LA NEGACIÓN DE
PEDRO:
(Juan 13:36-38; Mateo 26:58, 69-75)
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Jesús Anuncia La
Negación De Pedro:
(Mt. 26:31-35; Mr. 14:27-31; Lc. 22:31-34)
“Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A
donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después… Le dijo
Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti… Jesús
le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará
el gallo, sin que me hayas negado tres veces”.
(Juan
13:36-38)
INTRODUCCIÓN.
Jesús anuncia que
Pedro lo negaría y que después se arrepentiría y recibiría una misión para
apacentar a los corderos de Jesús (Jn.21:15).
Traicionar
es tan malo como negar. Pero los dos hombres tuvieron destinos totalmente
diferentes porque uno se arrepintió. (Lucas 22:33-34).
Muchas
veces en nuestras vidas llegamos a fallar en diferentes maneras. Es llamativo
que la Biblia no esconde las fallas de varios santos, tanto los del Antiguo
como los del Nuevo Testamento. Obviamente el Espíritu Santo inspiró a los escritores
para que incluyesen estos detalles para así ayudamos en nuestras vidas diarias.
Pedro fue un hombre muy usado por Dios,
pero hubo una experiencia muy oscura y triste en su vida. En el momento de
crisis, cuando Cristo estaba siendo juzgado, Pedro llegó a negar a Cristo.
1. La Profecía De La Negación[1]. Jn. 13:36-38:
Los cuatro Evangelios se unen para
relatar la profecía de Jesús de que Pedro lo negaría esa misma noche (Mateo 26:33-35;
Marcos 14:29-31; Lucas 22:31-34; Jn.13:36-38).
Esta profecía fue un duro golpe para la
autosuficiencia del principal vocero de los discípulos y debe ser una
advertencia para el creyente en toda época.
En vez de responder al mandato de amarse
unos a otros, tema que le interesaba más a Jesús, Pedro regresa a otro tema que
fue mencionado casi de paso, y que le interesaba más a él, la ida a un lugar donde
ellos no podían seguir (Jn.13:33). Esta pregunta indica que Pedro ignoraba el
significado de lo que Jesús les había dicho en cuanto a su glorificación y
salida del mundo.
En el v. 33 Jesús había dicho al grupo
de apóstoles que ellos, como grupo no podían seguirle. En cambio, aquí se
dirige específicamente a Pedro, aclarando que tampoco él podría seguirle en ese
momento, pero luego sí lo haría.
Plummer y otros entienden que
probablemente Jesús estaba profetizando no sólo la muerte de Pedro, sino la
manera que moriría, es decir, como mártir (ver 21:18 s.).
Morris y otros, sin embargo, entienden
que el énfasis está en las circunstancias presentes, que Pedro seguiría a Jesús
dentro de pocos días como heraldo del evangelio, enfrentando peligros y
oposición.
Las palabras de Jesús, indicando la
imposibilidad de que Pedro le pudiera seguir en ese momento, producen en él dos
reacciones:
· Primera, curiosidad, expresada en ¿por qué...?,
y
· segunda, Pedro se siente desafiado a afirmar su
disposición de pagar el máximo precio, de morir por él si fuera necesario.
Meyer, citado por Marcus Dods, comenta: “En el celo
de su amor él yerra en calcular la medida de su coraje moral”. Pedro
emplea casi textualmente las palabras de Jesús cuando éste hablaba de la
disposición del buen pastor de poner su vida por las ovejas (ver 10:11).
La ironía del hecho es que Pedro
realmente no estaba dispuesto a poner su vida por Jesús; en cambio, Jesús sí lo
estaba, y luego lo hizo. Después de anunciar varias veces, y con creciente
claridad, que sería crucificado y que resucitaría al tercer día (ver Mateo 16:21;
17:23; 20:19; Marcos 8:31; 9:31; Lucas 9:22), es casi inconcebible que todavía
Pedro y los otros estuvieran en plena negación de esa realidad.
Para ser justos con Pedro, debemos
recordar que todos los discípulos afirmaron lo mismo que él (ver Marcos 14:31;
Mateos 26:35).
Jesús responde citando las mismas
palabras que Pedro recién había pronunciado con cierto aire de superioridad,
quizás con un elemento de orgullo, sobre los demás discípulos. Pedro se creía
más valiente que los demás discípulos y como Mateo lo resalta en el relato de este
evento en su Evangelio (Mateo 26:33).
Jesús quebranta el amor propio y la
autosuficiencia de Pedro con dos sorprendentes profecías:
· Pedro
ciertamente negaría a Jesús, no una vez sino tres, y
· lo haría esa
misma noche, antes de una hora precisa indicada por el canto del gallo.
Algunos comentaristas señalan el
absoluto silencio de Pedro desde ahora y hasta el arresto de Jesús (ver 18:10),
cuatro largos capítulos de discusión en que otros discípulos participaron. Este
silencio es por demás elocuente, sobre todo considerando que Pedro era el
vocero del grupo y el más impulsivo para hablar.
El Maestro al fin había llegado a tocar
las fibras más íntimas de su amado discípulo y estaba moldeándolo en su imagen.
2. Mateo 26:58-75: El v. 58 Debe Leerse Como
Introducción a Este Evento:
“Más Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote;
y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin”. (Mateo
26:58)
“Más él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices… Saliendo
él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba
con Jesús el nazareno… Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al
hombre… Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro:
Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te
descubre… Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en
seguida cantó el gallo”.
(Mateo
26:70-74)
Pedro tenía una gran curiosidad de “ver cómo
terminaba aquello”, o sea, el juicio ante el sumo sacerdote. Sin
embargo, no quiso identificarse con Jesús; por eso le seguía de lejos hasta el
patio de la casa del sumo sacerdote (v. 58). El patio era un terreno cerrado
por muros y columnas.
Daba acceso a la calle, por un lado, y a
la casa donde juzgaban a Jesús, por otro. Había una fogata en medio del patio
donde se calentaban. Pedro se acercó demasiado para calentarse, y la luz
iluminó su rostro.
Mateo 26: Describe Las Tres Acusaciones y Negaciones
En Tres Pares de vv. 69 y 70; 71 y 72; 73 y 74.
Observe El Orden:
(1)
Acusación: ¡Tú también estabas con Jesús el galileo! (v. 69).
Negación: (delante de todos) No sé lo que
dices (v. 70).
(2)
Acusación:
Este estaba con Jesús de Nazaret (v. 71).
Negación:
(con juramento) Yo no conozco al hombre (v. 72).
(3) Acusación: Verdaderamente,
tú también eres de ellos, porque aun tu modo de hablar te descubre (v. 73).
Negación:
(Con maldiciones y juramentos) ¡No conozco al hombre! (v. 74).
En
Cuanto a Las Acusaciones, Lo Encerraban Más y Más:
· La primera, Jesús
el galileo era un título muy general, pues se refiere a la provincia.
· La segunda
acusación, lo identifica como Jesús de Nazaret, más específica, pues se refiere
a su pueblo.
· La tercera es aún
más comprometedora, pues Pedro no podía negar que tenía un acento parecido al
de Jesús y los demás discípulos.
Los
galileos no podían pronunciar correctamente algunos sonidos guturales. Al intentar
decir en arameo la palabra que significa “hombre”,
es posible que Pedro haya dicho ith en lugar de ish.
En cuanto a las negaciones, se nota
también una progresión, cada vez más engorrosa para Pedro:
· En la primera, pretendió no saber a qué se refería
la criada.
Era una manera indirecta y suave de
negarlo. Mateo observa que lo negó delante de todos (v. 70). Había muchos
testigos y cada uno comenzaba a fijarse en Pedro.
· En la segunda, Pedro quiso reforzar su afirmación
con juramento.
No solo mintió, sino que se olvidó de la
prohibición de juramentos en tales circunstancias (comp. 5:33–37). Tampoco
utilizó el nombre de Jesús en su negación.
· En la tercera, parece que Pedro perdió total control
de sus emociones.
Comenzó (v. 74) probablemente indica que
comenzó y siguió con maldiciones y juramentos en la negación.
No sólo seguía de lejos a Jesús, sino
también su conducta indica que estaba muy lejos, espiritualmente, de Jesús.
Tal como Jesús había anunciado, el gallo
cantó en seguida de la tercera negación de Pedro. Lucas acota que en ese
instante Jesús se dio vuelta y miró a Pedro (Lucas 22:61). Esa mirada de amor
de parte de Jesús y el darse cuenta que había fallado a su Señor produjeron en
Pedro un profundo sentido de culpabilidad.
En griego hay varios términos para
expresar “llorar”.[2]
Uno describe el llanto en silencio, dejando caer lágrimas.
Pero el que se emplea aquí (G2799)
describe los gemidos audibles y fuertes que expresan una profunda angustia de
alma. Amargamente (v. 75) agrega una dimensión más al sincero arrepentimiento
que Pedro experimentó después.
Concluyo:
Después de haber recordado las palabras
de Cristo, Dios es rico en misericordia y él nos perdona. No viva, hubo en
Pedro una MOLESTIA PROFUNDA. Mateo
querido creyente, sumergido en la zozobra de que 26:75 nos informa que “saliendo
fuera, lloró alguna vez le falló a Dios. ¡Levántese! y como Pedro amargamente”.
Podríamos llamar esta molestia el ya restaurado
al Señor, empiece hoya vivir para Dios arrepentimiento. Pablo dice a los Corintios: “Porque la
como nunca lo ha hecho antes”.
____________
[1] aparneomai =
(ἀπαρνέομαι,
G533), forma intensificada de Nº 1, con apo = de -ablativo, como prefijo
(Lat., abnego), significa:
(a) negar
totalmente, abjurar, afirmar que no se tiene relación alguna con alguien, como
en la negación de Cristo por parte de Pedro (Mateo 26:34-35; 26:75; Marcos 14:30-31;
14:72; Lucas 22:34; 22:61; en tr aparece en Juan 13:38, en lugar de Nº 1, que
aparece en los mss. más comúnmente aceptados). Esta forma más intensificada es
la que se utiliza en la declaración del Señor anunciando la negación de Pedro,
y en las protestas de fidelidad de Pedro; el verbo simple (Nº 1) se usa en
todos los registros de su negación factual. La forma intensificada del verbo se
utiliza en la advertencia del Señor acerca de ser negados en presencia de los
ángeles (Lucas 12:9); en la cláusula precedente, «el que me negare delante de
los hombres», se utiliza el verbo simple arneomai; por ello, la traducción
debería ser: «el que me negare
delante de los hombres será totalmente negado delante de los ángeles de Dios»;
(b) negarse uno a
sí mismo para seguir a Cristo (Mateo 16:24; Marcos 8:34; Lucas 9:23). (VINE).
[2] klaio = (κλαίω, G2799),
lamentar, ya sea con lágrimas, ya con cualquier otra expresión exterior de
dolor.
Se usa
especialmente de llanto por los muertos (Mt.2:18; Mr.5:38-39; 16:10; Lc.7:13; 8:52,
dos veces; Juan 11:31; 11:33, dos veces; Juan 20:11, dos veces, 13, 15; Hech.9:39);
también en exhortaciones (Lucas 23:28; Rom.12:15; Stg.4:9; 5:1); negativamente,
«no llores, no lloréis» (Lc.7:13; 8:52; 23:28; Ap.5:5; cf. Hech.21:13). (VINE).
- e-Sword-the. LEDD.
- Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 31//05//2016.
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