domingo, 21 de agosto de 2016

Parte I: Los Dones Espirituales: (1 Corintios 12:4-7; Marcos 9:33-37; 2 Timoteo 2:20,21)

Parte I:
Los Dones Espirituales:
(1 Corintios 12:4-7; Marcos 9:33-37; 2 Timoteo 2:20,21)


Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo… Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo… Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo… Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”.
(1 Corintios 12:4-7)

Introducción:
“¿Qué habilidad tiene usted?” Esta pregunta, formulada a un amigo mío en una entrevista laboral, buscaba determinar si él encajaría en un determinado puesto. De inmediato, pensó en sus capacidades y talentos, con la esperanza de enfatizar aquellas cualidades particulares que poseía y que podrían contribuir al éxito de la compañía.
¿Qué pasaría si  ya tuviéramos el conjunto de habilidades requerido para llevar a cabo lo que Dios quiere que hagamos? Bueno, en realidad… ¡lo tenemos! Los DONES ESPIRITUALES que poseemos, sumados a nuestras experiencias, capacitación, tales innato y un corazón sumiso configuran a un individuo único que tiene las habilidades necesarias para las “buenas obras” que el Señor “preparó de antemano” (Efesios 2:10).

En el instante de nuestra salvación, el Espíritu Santo nos equipa a cada uno con un don espiritual [1 Pedro 4:10; 1 Corintios 1:7] sin igual. Escondidas en este don están las riquezas que Dios nos quiere dar en esta vida y en la eternidad. Por medio de nuestro don llegamos a conocer a Dios más íntimamente y el mundo ve con más claridad la evidencia de Dios en nosotros. Dios quiere que sepamos, que comprendamos y que usemos nuestro don, porque sólo por medio de Él podemos lograr la grandeza para la cual Él nos diseñó.

1.      Don[1] = Carisma (χάρισμα):

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. (1 Cor. 12:4-6).
La palabra griega traducida "don" es carisma, de donde proviene la palabra charis, "gracia". Los dones espirituales proceden de la gracia de Dios. Cada don es tan sin igual como lo es la persona a la cual le es dado, y sin embargo, todos los dones llevan la marca del Espíritu de Dios. El Espíritu Santo es el dador de los dones y el poder detrás de la práctica de los mismos, pero siempre obra a escondidas, nunca enfocando la atención hacia Sí mismo. Su obra es siempre la de glorificar al Hijo (Jn. 16:14).
De la misma manera que los dones son tan sin iguales como los que los reciben, así las manifestaciones de los dones son tan sin iguales como las vidas de quienes los reciben. La manifestación o "ministerio" viene de la palabra diákonos, "uno que lleva a cabo las órdenes de otro". La palabra se usaba para referirse a un sirviente o servidor de mesas. En el ejercicio de nuestro don, somos las manos y los pies del Hijo de Dios, quien "vino no para ser servido, sino para servir" (Mr. 10:45). La función de cada don es cumplir un ministerio, servir, no como un trabajo forzado, sino como un servicio voluntario al Señor Jesucristo y para Su gloria.
Cuando servimos en la plenitud del Espíritu Santo, habrá resultados, afectaremos a otras personas. La palabra "operaciones” de este versículo viene de la palabra griega que indica poder en operación. Energeia, de la cual se deriva la palabra "energía" es usada en el Nuevo Testamento únicamente para indicar un poder sobrehumano. Es el poder que nos hace eficaces en la vida, y cuando somos eficaces, Dios el Padre es glorificado.

“Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”.
(1 Cor. 12:7)

2.      “Cada Uno”:[2]

La frase "cada uno" es hekastos; significa absolutamente a todos y a cada uno. A cada persona que cree [Recibe a Cristo como Su Señor y Salvador] en Jesucristo le es dado un don espiritual. Nadie jamás ha sido, ni nadie jamás será una excepción. La palabra "dado"[3], de didomi, nos recuerda que los dones espirituales, como todo lo demás en la vida cristiana, son un don, un producto de la gracia.
La palabra "manifestación" viene de phaneróo, que significa "revelar, aclarar". Phanerosis es usado en el Nuevo Testamento para describir las apariciones de Dios, las revelaciones o Su esencia (Mr. 16:12; Jn. 2:11, 9:3; 1 Tim. 3:16; 1 P. 5:4; 1 Jn. 3:5, 5:8). Nuestro don espiritual es un canal para la manifestación de Dios, primero a nosotros y luego a los demás. Cuando usamos nuestro don, Dios sacia nuestra sed, revelándose a nosotros en formas que no se revela a nadie más. Luego se revela a quienes nos rodean en formas que no puede hacerlo a través de ninguna otra persona.
El don espiritual de cada persona  es una manifestación de algo invisible: el poder del Espíritu Santo. Aunque el poder en sí es invisible, las evidencias del poder serán vistas con claridad. Como dijo Jesús a Nicodemo en Juan 3, no podemos ver el viento cuando sopla, pero podemos ver sus efectos. El Espíritu es el viento, nosotros somos los efectos del viento.

Dones Espirituales:
A. "El Don del Espíritu" y "Dones Espirituales".
1. La frase "el don del Espíritu Santo" se refiere a la salvación y tiene que ver con el hecho de que el Espíritu Santo mora en nosotros y también a la relación del creyente en la familia de Dios (Hch, 2:38, 29).
2. La frase "los dones del Espíritu Santo" se refiere al servicio y tiene que ver con el poder que da energía que capacita del Espíritu Santo y con la comunión con Dios (1 Cor. 12:7, 11).
3. No podemos tener dones espirituales sin tener salvación y la morada del Espíritu en nosotros. Nadie tiene un don espiritual antes de ser salvo.

B. Los Dones Espirituales y la Unidad.
1. Hay un solo Espíritu que da todos los dones espirituales (1 Cor. 12:4, 7, 11).
2. Hay un Señor sobre todos los dones (1 Cor. 12:5), Del don otorgado a cada creyente debe surgir el servicio y el ministerio. Ya que los creyentes son el cuerpo de Cristo, todo servicio del cristiano es una continuación de las cosas que Jesús "comenzó a hacer y enseñar" en la carne sobre esta tierra (Hch. 1:1).
3. Hay un solo Dios que da el poder y hace que los dones sean eficaces (1 Cor. 12:6). El ministerio producirá resultados. El griego energeo es la raíz de dos palabras usadas en 1 Corintios 12: 6, 7: "para provecho" y "operaciones", y Dios es quien está detrás de ambas.
4. Todos los dones tienen una meta: edificar o levantar el cuerpo de Cristo (1 Cor. 12:7; Ef. 4:12,13).
5. Todos los dones obran por un poder y una motivación: el amor (1 Cor. 13:1-3).

C. Descripción de los dones.
1. Un don espiritual es una habilidad o capacidad dada a cada creyente para cumplir alguna área de servicio para la edificación del cuerpo de Cristo (Ef. 4:7-16).
2. Los dones espirituales son dados soberanamente por el Espíritu Santo en el instante de ser salvos; de esta manera Su ministerio a cada creyente es personal (1 Cor. 12:7, 11).
3. El creyente nunca puede perder su don espiritual ni le puede ser quitado (Rom. 11:29).
4. Los dones espirituales no son parte de los talentos naturales. Los talentos se relacionan con el nacimiento físico, los dones espirituales se relacionan con el nacimiento espiritual. Los dones espirituales son sobrenaturales (1 Cor. 1:26-29, 2:12-14).
5. Los dones del Espíritu son distintos del fruto del Espíritu (Gál. 5:22, 23). La presencia de un don es evidencia de que mora en nosotros el Espíritu, pero la presencia del fruto es evidencia de la plenitud del Espíritu. Los dones espirituales pueden ser imitados; el fruto del Espíritu, no. A menos que haya fruto, la práctica de los dones es inaceptable a Dios (1 Cor. 13:1-4). Los corintios exteriorizaban todo don espiritual (1 Cor. 1:7) y enfatizaban mucho el ejercicio de los dones espirituales (1 Cor. 12-14), pero eran totalmente carnales (1 Cor. 3:1). Es mucho mejor buscar el fruto que el don. Donde hay fruto, el don funcionará. Pablo llama a esto "un camino aún más excelente" (1 Cor. 12:31).
6. Veinte distintas categorías de dones espirituales son mencionadas en Romanos 12; 1 Corintios 12; Efesios 4. En 1 Pedro 4:11, Pedro agrupa todos los dones en dos tipos: comunicación y servicio.
La Escritura también distingue entre dones temporarios* y permanentes (1 Cor. 13:8-10; Heb. 2:1-4).
Las tres categorías de dones temporarios eran:
-   profecía, que era el medio para completar el canon de las Escrituras;
-  conocimiento, que era la habilidad de conocer la verdad antes que fuera registrada en la Escritura; y
-  lenguas, la habilidad de hablar en idiomas desconocidos para el que hablaba. Las lenguas eran dadas específicamente como una advertencia a la nación de Israel (Isaías 28:11[4]).
7. Los dones espirituales deben ser desarrollados o "avivados" (2 Tim. 1:6). Esto implica preparación y práctica. Romanos 12:6-8 enfatiza que cada creyente debe ministrar de acuerdo con su propio don y no debe tratar de entrometerse en obras para las cuales no ha sido dotado. El día vendrá cuando Dios nos preguntará a cada uno:¿Qué han hecho con lo que les di?” (1 Cor. 12:7, 11, 18).

NOTA: *Temporal: Que dura por algún tiempo; que pasa con el tiempo, que no es eterno. (Diccionario: De La Lengua Castellana).

El cristiano es llamado a vivir para Cristo, a reflejar Su carácter, a darse a otros con el amor de Él. El Espíritu Santo nos da a cada uno el poder de exhibir algún aspecto especial de Jesucristo. Nadie tiene un don exactamente igual al de otra persona. No existe otro factor en nuestra vida que pueda tener un impacto sobre el mundo como lo puede tener la práctica de nuestro don especial.
Esta manifestación del Espíritu nos es dada a cada uno para cumplir un propósito inmediato, lo que Pablo llama "provecho". Esta es la traducción de la palabra griega: sumfero, una combinación de sun, "juntos" y fero "llevar una carga". Significa "aquello que es provechoso".

En Efesios 4 Pablo nos dice que los dones espirituales son dados con el propósito de edificar la Iglesia, el cuerpo de Cristo. No podernos cumplir nuestro destino sin la práctica de nuestros dones espirituales, y por lo tanto, es absolutamente esencial que sepamos cuáles son éstos.
Si en serio queremos descubrir nuestros dones y alcanzar grandeza espiritual, hemos de abocarnos a la tarea no de encontrar los dones, sino de esperar en el Dador que los reparte:
- estudiando la Palabra,
- desarrollando la actitud de un siervo,
- estando dispuestos a hacer las tareas que ningún otro quiere hacer,
- buscando ser el último y el menor.

3.      La Enseñanza De Jesús A Sus Discípulos:

Aprendamos la lección que el Señor una y otra vez trató de enseñar a Sus discípulos: En el sistema de Dios el camino hacia arriba es el camino hacia abajo.

“Y llegó a Capernaúm; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor”. (Mr. 9:33, 34).

Esta no fue la primera vez, y no sería la última, que los discípulos dejaron que su deseo de recibir reconocimiento y de ser aplaudidos interfiriera con el anhelo del Señor de hacerlos grandes.
En Marcos 9:1-32 vemos los eventos que motivaron esta "discusión" de los discípulos. Pedro, Santiago y Juan acababan de tener una experiencia cumbre. Jesús los había llevado a la cima de una montaña y se había transfigurado delante de ellos. Habían visto a Elías y a Moisés conversando con el Señor Jesucristo en Su gloria. Habían escuchado la voz de Dios.
Al mismo tiempo que ellos veían estas maravillas, los otros discípulos se encontraban en el valle, concentrados en un intento inútil de tratar de quitarle un demonio a un niño. Estaban fracasando a la vista de una expectante multitud.
Cuando regresaron Jesús y los tres discípulos lo primero que escucharon fueron las quejas de la multitud contra los discípulos. El Señor, recordando a los presentes que "al que cree todo lo es posible" (Mr. 9:23), hizo salir al espíritu inmundo. Marcos 9:30 nos dice que entonces Jesús y sus discípulos se dispusieron a recorrer Galilea. En el camino empieza a contarles de Su próxima traición y muerte y resurrección.

Imaginémonos la escena: algunos discípulos habían recibido un tremendo privilegio mientras a los otros les había sido imposible realizar una tarea que debieran haber podido hacer. Así que tres discípulos se sienten en una cumbre espiritual y los demás se sienten deprimidos cuando Jesús empieza enseñar la lección más crítica que jamás podrían aprender. El Señor les explicaba lo que más tarde Pablo llamaría los puntos más importantes del evangelio (1 Cor. 15:3-5). En este momento las circunstancias de los discípulos, sus triunfos o sus fracasos, ni importaban. La cuestión era Cristo Jesús, y lo que importaba era lo que Jesús trataba de enseñarles.

Pero los discípulos no escuchaban, estaban preocupados. ¿Por qué no se maravillaron de la grandeza de Jesucristo? Porque estaban maravillados de su propia grandeza; estaban preocupados con lo importante que ellos mismos aparentaban ser. Cuando estamos ensimismados en nosotros mismos, no seremos impactados con Jesucristo, y no reconoceremos nuestra necesidad de escuchar la Palabra de Dios.
Así que Jesús, sabiendo que no le estaban escuchando, los pregunta a Sus discípulos, "¿Qué disputabais?"[5]. Dialogiomai viene de una palabra que puede referirse a una simple conversación, o a un argumento o disputa entre varias partes.
Aquí todos los discípulos eran parte de una disputa. El tiempo imperfecto indica que siguieron discutiendo. Una y otra vez siguieron provocándose unos a otros. Jesús caminando tranquilamente comienza a enseñar. Les dice: "Miren, hombres, quiero que comprendan que voy a subir a Jerusalén. Seré traicionado y seré crucificado..." y detrás de Él, Pedro le da un codazo a Juan y le dice: "Yo soy el mayor". Y el Señor dice: "Me pondrán en una tumba y después de tres días resucitaré". Y Mateo se acerca de atrás, le da un empujón a Pedro y le dice: "A que no".

Hablando bajito, creyendo que Él no se da cuenta, los discípulos siguen discutiendo: "Yo soy más importante que tú. Yo he trabajado más, he visto cosas maravillosas, he hecho esto y he hecho aquello".

Véase Parte II:

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