espíritu Santo fue
diferente antes del día de Pentecostés que después. En el día de Pentecostés
vemos la inauguración de la época del Espíritu Santo. Cuando la Iglesia fue
establecida, su obra cambió a la de guiar y fortalecer a todo cristiano fiel.
Algunos protestaron, citando Hebreos
13:8:
“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Creen que
eso comprueba que siempre se deben ver los milagros y señales que se vieron en
la Iglesia Primitiva.
Obviamente este versículo está diciendo
que el carácter y persona de Jesús no cambiarán nunca. No está afirmando que él
se manifestará ni obrará siempre de la misma manera. Es claro que ambos el
Espíritu Santo y Jesús han obrado en manera diferente épocas del calendario de
Dios.
Como hemos estado viendo, el Espíritu
Santo obró y se manifestó diferente en el Antiguo Testamento que en el día de
Pentecostés. Jesucristo es la misma persona y tiene la misma personalidad que
siempre ha tenido, pero esto no implica que él ahora está haciendo lo mismo que
hizo durante la época del Antiguo Testamento. Lo que Jesús hizo durante el
Antiguo Testamento y lo que él hace hoy en día no es lo mismo que hizo durante
los 33 años cuando estuvo aquí en la tierra.
Sucedieron cosas que no han de ser
normalmente porque era un tiempo de cambio. Por ejemplo, cuando se tiene una
inauguración de una clínica, frecuentemente se da un bocado de pan y un
refresco a los invitados. No es lógico esperar que así tratará a los que
lleguen a la clínica una semana después, ¿verdad que no? En el día de mi
matrimonio servimos una cena [tamales y chancho al horno, y un aperitivo] a los
que fueron invitados. Esto se hace una vez, pero ya estoy casado y no hay
sentido en tener otro almuerzo porque la boda no se vuelve a celebrar.
Así
fue la Venida del Espíritu Santo. En un día determinado vino el Espíritu
Santo, la Iglesia Nació. No tiene que volver a nacer la Iglesia, sólo nace una
vez. Antes del día de Pentecostés el Espíritu Santo todavía no había Venido,
pero en ese día vino sobre toda carne que creía en Jesús.
Ya no tiene que volver a venir. No
necesitamos otro “Día de Pentecostés”, así como tampoco es necesario que
Jesús nazca en Belén cada año.
3.1. ES ERRÓNEO CREER QUE EL ESPÍRITU SANTO TIENE QUE MANIFESTARSE AHORA COMO SE MANIFESTÓ EN
EL DÍA DE PENTECOSTÉS:
Ahora queremos analizar una doctrina
errónea que nació del error de creer que el Espíritu Santo tiene que
manifestarse ahora como se manifestó en el día de Pentecostés. Generalmente
incluye estos tres puntos:
1- Enseña que el bautismo
del Espíritu sucede después de haber nacido de nuevo y que es un suceso
por aparte.
2- Enseña que la evidencia
de tener el bautismo del Espíritu Santo es hablar en lenguas.
3- Enseña que
esperar, rogar y buscar con anhelo el bautismo del Espíritu Santo son requisitos básicos para recibirlo.
Así
que, tres palabras: “después, evidencia y
requisitos” resumen
esta doctrina que ahora queremos evaluar.
Vamos a ver algunas porciones del Nuevo
Testamento que aclaran que estos tres puntos de doctrina están equivocados.
La
Biblia Enseña Que:
1- Normalmente el
Espíritu Santo es dado al mismo tiempo que uno entrega su vida a Dios. Romanos
8:9 dice: “y
si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. Si somos
cristianos nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19 y 2
Corintios 6:16). Hechos 11:17 muestra que el Espíritu Santo es dado a los que
han creído en el Señor Jesús.
En Efesios 1:13
dice:
“habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.
En ninguna parte de la Biblia se exhorta a los cristianos a recibir al Espíritu
Santo, ¡ya lo tiene!
2- No todos han de
hablar en lenguas, 1 Corintios 12:28-31 aclara que tal como no todos son
maestros o profesores, tampoco todos han de hablar en lenguas.
Hablar en lenguas no es señal ni pruebas de madurez. En 1 Corintios
1:7 Pablo dijo que a ellos no les había falta ningún don espiritual, pero al
mismo tiempo que eran carnales (3:1). Hablaban en lenguas, pero había
divisiones, inmoralidad, llevaban a juicio el uno al otro, había problemas
matrimoniales, abusaban de la Cena del Señor y había falta en el atavío de las
mujeres. Pablo claramente afirma que el hablar en lenguas no es el don
espiritual más importante (1 Corintios 12:31; 14:1).
3- No es necesario rogar y clamar a Dios para
recibir al Espíritu Santo. En Lucas 11:11-13 vemos que Dios lo da con mucho
gusto a aquellos que se lo pidan. El no da su Espíritu por medio (Juan 3:34).
No es necesario comportarnos como los profetas de Baal (1 Reyes 18:26-29) para
recibirlo. Él lo da en el momento que la persona nace de nuevo y limpia su
templo para ser morada de Dios.
El Nuevo Testamento subraya la importancia de que
creamos en Jesús y le obedezcamos. El énfasis no está en buscar una cierta
experiencia que hará innecesaria o fácil la obediencia. En Juan 7:37-39; Hechos
11:17; Gálatas 3:2, 14 y en Efesios 1:13 nos explica cuál es el requisito
principal, para recibir al Espíritu. Es creer en Jesucristo. En cuanto a la importancia
de la obediencia, Hechos 5:32 dice claramente: “el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a
los que le obedecen”.
Entonces concluimos que es errónea la
doctrina “después,
evidencias y requisitos”. El único lugar donde posiblemente se
podría hallar algo que aparentemente daría base a esta doctrina es en el libro
de los Hechos, capítulo 2, 8, 10 y 19. (Por cierto, los que enseñan esta
doctrina, utilizan mucho el libro de los Hechos para defenderla). El campo no
alcanza para tratar estos cuatro capítulos en este escrito. Queda claro hoy que
Dios no siempre se manifiesta en la misma forma.
Queda
claro que uno recibe al Espíritu Santo en el día que nace de nuevo. Queda claro que
no todos hablarán en lenguas. Quede claro que no es necesario esperar, rogar ni
buscar el recibimiento del Espíritu Santo.
Queremos analizar los capítulos
mencionados arriba, para ver qué es lo qué es lo que enseñan.
Al estudiar el libro de los Hechos, es
importante recordar que el pueblo de Dios estaba en transición. Estaba cambiando
de la ley a la gracia, de santos del Antiguo Testamento a santos del Nuevo
Testamento, de un cuerpo de sólo judíos a un cuerpo compuesto de judíos y
Gentiles, todos iguales en Cristo.
Es importante comprender que el libro de
los Hechos no es epístola, sino histórico. No es un escrito de mandamientos,
sino una narración. Por eso es importante comparar las doctrinas del libro de
Hechos con las enseñanzas de los evangelios y las epístolas. La interpretación
más correcta de la Biblia es comparar escritura, con escritura.
Si el Espíritu Santo hubiera querido,
por ejemplo, cuando inspira a Lucas a Escribir en el libro de los Hechos “y hablaban en
lenguas”, fácilmente habría podido agregar al texto: como lo deben
hacer todos los cristianos siempre. Pero no lo hizo.
Ahora Vamos a Ver Las Historias En Estos Cuatro
Capítulos Del Libro De Los Hechos [Más conocido
como los Hechos del Espíritu Santo]:
HECHOS 2:
En este capítulo vemos que los 120: “estaban
todos unánimes juntos” (esperando la Venida del Espíritu Santo que
Jesús había prometido). “Vino del cielo un estruendo como de un viento recio que
soplaba…, y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose
sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron
a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”.
LOS VERSÍCULOS 5 al 13,
cuentan lo que sucedió cuando una multitud multinacional de judíos de por lo
menos 14 regiones diferentes se congregó para investigar el origen del
estruendo que escucharon. Los apóstoles empezaron a explicarles lo que había
sucedido, y la gente se sorprendió aún más, diciendo “les oímos nosotros hablar cada uno en
nuestra lengua en la que hemos nacido”. Fue entonces que Pedro predicó su famoso mensaje.
Vamos
a Comparar Lo Que Sucedió Con La Doctrina Que Estamos Evaluando:
1- ¿Vino el Espíritu Santo después de ser salvo? Sí recibieron
el Espíritu Santo después de ser salvos. (En Lucas 10:20 Jesús dijo que los
nombres de sus discípulos estaban escritos en los cielos). Pero debemos
recordar que hasta ese día no había dado el Espíritu Santo.
2- ¿Hablaron en lenguas como evidencia de tener el Espíritu
Santo?
Sí hablaron en
lenguas, pero no sólo esto. También hubo un viento recio y se les aparecieron
lenguas como de fuego sobre sus cabezas.
3- ¿Tuvieron que esperar y desear con anhelo el bautismo del
Espíritu? Lo
que estaban esperando porque todavía no había sido dado. No se ve evidencia de
rogar y orar especialmente para recibir al Espíritu. Estaban esperando con
confianza en el cumplimiento de la promesa tal como Jesús les había dicho “dentro de no
muchos días” (Hechos 1:5).
En ninguna otra ocasión en el libro de
los Hechos se mencionan los tres fenómenos del día de Pentecostés:
- el viento,
- la llama
sobre la cabeza, y
- el hablar
en lenguas.
Los 3,000 que creyeron más tarde, el
mismo día, no experimentaron las mismas evidencias de la Venida del Espíritu
Santo. ¿Será que estos que creyeron y recibieron el Espíritu Santo más tarde
eran inferiores o menos entregados al Señor que los 120 discípulos? ¿Será que
les hacían falta estas evidencias del Espíritu Santo para poder agradarle?
¿Será que les hacía falta esperar y orar más para recibir estas evidencias del
Espíritu Santo? NO.
El propósito de estos milagros de Dios
era para comprobar y autenticar que lo que había sucedido era algo nuevo y
único. La venida del Espíritu Santo no era una cosa ordinaria. Nunca había
sucedido antes, y una vez llegado, no volvería a suceder de la misma manera. No
era invención de los hombres. Sin duda era la obra de Dios.
HECHOS 8:
Hechos
8:
Narra la historia de cómo los primeros samaritanos se convirtieron. Felipe el
nuevo diácono, había ido a Samaria. Muchos samaritanos recibieron su mensaje de
Salvación. “Cuando
los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la
Palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido,
oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había
descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en
el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu
Santo”. (Hechos 8:14-17).
Véase Parte II:
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