“Yo
soy la vid verdadera, y mi
Padre es el labrador”. (Juan 15:1…)
-----> Viene: anterior la condición para la oración
eficaz era pedir “en el nombre de Jesús” (ver 14:13 s.), y se implicaba que
la obediencia también era necesaria. Morris comenta que la misma actitud se
establece como condición para la oración eficaz en ambos capítulos, pero con
términos distintos. En ambos capítulos la idea central es la un ión vital con
Jesús que asegura la oración eficaz:
sea de la
morada del creyente en él, o él en el creyente, o sus palabras morando en el
creyente, o pidiendo en su nombre, es decir, en armonía y de
acuerdo con la persona y propósito de Jesús.
Permaneced en mí En una ocasión, cuando el misionero Hudson
Taylor pasó la noche en la casa de un amigo y éste le preguntó: “¿Está
siempre consciente de permanecer en Cristo?”, Taylor le respondió: “Anoche,
mientras yo dormía ¿dejé de permanecer en su casa porque no estaba ‘consciente’
de ello? De la misma forma, jamás debemos pensar que no permanecemos en él porque
no estamos conscientes de ello”.
La expresión En esto (v. 8) mira hacia
atrás a los vv. 5 y 7: vidas fructíferas y oración eficaz son dos maneras de
glorificar a Dios.
En cambio, Morris opina que la expresión
mira hacia adelante, es decir, hacía en que llevéis mucho fruto. El verbo es
glorificado está en el tiempo aoristo, voz pasiva (ver v. 6), y una traducción
literal sería “fue
glorificado”, pero no se refiere únicamente a acciones del pasado
sino cada vez que surgen las condiciones mencionadas. La expresión en que
traduce la conjunción de propósito (jina
G2443) que generalmente se traduce “para que” y es seguida por el
modo subjuntivo, como en este caso.
Sin embargo, Lindars, la RVA., y otros
opinan que la conjunción expresa una aclaración, más bien que propósito.
Nótese: la interrelación estrecha en cuatro ideas:
· la morada mutua
(v. 7),
· la oración
eficaz (v. 7),
· el fruto
abundante (v. 8), y
· el discipulado
(v. 8).
Sorprende que
Jesús dijera a sus discípulos, que habían estado con él tres años, que seáis
mis discípulos (mejor “para que lleguéis a ser mis discípulos”),
pero la idea es “para
que seáis discípulos más cabales”.
Es semejante a decirles “para que
creáis” (ver 14:29). El concepto del discipulado no es pasivo, ni
estático, sino dinámico y creciente. El nuevo convertido es un discípulo, pero
a lo largo de los años se espera que sea un discípulo cada vez más
semejante a su maestro y más eficaz en su ministerio.
Una variante en el texto, con fuerte
apoyo documental, escribe el verbo seáis como “y llegaréis a ser”, en el
tiempo futuro, pero el sentido esencialmente es el mismo.
Brown
cita a Ignacio quien, en camino a Roma para el martirio, dijo: “Ahora estoy llegando a ser un discípulo”.
En el v. 9, la RVA sigue la puntuación
del mejor texto griego en su traducción, pero algunas versiones eliminan la
primera coma y sustituyen la coma por un punto y coma. Jesús se vuelve de la
obligación de llevar fruto, y de permanecer en él, al énfasis del amor que
motiva la vida del discípulo.
Los dos verbos amó y he amado están en el
tiempo aoristo y deben ser traducidos en ese tiempo: amó y “amé”.
En ambos casos la idea es constativo, es
decir, se contempla el amor pasado en su totalidad, pero no excluye la
continuación en el futuro. Se enfatiza la calidad del amor en que ellos deben
permanecer:
“en la misma manera en que el Padre me amó, y también yo os amé”.
Los discípulos quizás no tenían un
concepto claro del amor del Padre para con el Hijo, pero sin duda
habían observado y experimentado la profundidad de su amor para con ellos. Esa calidad
de amor
debe ser el modelo para ellos en su relación entre sí y para con el mundo.
El mandato de “permaneced en mí” (vv. 4-7) y “permaneced en
mis palabras” (implicado en el v. 7 y 14:23, 24) ahora se cambia a
permaneced en mi amor. El permanecer en su amor es una manera concreta y quizá aún
sumaria de permanecer en él y en sus palabras. En la expresión en mi amor el
pronombre posesivo está en una posición atributiva que describe la naturaleza
de su amor.
NOTA: 15:4: Permaneced en mí: Juan explica lo
que esto significa cuando usa la misma palabra en 1 Juan 3:24. El permanecer
depende de guardar los Mandamientos de Cristo (15:10).
15:6: Y Arden: Esto se refiere a las obras del creyente. El cristiano que no
permanece en Cristo, no puede hacer lo que agrada a Dios; por tanto, sus obras
serán quemadas ante el Tribunal de Cristo, aunque él mismo será Salvo (1
Corintios 3:11-15).
15:8: En esto: I, es, en la oración respondida para
llevar fruto.
Nótese: la progresión: el paso de
fruto a más fruto comporta la poda (limpieza) mediante la Palabra de Dios
(v.21), y el paso de más fruto a mucho fruto comporta una vida de oración
respondida.
Vincent
lo traduce así: “en el amor, ese que es mío”. El énfasis
recae más bien sobre el carácter del amor (“amor tipo Cristo”) que sobre la fuerza
posesiva del pronombre.
Jesús vuelve al tema de la obediencia
(v. 10) de sus mandamientos como prueba concreta del amor para con él (ver
14:15, 21). El decir “te amo” no es suficiente si no es acompañado
por la obediencia.
Richard Neibuhr, en su libro Christ and
Culture, al describir a Cristo en contraste con la cultura, habla de la “obediencia
radical” que él practicó en su relación con el Padre y que espera de
sus seguidores, es decir, obediencia que no es ocasional, ni selectiva, sino la
que es un estilo natural de vida, gozosa, inmediata y espontánea.
La manera más sincera y convincente de
expresar amor a Cristo es la práctica de esa clase de obediencia a sus
mandamientos.
Con
el v. 11 Jesús concluye la enseñanza sobre la alegoría de la vid. La RVA., y
otras traducciones toman la cláusula Estas cosas os he hablado… como una fórmula que Juan emplea para
marcar una división entre un tema y otro (ver 5:16; 14:25; 16:25, 33). Por esta
razón, algunos hacen una división aquí en el análisis de este capítulo. La RVA.,
basándose en el texto griego coloca este versículo al principio de una nueva
división. Otros la colocan al fin de la división anterior.
Estas
cosas (ver 14:25) se refiere a los discursos en la despedida a partir Deut.13:1. El propósito de
Jesús, expresado con la conjunción de intento para que, se cambie de fruto a
gozo. Mi gozo (ver 14:27) se refiere al gozo que se produce en uno que es
consciente de haber obedecido al pie de la letra la voluntad de su Señor.
Jesús, aun ante su muerte inminente, pudo sentir un profundo gozo por la
consciencia de haber obedecido cabalmente al Padre y que lo obedecería hasta la
muerte de cruz.
Otra vez el énfasis no está en el
pronombre posesivo mí, sino en el carácter de ese gozo (ver “mi amor”,
v. 9). Es un gozo caracterizado por Cristo. Él deseaba ese tipo de gozo para
sus discípulos, el gozo de vidas llevando fruto abundante en obediencia al
Padre, y a la vez, sembrando gozo entre otros con el evangelio.
Ese gozo es perdurable, no depende de
circunstancias favorables, las cuales pueden cambiar en un momento. Ellos
experimentarían el gozo completo hasta después de la resurrección (ver 14:28;
16:20-22, 33).
Morris comenta que el término “gozo”
es nuevo en este Evangelio, apareciendo hasta ahora sólo en 3:29. Pero en el
discurso de despedida se encuentra siete veces (v. 11 dos veces; 16:20, 21, 22,
24; 17:13).
La
metáfora de la vid En Juan 15:11. Jesús habla de
la comunidad de sus seguidores por medio de la metáfora de la vid y las ramas.
Jesús es la vid, sus discípulos son las ramas y su Padre es el labrador, el que
cuida de la vid. Jesús da énfasis a dos enseñanzas en esta metáfora:
·
En
la comunidad cristiana debe existir interrelación (mutualidad), y
·
permanencia.
Él usa el verbo “permanecer” diez veces en estos
versículos. Esta palabra describe la relación de Jesús con el Padre, la
relación de Jesús con la comunidad, y de la comunidad con él.
Si el individuo va a crecer y producir
fruto será solamente en relación con la vid. La visión de Jesús no es una de
personas aisladas e independientes que llevan su vida y ministerio fuera de la
comunidad. Sin la vid, no se puede hacer nada.
La segunda enseñanza de esta metáfora es
la de una imagen no jerárquica de la comunidad de fe, la iglesia. Todas las
ramas están enraizadas juntamente en una sola vid, y solamente por medio de la
raíz común pueden producir fruto. Dios, el labrador, es quien decide si la rama
funciona o no. Es él quien quita las ramas secas, y las echa al fuego; como
también es él quien ve dónde, cuándo y cómo limpiar las ramas que producen
algo, pero que podrían producir más.
Estas
dos enseñanzas son grandes ejemplos para el creyente de hoy. Con un enfoque
así, la iglesia podrá verdaderamente llegar a ser luz para un mundo que anda en
tinieblas.
Parece que Jesús resume todos sus
mandamientos en uno sólo (v. 12) para todos los que obedecen su mandato: “permaneced
en mi amor” (ver v. 10; Juan 13:34), al decir: Este es mi mandamiento.
Hull comenta que solo en este
mandamiento Jesús es tanto la fuente como la norma.
Beasley Murray entiende que en este
mandamiento se resume el llamado de amar a Dios (Deut.6:4-5) que Jesús unió con
el de amar al prójimo (Lv.19:18; ver Marcos 12:29-31). La expresión que os
améis traduce un verbo en el tiempo presente, describiendo una actitud y acción
constante, perdurable.
Jesús no sólo manda el amor recíproco y
perdurable entre los discípulos, sino que especifica la calidad de amor que
deben exhibir: como
yo os he amado.
Otra vez se traduce un verbo en el
tiempo aoristo como si estuviera en el tiempo perfecto. Literalmente sería “como yo os
amé” con la idea constativo (ver v. 9) que resume todas las acciones
del pasado como si fuera una sola.
Pero puesto que ese amor continúa y
continuaría hasta la cruz y después para siempre, los traductores optan por
traducirlo como si estuviera en el tiempo perfecto. Es un amor “radical”,
no selectivo, ni optativo, sino puro, altruista, perdurable y dispuesto a
obedecer hasta la muerte.
El
líder verdadero: “Los líderes que son verdaderos
siervos saben que la plenitud de la vida no se mide por cuánto uno tiene, sino
por cuán completamente uno da o se da”.
Obispo Marion Edwards:
Una
traducción literal del v. 13 revela el énfasis sobre las primeras tres
palabras: “Mayor que éste, amor nadie tiene”. Este versículo
y el siguiente continúan la idea del anterior: “como yo os he amado”. Jesús
describe la calidad y dimensión de su amor. El hecho de dar su propia vida por
un amigo es la expresión máxima del amor. Beasley Murray cita a varios
filósofos griegos quienes describen el amor más sublime en estos términos de
dar su vida por un amigo. Pero Jesús no estaba pensando en los filósofos al
decir esto; tenía en mente el sacrificio voluntario que haría el día siguiente
a favor de no uno sino de todos, y no sólo de sus amigos sino también de sus
enemigos (ver 10:11; Rom.5:6-8).
Vincent insiste en el uso télico, o de intento y propósito (es
decir, “con
el fin de que”), para la conjunción (jina G2443) que
la mayoría de las versiones traduce con solo que. La preposición que se traduce
por significa “en
lugar de” o “a favor de” y se usa en la interpretación
vicaria o sustitutiva de la cruz: “Cristo murió en lugar del pecador”.
NOTA: 15:13: La más alta
expresión de amor es el sacrificio de sí mismo en el que una persona no
escatima su propia vida (compare 1 Juan 3:16).
Jesús vuelve al tema de la obediencia de
sus mandatos como prueba de su amistad o amor, para con él (ver 14:15, 21). El
pronombre Vosotros (v. 14) es doblemente enfático: “Vosotros y solamente vosotros…”.
El término amigos traduce el vocablo griego que se deriva del verbo “amar”
(fileo G5368). El amigo es uno
que es amado.
La partícula gr. que se traduce si
introduce una cláusula condicional de tercera clase que anticipa un futuro más
probable. Jesús esperaba confiadamente que los discípulos cumplieran lo que él
mandaba:
· El verbo hacéis
está en el tiempo presente, describiendo una acción continua, un obedecer como
estilo de vida.
· El verbo mando,
de los varios términos griegos que se traducen con esta idea, significa un
mandato o precepto específico en contraste con el mandato general de toda la
ley.
En
el v. 15 se establece un contraste entre siervos y amigos. El término
siervos traduce el griego doulos G1401. Pero Jesús se había
referido sólo indirectamente a sus discípulos como “siervos” (ver 12:26; 13:13,
16), porque frecuentemente no entendían los planes y propósitos de su Maestro.
Sin embargo, esta ignorancia a menudo se
debía más bien a su propia falta de atención o percepción (ver 13:36; 14:5, 8,
22). Jesús describe la diferencia entre el siervo y el amigo: el dueño no
comparte sus planes y propósitos con sus siervos, pero con el amigo sí.
Al siervo le corresponde sólo obedecer las órdenes de su dueño sin entender,
cuestionar, discutir, ni opinar sobre sus propósitos.
Especialmente en el discurso de
despedida, él les había dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre (ver
13:19; 14:4, 6, 7, 9, 10). No hay una contradicción con lo que Jesús dijo en
16:12, pues él compartía con los discípulos sólo lo que ellos estaban en
condición de sobrellevar en cada momento.
Seguiría informándoles de los planes y
propósitos del Padre hasta la crucifixión, en sus apariciones posteriores (ver
Mateo 28:19 s.; Hechos 1:1 ss.), y después de la ascensión, por medio del
Espíritu Santo.
A pesar de todo, inclusive que Jesús no
les llamaría más siervos, ellos seguirían siéndolo, y nosotros también. Pablo
siempre se refería a sí mismo como el “doulos de Cristo” en su relación con el Señor.
El propósito del v. 16 es el de animar a
los discípulos a entrar con confianza en la misión que Jesús les encomendaba.
Nótese: el contraste enfático entre Vosotros
y yo.
Jesús estableció tres verdades fundamentales aquí:
· él tomó la iniciativa en escoger a los discípulos;
· el propósito de la elección fue el de llevar fruto
que permanece; y
· la elección y producción de fruto les habilitaría
para pedir eficazmente.
A menudo el creyente supone que fue él quien
tomó la iniciativa en su conversión y también en su vocación cristiana. Jesús
aclara que no es así. Algunos comentaristas opinan que la primera cláusula se
refiere a la decisión de seguir a Jesús como creyentes, pero otros entienden
que se refiere a elegir la vocación como apóstoles.
Parece que Jesús está describiendo dos
pasos distintos al decir os elegí… y
os he puesto, el primero refiriéndose a la experiencia inicial de seguir a
Jesús como Maestro y el segundo de establecerles como apóstoles.
Por lo menos los Sinópticos concuerdan
en que hubo un momento, varios meses después de decidir seguirle, cuando Jesús
escogió de entre sus seguidores a doce (ver Mateo 10:1-4; Marcos 3:13-19; Lucas
6:12-16).
El
término os he puesto traduce un verbo gr. en el tiempo aoristo: “os puse”.
Beasley Murray lo traduce “os aparté”
para una misión, basándose en el uso en el v. 13 donde Jesús “apartó”
su vida a favor de otros.
El mismo verbo griego también se traduce
“constituyó” (ver Num.8:10; 27:18;
Is.49:6; Hechos 13:47; 1 Tim.1:12; 2 Tim.1:11; Heb.1:2).
En relación con la idea de una misión,
Jesús vuelve a la analogía de la vid y el propósito del labrador al decir para
que vayáis y llevéis fruto. El verbo vayáis también sugiere el salir para
realizar una misión y esa misión es de llevar fruto.
La cláusula para que vuestro fruto
permanezca parece referirse a la conversión de personas salvadas para la
eternidad más bien que la santidad personal del discípulo. La obediencia en ir
y llevar fruto les daría base para pedir con la confianza de que el Padre oiría
y contestaría:
a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre él os lo dé.
La oración aceptable del discípulo nunca
tendrá el carácter de un mandato, ni demanda, sino como la apelación de uno que
es humilde, débil y obediente al que es soberano y omnipotente.
Nótese: la relación
estrecha entre el discipulado, la oración eficaz y el llevar fruto.
La Vid y La Rama:
“El
comentarista Gail O’Day dice que en la vid ‘no se puede distinguir una rama de la
otra, porque ninguna de ellas tiene una posición de orgullo... No hay una rama
de obispos, otra de ancianos, u otra de administradores burócratas que les
otorgue una posición más favorable que a otro. En esta vid no se puede
distinguir entre el laico y el clero’. Todos están enraizados juntos en una misma vid, y entrelazados entre sí
en una comunidad de mutualidad e interrelación”.
Frances Taylor Gench:
Observamos en el v. 17 otra vez esa
fórmula que Juan emplea para marcar el cambio de tema: “estas cosas os mando” (ver v.
11; Hebreos 14:25; 16:1; 16:25; 16:33). No hay consenso en cuanto a la
división.
Beasley Murray entiende que este
versículo termina un párrafo, como en nuestro análisis, pero Morris sugiere que
comienza uno nuevo. “Estas cosas”, traducido aquí como Esto, se
refiere a lo que Jesús había dicho acerca de la relación de ellos con él, y
entre sí.
Plummer opina que la conjunción griega jina.
Concluyo:
Hay alguien, que pueda asumir esta
verdad, fuera de Cristo como la Vid Verdadera, creo que no, conozca más sobre
la persona de Jesucristo, y su Deidad como Dios.
___________
Notas Y
Bibliografía:
[1] hayah = (הָיָה, H1961),
«ser, acontecer, llegar a ser». Este verbo solo se encuentra en hebreo y
arameo. Se constatan unos 3,560 casos del término en el Antiguo Testamento,
tanto en hebreo como en arameo. A menudo el verbo indica más que existencia o
identidad (esto se puede hacer aun sin el verbo). Más bien, enfatiza de manera
muy particular la existencia (ser) o la presencia de una persona u objeto. Sin
embargo, en las versiones en castellano se suele usar simplemente el término
«acontecer».
El verbo puede
usarse para resaltar la presencia de una persona (p. ej. el Espíritu divino
Jueces 3:10), una emoción (p. ej. temor, Génesis 9:2) o una situación (p. ej.
maldad, Amos 3:6). El verbo destaca la presencia (u ausencia) de cada uno de
estos casos o sea que es determinante.
Por otro lado,
hay algunos casos en que hayah sí quiere decir sencillamente «acontecer, ocurrir». Solo se enfatiza
el acontecimiento, como se puede observar en la siguiente declaración
inmediatamente después del primer día de la creación: «Y fue así» (Genesis 1:7). Con este mismo sentido, hayah se
traduce con frecuencia «aconteció».
Las diversas
partículas que pueden acompañar al verbo matizan su significado. Por ejemplo,
en pasajes que expresan maldición o bendición, el verbo no solo se usa para
especificar el objeto de la acción, sino también las fuerzas dinámicas que
están por detrás y por dentro de la acción. Génesis 12:2, para citar un
ejemplo, se narra que Dios dijo a Abram: «Te bendeciré y engrandeceré tu
nombre, y serás [hayah] bendición». Abram ya había sido bendecido, así que la
declaración divina le otorga una bendición futura. Cuando hayah se usa en citas
como estas indica que el cumplimiento está asegurado por el poder y autoridad
de quien promete. Abram será bendecido porque así lo ha establecido Dios.
En otro grupo de
pasajes, hayah constituye intención en vez de cumplimiento. O sea, la bendición
se hace promesa y la maldición amenaza (cf. Génesis 15:5).
Finalmente, en
un uso aún menos marcado de hayah, la bendición o la maldición indican apenas
un querer o desear (cf. Salmo 129:6). Con todo, el verbo sigue siendo un tanto
dinámico, puesto que reconoce la presencia de Dios, la fidelidad del ser humano
(o su rebeldía) y la intención de Dios de lograr lo que se ha propuesto.
En relatos de
milagros, hayah con frecuencia aparece en el clímax de la historia para
confirmar la veracidad del acontecimiento. La mujer de Lot miró hacia atrás y
«se convirtió» [hayah] en estatua de sal (Génesis 19:26); el uso de hayah
confirma que el hecho en realidad aconteció. Este es también el énfasis del
verbo en Génesis 1:3, en donde Dios dice:
«Sea la luz». Dios cumplió con su palabra en que «fue la luz».
Los profetas
usan hayah para proyectar hacia el futuro las intervenciones divinas. Lo
emplean no tanto para enfatizar las circunstancias y los hechos anunciados que
en verdad ocurrieron, sino más bien para indicar la fuerza divina subyacente
que hace posible que ello acontezca (cf. Is.2:2).
En pasajes
jurídicos que describen la relación divina con el pueblo del pacto se usa hayah
para establecer el deseo y la intención de Dios (cf. Éxodo 12:6). Los pactos
entre dos personas casi siempre incluyen hayah en sus fórmulas legales (Deut.26:17-18;
Jr.7:23).
Uno de los usos
más discutidos de hayah aparece en Ex.3:14, donde Dios comunica su nombre a
Moisés. Dice: «Yo soy [hayah] el que soy [hayah]». Puesto que el nombre divino
Jehov̆ o Yahvé era bien conocido mucho antes (cf. Gn.4:1); esta revelación
quiere, quizás destacar que el Dios que establece el pacto es el mismo que lo
cumple. Por tanto, Ex.3:14 es más que una simple afirmación de identidad: «Yo
soy el que soy»; es una declaración del control divino sobre todas las cosas
(cf. Os.1:9). (VINE)
[2] analogía. (Del lat.
analogĭa, y este del gr. ἀναλογία, proporción, semejanza). f. Relación de
semejanza entre cosas distintas. || 2. Razonamiento basado en la existencia de
atributos semejantes en seres o cosas diferentes. || 3. Biol. Semejanza entre
partes que en diversos organismos tienen una misma posición relativa y una
función parecida, pero un origen diferente. || 4. Der. Método por el que una
norma jurídica se extiende, por identidad de razón, a casos no comprendidos en
ella. || 5. Gram. Semejanza formal entre los elementos lingüísticos que
desempeñan igual función o tienen entre sí alguna coincidencia significativa.
|| 6. Ling. Creación de nuevas formas lingüísticas, o modificación de las
existentes, a semejanza de otras; p. ej., los pretéritos tuve, estuve, anduve
se formaron por analogía con hube. || 7. Gram. morfología. Microsoft® Encarta®
2009.
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 11//05//201
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