sábado, 14 de mayo de 2016

LA VID VERDADERA: (Juan 15:1-27) Parte II

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador”. (Juan 15:1…)

-----> Viene: anterior la condición para la oración eficaz era pedir “en el nombre de Jesús” (ver 14:13 s.), y se implicaba que la obediencia también era necesaria. Morris comenta que la misma actitud se establece como condición para la oración eficaz en ambos capítulos, pero con términos distintos. En ambos capítulos la idea central es la un ión vital con Jesús que asegura la oración eficaz: sea de la morada del creyente en él, o él en el creyente, o sus palabras morando en el creyente, o pidiendo  en su nombre, es decir, en armonía y de acuerdo con la persona y propósito de Jesús.


Permaneced en mí  En una ocasión, cuando el misionero Hudson Taylor pasó la noche en la casa de un amigo y éste le preguntó: “¿Está siempre consciente de permanecer en Cristo?”, Taylor le respondió: “Anoche, mientras yo dormía ¿dejé de permanecer en su casa porque no estaba ‘consciente’ de ello? De la misma forma, jamás debemos pensar que no permanecemos en él porque no estamos conscientes de ello”.

La expresión En esto (v. 8) mira hacia atrás a los vv. 5 y 7: vidas fructíferas y oración eficaz son dos maneras de glorificar a Dios.
En cambio, Morris opina que la expresión mira hacia adelante, es decir, hacía en que llevéis mucho fruto. El verbo es glorificado está en el tiempo aoristo, voz pasiva (ver v. 6), y una traducción literal sería “fue glorificado”, pero no se refiere únicamente a acciones del pasado sino cada vez que surgen las condiciones mencionadas. La expresión en que traduce la conjunción de propósito (jina  G2443) que generalmente se traduce “para que” y es seguida por el modo subjuntivo, como en este caso.
Sin embargo, Lindars, la RVA., y otros opinan que la conjunción expresa una aclaración, más bien que propósito.
Nótese: la interrelación estrecha en cuatro ideas:
·      la morada mutua (v. 7),
·      la oración eficaz (v. 7),
·      el fruto abundante (v. 8), y
·      el discipulado (v. 8).
Sorprende que Jesús dijera a sus discípulos, que habían estado con él tres años, que seáis mis discípulos (mejor “para que lleguéis a ser mis discípulos”), pero la idea es “para que seáis discípulos más cabales”.

Es semejante a decirles “para que creáis” (ver 14:29). El concepto del discipulado no es pasivo, ni estático, sino dinámico y creciente. El nuevo convertido es un discípulo, pero a lo largo de los años  se espera que sea un discípulo cada vez más semejante a su maestro y más eficaz en su ministerio.
Una variante en el texto, con fuerte apoyo documental, escribe el verbo seáis como “y llegaréis a ser”, en el tiempo futuro, pero el sentido esencialmente es el mismo.
Brown cita a Ignacio quien, en camino a Roma para el martirio, dijo: “Ahora estoy llegando a ser un discípulo”.

En el v. 9, la RVA sigue la puntuación del mejor texto griego en su traducción, pero algunas versiones eliminan la primera coma y sustituyen la coma por un punto y coma. Jesús se vuelve de la obligación de llevar fruto, y de permanecer en él, al énfasis del amor que motiva la vida del discípulo.
Los dos verbos amó y he amado están en el tiempo aoristo y deben ser traducidos en ese tiempo: amó y “amé”.
En ambos casos la idea es constativo, es decir, se contempla el amor pasado en su totalidad, pero no excluye la continuación en el futuro. Se enfatiza la calidad del amor en que ellos deben permanecer: “en la misma manera en que el Padre me amó, y también yo os amé”.
Los discípulos quizás no tenían un concepto claro del amor del Padre para con el Hijo, pero sin duda habían observado y experimentado la profundidad de su amor para con ellos. Esa calidad de amor debe ser el modelo para ellos en su relación entre sí y para con el mundo.

El mandato de “permaneced en mí” (vv. 4-7) y “permaneced en mis palabras” (implicado en el v. 7 y 14:23, 24) ahora se cambia a permaneced en mi amor. El permanecer en su amor es una manera concreta y quizá aún sumaria de permanecer en él y en sus palabras. En la expresión en mi amor el pronombre posesivo está en una posición atributiva que describe la naturaleza de su amor.

NOTA: 15:4: Permaneced en mí: Juan explica lo que esto significa cuando usa la misma palabra en 1 Juan 3:24. El permanecer depende de guardar los Mandamientos de Cristo (15:10).
15:6: Y Arden: Esto se refiere a las obras del creyente. El cristiano que no permanece en Cristo, no puede hacer lo que agrada a Dios; por tanto, sus obras serán quemadas ante el Tribunal de Cristo, aunque él mismo será Salvo (1 Corintios 3:11-15).
15:8: En esto: I, es, en la oración respondida para llevar fruto. Nótese: la progresión: el paso de fruto a más fruto comporta la poda (limpieza) mediante la Palabra de Dios (v.21), y el paso de más fruto a mucho fruto comporta una vida de oración respondida.

Vincent lo traduce así: “en el amor, ese que es mío”. El énfasis recae más bien sobre el carácter del amor (“amor tipo Cristo”) que sobre la fuerza posesiva del pronombre.

Jesús vuelve al tema de la obediencia (v. 10) de sus mandamientos como prueba concreta del amor para con él (ver 14:15, 21). El decir “te amo” no es suficiente si no es acompañado por la obediencia.
Richard Neibuhr, en su libro Christ and Culture, al describir a Cristo en contraste con la cultura, habla de la “obediencia radical” que él practicó en su relación con el Padre y que espera de sus seguidores, es decir, obediencia que no es ocasional, ni selectiva, sino la que es un estilo natural de vida, gozosa, inmediata y espontánea.
La manera más sincera y convincente de expresar amor a Cristo es la práctica de esa clase de obediencia a sus mandamientos.

Con el v. 11 Jesús concluye la enseñanza sobre la alegoría de la vid. La RVA., y otras traducciones toman la cláusula Estas cosas os he hablado como una fórmula que Juan emplea para marcar una división entre un tema y otro (ver 5:16; 14:25; 16:25, 33). Por esta razón, algunos hacen una división aquí en el análisis de este capítulo. La RVA., basándose en el texto griego coloca este versículo al principio de una nueva división. Otros la colocan al fin de la división anterior.

Estas cosas (ver 14:25) se refiere a los discursos en la despedida a partir Deut.13:1. El propósito de Jesús, expresado con la conjunción de intento para que, se cambie de fruto a gozo. Mi gozo (ver 14:27) se refiere al gozo que se produce en uno que es consciente de haber obedecido al pie de la letra la voluntad de su Señor. Jesús, aun ante su muerte inminente, pudo sentir un profundo gozo por la consciencia de haber obedecido cabalmente al Padre y que lo obedecería hasta la muerte de cruz.
Otra vez el énfasis no está en el pronombre posesivo mí, sino en el carácter de ese gozo (ver “mi amor”, v. 9). Es un gozo caracterizado por Cristo. Él deseaba ese tipo de gozo para sus discípulos, el gozo de vidas llevando fruto abundante en obediencia al Padre, y a la vez, sembrando gozo entre otros con el evangelio.
Ese gozo es perdurable, no depende de circunstancias favorables, las cuales pueden cambiar en un momento. Ellos experimentarían el gozo completo hasta después de la resurrección (ver 14:28; 16:20-22, 33).
Morris comenta que el término “gozo” es nuevo en este Evangelio, apareciendo hasta ahora sólo en 3:29. Pero en el discurso de despedida se encuentra siete veces (v. 11 dos veces; 16:20, 21, 22, 24; 17:13).
La metáfora de la vid  En Juan 15:11. Jesús habla de la comunidad de sus seguidores por medio de la metáfora de la vid y las ramas. Jesús es la vid, sus discípulos son las ramas y su Padre es el labrador, el que cuida de la vid. Jesús da énfasis a dos enseñanzas en esta metáfora:
·      En la comunidad cristiana debe existir interrelación (mutualidad), y
·      permanencia.
Él usa el verbo “permanecer” diez veces en estos versículos. Esta palabra describe la relación de Jesús con el Padre, la relación de Jesús con la comunidad, y de la comunidad con él.

Si el individuo va a crecer y producir fruto será solamente en relación con la vid. La visión de Jesús no es una de personas aisladas e independientes que llevan su vida y ministerio fuera de la comunidad. Sin la vid, no se puede hacer nada.

La segunda enseñanza de esta metáfora es la de una imagen no jerárquica de la comunidad de fe, la iglesia. Todas las ramas están enraizadas juntamente en una sola vid, y solamente por medio de la raíz común pueden producir fruto. Dios, el labrador, es quien decide si la rama funciona o no. Es él quien quita las ramas secas, y las echa al fuego; como también es él quien ve dónde, cuándo y cómo limpiar las ramas que producen algo, pero que podrían producir más.

Estas dos enseñanzas son grandes ejemplos para el creyente de hoy. Con un enfoque así, la iglesia podrá verdaderamente llegar a ser luz para un mundo que anda en tinieblas.
Parece que Jesús resume todos sus mandamientos en uno sólo (v. 12) para todos los que obedecen su mandato: “permaneced en mi amor” (ver v. 10; Juan 13:34), al decir: Este es mi mandamiento.
Hull comenta que solo en este mandamiento Jesús es tanto la fuente como la norma.
Beasley Murray entiende que en este mandamiento se resume el llamado de amar a Dios (Deut.6:4-5) que Jesús unió con el de amar al prójimo (Lv.19:18; ver Marcos 12:29-31). La expresión que os améis traduce un verbo en el tiempo presente, describiendo una actitud y acción constante, perdurable.
Jesús no sólo manda el amor recíproco y perdurable entre los discípulos, sino que especifica la calidad de amor que deben exhibir: como yo os he amado.
Otra vez se traduce un verbo en el tiempo aoristo como si estuviera en el tiempo perfecto. Literalmente sería “como yo os amé” con la idea constativo (ver v. 9) que resume todas las acciones del pasado como si fuera una sola.
Pero puesto que ese amor continúa y continuaría hasta la cruz y después para siempre, los traductores optan por traducirlo como si estuviera en el tiempo perfecto. Es un amor “radical”, no selectivo, ni optativo, sino puro, altruista, perdurable y dispuesto a obedecer hasta la muerte.

El líder verdadero: “Los líderes que son verdaderos siervos saben que la plenitud de la vida no se mide por cuánto uno tiene, sino por cuán completamente uno da o se da”.

Obispo Marion Edwards:

Una traducción literal del v. 13 revela el énfasis sobre las primeras tres palabras: “Mayor que éste, amor nadie tiene. Este versículo y el siguiente continúan la idea del anterior: “como yo os he amado”. Jesús describe la calidad y dimensión de su amor. El hecho de dar su propia vida por un amigo es la expresión máxima del amor. Beasley Murray cita a varios filósofos griegos quienes describen el amor más sublime en estos términos de dar su vida por un amigo. Pero Jesús no estaba pensando en los filósofos al decir esto; tenía en mente el sacrificio voluntario que haría el día siguiente a favor de no uno sino de todos, y no sólo de sus amigos sino también de sus enemigos (ver 10:11; Rom.5:6-8).
Vincent insiste en el uso télico, o de intento y propósito (es decir, “con el fin de que”), para la conjunción (jina  G2443) que la mayoría de las versiones traduce con solo que. La preposición que se traduce por significa “en lugar de” o “a favor de” y se usa en la interpretación vicaria o sustitutiva de la cruz: “Cristo murió en lugar del pecador”.

NOTA: 15:13: La más alta expresión de amor es el sacrificio de sí mismo en el que una persona no escatima su propia vida (compare 1 Juan 3:16).

Jesús vuelve al tema de la obediencia de sus mandatos como prueba de su amistad o amor, para con él (ver 14:15, 21). El pronombre Vosotros (v. 14) es doblemente enfático: “Vosotros y solamente vosotros…”. El término amigos traduce el vocablo griego que se deriva del verbo “amar” (fileo  G5368). El amigo es uno que es amado.
La partícula gr. que se traduce si introduce una cláusula condicional de tercera clase que anticipa un futuro más probable. Jesús esperaba confiadamente que los discípulos cumplieran lo que él mandaba:
·      El verbo hacéis está en el tiempo presente, describiendo una acción continua, un obedecer como estilo de vida.
·      El verbo mando, de los varios términos griegos que se traducen con esta idea, significa un mandato o precepto específico en contraste con el mandato general de toda la ley.

En el v. 15 se establece un contraste entre siervos y amigos. El término siervos traduce el griego doulos  G1401. Pero Jesús se había referido sólo indirectamente a sus discípulos como “siervos” (ver 12:26; 13:13, 16), porque frecuentemente no entendían los planes y propósitos de su Maestro.
Sin embargo, esta ignorancia a menudo se debía más bien a su propia falta de atención o percepción (ver 13:36; 14:5, 8, 22). Jesús describe la diferencia entre el siervo y el amigo: el dueño no comparte sus planes y propósitos con sus siervos, pero con el amigo sí. Al siervo le corresponde sólo obedecer las órdenes de su dueño sin entender, cuestionar, discutir, ni opinar sobre sus propósitos.

Especialmente en el discurso de despedida, él les había dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre (ver 13:19; 14:4, 6, 7, 9, 10). No hay una contradicción con lo que Jesús dijo en 16:12, pues él compartía con los discípulos sólo lo que ellos estaban en condición de sobrellevar en cada momento.
Seguiría informándoles de los planes y propósitos del Padre hasta la crucifixión, en sus apariciones posteriores (ver Mateo 28:19 s.; Hechos 1:1 ss.), y después de la ascensión, por medio del Espíritu Santo.
A pesar de todo, inclusive que Jesús no les llamaría más siervos, ellos seguirían siéndolo, y nosotros también. Pablo siempre se refería a sí mismo como el “doulos de Cristo” en su relación con el Señor.

El propósito del v. 16 es el de animar a los discípulos a entrar con confianza en la misión que Jesús les encomendaba.
Nótese: el contraste enfático entre Vosotros y yo. Jesús estableció tres verdades fundamentales aquí:
·      él tomó la iniciativa en escoger a los discípulos;
·      el propósito de la elección fue el de llevar fruto que permanece; y
·      la elección y producción de fruto les habilitaría para pedir eficazmente.
A menudo el creyente supone que fue él quien tomó la iniciativa en su conversión y también en su vocación cristiana. Jesús aclara que no es así. Algunos comentaristas opinan que la primera cláusula se refiere a la decisión de seguir a Jesús como creyentes, pero otros entienden que se refiere a elegir la vocación como apóstoles.
Parece que Jesús está describiendo dos pasos distintos al decir os elegí y os he puesto, el primero refiriéndose a la experiencia inicial de seguir a Jesús como Maestro y el segundo de establecerles como apóstoles.
Por lo menos los Sinópticos concuerdan en que hubo un momento, varios meses después de decidir seguirle, cuando Jesús escogió de entre sus seguidores a doce (ver Mateo 10:1-4; Marcos 3:13-19; Lucas 6:12-16).

El término os he puesto traduce un verbo gr. en el tiempo aoristo: “os puse”.
Beasley Murray lo traduce “os aparté” para una misión, basándose en el uso en el v. 13 donde Jesús “apartó” su vida a favor de otros.
El mismo verbo griego también se traduce “constituyó” (ver Num.8:10; 27:18; Is.49:6; Hechos 13:47; 1 Tim.1:12; 2 Tim.1:11; Heb.1:2).
En relación con la idea de una misión, Jesús vuelve a la analogía de la vid y el propósito del labrador al decir para que vayáis y llevéis fruto. El verbo vayáis también sugiere el salir para realizar una misión y esa misión es de llevar fruto.
La cláusula para que vuestro fruto permanezca parece referirse a la conversión de personas salvadas para la eternidad más bien que la santidad personal del discípulo. La obediencia en ir y llevar fruto les daría base para pedir con la confianza de que el Padre oiría y contestaría: a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre él os lo dé.
La oración aceptable del discípulo nunca tendrá el carácter de un mandato, ni demanda, sino como la apelación de uno que es humilde, débil y obediente al que es soberano y omnipotente.
Nótese: la relación estrecha entre el discipulado, la oración eficaz y el llevar fruto.

 La Vid y La Rama:

“El comentarista Gail O’Day dice que en la vid ‘no se puede distinguir una rama de la otra, porque ninguna de ellas tiene una posición de orgullo... No hay una rama de obispos, otra de ancianos, u otra de administradores burócratas que les otorgue una posición más favorable que a otro. En esta vid no se puede distinguir entre el laico y el clero’. Todos están enraizados juntos en una misma vid, y entrelazados entre sí en una comunidad de mutualidad e interrelación”.

Frances Taylor Gench:

Observamos en el v. 17 otra vez esa fórmula que Juan emplea para marcar el cambio de tema: “estas cosas os mando (ver v. 11; Hebreos 14:25; 16:1; 16:25; 16:33). No hay consenso en cuanto a la división.
Beasley Murray entiende que este versículo termina un párrafo, como en nuestro análisis, pero Morris sugiere que comienza uno nuevo. “Estas cosas”, traducido aquí como Esto, se refiere a lo que Jesús había dicho acerca de la relación de ellos con él, y entre sí.
Plummer opina que la conjunción griega jina.

Concluyo:
Hay alguien, que pueda asumir esta verdad, fuera de Cristo como la Vid Verdadera, creo que no, conozca más sobre la persona de Jesucristo, y su Deidad como Dios.
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Notas Y Bibliografía:
[1] hayah = (הָיָה, H1961), «ser, acontecer, llegar a ser». Este verbo solo se encuentra en hebreo y arameo. Se constatan unos 3,560 casos del término en el Antiguo Testamento, tanto en hebreo como en arameo. A menudo el verbo indica más que existencia o identidad (esto se puede hacer aun sin el verbo). Más bien, enfatiza de manera muy particular la existencia (ser) o la presencia de una persona u objeto. Sin embargo, en las versiones en castellano se suele usar simplemente el término «acontecer».
El verbo puede usarse para resaltar la presencia de una persona (p. ej. el Espíritu divino Jueces 3:10), una emoción (p. ej. temor, Génesis 9:2) o una situación (p. ej. maldad, Amos 3:6). El verbo destaca la presencia (u ausencia) de cada uno de estos casos o sea que es determinante.
Por otro lado, hay algunos casos en que hayah sí quiere decir sencillamente «acontecer, ocurrir». Solo se enfatiza el acontecimiento, como se puede observar en la siguiente declaración inmediatamente después del primer día de la creación: «Y fue así» (Genesis 1:7). Con este mismo sentido, hayah se traduce con frecuencia «aconteció».
Las diversas partículas que pueden acompañar al verbo matizan su significado. Por ejemplo, en pasajes que expresan maldición o bendición, el verbo no solo se usa para especificar el objeto de la acción, sino también las fuerzas dinámicas que están por detrás y por dentro de la acción. Génesis 12:2, para citar un ejemplo, se narra que Dios dijo a Abram: «Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás [hayah] bendición». Abram ya había sido bendecido, así que la declaración divina le otorga una bendición futura. Cuando hayah se usa en citas como estas indica que el cumplimiento está asegurado por el poder y autoridad de quien promete. Abram será bendecido porque así lo ha establecido Dios.
En otro grupo de pasajes, hayah constituye intención en vez de cumplimiento. O sea, la bendición se hace promesa y la maldición amenaza (cf. Génesis 15:5).
Finalmente, en un uso aún menos marcado de hayah, la bendición o la maldición indican apenas un querer o desear (cf. Salmo 129:6). Con todo, el verbo sigue siendo un tanto dinámico, puesto que reconoce la presencia de Dios, la fidelidad del ser humano (o su rebeldía) y la intención de Dios de lograr lo que se ha propuesto.
En relatos de milagros, hayah con frecuencia aparece en el clímax de la historia para confirmar la veracidad del acontecimiento. La mujer de Lot miró hacia atrás y «se convirtió» [hayah] en estatua de sal (Génesis 19:26); el uso de hayah confirma que el hecho en realidad aconteció. Este es también el énfasis del verbo en Génesis 1:3, en donde Dios dice: «Sea la luz». Dios cumplió con su palabra en que «fue la luz».
Los profetas usan hayah para proyectar hacia el futuro las intervenciones divinas. Lo emplean no tanto para enfatizar las circunstancias y los hechos anunciados que en verdad ocurrieron, sino más bien para indicar la fuerza divina subyacente que hace posible que ello acontezca (cf. Is.2:2).
En pasajes jurídicos que describen la relación divina con el pueblo del pacto se usa hayah para establecer el deseo y la intención de Dios (cf. Éxodo 12:6). Los pactos entre dos personas casi siempre incluyen hayah en sus fórmulas legales (Deut.26:17-18; Jr.7:23).
Uno de los usos más discutidos de hayah aparece en Ex.3:14, donde Dios comunica su nombre a Moisés. Dice: «Yo soy [hayah] el que soy [hayah]». Puesto que el nombre divino Jehov̆ o Yahvé era bien conocido mucho antes (cf. Gn.4:1); esta revelación quiere, quizás destacar que el Dios que establece el pacto es el mismo que lo cumple. Por tanto, Ex.3:14 es más que una simple afirmación de identidad: «Yo soy el que soy»; es una declaración del control divino sobre todas las cosas (cf. Os.1:9). (VINE)
[2] analogía. (Del lat. analogĭa, y este del gr. ἀναλογία, proporción, semejanza). f. Relación de semejanza entre cosas distintas. || 2. Razonamiento basado en la existencia de atributos semejantes en seres o cosas diferentes. || 3. Biol. Semejanza entre partes que en diversos organismos tienen una misma posición relativa y una función parecida, pero un origen diferente. || 4. Der. Método por el que una norma jurídica se extiende, por identidad de razón, a casos no comprendidos en ella. || 5. Gram. Semejanza formal entre los elementos lingüísticos que desempeñan igual función o tienen entre sí alguna coincidencia significativa. || 6. Ling. Creación de nuevas formas lingüísticas, o modificación de las existentes, a semejanza de otras; p. ej., los pretéritos tuve, estuve, anduve se formaron por analogía con hube. || 7. Gram. morfología. Microsoft® Encarta® 2009.
-    e-Sword-the. LEDD.
-    Biblia de Estudio RYRIE.
-    Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 11//05//201

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