miércoles, 18 de mayo de 2016

EL EVANGELIO Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA VIDA:
(Romanos 12:1—15:13; 12: 1-21)




Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Deberes Cristianos:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional…  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta…”.
(Rom. 12:1-21)

INTRODUCCIÓN: 
Pablo ha mostrado que el evangelio que él predica tiene poder para transferir a los cristianos del reino del pecado y la muerte al reino de la justicia y la vida.
Pero esta transferencia, como Pablo ha señalado (Romanos 6:11-23; 8:12, 13), no absuelve a los cristianos de la responsabilidad de vivir esa justicia que con tanta gracia es otorgada en el evangelio. Dios está obrando para transformarnos a la imagen de su Hijo (Romanos 8:29), pero nosotros también debemos tomar parte en este proceso, trabajando para hacer que esta transformación sea real en nuestras vidas diarias.
De ahí que la sección de Romanos 12:1—15:13 encaje tan bien en la presentación que Pablo hace del evangelio; por cierto, su presentación sería incompleta sin ella. Una nueva forma de vivir no es la consecuencia del evangelio, sino parte de ese evangelio cuyo propósito es producir “la obediencia de la fe” (Romanos 1:5).
La apelación inicial de Pablo encierra la esencia de lo que significa vivir como un creyente en Cristo (Romanos 12:1, 2).
Luego siguen apelaciones específicas relacionadas con la unidad y los dones (Romanos 12:3-8), el amor tanto entre los creyentes como a los no creyentes (Romanos 12:9-21), la actitud hacia los gobernantes (Romanos 13:1-7) y, una vez más, el amor (Romanos 13:8-10).
En Romanos 13:11-14 Pablo regresa a lo que comenzó en 12:1, 2, con otro recordatorio de la naturaleza de los tiempos en que viven ahora los creyentes en Cristo. El culmina esta sección de la carta con una extensa reprensión a los fuertes y los débiles en la iglesia en Roma (Romanos 14:1—15:13).
Es claro que en esta última sección Pablo escribe teniendo en mente específicamente la situación de los cristianos romanos. Las apelaciones anteriores (caps. 12—13) no están dirigidas tan claramente a la situación en Roma.
Aun aquí, no obstante, aunque Pablo indudablemente está resumiendo en forma general algunos temas básicos de la vida cristiana, hay ciertas alusiones a las necesidades y problemas de la iglesia romana.

I.       Con Relación A Nosotros Mismos:

12:1, 2 El Corazón Del Asunto: Una Mente Renovada:
El ruego de Pablo de que transformemos nuestras vidas no viene de la nada. Es sólo en vista de las misericordias de Dios que su ruego se vuelve relevante y que nuestra obediencia a él es posible. Cuando reconocemos todo lo que Dios ha hecho por nosotros en su Hijo, a lo que Pablo se ha referido en los caps. 1—11, nos damos cuenta de que ofrecernos nosotros mismos a Dios como sacrificio vivo es, verdaderamente, un acto de culto racional (logiken). La palabra vivo nos recuerda lo que Dios nos ha hecho: somos personas que ahora estamos vivas “para Dios en Cristo Jesús” (Romanos 6:11). Pablo nos anima a ver toda nuestra vida cristiana como un acto de adoración. No es sólo lo que se hace el domingo dentro del edificio de una iglesia lo que “rinde honor” a Dios, sino lo que Dios y el mundo ven en nosotros todos los días y a cada momento de la semana.

El v. 2, aunque gramaticalmente es paralelo al 1, en realidad explica con más detalle cómo debe realizarse esta entrega de nosotros mismos en sacrificio. Lo que se requiere es nada menos que una transformación total de nuestra cosmovisión. Ya no debemos ver la vida en términos de este mundo, el reino del pecado y de la muerte del cual hemos sido transferidos por el poder de Dios (ver Romanos 5:12-21), sino en términos del nuevo reino al que pertenecemos, el reino regido por la justicia, la vida y el Espíritu. Aunque estamos viviendo en el mundo, ya no somos “del mundo” (Juan 17:15, 16).
La esencia del éxito en la vida cristiana es la renovación de nuestra mente para que podamos comprobar cuál sea la voluntad de Dios, es decir, reconocer y poner en práctica la voluntad de Dios para cada situación que enfrentemos.
Dios no nos ha dado a los creyentes en Cristo un complejo conjunto de reglas para guiarnos. Nos ha dado su Espíritu quien está trabajando para cambiar nuestros corazones y nuestras mentes desde adentro, para que nuestra obediencia a Dios sea natural y espontánea (ver Romanos 7:6; 8:5-9; Jeremías 31:31-34; 2 Corintios 3:6, 7; Efesios 4:22-24).

II.     Con Relación a La Iglesia:

12:3-8. Humildad y Dones:
El propósito de Pablo en esta sección es motivar a la unidad entre los cristianos, fomentando una actitud de humildad y respeto los unos por los otros, particularmente en cuanto a la posesión y el uso de los dones espirituales. Pablo nos insta a no tener un alto concepto de nosotros mismos, sino a observarnos honesta y objetivamente. Debemos medirnos, no en comparación con los demás, sino conforme a la medida de la fe (metron pisteos).
Algunos interpretan que esta expresión designa las diferentes cantidades de fe que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros. El contexto, no obstante, sugiere que Pablo habla aquí de nuestra común fe cristiana, en comparación con la cual cada uno de nosotros debe medirse. Cuando hacemos esto, el compararnos a nosotros mismos con otros creyentes se vuelve relativamente poco importante, particularmente al tener en cuenta que Dios ha dado diferentes dones a los miembros de la iglesia, el cuerpo de Cristo (4, 5). Lo que se necesita es reconocer, dentro de la iglesia, la hermosa diversidad y complementariedad dadas por Dios y guiadas por el Espíritu (ver 1 Corintios 12:4-31 donde se encuentra un énfasis similar).
Aunque Pablo no menciona aquí implícitamente el papel que desempeña el Espíritu, su participación queda implícita en la referencia a los dones (charismata; cf. Romanos 1:11; 1 Corintios 12:7-11). Pablo menciona dones específicos, en otros dos lugares (1 Corintios 12:7-11, 28; Efesios 4:11), y una comparación de estos textos revela que en ninguno de ellos pretende dar una lista exhaustiva. En cambio, en cada uno Pablo elige ejemplos que serán relevantes a su propósito.
NOTA: Romanos 12:6–8: Los dones del Padre para ti, DONES* ESPIRITUALES. Los dones son colocados en la Iglesia como recursos para ministrar al cuerpo donde sea más necesario. Este pasaje despliega los dones del Padre, dados a cada persona como un medio para poder llevar su propósito a nuestra vida. ¿Qué dones te interesan más? (Rom.8:2; 1 Cor.12:8-10; 1 Cor.12:28).

Etimología.
*G5486 χάρισμα = járisma: de G5483; dádiva (divina), i.e. liberación (de peligro o pasión); (específicamente) concesión (espiritual), i.e. (subjectivamente) calificación religiosa, o (objetivamente) facultad milagrosa:- dádiva, don. (Strong).

La meta de Pablo en este momento es animar a cada cristiano a que use sus dones con energía y en la forma adecuada, y que no se preocupe por los dones que puedan tener los demás, o la forma en que ellos puedan estar usándolos:

De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;… el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. (Rom. 12:6-8: RV1960)

Romanos 12: 6-8: Dones En La Iglesia:

1) La profecía:[1] (6b) es el don de transmitir a otros creyentes en Cristo la verdad que Dios ha comunicado al profeta (ver 1 Corintios 14:1-32).

2) Servicio:[2] Comprende tanto a aquellos cuyos dones especiales los capacita mejor para atender al cuerpo en sus necesidades materiales; como a aquellos que prestan cualquier tipo de servicio a los demás en la iglesia (1 Cor.12:5).

3) La enseñanza:[3] Se refiere tanto a aquellos especialmente dotados para escudriñar e instruir en la verdad revelada de la Palabra de Dios, independientemente de la función pública que ejerzan, como a los maestros profesionales (Ef.4:11).

4) El que exhorta:[4] Describe a aquellas personas cuyos dones innatos los califican para aplicar las verdades de Dios a situaciones particulares alentando a otros; o a aquellos (como los ministros) que han sido llamados para dedicarse por completo a la atención de la iglesia.

5) El que reparte:[5] que no aparece en la relación de 1 Corintios o Efesios, se refiere a quienes están dotados para contribuir al sostén emocional o material de otros; o a los dotados de abundantes medios financieros para apoyar la obra del evangelio.

6) El que preside:[6] Se refiere a quien está dotado para orientar en todas las esferas de la vida; o a aquellos que tienen a su cargo funciones administrativas (1 Cor.12:28), o posiblemente aun a los diáconos (Filp.1:1).

7) El que hace misericordia:[7] Define a quienes poseen el don de una fuerte sensibilidad; o a aquellos llamados a desempeñar funciones especiales en organismos cristianos de asistencia y ayuda.

8) Con alegría:[8] Alerta a quienes poseen estos dones a no dejarse dominar por la depresión o la apatía.

NOTA. V.8: alegría, hilarotes  Strong G2432: Compare «bullicioso» e «hilaridad». Gracia, regocijo, gozo, benevolencia, afabilidad, jovialidad, alborozo. En algunas culturas primitivas los traductores de la Biblia definen hilarotes como, «el corazón se está riendo y los ojos están danzando».
La palabra se ha usado a menudo para designar el porte alegre de aquellos que visitaban a los enfermos, y de aquellos que daban limosnas. La persona que exhibe hilarotes es como un rayo de sol que ilumina la habitación del enfermo con calor humano y amor.

Ahora bien el dar algunos dones no estamos indicando si son transitorios o permanentes, el estudio  hemos querido presentarlo tal como está en las Escrituras, ya que hay muchos problemas en algunos como actuarían frente a algunos dones, para servicio de la iglesia del Señor, si usted nota usando las citas bíblicas, hay creyentes que no lo aplican en sus vidas personales, la iglesia está sufriendo mucho por alejarse de los dones  que el Señor ha dado a su iglesia por medio de su Santo Espíritu de Dios, por tanta confusión ya casi ni se aplica algunos de los dones  ya mencionados, los creyentes han entrado a un estado de estancamiento tanto por aquellos que han hechos mal uso de los dones, como aquellos que no prefieren aplicarlo para el servicio de la iglesia, por temor a que dirán; solo señalaría el de hospedaje, y alimento [busque su hotel, y su comida que Dios lo bendiga].

III.    Con Relación A La Sociedad:

12:9-21. Amor:
Estos versículos no siguen todos un mismo tema, ya que Pablo habla sobre varios componentes de esa “voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” que los cristianos con mentes renovadas deben comprobar (2b). Pero tienen un tema central: la exigencia de amar a los demás que se anuncia en el v. 9 y que, por lo tanto, sirve como encabezamiento para la sección entera. Aunque no es posible establecer una demarcación rígida, podemos dividir esta sección en dos partes principales:
·      los vv. 9-16, y
·      los vv. 17-21:
ü  Los primeros centran la atención más en las responsabilidades de los cristianos en relación con otros cristianos,
ü  Mientras que los últimos (según se anticipa en el v. 14) la centran en las relaciones con los que están fuera de la iglesia.
La cantidad de paralelismos cercanos con las enseñanzas de Jesús (cf. especialmente el v. 14 con Mateo 5:44 y el v. 21 con Mateo 5:39) sugiere que Pablo quizá esté reflejando un conjunto de indicaciones relativas a la ética que eran comunes en las primeras épocas del cristianismo.
Un amor sin fingimiento es un amor genuino y sin engaño (ver también 2 Corintios 6:6; 1 Timoteo 1:5; 1 Pedro 1:22), la clase de amor que surge de un corazón y una mente renovados. La expresión aborreciendo lo malo y adhiriéndoos a lo bueno (9) quizá sea explicativa de lo que es un amor sincero, pero probablemente se trate de dos mandatos independientes.

Comenzando en el v. 10: Pablo anima a los cristianos a buscar el amor sincero y hacer el bien en sus relaciones con los demás creyentes. La frase en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros, es similar a lo que Pablo dice en Filipenses 2:3b: “estimad humildemente a los demás como superiores a vosotros mismos”. La similitud entre este ruego y el v. 3 sugiere que Pablo ya tiene puesta la mirada en los problemas de desunión dentro de la iglesia en Roma (ver Romanos 14:1—15:13).

La diligencia (v. 11), en las cosas de Dios siempre debe caracterizar a los creyentes en Cristo, como caracterizó a nuestro Señor (ver Juan 2:17). El medio para mantener fuerte esta diligencia o celo se expresa en el mandato siguiente, que puede traducirse mejor como “permitir que el Espíritu Santo nos incendie (o nos haga arder)” (Cranfield; la RVA y otras versiones en castellano difieren, interpretando que pneuma no se refiere al Espíritu Santo).
Este celo, que el Espíritu mismo hace arder en nosotros, nos llevará a servir verdaderamente al Señor.
Pablo ya ha hablado antes en Romanos sobre:
·      la esperanza (Romanos 5:2-10; 8:18-30):
·      la tribulación (Romanos 5:3, 4), y
·      la oración (Romanos 8:26, 27);
·      ahora recuerda brevemente a los creyentes en Cristo (12) la actitud recíproca correcta.
·      El amor sincero también lleva a hacer cosas prácticas para ayudar a los hermanos que están en necesidad (13; ver también 1 Juan 3:17, 18).

El v. 14, interrumpe el llamado a los cristianos a amar y hacer el bien unos a otros y anticipa lo que tratarán los vv. 17-21. La relación entre el mandato de Pablo: Bendecid a los que os persiguen, y la enseñanza de Jesús en el Sermón del monte (Romanos 5:44) es clara. El mandato de Jesús probablemente se haya convertido en un clásico en la instrucción cristiana de los primeros tiempos (ver también 1 Pedro 3:9).

En el v. 15 Pablo vuelve a las relaciones entre cristianos. La participación plena en los gozos y las tristezas de los otros creyentes es una marca del amor sincero por los hermanos y hermanas (10).
El problema es que los cristianos piensan demasiado en sí mismos. Pablo advierte nuevamente a los cristianos romanos sobre esto (cf. también los vv. 3, 10b) y los alienta a extender su preocupación hasta los humildes. La palabra que usa Pablo aquí (tapeinos) se refiere a los muchos cristianos del siglo I que poco podían jactarse en cuanto a bienes de este mundo, o posición social (ver Lucas 1:52; Santiago 1:10).
En la última parte de esta sección (17-21) Pablo hace un llamado a los creyentes a demostrar amor sincero (9) hacia quienes se oponen a ellos.
Repitiendo una vez más las enseñanzas de Jesús (Mateo 5:38-42; cf. 1 Tesalonicenses 5:15; 1 Pedro 3:9), Pablo prohíbe el pagar mal por mal (17a; cf. v. 19a). En cambio, nos insta a dar una respuesta positiva: Procurad lo bueno (lit. “las cosas buenas”; cf. Romanos 12:2b) delante de todos los hombres. Específicamente, el cristiano debería buscar mantener relaciones pacíficas con todos, cristianos o no cristianos por igual (cf. Proverbios 3:4; 2 Corintios 8:21).
No obstante, Pablo reconoce que nuestra libertad para hacerlo estará limitada por las actitudes de los demás y por nuestra necesidad de no comprometer nuestra integridad cristiana. La paz con los demás no debe ser obtenida al precio de nuestras convicciones o testimonio cristianos. Por ello agrega: en cuanto dependa de vosotros.

Pablo agrega a su segunda prohibición (19a) una explicación de por qué es innecesaria esta venganza. Debemos recordar que servimos a un Dios soberano y justo, que ha prometido vengar los males hechos a aquellos que son maltratados en este mundo (Deuteronomio 32:35).
Por lo tanto, no deberíamos creer necesario asumir nosotros mismos el papel de vengadores, sino dejar lugar a la ira de Dios. (En gr. no se aclara que la ira es de Dios, pero esto es, sin duda, lo que Pablo quiere decir.)
Pablo cita Proverbios 25:21, 22 para reforzar su ruego de no tomar venganza. Nuevamente, como en el v. 17, el concepto es que los cristianos debemos hacer bien a nuestros enemigos, en lugar de vengarnos.
A través de esa bondad para con nuestros enemigos amontonaremos carbones encendidos... sobre su cabeza. Esta podría ser una referencia al futuro castigo divino: si el enemigo no es llevado al arrepentimiento por nuestras buenas obras, nuestras acciones bondadosas harán que la ira de Dios caiga en forma mucho peor sobre él. Pero el hecho de que somos nosotros, con nuestras buenas obras, los que amontonamos carbones encendidos sobre el enemigo sugiere que Pablo nos está presentando la esperanza de que nuestra bondad estimule vergüenza y arrepentimiento en el enemigo. El v. 21 (No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien) es una conclusión apropiada para esta sección e, indirectamente, para la totalidad de los vv. 3-20.

Notas: Los mandatos dados en los vv. 9-13 y 16-19 representan participios gr., una forma verbal que generalmente no indica un mandato. El uso que Pablo hace de ellos aquí quizá refleje la tendencia de muchos rabinos para utilizar el participio heb. Para dar un mandato. V.11. En vez de sirviendo al Señor (kurio), algunos manuscritos dicen “sirviendo al tiempo” (kairo) [La BJ da, como una variante, “Aprovechando la ocasión oportuna”]. Esta última lectura es ciertamente más difícil, lo cual muchas veces es una indicación de autenticidad, pero carece de suficiente apoyo externo.

V.20. El uso de los carbones ardientes para simbolizar vergüenza y arrepentimiento en Proverbios 25:22 puede derivar de un ritual egipcio en el cual la persona podía purgar su pecado llevando sobre su cabeza una fuente que contenía carbones ardientes.



Concluyo:
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”.
(1 P. 4:10)

V.10: Según el don. I.es, un don espiritual. Vea 1 Cor.1:7. Esta es la única vez que el término ocurre en el NT., fuera de los escritos de Pablo; ya que Pedro lo menciona.

NOTA: 1 Corintios 1:7: Don. I. es, don espiritual (compare 12:4-11). Los dones espirituales son capacidades que Dios da a los creyentes a fin de que puedan servirle. Todo cristiano tiene, a lo menos, un don (1 P. 4:10). En Corinto, todos los diversos dones se hallaban dentro del grupo. Los dones espirituales son tratados en Romanos 12:3-8; 1 Corintios.12:1-14:40 y Efesios 4:7-16.

___________
[1] profeteia = (προφητεία, G4394), significa la proclamación de la mente y consejo de Dios (pro = delante; femi = hablar: véase PROFETA); en el NT., se utiliza:
(a) Del don (p.ej., Rom.12:6; 1 Cor.12:10; 13:2);
(b) ya del ejercicio del don, ya de aquello que es profetizado (p.ej., Mt.13:14; 1 Cor.13:8; 14:6; 14:22 y 1Ts.5:20; 1 Tim.1:18; 4:14; 2 P.1:20-21; Ap.1:3; 11:6; 19:10; 22:7; 22:10; 22:18-19).
«Aunque mucha parte de la profecía del AT., era puramente predictiva, véase, p.ej., Miq.5:2, y cf. Juan 11:51, la profecía no es necesariamente, y ni siquiera primariamente, predicción. Es la declaración de aquello que no puede ser conocido por medios naturales (Mt.26:68), es la proclamación de la voluntad de Dios, tanto si es con referencia al pasado como al presente o al futuro, véanse Gn.20:7; Deut.18:18; Ap.10:11; 11:3». En pasajes tales como 1 Cor.12:28; Ef.2:20 , los «profetas» son puestos después de los «apóstoles», por cuanto no son los profetas de Israel los allí mencionados, sino los «dones» del Señor ascendido (Ef.4:8; 4:11; cf. Hech.13:1); el propósito del ministerio de estos profetas era el de edificar, consolar y alentar a los creyentes (1 Cor.14:3), en tanto que su efecto sobre los incrédulos era el de mostrar que los secretos del corazón del hombre son conocidos por Dios, para convencer de pecado, y constriñendo a la adoración (vv. 24,25). »Con el cierre del canon de las Escrituras es evidente que la profecía se ha acabado (1Cor.13:8-9). El maestro ha tomado, en su medida, el lugar del profeta, cf. el significativo cambio en 2 P.2:1. La diferencia es que en tanto que el mensaje del profeta era una revelación directa de la mente de Dios para la ocasión, el mensaje del maestro es tomado de la revelación finalizada, las Escrituras» (de Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, pp. 196-197).
[2] diakonia = (διακονία, G1248), oficio y obra del diakonos (véase, y también MINISTRO), servicio, ministerio. Se usa:
(a) de deberes domésticos (Lucas 10:40: «quehaceres»);
(b) de un ministerio religioso y espiritual:
(1) del ministerio apostólico (p.ej., Hech.1:17; 1:25; 6:4; 12:25: «servicio»; Hech.21:19; Rom.11:13);
(2) del servicio de los creyentes (p.ej., Hech.6:1: «distribución»; Rom.12:7: «servicio» y «servir»; 1 Cor.12:5; 16:15: «servicio»; 2 Cor.8:4: «servicio»; 2 Cor.9:1: «ministración»; v. 12: «ministración»; v. 13: «ministración»; Ef.4:12; 2 Tim.4:11); en sentido colectivo, de una iglesia local (Hech.11:29: «socorro»; Ap.2:19: «servicio»); del servicio de Pablo en favor de los santos pobres (Rom.15:31: «servicio»);
(3) del ministerio del Espíritu Santo en el evangelio (2 Cor.3:8: «ministerio»);
(4) del ministerio de los ángeles (Heb.1:14: «servicio»);
(5) de la obra del evangelio en general (p.ej., 2 Cor.3:9: «ministerio de justificación»; 2 Cor.5:18: «ministerio de la reconciliación»);
(6) del ministerio general de un siervo del Señor en la predicación y en la enseñanza (Hech.20:24: «ministerio»; 2 Cor.4:1: «ministerio»; 2 Cor.6:3: «ministerio»; 2 Cor.11:8: «para serviros», lit: «para vuestro servicio»; 1 Tim.1:12: «ministerio»; 2 Tim.4:5: «ministerio»); no definido en Col.4:17;
(7) de la Ley, como «ministerio de muerte» (2 Cor.3:7); de condenación (2 Cor.3:9: «ministerio»).
[3] didasko = (διδάσκω, G1321) se usa:
(a) absolutamente, de dar instrucción (p.ej., Mt.4:23: «enseñando»; Mt.9:35: «enseñando»; Rom.12:7: «enseñas»; 1 Cor.4:17: «enseño»; 1 Tim.2:12: «enseñar»; 1 Tim.4:11: «enseña»);
(b) transitivamente, con un objeto, tanto si se trata de personas (p.ej., Mt.5:2: «enseñaba»; Mt.7:27: «enseñaba»), y frecuentemente en los Evangelios y los Hechos, o las cosas enseñadas (p.ej., Mt.15:9; 22:16; Hech.15:35; Hech.18:11); tanto de personas como de cosas (p.ej., Juan 14:26; Ap.2:14; 2:20). Véase INSTRUIR.
[4] parakaleo = (παρακαλέω, G3870), primariamente, llamar a una persona (para = al lado; kaleo = llamar). Denota:
(a) llamar, rogar; véase ROGAR;
(b), amonestar, exhortar, apremiar a alguien a que adopte un curso de acción (siempre mirando al futuro, en contraste con el significado de consolar, que es retrospectivo, y que tiene que ver con alguna prueba ya experimentada), y se traduce «amonestar» en la rvr en 1 P.5:12. En la rv aparece, además de en la cita anterior, en Lc.3:18; 1 Tim.2:1; Jud.1:3: Véanse ALENTAR, ANIMAR, CONFORTAR (RECIBIR), CONSOLAR, EXHORTAR, LLAMAR, ORAR, RECIBIR (CONSOLACIÓN), ROGAR.
[5] metadidomi = (μεταδίδωμι, G3330), dar parte de, impartir (meta = con), distinto de dar. El apóstol Pablo habla de comunicar algunos dones espirituales con los cristianos en Roma (Rom.1:11: «para comunicaros», rv: «repartir con»), y exhorta a aquellos que ministran en las cosas temporales, que lo hagan compartiendo, y ello de manera generosa (Rom.12:8 : «el que reparte con liberalidad»; igualmente en Ef.4:28, donde se traduce «compartir», rv: «dar»; Lc.3:11; «dé»); en 1Ts.2:8 habla de sí mismo y de sus compañeros de misión como habiendo estado bien dispuestos a impartir a los convertidos tanto el evangelio de Dios como sus propias almas (esto es, compartiéndolas con ellos de manera que dieran sus fuerzas y sus vidas por ellos). Véanse COMUNICAR, DAR, ENTREGAR, REPARTIR.
[6] proistemi = (προΐστημι, G4291), presidir, gobernar; significa también mantener, y se traduce «ocuparse en buenas obras» (Tito 3:8; 3:14, rvr, rvr77, lba; rv: «gobernarse»; vm: «pongan solicitud»; Besson: «presidir»). La utilización de la frase kala erga, buenas obras, en las Epístolas Pastorales es decisiva para la traducción aquí de «buenas obras». Véanse GOBERNAR, PRESIDIR.
[7] eleeo = (ἐλεέω, G1653), relacionado con A, Nº 1, significa, en general, sentir simpatía con otra persona en su miseria, y especialmente simpatía manifestada en actos:
(a) En la voz activa, tener compasión o misericordia de, mostrar misericordia a (p.ej., Mt.9:27; 15:22; 17:15; 18:33; 20:30-31; tres veces en Marcos, cuatro en Lucas; Rom.9:15-16; 9:18; 11:32; Rom.12:8; Filp.2:27; Jud.1:22 ,23);
(b) en la voz pasiva, que se le dé a uno misericordia o compasión, alcanzar o recibir misericordia (Mt.5:7; Rom.11:30-31; 1 Cor.7:25; 2 Cor.4:1; 1:13; 1:16; 1 P.2:10). Véanse ALCANZAR, HACER MISERICORDIA, RECIBIR.
[8] ilarotes = (ἱλαρότης, G2432), alegría, buena disposición (similar a ilaros, véase C). Se usa en Rom.12:8 en la exhortación a cómo hacer misericordia. (VINE).
-    e-Sword-the. LEDD.
-    Biblia de Estudio RYRIE.
-    Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 18//05//2016.

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