sábado, 14 de mayo de 2016

Parte I: JUDÁ Y EL ALFARERO SOBERANO: (Jeremías 18 y 19)

JUDÁ Y EL ALFARERO SOBERANO:
(Jeremías 18 y 19)

"Palabra del Señor que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y desciende a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Descendí a casa del alfarero, y hallé que él estaba trabajando en el torno. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en sus manos, pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra del Señor, diciendo: ¿No podré yo hacer con vosotros como este alfarero, casa de Israel?, dice el Señor. Como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mis manos, casa de Israel". (Jeremías 18:1 ss.).


Por: 
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
Los capítulos 18 y 19 exponen el tema de la señal de la casa del alfarero. Resulta difícil hacer escuchar la Palabra de Dios a las personas que están afectadas o endurecidas en el pecado. Así que Dios presentó una señal a la nación de Judá, a la vez que tiene una lección objetiva para usted y para mí. Comencemos entonces nuestra lectura, leyendo los versículos 1 al 6 de este capítulo 18 de Jeremías:

"Palabra del Señor que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y desciende a casa del alfarero, y allí te haré oir mis palabras. Descendí a casa del alfarero, y hallé que él estaba trabajando en el torno. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en sus manos, pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra del Señor, diciendo: ¿No podré yo hacer con vosotros como este alfarero, casa de Israel?, dice el Señor. Como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mis manos, casa de Israel".

Esa fue la visita que realizó Jeremías a la casa del alfarero*[1], y de esto él hizo una aplicación para la nación. Es probable que alguno de nosotros en alguna ocasión, haya podido ver trabajar a un alfarero. Y si usted no lo ha hecho amigo oyente hasta ahora, pues, debería hacerlo. Esto le dará a usted un cuadro muy nítido del mensaje que recibió Jeremías en aquel día.

Etimología:
*H3335 יָצַר = yatsár: probablemente idéntico a H3334 (mediante la idea de embutir en molde); ([Compárese con H3331]); moldear en una forma; específicamente como el alfarero; figurativamente determinar (i.e. formar una resolución):- alfarero, barro, crear, criar, dar, disponer, forjar, forma, formador, formar, hacedor, hacer, idear, labrar, pensar. (Strong).

NOTA: Jeremías 18:1-11: Esta parábola del alfarero enseña la absoluta soberanía de Dios sobre las naciones, no caprichosa mente, sino sensible a la posibilidad de un arrepentimiento (v.8).

Quizá los alfareros del presente no trabajan como lo hacían en la época de Jeremías. En aquella época no había electricidad para hacer girar la rueda, y tenían que hacerlo con el pie, así podían dedicar toda su atención para trabajar con sus manos en un barro sucio, feo, impotente y que no sirve para otra cosa. El alfarero está resuelto a transformar esa masa que no tiene forma ni atractivo alguno, en un objeto de arte. Es interesante observar el marcado contraste entre esa masa de barro y las hermosas y variadas piezas de alfarería que resultan de la labor del alfarero.

Y a ese lugar Dios envió al profeta Jeremías, para que observara el desarrollo de un verdadero sermón. En realidad era un sermón muy simple. Es fácil identificar el profundo significado de esta parábola viviente que nos explicó Jeremías.
No hay dificultades para identificar al alfarero, ni para identificar al barro.

En Realidad, Dios Nos Lo Explicó Claramente.
·      Dios es el Alfarero, e
·      Israel es el barro,
En este caso en particular.
Pero también resulta fácil aplicar la parábola a toda la humanidad en general e individualmente a cada persona. Cada persona es el barro.
Y hablando a un nivel más personal, usted y yo somos el barro en la rueda del alfarero. Indiferentemente de lo que se pueda decir de usted o de mí, somos hoy el barro en manos del alfarero, así como lo es cada ser humano que ha vivido en esta tierra.

Ahora la figura del alfarero y el barro ha sido trasladada al Nuevo Testamento y Pablo la usó en el capítulo 9 de la epístola a los Romanos, en el versículo 21, donde escribió lo siguiente: ¿Acaso no tiene potestad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
Después Pablo usó el otro lado de esta hermosa figura retórica cuando escribió las siguientes palabras a Timoteo en su Segunda Carta, capítulo 2, versículo 21: Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor y dispuesto para toda buena obra.
Así que podemos ver que esta figura fue utilizado extensamente por toda la Palabra de Dios.

Ahora, Observemos Lo Que Hizo El Alfarero:
·      Él estaba modelando una vasija y ésta se le deshizo en las manos.
·      No cedía al modelado.
·      El barro tenía que ser de la textura correcta.
·      Quizás era demasiado duro, o demasiado blando.
·      Entonces, lo puso a un lado.
·      Entonces, más tarde él tomó el barro y volvió a hacer otra clase de vasija hasta consideró que le había quedado bien.
Hay Dos Detalles Que Vamos a Destacar En Esta Sección:
·      El Poder Del Alfarero,
·      la Personalidad Del Barro.

1)    También Hablaremos Sobre El Poder Del Barro:
En primer lugar, entonces, veamos.

Ø El Poder Del Alfarero.
Dios, como un gigantesco Alfarero, tomó el barro y formó al hombre, la parte física del hombre.
En Génesis  2:7, leemos: Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente. Dios fue el Alfarero.

Ahora descendamos a la casa del alfarero y situémonos junto a Jeremías observando como hace su trabajo el alfarero. El alfarero tiene una rueda, una rueda anticuada. El oprime el pedal con su pie para hacer girar la rueda. Al hacerlo, sus manos están trabajando con destreza, artística-mente con el barro, e intentando formar a partir de él una obra de arte.

Ahora, extraemos el primer principio. Dios es soberano. El alfarero tiene un poder absoluto. Es decir, que tiene poder sobre el barro y ese poder es ilimitado. Ninguna clase de barro puede detener a este Alfarero, poner en duda Su derecho o resistir Su voluntad; nadie puede decirle que no o alterar Sus planes. El barro no le puede contestar ni discutir con El. No puede hacer nada. Solo puede rendirse a las manos del alfarero.

En ningún otro lugar puede usted encontrar una imagen más gráfica de la soberanía de Dios, que ésta. El hombre, el barro sobre la rueda del alfarero, y Dios, el alfarero. No es posible encontrar otra figura como ésta.

Nuestra generación contemporánea se resiste a esta realidad, porque éste es el día de los derechos del ser humano. Oímos hablar mucho sobre todas las expresiones en las que se manifiesta la libertad; libertad para protestar, libertad para decidir lo que una persona quiera. Parecemos haber olvidado los derechos de Dios. Dios tiene una autoridad incuestionable. Su voluntad es inexorable, inflexible, y prevalecerá. Él tiene una capacidad irresistible para dar a este universo la forma que a Él le convenga.
Y, estimado oyente, usted como individuo, y yo como individuo, no podemos ser otra cosa que barro en sus manos. Él tiene poder para imponer Su voluntad y no tiene que rendir cuentas ante nadie. Él no es responsable ante una junta de directores. No tiene que dar explicaciones a sus votantes. Tiene autoridad absoluta, por ser Dios. Usted y yo formamos parte de un universo que está funcionando para complacer a Dios.
Y la rebelión del pequeño ser humano, aquí en esta mota de polvo en la cual vivimos, es como una tormenta en un vaso de agua. Nuestra pequeña tierra, como podemos ver en las fotografías tomadas desde la luna, es como una partícula muy pequeña en la infinitud del espacio.

La Palabra de Dios tiene cosas muy definidas que decir sobre El. Dijo el apóstol Pablo en Romanos 9:20-21: ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: «Por qué me has hecho así»? V.21 ¿Acaso no tiene potestad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? Ahora, en segundo lugar hablaremos sobre

2)    La Personalidad Del Barro:
Alguien podría decir que ésta es una metáfora mixta. ¿Cómo podemos decir que el barro tiene personalidad? El barro no tiene ninguna forma, no tiene vida, es inerte, es incompetente. Es un material que refleja desorden; no puede hacer nada.
El salmista David en el Salmo 103:14: Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo. Dijo un expositor Bíblico que Dios recuerda que somos polvo, pero el hombre a veces lo olvida, y cuando ese polvo se adhiere a sí mismo, se convierte en barro. A veces, pues olvidamos esta realidad, pero Dios la recuerda. Al observar el barro en la rueda* del alfarero lo vemos como algo que no tiene deseos, que no tiene derechos, no tiene una capacidad inherente. Aparece como indefenso, impotente, y en una condición desesperada.

La Biblia Confirma Esto.
Escuchemos a Pablo en Efesios 2:1. Aunque él estaba escribiendo a los Efesios, lo que escribió se aplica también a usted y a mí. Dijo Pablo: Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Este es, pues, el hombre. Después el apóstol amplió esta descripción más adelante en el mismo capítulo, en el versículo 12, diciendo: estabais... sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Ese barro en la rueda del alfarero no es diferente. Y después Pablo les dijo a los Romanos 5:8, Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

NOTA. Jeremías 18:3: *Rueda. En un eje vertical había dos piedras redondas; la inferior era hecha girar por los pies del alfarero, haciendo que la superior girase también. El barro era colocado en la rueda superior.

Amigo oyente, usted y yo necesitamos reconocer que nuestro Dios es un Dios soberano y que nosotros somos nada más que barro. Estábamos muertos por nuestras transgresiones y pecados, sin fuerzas.

Dios es el Alfarero que tiene el poder. Dijo el apóstol Pablo en Romanos 9:16, Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Dios es quien está a cargo de este asunto y lleva el control. Ninguno de nosotros puede reclamarle nada a Dios.
Dios expresó esta idea de una manera muy clara, como vemos en Romanos 9:15, cuando le dijo a Moisés: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.

Cuando Moisés estaba intercediendo ante Dios, El, en otras palabras, le dijo: "Yo te voy a escuchar, pero no te escucho porque eres Moisés. Te voy a escuchar porque Yo tengo misericordia, compasión". Así que éste fue el motivo por el cual escuchó las palabras de Moisés. Dios no está obligado a salvar a nadie. Dios es libre para actuar como quiera. Él es justo y Él es santo.
Y este es un mundo perdido y podría permanecer tal como está, y nadie tiene derecho a hacer una pregunta al respecto.

Pero ahora miremos a la otra cara de la moneda. Hablemos ahora del poder del barro y de la personalidad del alfarero. Este es el otro lado del tema. Dice Jeremías 18:4.
Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en sus manos, pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Aquí tenemos no solo el principio de que Dios es soberano, pero también hay aquí un propósito. Veamos entonces, en tercer lugar,

Ø El Poder Del Barro.
No creemos que las grandes decisiones se tomen en las instalaciones de la iglesia. Pensamos que se toman en la vida diaria, en la oficina, en la escuela, en el taller, en las encrucijadas de la vida; allí es donde el Alfarero divino se encuentra trabajando con el barro. Allí está el lugar donde Él está trabajando con usted, estimado oyente.
Usted y yo vivimos en un mundo que `parece no tener propósito o significado en absoluto. Multitudes de personas no ven ningún propósito en sus vidas y por todas partes encuentran confusión. Alguien lo ha expresado de la siguiente manera: "En un día de ilusiones y de grandes confusiones, sobre nuestras falsas ilusiones, basamos nuestras conclusiones". Hasta aquí la cita. ¡Cuán ciertas son estas palabras!

Apartemos por un momento la mirada de la rueda del alfarero. Detrás de él vemos colocadas en estantes las obras de arte. Aquellos hermosos objetos estuvieron en otro momento y como barro en la rueda del alfarero, un barro que se rindió en las manos del alfarero. En otro tiempo todos ellos eran una masa de barro sin forma.

¿Qué Sucedió? Aquel barro sin vida estaba bajo las manos del alfarero, y a medida que la rueda de las circunstancias giraba, él le daba forma y le transformaba en los vasos que en ese momento se encontraban en exposición.
A veces habremos ido a la playa y a las zonas rocosas para recoger caracoles y nos habremos sorprendido por la gran variedad que existe; hay miles de variedades en colores y formas. Realmente, Dios ha creado las cosas hermosas en abundancia.
Y al sostener uno de estos caracoles en nuestras manos, quizás nos habremos preguntado si Dios no estaba tratando de decirnos algo. El comenzó con un pequeño ser vivo, un diminuto molusco y a su alrededor El formó este caracol.

Y ante este hecho podríamos pensar lo siguiente: Bueno, si el gran Arquitecto ha pasado todo ese tiempo con un caracol en el fondo del océano, ¿qué no hará hoy con el ser humano?-----> Continua Parte II.

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