EL MILENIO:
(Apocalipsis 20:1-15)
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Los Mil Años:
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo,
y una gran cadena en la mano… Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es
el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;… y lo arrojó al abismo, y lo
encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones,
hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un
poco de tiempo… Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron
facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio
de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a
su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y
vivieron y reinaron con Cristo mil años… Pero los otros muertos no volvieron a
vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección…
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la
segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios
y de Cristo, y reinarán con él mil años… Cuando los mil años se cumplan,
Satanás será suelto de su prisión,… y saldrá a engañar a las naciones que están
en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la
batalla; el número de los cuales es como la arena del mar… Y subieron sobre la
anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada;
y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió… Y el diablo que los
engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el
falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
El Juicio Ante
El Gran Trono Blanco:
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de
delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para
ellos… Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros
fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y
fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros,
según sus obras… Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el
Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno
según sus obras… Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta
es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue
lanzado al lago de fuego”. (Ap. 20:1-15)
I.
20:1-3. La Subyugación Del Dragón:
La descripción de
la subyugación del “dragón”
(Satanás) continúa sin una interrrupción el relato de la conquista de la trinidad
malvada que ha reunido a “los reyes de todo el mundo... para la batalla del gran
día del Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:14).
Esos
párrafos nunca debieron haber sido separados. Después del juicio del anticristo y
el falso
profeta y las multitudes que ellos han engañado, el enemigo final, o
sea el diablo,
que había inspirado la rebelión contra Dios, es objeto de atención. No es
necesaria ninguna gran lucha; un ángel le prendió, le ató con una cadena, lo
arrojó al abismo y lo cerró, y lo selló sobre él, un medio cuádruple de
asegurar que ha sido removido de todo contacto con la humanidad en la tierra
(sobre este simbolismo ver Isaías 24:21, 22).
Antes de empezar quisiéramos dar algún argumento
que se produce en la Iglesia sobre tres posturas [más resaltantes] de interpretar estos acontecimientos de los 1,000
años veamos:
Apocalipsis 20:2-4: A menudo se
refieren los mil años al milenio (del latín millennium, = "mil"). Cómo y cuándo tendrán lugar estos mil años se
explica en diversas formas entre los cristianos que estudian el tema. Las tres
opiniones más notables al respecto son el postmilenarismo, el premilenarismo y el amilenarismo:
(1) El postmilenarismo espera un período
literal de mil años en que la Iglesia traerá paz en la tierra. Al final de los
mil años, se pondrá en libertad a Satanás una vez más, pero luego Cristo
volverá para derrotarlo y reinar para siempre. La Segunda Venida de Cristo no
tiene lugar sino hasta que finalice el período de los mil años.
(2) El premilenarismo también ve los mil años
como un período literal, pero sostiene que la Segunda Venida de Cristo inicia
los mil años del reinado, que tiene lugar antes que se quite definitivamente a
Satanás.
(3) El amilenarismo
entiende el período de mil años como simbólico y que comprende el tiempo de la
ascensión de Cristo y su venida. Este milenio es el reinado de Cristo en el
corazón de los creyentes y en su Iglesia; esta es otra manera de referirse a la
era de la Iglesia. Este período terminará con la Segunda Venida de Cristo.
Estos diferentes puntos de vista acerca
del milenio no tienen por qué causar división y controversia en la Iglesia,
porque cada uno de ellos toma en cuenta lo que es más importante en el
cristianismo: ¡Cristo
volverá, derrotará a Satanás y reinará para siempre! Sea lo que
fuere y cuando fuere el milenio, Jesucristo unirá a todos los creyentes; por lo
tanto, no debemos permitir que este asunto nos divida. Como planteamos en
siguiente dibujo: ABC. RYRIE.
Como declara el texto, esto era para que no engañase
más a las naciones, hasta un momento decretado por Dios cuando será liberado
por un breve lapso, o sea hasta que se cumpliesen los mil años. La liberación,
así como la prisión, son el cumplimiento del propósito inescrutable de Dios.
Nota. El
reinado de Cristo de mil años. La atadura de Satanás por mil años coincide
con el “reino
de Cristo” por mil años (Apocalipsis 20:4). Este reino de mil años
ha recibido el nombre de “milenio” (mille significa “mil”
en lat.) y se llama “quiliasmo” a la doctrina (chilias es mil en
gr.).
La limitación de
reinado del Mesías a mil años no se encuentra en el AT., sino que el reino
sobre el cual él domina se representa típicamente como un reino de este mundo, centrado
en Jerusalén.
En Isaías 65:17-25*
y 66:22, 23** se habla de la creación de nuevos cielos y nueva tierra, pero la
descripción del reino de Dios se da totalmente en términos de este mundo (una
Jerusalén gozosa, longevidad humana, estabilidad en los hogares y el campo,
niños felices, animales pacíficos). Algunos autores apocalípticos enfatizan
este concepto de una nueva creación, de modo que entre los judíos es común
distinguir entre el reino del Mesías en este mundo y el reino de Dios en el
nuevo (aunque no sin el Mesías). Isaías Fecha: Profecía 740-680 a. C. Antes de
Apocalipsis 20.
NOTA: En *Isaías 65:16-25, se encuentra la
respuesta positiva de Dios para su pueblo y para la tierra que ha escogido para
manifestar en ella la gloria de sus designios. El cambio radical que se operará
se describe con la analogía de la creación de cielos nuevos y tierra nueva (v. 17).
La gloria del futuro cercano borrará todas las glorias del presente y del
pasado. En el v. 18 sería mejor traducir: Más bien, gozaos y alegraos para siempre en las cosas
que yo estoy a punto de crear.
La realidad de
cielos nuevos y tierra nueva se verificará de manera especial en la gloria de
Jerusalén (vv. 18-24) y de un cambio admirable de profundas consecuencias en la
naturaleza, en todo su santo monte (v. 25). El concepto de santo monte se hace
extensivo en el profeta a toda la tierra de Israel, y no solamente al monte
Moriah o al monte Sion. El v. 25 es casi una cita literal de la profecía en
11:6-9.
**El libro de
Isaías termina con una escena apocalíptica del juicio de Dios contra sus
enemigos que incursionaron en el territorio de Sion (Isaías 66:23 y 24). La
escena presenta a sus cadáveres expuestos a la vista de todo mortal que vaya a
Sion para postrarse delante de Jehová. Por las alusiones geográficas e
históricas se deduce que se refiere al Valle de Hinom (Guéihinom) nombre del
cual proviene la palabra Gehena en el NT. De estos hombres que se rebelaron
contra Jehová se dice que su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará. Y
serán un horror para todo mortal (v. 24).
Existía una gran
diversidad de opiniones sobre la duración del reino mesiánico entre los
rabinos. Se sugería que duraría 40 años (de acuerdo con los que estuvo Israel
en el desierto), o 400 años (tiempo en Egipto), o 4,000 (desde la creación
hasta el presente). Otros puntos de vista eran que duraría 365 días (Isaías
63:4 habla de un “día” de venganza y un “año” de redención) o 365,000 años (Salmo 90:4
habla de un día como mil años ante el Señor).
Este último pasaje llegó a ser combinado
con la idea de la historia como recapitulando la semana de la creación, seguida
por el reposo divino el sábado, de modo que los seis días de la historia
llevarían a un sábado histórico, el reino del Mesías, que a su vez sería
seguido de un octavo día sin fin. Este criterio se presenta en el cap. 15 de la
Epístola de Bernabé, una obra cristiana más o menos contemporánea al
Apocalipsis Para Juan los “mil años” probablemente indicaban el carácter
del reino de Cristo más que su duración, o sea que habla de su naturaleza como
el reposo sabático de la historia humana, y así se vincula con la enseñanza en
Hebreos del reino como el reposo sabático que espera al pueblo de Dios (Hebreos
4).
Sin duda, Juan habría sido confirmado en
esta interpretación por la lectura de Ezequiel 36—48, donde la restauración de Israel
a su tierra bajo el Mesías, el nuevo David (caps. 36, 37) es seguida por la
rebelión de Gog (caps. 38, 39) y la promesa de una nueva Jerusalén con un nuevo
templo (caps. 40—48). La oración que Jesús enseñó a sus apóstoles sería así más
importante aún (“venga
tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra”,
Mateo 6:10); y Juan también habría conocido las bienaventuranzas (“Bienaventurados
los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos...
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”;
Mateo 5:3, 5).
La exposición de Pablo sobre el reino de
Cristo en 1 Corintios 15:22-25 está estrechamente relacionada con la exposición
de Juan e indica la probabilidad de que sea una tradición establecida en la
iglesia primitiva.
Ciertamente, fue así en los primeros
siglos, pero algunos líderes cristianos destacados se oponían, favoreciendo
interpretaciones más extravagantes.
La interpretación de Agustín de que el
milenio es el período de la iglesia entre la primera y segunda venida de Cristo
llegó a ser la enseñanza oficial tanto de la Iglesia Católica como de las
reformadas.
Un Ejemplo Es El Comentario De Hendriksen Sobre El
Apocalipsis, Donde Identifica La:
· atadura de Satanás (Apocalipsis
20:1-3) con
su expulsión del cielo (Apocalipsis 12:9);
· los mil años del poder de la iglesia (Apocalipsis
20:4-6) con
su tiempo de triunfante testimonio (Apocalipsis 11:2-6; 12:14, 15);
· el ataque de los ejércitos de Gog y Magog (Apocalipsis
20:7-9) con la persecución de la iglesia
por el anticristo (Apocalipsis 11:7-10; 13:7, 8);
· la posterior destrucción de esos ejércitos (Apocalipsis
20:9) con el Armagedón (Apocalipsis
19:19-21); y
· el juicio final (Apocalipsis
20:11-15) con
el juicio mesiánico (Apocalipsis 14:14-20).
Esta es una plausible e interesante
interpretación del texto, pero parece incluir dificultades insuperables:
· En Apocalipsis
12:9 Satanás es echado del cielo, donde ya no podrá acusar más a los santos
delante de Dios, para caer en la tierra, donde se intensifica su guerra contra la
iglesia, porque su tiempo es corto; en
· Apocalipsis
20:1-3, es sacado de la tierra y encarcelado en el abismo, para que ya no pueda
corromper a la humanidad.
· El juicio de Apocalipsis
14:14-20 está en línea con los juicios mesiánicos de los últimos tiempos, sobre
todo con lo que ocurra en la venida de Cristo (Apocalipsis 19:19-21);
· mientras que el
juicio final de Apocalipsis 20:11-15 es sobre todas las generaciones de la
humanidad.
La derrota de los poderes del mal se describe
en el indivisible pasaje de 19:19—21:3, y eso ocurre en la venida de Cristo en
gloria, lo que es seguido por un reinado de mil años. Agreguemos a ellos la
imposibilidad de reconciliar la presunción de Juan, compartida en general por
los profetas, de que el Señor puede venir pronto (Apocalipsis 1:3; 22:20) con
la noción de que el reinado de mil años precederá su venida, lo que produce la
dificultad de atribuir a Juan este esquema interpretativo.
Juan sabía bien que el reino de Dios se
estableció por medio de la redención de Cristo (caps. 5; 12:10-12); el reino
que el Señor traerá en la Segunda Venida será el triunfo del que trajo por
medio de su ministerio encarnado, de allí la revelación de lo que ha estado en
el mundo desde la resurrección en adelante.
Entonces: ¿Por Qué Dios Permite
La Liberación De Satanás Al Fin De Los Mil Años?
Juan hubiera contestado: “Así está
escrito”. La profecía del ataque de Gog sobre Israel (Ezequiel 38,
39) se ubica después de la restauración del pueblo al reino.
Génesis 1—3 aporta mucho del simbolismo
de la ciudad de Dios en el Apocalipsis La meditación de Juan sobre esos caps. Pudo
haber sugerido que como se permitió a Satanás entrar al Edén para exponer la
naturaleza de los corazones humanos, del mismo modo se le permitirá hacerlo en
el paraíso final, de modo que toda la hostilidad a Dios puede ser expuesta
plenamente y ser aniquilada antes que su reino sea absoluto.
Como otros autores apocalípticos, Juan
debió haber sabido que la plenitud del reino de Dios no puede lograrse dentro
de las limitaciones de este mundo, ni aun en el paraíso restaurado; la meta de
la creación sólo puede ser alcanzada por medio de una restauración como la de
Cristo.
II. 20:4-6: El Milenio:
La descripción del reinado de Cristo es
extraordinariamente breve; nada se dice sobre las condiciones de vida en esos
mil años, salvo una simple afirmación de quién ejercerá el dominio en ellos.
Sin embargo, hay razón para creer que la extensa descripción de la ciudad de
Dios en Apocalipsis
NOTA: V.4. Las Almas de los decapitados por causa
del testimonio de Jesús. Estos serán mártires de los días de la Tribulación,
quienes compartirán las delicias del Reino Milenial.
NOTA: V.5: Los otros
muertos.
Los malvados serán resucitados y juzgados después del Milenio (vv.11ss.). La
Primera Resurrección. Esto se ha de unir con el final del v.4, siendo el v. 5ª.,
como un paréntesis. Esta Resurrección incluye a los justos que hayan muerto
durante el período de la Gran Tribulación. Se llama “la primera” en contrate con la
de los impíos, no como un solo acontecimiento, sino como un “orden” que
tiene su cumplimiento en tres distintos:
1) en la Resurrección de Cristo (compare
Mt.27:52-53; 1 Cor.15:20);
2) En el Arrebatamiento de la Iglesia (1
Cor.15:51-52; 1 Ts.4:15-17);
3) Inmediatamente antes del Milenio
(Ap.20:4).
Las tres están
englobadas en un solo orden en Daniel 12:2; Juan 5:29 (“Resurrección de Vida”) y Lucas
14:14 (“Resurrección
de los Justos”).
Las naciones caminan a la luz de la
ciudad y llevan su gloria a ella, pero nada sucio entrará por sus puertas (Apocalipsis
21:24, 25) y las hojas del árbol de la vida sanan a las naciones (Apocalipsis
22:2). Tales afirmaciones son más apropiadas aun en cuanto a la ciudad en el
mundo que en la nueva creación.
No hay una línea en Apocalipsis
21:9—22:5 que no se pueda aplicar al reino en este mundo, lo que sugiere que
significa vida en la historia así como en la eternidad.
V.4. ¿Quiénes son los que se sentaron
sobre los tronos? Daniel 7:9-14, 27, da la respuesta: “los santos del Altísimo”, con
lo cual concuerdan Apocalipsis 5:9-20, y 19:7. De estos “santos” Juan hace una mención especial
al hablar de los mártires y de quienes confesaron a Cristo, para aliento de
todos los que han sido llamados a recorrer el sendero del martirio. V.5. Los demás
muertos no volvieron a vivir se relaciona casi seguramente con los muertos sin
Cristo; Juan no negaría la resurrección de la iglesia en la venida de Cristo
(ver los comentarios sobre el v. 4; cf. sobre Apocalipsis 11:11, 12; 1
Corintios 15:51, 52; 1 Tesalonicenses 4:16). V.6. La quinta bienaventuranza
declara la bendición de aquellos que comparten la primera resurrección. Sobre
éstos la segunda muerte no tiene ningún poder (cf. v.14 y sobre 2:11) y ellos
serán sacerdotes de Dios y de Cristo mientras que reinan con él. Por lo tanto,
su reino es su servicio a Dios y la humanidad.
Ap.20:7-9. Gog y Magog
simbolizan todas las fuerzas del mal que se unen para enfrentarse a Dios. El
hijo de Noé, Jafet, tuvo un hijo llamado Magog (Génesis 10:2). Ezequiel
presenta a Gog como un líder de fuerzas que se levantan contra Israel (Ezequiel
38; 39).
20:7-10.
La
última insurrección del mal Como se mencionó antes, aquí Juan sigue la profecía
de Ezequiel sobre la invasión de la tierra de Israel por Gog y Magog después
del reino mesiánico ya establecido. Si bien en Ezequiel 38, “Gog de la
tierra de Magog” viene del norte para invadir la tierra santa, en la
visión de Juan, Gog y Magog ocupan el lugar de las naciones que están sobre los
cuatro puntos cardinales de la tierra (8).
Estas subieron sobre lo ancho de la
tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada por Dios; ¡una urbe de
unos 2,200 km. de ancho, largo y alto (Apocalipsis 21:16)! El evento
es tan simbólico como el Armagedón y representa un ataque sobre la
manifestación del dominio de Cristo en el mundo. 9b, 10 Los presuntos destructores
son destruidos, y el demonio es echado al lago ardiendo, para no volver a
perturbar más a la humanidad.
Ap.20:9. Esta no es una
batalla típica en la que el resultado está en duda durante el fragor del
conflicto. Aquí no hay competencia. Hay
dos fuerzas poderosas del mal:
· las que vienen
de la bestia
(19:19), y
· de Satanás
(20:8), unidas para enfrentarse a Dios.
La
Biblia Emplea Dos Versículos Para Describir Cada Batalla:
· La bestia y sus
fuerzas son apresadas y lanzadas en el lago de fuego (19:20, 21), y
· el fuego de Dios
consume a Satanás y sus fuerzas (20:9, 10).
Para Dios es de lo más sencillo. No
habrá duda ni temor en los creyentes acerca de si escogieron el lado correcto.
Si usted ha escogido a Dios, experimentará esa formidable victoria con Cristo.
III.
20:11-15: El Juicio Final:
Si la huida del cielo y la tierra de la faz de Dios
ha de verse como el precursor del nuevo cielo y la nueva tierra (cf. 2 Pedro
3:10-13*), el espectáculo del gran trono blanco como la única realidad que la
humanidad puede contemplar es ciertamente una visión terrible. Pero la
descripción probablemente es simbólica para aumentar la terrífica grandeza de
la escena, la última teofanía abrumadora de la cual quiere escapar la humanidad
sin lograrlo (cf. Apocalipsis 6:12-17).
*”Pero el día
del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con
grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las
obras que en ella hay serán quemadas… Puesto que todas estas cosas han de
ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de
vivir,… esperando y apresurándoos para la venida del día de
Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos,
siendo quemados, se fundirán!... Pero nosotros esperamos, según
sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”.
(2 P. 3:10-13)
NOTA: 2 P.3.10-11: El día del Señor* es el día del juicio de
Dios en la tierra. Aquí se menciona como referencia al regreso de Cristo. La
segunda venida de Cristo será sorpresiva y terrible para quienes no creen en
El. Pero si estamos limpios en lo moral y vigilantes en lo espiritual, no nos
tomará por sorpresa. Para considerar otras figuras proféticas del día del
Señor, véanse Is.34:4; Joel 3:15-16; Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21; Ap.6:12-17.
Al tomar conciencia de que la tierra será envuelta en llamas, debiéramos poner
nuestra confianza en lo que es permanente y eterno, y no atarnos a lo terrenal
y sus tesoros ni a nuestra profesión secular. ¿Usted emplea más tiempo en
acumular bienes materiales o en esforzarse por cultivar su carácter cristiano?
2 P.3:13: El propósito de Dios para el ser humano
no es destruirlo sino recrearlo (véanse Is.66:22; Ap.21:22). El purificará los
cielos y la tierra con fuego, y luego hará una nueva creación de ambos. Podemos
mirar con gozo hacia adelante, hacia la restauración del mundo bueno de Dios.
*EL DÍA DEL SEÑOR: Un período de
tiempo que se extiende desde el comienzo de la Tribulación hasta el Juicio ante
el Gran Trono Blanco, incluyendo los acontecimientos de la Segunda Venida de
Cristo y el Reino Milenial en la tierra. Comenzará (“vendrá”) inesperadamente (“como ladrón en
la noche”).
Ap.20:12-15: En El Juicio, Se Abren Los Libros.
Representan el juicio de Dios y en ellos están registradas las obras de cada
uno, buenas o malas. No somos salvos por obras, pero estas se ven como una
clara evidencia de la relación de una persona con Dios. El libro de la vida
contiene los nombres de quienes han puesto su confianza en Cristo para ser
salvos.
V.12*. Los muertos,
grandes y pequeños, están de pie delante del trono, o sea que toda la humanidad
es convocada al juicio. ¿Está exenta de esto la iglesia? Apocalipsis 20:4-6
sugiere que sí, pero en ese caso los creyentes habrían sido juzgados antes (cf.
Apocalipsis 3:5; 2 Corintios 5:10), pero Juan no da indicios de esto.
El pasaje destaca la necesidad de que
todos sean juzgados, sean santos o pecadores ¡y hay bastante tiempo como para ello! El
juicio continúa de acuerdo con dos criterios:
*primero, de acuerdo a sus obras, y
*en segundo lugar, por el testimonio de los libros.
*primero, de acuerdo a sus obras, y
*en segundo lugar, por el testimonio de los libros.
Este último hecho se toma de Daniel
7:10, que refleja tanto una corte común en sus procedimientos como el hábito de
los reyes persas de registrar cada detalle de los eventos en sus provincias. Lo
más importante es que el testimonio conjunto de ambos criterios concuerda y el
libro de la vida ha de revelarlo.
NOTA: *V.12: ANTE DIOS:
Lit.,
delante del trono. Sobre el que está
sentado Cristo como Juez (compare el V.11 y Juan 5:22, 27).
Juan 5:21-27: La Autoridad de Cristo se ve en las
esferas de Resurrección (vv. 21, 25, 26) y juicio (vv. 22-23, 27). Dios
constituirá Juez a Cristo, a fin de que el Hijo sea Honrado. Los que creen
escaparán del Juicio (v.24).
Ap.20:14:
La muerte y el Hades son lanzados al lago de fuego. Ha terminado el
juicio de Dios. El lago de fuego es el destino final de todos los impíos:
· Satanás, [1]
· la bestia, [2]
· el falso
profeta, [3]
· los demonios, [4]
· la muerte, [5]
· el Hades [6], y
· todos aquellos
cuyos nombres no han sido inscritos en el libro de la vida porque no pusieron
su fe en Jesucristo.
La visión de Juan no permite ninguna
transigencia en el juicio de Dios. Si por la fe no nos hemos identificado con
Cristo, confesándolo como Señor, y Salvador, no habrá esperanza alguna, ninguna
segunda oportunidad, ninguna otra apelación.
“Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue
lanzado al lago[7] de fuego[8]”.
(Ap.
20:15)
En ese lago fueron echados aquellos cuyo
nombre no fue hallado inscrito en el libro de la vida. El lago tiene su origen
en el abismo, la sede del monstruo enemigo de Dios, y tradicionalmente la
morada de los malos espíritus y el lugar donde los ángeles caídos fueron castigados.
Es la alternativa a la ciudad de Dios.
De acuerdo con ello, Juan representa la misma
realidad por el muy diferente símbolo de la vida fuera de la ciudad (Apocalipsis
21:27) en contraste con la vida dentro de ella (Apocalipsis 21:24-26).
Es significativo que todo comienza en
relación con la nueva
creación, la obra de Dios en Cristo; podemos estar seguros de que la
gracia y la verdad (Juan 1:17) serán tan realmente unidas en el juicio como lo
fueron en la cruz de Cristo.
EL
COMIENZO Y EL FIN:
La Biblia registra los inicios
del mundo y su fin. La historia de la humanidad, desde su
comienzo hasta su fin, desde su caída en el pecado hasta la redención de Cristo
y la victoria final de Dios sobre el maligno, se halla en las páginas de la
Biblia: “el Libro Viejo”, “El Libro”, “Pasado
de Moda”, etc…, como lo llaman muchos, tratando de desprestigiar la Palabra
de Dios, tan fresca y actual para el hombre moderno en todos los tiempos.
Génesis:
Se crea el sol.
Satanás obtiene la victoria.
El pecado entra en la raza humana.
Las personas huyen y se ocultan de Dios.
Se maldice a la humanidad.
Se derraman lágrimas de tristeza por el
pecado.
Se maldice el huerto del Edén y la
tierra.
No debe comerse el fruto del árbol de la
vida.
Se pierde el paraíso.
Se condena a muerte a las personas.
Apocalipsis:
No hace falta el sol.
Se derrota a Satanás.
Se expulsa el pecado.
Se invita a la humanidad a vivir con
Dios para siempre.
Se elimina la maldición.
No hay más pecado, ni lágrimas ni
tristeza.
Se glorifica la ciudad de Dios, la
tierra es hecha nueva.
El pueblo de Dios puede comer del árbol
de la vida.
Se recobra el paraíso.
Se vence a la muerte y los creyentes
viven por siempre con Dios.
___________
Notas y Bibliografía:
Etimología:
1) G1228 διάβολος = diábolos: de G1225; calumniador;
específicamente Satanás [Compare H7854]:- calumniador, diablo.
2) therion = (θηρίον, G2342)
denota casi invariablemente una fiera salvaje. En Hech.28:4: «bestia
venenosa», se usa de la víbora que se prendió de la mano de Pablo.
Este vocablo acentúa el elemento bestial, aunque no está siempre presente la
idea de un animal de presa. Una vez, en Heb.12:20, se usa de los animales en el
campamento de Israel; esto es, de aquellos que estaban señalados para el
sacrificio. Pero en la lxx therion no se usa nunca de animales sacrificiales;
la palabra ktenos (véase más abajo) es la que se usa para los tales.
Therion, en el
sentido de fiera salvaje, se usa en el Apocalipsis de los dos potentados
anticristianos que están destinados a controlar los asuntos de las naciones con
un poder satánico en el período final de nuestra era presente (Apocalipsis 11:7;
13:1-8; 14:9; 14:11; 15:2; 16:2; 16:10; 16:13; 17:3-17; 19:19-20; 20:4; 20:10).
3) pseudoprofetes = (ψευδοπροφήτης, G5578),
falso profeta. Se utiliza de los tales:
(a) en los tiempos
del AT (Lc.6:26; 2 P.2:1);
(b) en el presente
período iniciado en Pentecostés (Mt.7:15; 24:11; 24:24; Mr.13:22; Hech.13:6; 1 Jn.4:1);
(c) con referencia a
un falso profeta destinado a surgir como el apoyo de la «bestia» al finalizar
esta era (Ap.16:13; 19:20; 20:10; siendo este mismo falso profeta descrito como
«otra bestia»).
Nota: Para profetikos,
traducido «Escrituras de los profetas» en Rom.16:26. (VINE).
4) G1140 δαιμόνιον = daimónion:
neutro
de un derivado de G1142; ser demoníaco; por extensión deidad:- endemoniado,
demonio, dios. (Strong).
5) thanatos = (θάνατος, G2288), muerte, se usa en las Escrituras de:
(a) la separación
del alma (la parte espiritual del hombre) del cuerpo (la parte material),
dejando el primero de funcionar y volviendo al polvo (p.ej., Juan 11:13; Heb.2:15;
5:7; 7:23. En Heb.9:15: «interviniendo muerte» (rv, rvr, rvr77), no refleja
con toda exactitud el contenido, mejor expresado por lba: «habiendo tenido
lugar una muerte», o vm: «habiendo habido una muerte». En Ap.13:3; 13:12: «herida de
muerte» es, lit. «El golpe de la muerte»;
(b) la separación de
Dios por parte del ser humano, Adán murió en el día en que desobedeció a Dios
(Gn.2:17), y por ende toda la humanidad nace en la misma condición espiritual
(Rom.5:12; 5:14; 5:17; 5:21), de la que, sin embargo, son librados los que
creen en Cristo (Juan 5:24; 1 Jn.3:14). La muerte es lo opuesto a la vida;
nunca denota inexistencia. Así como la vida espiritual es «existencia consciente en comunión con Dios»,
del mismo modo la muerte espiritual es «vida consciente en separación de Dios».
La muerte, en
cualquiera de los sentidos anteriormente mencionados, se considera siempre, en
las Escrituras, como la consecuencia penal del pecado, y por cuanto solo los
pecadores están sometidos a la muerte (Rom.5:12), fue como aquel que llevó el
pecado que el Señor Jesús se sometió a ella en la cruz (1 P.2:14). Y en tanto
que la muerte física del Señor Jesús fue la esencia de su sacrificio, no fue la
totalidad. Las tinieblas simbolizaron, y su clamor expresó, el hecho de que él
quedó absolutamente solo en el universo. Fue «abandonado» (Cf. Mateo 27:45-46) » (de Notes on Thessalonians, por
Hogg y Vine, p. 134).
6) jades = (ἅδης, G86), región de los
espíritus de los muertos perdidos; pero incluyendo los de los muertos
bienaventurados en los tiempos anteriores a la ascensión de Cristo. Algunos han
afirmado que este término significaba etimológicamente lo invisible (de a =
privativo, y eido = ver), pero esta derivación es dudosa. Una derivación más
probable es de jado, que significa receptor de todo. Se corresponde con «Seol»
en el AT. En la rv del AT., y del NT., ha sido desafortunadamente traducido «infierno»
(p.ej., Salmos 9:17); o «sepultura» (Génesis 37:35; 42:38, etc.); o «el abismo»
(Núm.16:30: 16:33). En el NT., la rvr usa siempre la traducción «Hades»,
excepto en 1 Cor.15:55 (tr), donde se traduce injustificadamente el término
jades como «sepulcro».
Los mss. Más
comúnmente aceptados tienen thanatos, muerte, en lugar de hades, en la segunda
parte del versículo. En el AT., la rvr translitera uniformemente Sheol como
«Seol». Nunca denota la sepultura, ni es tampoco la región permanente de los
perdidos; para los tales es el estado intermedio entre la muerte y la
condenación en la Gehena (véase INFIERNO, A). Para la condición de los perdidos
en el Hades, véase Lucas 16:23-31.
Este término se
usa cuatro veces en los Evangelios, y siempre lo usa el Señor mismo (Mateo 11:23;
16:18; Lucas 10:15; 16:23). Se usa con referencia al alma de Cristo (Hechos 2:27;
2:31). Cristo declara que él tiene las llaves del Hades (Ap.1:18). En Ap.6:8 el
Hades es personificado, significando el destino temporal de los condenados; y
que tendrá que entregar a los que están en él (Ap.20:13), y será finalmente arrojado
al lago de fuego (v. 14). (VINE).
7) G3041
limne = (λίμνη, G3041), lago. Se usa en el
Evangelio de Lucas, del Mar de Galilea (Lucas 5:2; 8:22-23; 8:33), llamado
Genesaret en 5:1; Mateo y Marcos usan thalassa , mar; (b) del lago de fuego (Ap.19:20; 20:10; 20:14-15; 21:8).
8) pur = (πυ̂ρ, G4442) (término
con el que tienen relación el Nº 2 más abajo, pura , y puretos , fiebre; cf.
los términos castellanos pira , pirogenico, etc.), se usa, además de con su
significado ordinario y natural en las siguientes instancias:
(a) De la santidad
de Dios, que consume todo aquello que es inconsecuente con la misma (Heb.10:27;
12:29; cf. Ap.1:14; 2:18; 10:1; 15:2; 19:12); de manera similar, de los santos ángeles
como sus ministros (Heb.1:7); en Ap.3:18 es símbolo de aquello que prueba la fe
de los santos, produciendo lo que dará gloria al Señor;
(b) del juicio
divino, probando las obras de los creyentes, en el Tribunal de Cristo (1 Cor.3:13
y 15);
(c) del fuego del
juicio divino sobre los que rechazan a Cristo (Mateo 3:11; donde se tiene que
hacer una distinción entre el bautismo del Espíritu Santo en Pentecostés y el
fuego de la retribución divina; Lucas 3:16);
(d) de los juicios
de Dios al consumarse la presente era antes del establecimiento del Reino de
Cristo sobre la tierra (2 Ts.1:8; Ap.18:8);
(e) del fuego del
infierno, que será la porción de los impíos en el más allá (Mt.5:22; 13:42; 13:50;
18:8-9; 25:41; Mr.9:43; 9:48; Lc.3:17);
(f) de la
hostilidad humana tanto contra los judíos como contra los seguidores de Cristo
(Lc.12:49);
(g) como
ilustración del juicio retributivo sobre los ricos entregados al lujo y opresores
de los pobres (Stg.5:3);
(h) de la futura
demolición del sistema religioso de Babilonia a manos de la bestia y de las naciones
bajo ella (Ap.17:16);
(i) de volver el
corazón de un enemigo al arrepentimiento al devolverle bien por mal (Rom.12:20);
(j) de la lengua,
como gobernada por una disposición incendiaria y ejercitando una influencia destructiva
sobre otros (Stg.3:6);
(k) como símbolo
del peligro de destrucción (Jud.1:23). (VINE).
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
16//05//2016.
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