lunes, 16 de mayo de 2016

EL MILENIO:
(Apocalipsis 20:1-15)


                                                Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Los Mil Años:
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano… Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;… y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo… Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años… Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección… Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años… Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,… y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar… Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió… Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

El Juicio Ante El Gran Trono Blanco:
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos… Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras… Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras… Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. (Ap. 20:1-15)

I.      20:1-3. La Subyugación Del Dragón:

La descripción de la subyugación del “dragón” (Satanás) continúa sin una interrrupción el relato de la conquista de la trinidad malvada que ha reunido a “los reyes de todo el mundo... para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:14).
Esos párrafos nunca debieron haber sido separados. Después del juicio del anticristo y el falso profeta y las multitudes que ellos han engañado, el enemigo final, o sea el diablo, que había inspirado la rebelión contra Dios, es objeto de atención. No es necesaria ninguna gran lucha; un ángel le prendió, le ató con una cadena, lo arrojó al abismo y lo cerró, y lo selló sobre él, un medio cuádruple de asegurar que ha sido removido de todo contacto con la humanidad en la tierra (sobre este simbolismo ver Isaías 24:21, 22).
Antes de empezar quisiéramos dar algún argumento que se produce en la Iglesia sobre tres posturas [más resaltantes] de interpretar estos acontecimientos de los 1,000 años veamos:
Apocalipsis 20:2-4: A menudo se refieren los mil años al milenio (del latín millennium, = "mil"). Cómo y cuándo tendrán lugar estos mil años se explica en diversas formas entre los cristianos que estudian el tema. Las tres opiniones más notables al respecto son el postmilenarismo, el premilenarismo y el amilenarismo:
(1)   El postmilenarismo espera un período literal de mil años en que la Iglesia traerá paz en la tierra. Al final de los mil años, se pondrá en libertad a Satanás una vez más, pero luego Cristo volverá para derrotarlo y reinar para siempre. La Segunda Venida de Cristo no tiene lugar sino hasta que finalice el período de los mil años.
(2)  El premilenarismo también ve los mil años como un período literal, pero sostiene que la Segunda Venida de Cristo inicia los mil años del reinado, que tiene lugar antes que se quite definitivamente a Satanás.
(3)      El amilenarismo entiende el período de mil años como simbólico y que comprende el tiempo de la ascensión de Cristo y su venida. Este milenio es el reinado de Cristo en el corazón de los creyentes y en su Iglesia; esta es otra manera de referirse a la era de la Iglesia. Este período terminará con la Segunda Venida de Cristo.
Estos diferentes puntos de vista acerca del milenio no tienen por qué causar división y controversia en la Iglesia, porque cada uno de ellos toma en cuenta lo que es más importante en el cristianismo: ¡Cristo volverá, derrotará a Satanás y reinará para siempre! Sea lo que fuere y cuando fuere el milenio, Jesucristo unirá a todos los creyentes; por lo tanto, no debemos permitir que este asunto nos divida. Como planteamos en siguiente dibujo: ABC. RYRIE.


Como declara el texto, esto era para que no engañase más a las naciones, hasta un momento decretado por Dios cuando será liberado por un breve lapso, o sea hasta que se cumpliesen los mil años. La liberación, así como la prisión, son el cumplimiento del propósito inescrutable de Dios.

Nota. El reinado de Cristo de mil años. La atadura de Satanás por mil años coincide con el “reino de Cristo” por mil años (Apocalipsis 20:4). Este reino de mil años ha recibido el nombre de “milenio” (mille significa “mil” en lat.) y se llama “quiliasmo” a la doctrina (chilias es mil en gr.).
La limitación de reinado del Mesías a mil años no se encuentra en el AT., sino que el reino sobre el cual él domina se representa típicamente como un reino de este mundo, centrado en Jerusalén.
En Isaías 65:17-25* y 66:22, 23** se habla de la creación de nuevos cielos y nueva tierra, pero la descripción del reino de Dios se da totalmente en términos de este mundo (una Jerusalén gozosa, longevidad humana, estabilidad en los hogares y el campo, niños felices, animales pacíficos). Algunos autores apocalípticos enfatizan este concepto de una nueva creación, de modo que entre los judíos es común distinguir entre el reino del Mesías en este mundo y el reino de Dios en el nuevo (aunque no sin el Mesías). Isaías Fecha: Profecía 740-680 a. C. Antes de Apocalipsis 20.

NOTA: En *Isaías 65:16-25, se encuentra la respuesta positiva de Dios para su pueblo y para la tierra que ha escogido para manifestar en ella la gloria de sus designios. El cambio radical que se operará se describe con la analogía de la creación de cielos nuevos y tierra nueva (v. 17). La gloria del futuro cercano borrará todas las glorias del presente y del pasado. En el v. 18 sería mejor traducir: Más bien, gozaos y alegraos para siempre en las cosas que yo estoy a punto de crear.
La realidad de cielos nuevos y tierra nueva se verificará de manera especial en la gloria de Jerusalén (vv. 18-24) y de un cambio admirable de profundas consecuencias en la naturaleza, en todo su santo monte (v. 25). El concepto de santo monte se hace extensivo en el profeta a toda la tierra de Israel, y no solamente al monte Moriah o al monte Sion. El v. 25 es casi una cita literal de la profecía en 11:6-9.
**El libro de Isaías termina con una escena apocalíptica del juicio de Dios contra sus enemigos que incursionaron en el territorio de Sion (Isaías 66:23 y 24). La escena presenta a sus cadáveres expuestos a la vista de todo mortal que vaya a Sion para postrarse delante de Jehová. Por las alusiones geográficas e históricas se deduce que se refiere al Valle de Hinom (Guéihinom) nombre del cual proviene la palabra Gehena en el NT. De estos hombres que se rebelaron contra Jehová se dice que su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará. Y serán un horror para todo mortal (v. 24).

Existía una gran diversidad de opiniones sobre la duración del reino mesiánico entre los rabinos. Se sugería que duraría 40 años (de acuerdo con los que estuvo Israel en el desierto), o 400 años (tiempo en Egipto), o 4,000 (desde la creación hasta el presente). Otros puntos de vista eran que duraría 365 días (Isaías 63:4 habla de un “día” de venganza y un “año” de redención) o 365,000 años (Salmo 90:4 habla de un día como mil años ante el Señor).
Este último pasaje llegó a ser combinado con la idea de la historia como recapitulando la semana de la creación, seguida por el reposo divino el sábado, de modo que los seis días de la historia llevarían a un sábado histórico, el reino del Mesías, que a su vez sería seguido de un octavo día sin fin. Este criterio se presenta en el cap. 15 de la Epístola de Bernabé, una obra cristiana más o menos contemporánea al Apocalipsis Para Juan los “mil años” probablemente indicaban el carácter del reino de Cristo más que su duración, o sea que habla de su naturaleza como el reposo sabático de la historia humana, y así se vincula con la enseñanza en Hebreos del reino como el reposo sabático que espera al pueblo de Dios (Hebreos 4).
Sin duda, Juan habría sido confirmado en esta interpretación por la lectura de Ezequiel 36—48, donde la restauración de Israel a su tierra bajo el Mesías, el nuevo David (caps. 36, 37) es seguida por la rebelión de Gog (caps. 38, 39) y la promesa de una nueva Jerusalén con un nuevo templo (caps. 40—48). La oración que Jesús enseñó a sus apóstoles sería así más importante aún (“venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra”, Mateo 6:10); y Juan también habría conocido las bienaventuranzas (“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos... Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”; Mateo 5:3, 5).
La exposición de Pablo sobre el reino de Cristo en 1 Corintios 15:22-25 está estrechamente relacionada con la exposición de Juan e indica la probabilidad de que sea una tradición establecida en la iglesia primitiva.
Ciertamente, fue así en los primeros siglos, pero algunos líderes cristianos destacados se oponían, favoreciendo interpretaciones más extravagantes.
La interpretación de Agustín de que el milenio es el período de la iglesia entre la primera y segunda venida de Cristo llegó a ser la enseñanza oficial tanto de la Iglesia Católica como de las reformadas.

Un Ejemplo Es El Comentario De Hendriksen Sobre El Apocalipsis, Donde Identifica La:
·      atadura de Satanás (Apocalipsis 20:1-3) con su expulsión del cielo (Apocalipsis 12:9);
·      los mil años del poder de la iglesia (Apocalipsis 20:4-6) con su tiempo de triunfante testimonio (Apocalipsis 11:2-6; 12:14, 15);
·      el ataque de los ejércitos de Gog y Magog (Apocalipsis 20:7-9) con la persecución de la iglesia por el anticristo (Apocalipsis 11:7-10; 13:7, 8);
·      la posterior destrucción de esos ejércitos (Apocalipsis 20:9) con el Armagedón (Apocalipsis 19:19-21); y
·      el juicio final (Apocalipsis 20:11-15) con el juicio mesiánico (Apocalipsis 14:14-20).

Esta es una plausible e interesante interpretación del texto, pero parece incluir dificultades insuperables:
·      En Apocalipsis 12:9 Satanás es echado del cielo, donde ya no podrá acusar más a los santos delante de Dios, para caer en la tierra, donde se intensifica su guerra contra la iglesia, porque su tiempo es corto; en
·      Apocalipsis 20:1-3, es sacado de la tierra y encarcelado en el abismo, para que ya no pueda corromper a la humanidad.
·      El juicio de Apocalipsis 14:14-20 está en línea con los juicios mesiánicos de los últimos tiempos, sobre todo con lo que ocurra en la venida de Cristo (Apocalipsis 19:19-21);
·      mientras que el juicio final de Apocalipsis 20:11-15 es sobre todas las generaciones de la humanidad.

La derrota de los poderes del mal se describe en el indivisible pasaje de 19:19—21:3, y eso ocurre en la venida de Cristo en gloria, lo que es seguido por un reinado de mil años. Agreguemos a ellos la imposibilidad de reconciliar la presunción de Juan, compartida en general por los profetas, de que el Señor puede venir pronto (Apocalipsis 1:3; 22:20) con la noción de que el reinado de mil años precederá su venida, lo que produce la dificultad de atribuir a Juan este esquema interpretativo.
Juan sabía bien que el reino de Dios se estableció por medio de la redención de Cristo (caps. 5; 12:10-12); el reino que el Señor traerá en la Segunda Venida será el triunfo del que trajo por medio de su ministerio encarnado, de allí la revelación de lo que ha estado en el mundo desde la resurrección en adelante.

Entonces: ¿Por Qué Dios Permite La Liberación De Satanás Al Fin De Los Mil Años?
Juan hubiera contestado: “Así está escrito”. La profecía del ataque de Gog sobre Israel (Ezequiel 38, 39) se ubica después de la restauración del pueblo al reino.
Génesis 1—3 aporta mucho del simbolismo de la ciudad de Dios en el Apocalipsis La meditación de Juan sobre esos caps. Pudo haber sugerido que como se permitió a Satanás entrar al Edén para exponer la naturaleza de los corazones humanos, del mismo modo se le permitirá hacerlo en el paraíso final, de modo que toda la hostilidad a Dios puede ser expuesta plenamente y ser aniquilada antes que su reino sea absoluto.
Como otros autores apocalípticos, Juan debió haber sabido que la plenitud del reino de Dios no puede lograrse dentro de las limitaciones de este mundo, ni aun en el paraíso restaurado; la meta de la creación sólo puede ser alcanzada por medio de una restauración como la de Cristo.

II.     20:4-6: El Milenio:
La descripción del reinado de Cristo es extraordinariamente breve; nada se dice sobre las condiciones de vida en esos mil años, salvo una simple afirmación de quién ejercerá el dominio en ellos. Sin embargo, hay razón para creer que la extensa descripción de la ciudad de Dios en Apocalipsis

NOTA: V.4. Las Almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús. Estos serán mártires de los días de la Tribulación, quienes compartirán las delicias del Reino Milenial.

NOTA: V.5: Los otros muertos. Los malvados serán resucitados y juzgados después del Milenio (vv.11ss.). La Primera Resurrección. Esto se ha de unir con el final del v.4, siendo el v. 5ª., como un paréntesis. Esta Resurrección incluye a los justos que hayan muerto durante el período de la Gran Tribulación. Se llama “la primera” en contrate con la de los impíos, no como un solo acontecimiento, sino como un “orden” que tiene su cumplimiento en tres distintos:
1) en la Resurrección de Cristo (compare Mt.27:52-53; 1 Cor.15:20);
2) En el Arrebatamiento de la Iglesia (1 Cor.15:51-52; 1 Ts.4:15-17);
3) Inmediatamente antes del Milenio (Ap.20:4).
Las tres están englobadas en un solo orden en Daniel 12:2; Juan 5:29 (“Resurrección de Vida”) y Lucas 14:14 (“Resurrección de los Justos”).

Las naciones caminan a la luz de la ciudad y llevan su gloria a ella, pero nada sucio entrará por sus puertas (Apocalipsis 21:24, 25) y las hojas del árbol de la vida sanan a las naciones (Apocalipsis 22:2). Tales afirmaciones son más apropiadas aun en cuanto a la ciudad en el mundo que en la nueva creación.
No hay una línea en Apocalipsis 21:9—22:5 que no se pueda aplicar al reino en este mundo, lo que sugiere que significa vida en la historia así como en la eternidad.
V.4. ¿Quiénes son los que se sentaron sobre los tronos? Daniel 7:9-14, 27, da la respuesta: “los santos del Altísimo”, con lo cual concuerdan Apocalipsis 5:9-20, y 19:7. De estos “santos” Juan hace una mención especial al hablar de los mártires y de quienes confesaron a Cristo, para aliento de todos los que han sido llamados a recorrer el sendero del martirio. V.5. Los demás muertos no volvieron a vivir se relaciona casi seguramente con los muertos sin Cristo; Juan no negaría la resurrección de la iglesia en la venida de Cristo (ver los comentarios sobre el v. 4; cf. sobre Apocalipsis 11:11, 12; 1 Corintios 15:51, 52; 1 Tesalonicenses 4:16). V.6. La quinta bienaventuranza declara la bendición de aquellos que comparten la primera resurrección. Sobre éstos la segunda muerte no tiene ningún poder (cf. v.14 y sobre 2:11) y ellos serán sacerdotes de Dios y de Cristo mientras que reinan con él. Por lo tanto, su reino es su servicio a Dios y la humanidad.

Ap.20:7-9. Gog y Magog simbolizan todas las fuerzas del mal que se unen para enfrentarse a Dios. El hijo de Noé, Jafet, tuvo un hijo llamado Magog (Génesis 10:2). Ezequiel presenta a Gog como un líder de fuerzas que se levantan contra Israel (Ezequiel 38; 39).
20:7-10. La última insurrección del mal Como se mencionó antes, aquí Juan sigue la profecía de Ezequiel sobre la invasión de la tierra de Israel por Gog y Magog después del reino mesiánico ya establecido. Si bien en Ezequiel 38, “Gog de la tierra de Magog” viene del norte para invadir la tierra santa, en la visión de Juan, Gog y Magog ocupan el lugar de las naciones que están sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra (8).
Estas subieron sobre lo ancho de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada por Dios; ¡una urbe de unos 2,200 km. de ancho, largo y alto (Apocalipsis 21:16)! El evento es tan simbólico como el Armagedón y representa un ataque sobre la manifestación del dominio de Cristo en el mundo. 9b, 10 Los presuntos destructores son destruidos, y el demonio es echado al lago ardiendo, para no volver a perturbar más a la humanidad.

Ap.20:9. Esta no es una batalla típica en la que el resultado está en duda durante el fragor del conflicto. Aquí no hay competencia. Hay dos fuerzas poderosas del mal:
·      las que vienen de la bestia (19:19), y
·      de Satanás (20:8), unidas para enfrentarse a Dios.

La Biblia Emplea Dos Versículos Para Describir Cada Batalla:
·      La bestia y sus fuerzas son apresadas y lanzadas en el lago de fuego (19:20, 21), y
·      el fuego de Dios consume a Satanás y sus fuerzas (20:9, 10).
Para Dios es de lo más sencillo. No habrá duda ni temor en los creyentes acerca de si escogieron el lado correcto. Si usted ha escogido a Dios, experimentará esa formidable victoria con Cristo.
 
III.    20:11-15: El Juicio Final:
Si la huida del cielo y la tierra de la faz de Dios ha de verse como el precursor del nuevo cielo y la nueva tierra (cf. 2 Pedro 3:10-13*), el espectáculo del gran trono blanco como la única realidad que la humanidad puede contemplar es ciertamente una visión terrible. Pero la descripción probablemente es simbólica para aumentar la terrífica grandeza de la escena, la última teofanía abrumadora de la cual quiere escapar la humanidad sin lograrlo (cf. Apocalipsis 6:12-17).
*”Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!... Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”. (2 P. 3:10-13) 
NOTA: 2 P.3.10-11: El día del Señor* es el día del juicio de Dios en la tierra. Aquí se menciona como referencia al regreso de Cristo. La segunda venida de Cristo será sorpresiva y terrible para quienes no creen en El. Pero si estamos limpios en lo moral y vigilantes en lo espiritual, no nos tomará por sorpresa. Para considerar otras figuras proféticas del día del Señor, véanse Is.34:4; Joel 3:15-16; Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21; Ap.6:12-17. Al tomar conciencia de que la tierra será envuelta en llamas, debiéramos poner nuestra confianza en lo que es permanente y eterno, y no atarnos a lo terrenal y sus tesoros ni a nuestra profesión secular. ¿Usted emplea más tiempo en acumular bienes materiales o en esforzarse por cultivar su carácter cristiano?
2 P.3:13: El propósito de Dios para el ser humano no es destruirlo sino recrearlo (véanse Is.66:22; Ap.21:22). El purificará los cielos y la tierra con fuego, y luego hará una nueva creación de ambos. Podemos mirar con gozo hacia adelante, hacia la restauración del mundo bueno de Dios.
*EL DÍA DEL SEÑOR: Un período de tiempo que se extiende desde el comienzo de la Tribulación hasta el Juicio ante el Gran Trono Blanco, incluyendo los acontecimientos de la Segunda Venida de Cristo y el Reino Milenial en la tierra. Comenzará (“vendrá”) inesperadamente (“como ladrón en la noche”).

Ap.20:12-15: En El Juicio, Se Abren Los Libros. Representan el juicio de Dios y en ellos están registradas las obras de cada uno, buenas o malas. No somos salvos por obras, pero estas se ven como una clara evidencia de la relación de una persona con Dios. El libro de la vida contiene los nombres de quienes han puesto su confianza en Cristo para ser salvos.
V.12*. Los muertos, grandes y pequeños, están de pie delante del trono, o sea que toda la humanidad es convocada al juicio. ¿Está exenta de esto la iglesia? Apocalipsis 20:4-6 sugiere que sí, pero en ese caso los creyentes habrían sido juzgados antes (cf. Apocalipsis 3:5; 2 Corintios 5:10), pero Juan no da indicios de esto.
El pasaje destaca la necesidad de que todos sean juzgados, sean santos o pecadores ¡y hay bastante tiempo como para ello! El juicio continúa de acuerdo con dos criterios: 
*primero, de acuerdo a sus obras, y 
*en segundo lugar, por el testimonio de los libros.
Este último hecho se toma de Daniel 7:10, que refleja tanto una corte común en sus procedimientos como el hábito de los reyes persas de registrar cada detalle de los eventos en sus provincias. Lo más importante es que el testimonio conjunto de ambos criterios concuerda y el libro de la vida ha de revelarlo.

NOTA: *V.12: ANTE DIOS: Lit., delante del trono. Sobre el que está sentado Cristo como Juez (compare el V.11 y Juan 5:22, 27).
Juan 5:21-27: La Autoridad de Cristo se ve en las esferas de Resurrección (vv. 21, 25, 26) y juicio (vv. 22-23, 27). Dios constituirá Juez a Cristo, a fin de que el Hijo sea Honrado. Los que creen escaparán del Juicio (v.24).

Ap.20:14: La muerte y el Hades son lanzados al lago de fuego. Ha terminado el juicio de Dios. El lago de fuego es el destino final de todos los impíos:
·      Satanás, [1]
·      la bestia, [2]
·      el falso profeta, [3]
·      los demonios, [4]
·      la muerte, [5]
·      el Hades [6], y
·      todos aquellos cuyos nombres no han sido inscritos en el libro de la vida porque no pusieron su fe en Jesucristo.
La visión de Juan no permite ninguna transigencia en el juicio de Dios. Si por la fe no nos hemos identificado con Cristo, confesándolo como Señor, y Salvador, no habrá esperanza alguna, ninguna segunda oportunidad, ninguna otra apelación.

“Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago[7] de fuego[8]”.
                                                                                                                 (Ap. 20:15)
 
En ese lago fueron echados aquellos cuyo nombre no fue hallado inscrito en el libro de la vida. El lago tiene su origen en el abismo, la sede del monstruo enemigo de Dios, y tradicionalmente la morada de los malos espíritus y el lugar donde los ángeles caídos fueron castigados. Es la alternativa a la ciudad de Dios.

De acuerdo con ello, Juan representa la misma realidad por el muy diferente símbolo de la vida fuera de la ciudad (Apocalipsis 21:27) en contraste con la vida dentro de ella (Apocalipsis 21:24-26).
Es significativo que todo comienza en relación con la nueva creación, la obra de Dios en Cristo; podemos estar seguros de que la gracia y la verdad (Juan 1:17) serán tan realmente unidas en el juicio como lo fueron en la cruz de Cristo.

EL COMIENZO Y EL FIN:
La Biblia registra los inicios del mundo y su fin. La historia de la humanidad, desde su comienzo hasta su fin, desde su caída en el pecado hasta la redención de Cristo y la victoria final de Dios sobre el maligno, se halla en las páginas de la Biblia: “el Libro Viejo”, “El Libro”, “Pasado de Moda”, etc…, como lo llaman muchos, tratando de desprestigiar la Palabra de Dios, tan fresca y actual para el hombre moderno en todos los tiempos.       
Génesis:
Se crea el sol.
Satanás obtiene la victoria.
El pecado entra en la raza humana.
Las personas huyen y se ocultan de Dios.
Se maldice a la humanidad.
Se derraman lágrimas de tristeza por el pecado.
Se maldice el huerto del Edén y la tierra.
No debe comerse el fruto del árbol de la vida.
Se pierde el paraíso.
Se condena a muerte a las personas.
Apocalipsis:
No hace falta el sol.
Se derrota a Satanás.
Se expulsa el pecado.
Se invita a la humanidad a vivir con Dios para siempre.
Se elimina la maldición.
No hay más pecado, ni lágrimas ni tristeza.
Se glorifica la ciudad de Dios, la tierra es hecha nueva.
El pueblo de Dios puede comer del árbol de la vida.
Se recobra el paraíso.
Se vence a la muerte y los creyentes viven por siempre con Dios.  

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Notas  y Bibliografía:
Etimología:
1)  G1228 διάβολος = diábolos: de G1225; calumniador; específicamente Satanás [Compare H7854]:- calumniador, diablo.
2)  therion = (θηρίον, G2342) denota casi invariablemente una fiera salvaje. En Hech.28:4: «bestia venenosa», se usa de la víbora que se prendió de la mano de Pablo. Este vocablo acentúa el elemento bestial, aunque no está siempre presente la idea de un animal de presa. Una vez, en Heb.12:20, se usa de los animales en el campamento de Israel; esto es, de aquellos que estaban señalados para el sacrificio. Pero en la lxx therion no se usa nunca de animales sacrificiales; la palabra ktenos (véase más abajo) es la que se usa para los tales.
Therion, en el sentido de fiera salvaje, se usa en el Apocalipsis de los dos potentados anticristianos que están destinados a controlar los asuntos de las naciones con un poder satánico en el período final de nuestra era presente (Apocalipsis 11:7; 13:1-8; 14:9; 14:11; 15:2; 16:2; 16:10; 16:13; 17:3-17; 19:19-20; 20:4; 20:10).
3)   pseudoprofetes = (ψευδοπροφήτης, G5578), falso profeta. Se utiliza de los tales:
(a) en los tiempos del AT (Lc.6:26; 2 P.2:1);
(b) en el presente período iniciado en Pentecostés (Mt.7:15; 24:11; 24:24; Mr.13:22; Hech.13:6; 1 Jn.4:1);
(c) con referencia a un falso profeta destinado a surgir como el apoyo de la «bestia» al finalizar esta era (Ap.16:13; 19:20; 20:10; siendo este mismo falso profeta descrito como «otra bestia»).
Nota: Para profetikos, traducido «Escrituras de los profetas» en Rom.16:26. (VINE).
4)  G1140 δαιμόνιον = daimónion: neutro de un derivado de G1142; ser demoníaco; por extensión deidad:- endemoniado, demonio, dios. (Strong).
5)   thanatos = (θάνατος, G2288), muerte, se usa en las Escrituras de:
(a) la separación del alma (la parte espiritual del hombre) del cuerpo (la parte material), dejando el primero de funcionar y volviendo al polvo (p.ej., Juan 11:13; Heb.2:15; 5:7; 7:23. En Heb.9:15: «interviniendo muerte» (rv, rvr, rvr77), no refleja con toda exactitud el contenido, mejor expresado por lba: «habiendo tenido lugar una muerte», o vm: «habiendo habido una muerte». En Ap.13:3; 13:12: «herida de muerte» es, lit. «El golpe de la muerte»;
(b) la separación de Dios por parte del ser humano, Adán murió en el día en que desobedeció a Dios (Gn.2:17), y por ende toda la humanidad nace en la misma condición espiritual (Rom.5:12; 5:14; 5:17; 5:21), de la que, sin embargo, son librados los que creen en Cristo (Juan 5:24; 1 Jn.3:14). La muerte es lo opuesto a la vida; nunca denota inexistencia. Así como la vida espiritual es «existencia consciente en comunión con Dios», del mismo modo la muerte espiritual es «vida consciente en separación de Dios».
La muerte, en cualquiera de los sentidos anteriormente mencionados, se considera siempre, en las Escrituras, como la consecuencia penal del pecado, y por cuanto solo los pecadores están sometidos a la muerte (Rom.5:12), fue como aquel que llevó el pecado que el Señor Jesús se sometió a ella en la cruz (1 P.2:14). Y en tanto que la muerte física del Señor Jesús fue la esencia de su sacrificio, no fue la totalidad. Las tinieblas simbolizaron, y su clamor expresó, el hecho de que él quedó absolutamente solo en el universo. Fue «abandonado» (Cf. Mateo 27:45-46) » (de Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, p. 134).
6)  jades = (ἅδης, G86), región de los espíritus de los muertos perdidos; pero incluyendo los de los muertos bienaventurados en los tiempos anteriores a la ascensión de Cristo. Algunos han afirmado que este término significaba etimológicamente lo invisible (de a = privativo, y eido = ver), pero esta derivación es dudosa. Una derivación más probable es de jado, que significa receptor de todo. Se corresponde con «Seol» en el AT. En la rv del AT., y del NT., ha sido desafortunadamente traducido «infierno» (p.ej., Salmos 9:17); o «sepultura» (Génesis 37:35; 42:38, etc.); o «el abismo» (Núm.16:30: 16:33). En el NT., la rvr usa siempre la traducción «Hades», excepto en 1 Cor.15:55 (tr), donde se traduce injustificadamente el término jades como «sepulcro».
Los mss. Más comúnmente aceptados tienen thanatos, muerte, en lugar de hades, en la segunda parte del versículo. En el AT., la rvr translitera uniformemente Sheol como «Seol». Nunca denota la sepultura, ni es tampoco la región permanente de los perdidos; para los tales es el estado intermedio entre la muerte y la condenación en la Gehena (véase INFIERNO, A). Para la condición de los perdidos en el Hades, véase Lucas 16:23-31.
Este término se usa cuatro veces en los Evangelios, y siempre lo usa el Señor mismo (Mateo 11:23; 16:18; Lucas 10:15; 16:23). Se usa con referencia al alma de Cristo (Hechos 2:27; 2:31). Cristo declara que él tiene las llaves del Hades (Ap.1:18). En Ap.6:8 el Hades es personificado, significando el destino temporal de los condenados; y que tendrá que entregar a los que están en él (Ap.20:13), y será finalmente arrojado al lago de fuego (v. 14). (VINE).
7)  G3041 limne = (λίμνη, G3041), lago. Se usa en el Evangelio de Lucas, del Mar de Galilea (Lucas 5:2; 8:22-23; 8:33), llamado Genesaret en 5:1; Mateo y Marcos usan thalassa , mar; (b) del lago de fuego (Ap.19:20; 20:10; 20:14-15; 21:8).
8)  pur = (πυ̂ρ, G4442) (término con el que tienen relación el Nº 2 más abajo, pura , y puretos , fiebre; cf. los términos castellanos pira , pirogenico, etc.), se usa, además de con su significado ordinario y natural en las siguientes instancias:
(a) De la santidad de Dios, que consume todo aquello que es inconsecuente con la misma (Heb.10:27; 12:29; cf. Ap.1:14; 2:18; 10:1; 15:2; 19:12); de manera similar, de los santos ángeles como sus ministros (Heb.1:7); en Ap.3:18 es símbolo de aquello que prueba la fe de los santos, produciendo lo que dará gloria al Señor;
(b) del juicio divino, probando las obras de los creyentes, en el Tribunal de Cristo (1 Cor.3:13 y 15);
(c) del fuego del juicio divino sobre los que rechazan a Cristo (Mateo 3:11; donde se tiene que hacer una distinción entre el bautismo del Espíritu Santo en Pentecostés y el fuego de la retribución divina; Lucas 3:16);
(d) de los juicios de Dios al consumarse la presente era antes del establecimiento del Reino de Cristo sobre la tierra (2 Ts.1:8; Ap.18:8);
(e) del fuego del infierno, que será la porción de los impíos en el más allá (Mt.5:22; 13:42; 13:50; 18:8-9; 25:41; Mr.9:43; 9:48; Lc.3:17);
(f) de la hostilidad humana tanto contra los judíos como contra los seguidores de Cristo (Lc.12:49);
(g) como ilustración del juicio retributivo sobre los ricos entregados al lujo y opresores de los pobres (Stg.5:3);
(h) de la futura demolición del sistema religioso de Babilonia a manos de la bestia y de las naciones bajo ella (Ap.17:16);
(i) de volver el corazón de un enemigo al arrepentimiento al devolverle bien por mal (Rom.12:20);
(j) de la lengua, como gobernada por una disposición incendiaria y ejercitando una influencia destructiva sobre otros (Stg.3:6);
(k) como símbolo del peligro de destrucción (Jud.1:23). (VINE).
-     e-Sword-the. LEDD.
-     Biblia de Estudio RYRIE.

-     Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 16//05//2016.

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