jueves, 30 de junio de 2016

Parte II: El Mundo Os Aborrecerá: (Juan 15:18)

Parte II:
El Mundo Os Aborrecerá:
(Juan 15:18)
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

3. Jacobo El Mayor:
El siguiente mártir que encontramos en el relato según San Lucas, en la Historia de los Hechos de los Apóstoles, es Jacobo hijo de Zebedeo, hermano mayor de Juan y pariente de nuestro Señor, porque su madre Salomé era prima hermana de la Virgen María. No fue hasta diez años después de la muerte de Esteban que tuvo lugar este segundo martirio. Ocurrió que tan pronto como Herodes Agripa fue designado gobernador de Judea que, con el propósito de congraciarse con los judíos, suscitó una intensa persecución contra los cristianos, decidiendo dar un golpe eficaz, y lanzándose contra sus dirigentes.
No se debería pasar por alto el relato que da un eminente escritor primitivo, Clemente de Alejandría. Nos dice que cuando Jacobo estaba siendo conducido al lugar de su martirio, su acusador fue llevado al arrepentimiento, cayendo a sus pies para pedirle perdón, profesándose cristiano, y decidiendo que Jacobo no iba a recibir en solitario la corona del martirio. Por ello, ambos fueron decapitados juntos. Así recibió resuelto y bien dispuesto el primer mártir apostólico aquella copa, que él le había dicho a nuestro Salvador que estaba dispuesto a beber. Timón y Parmenas sufrieron el martirio alrededor del mismo tiempo; el primero en Filipos, y el segundo en Macedonia. Estos acontecimientos tuvieron lugar el 44 d.C.

4. Felipe:

Nació en Betsaida de Galilea, y fue llamado primero por el nombre de «discípulo». Trabajó diligentemente en Asia Superior, y sufrió el martirio en Heliópolis, en Frigia. Fue azotado, echado en la cárcel, y después crucificado, en el 54 d.C.

5. Mateo:
Su profesión era recaudador de impuestos, y había nacido en Nazaret. Escribió su evangelio en hebreo, que fue después traducido al griego por Jacobo el Menor. Los escenarios de sus labores fueron Partia y Etiopía, país en el que sufrió el martirio, siendo muerto con una alabarda en la ciudad de Nadaba en el año 60 d.C.

6. Jacobo El Menor:
Algunos suponen que se trataba del hermano de nuestro Señor por una anterior mujer de José. Esto es muy dudoso, y concuerda demasiado con la superstición católica de que María jamás nunca tuvo otros hijos más que nuestro Salvador.
Fue escogido para supervisar las iglesias de Jerusalén, y fue autor de la Epístola adscrita a Jacobo, o Santiago, en el canon sagrado. A la edad de noventa y nueve años fue golpeado y apedreado por los judíos, y finalmente le abrieron el cráneo con un garrote de batanero.

7. Jacobo, Hijo de Alfeo:
Pariente de Jesús e influyente líder del cristianismo en Jerusalén, podría haber sido apedreado en la ciudad,  inmediatamente después de la muerte del gobernador romano Porcio Festo, en el año 62, según el historiador Flavio Josefo en su famosa obra “Antigüedad Judaica”. La acusación para tal sentencia habría sido la “violación de la ley” de los judíos, alegada por el sumo-sacerdote Ananías.

8. Matías:
De él se sabe menos que de la mayoría de los discípulos; fue escogido para llenar la vacante dejada por Judas. Fue apedreado en Jerusalén y luego decapitado. Otras tradición: Matías el apóstol que tomó el lugar de Judas el traidor: Después de un tiempo en Judea, Matías viajó a las partes interiores de África, donde muchos se convirtieron a la verdad. Volvió para predicar en Judea, Samaria y Galilea. Allí fue crucificado, apedreado y decapitado.

9. Andrés:
Hermano de Pedro, predicó el evangelio a muchas naciones de Asia; pero al llegar a Edesa fue prendido y crucificado en una cruz cuyos extremos fueron fijados transversalmente en el suelo. De ahí el origen del término de Cruz de San Andrés.

10. Marcos:
Nació de padres judíos de la tribu de Leví. Se supone que fue convertido al cristianismo por Pedro, a quien sirvió como amanuense, y bajo cuyo cuidado escribió su Evangelio en griego. Marcos fue arrastrado y despedazado por el populacho de Alejandría, en la gran solemnidad de su ídolo Serapis, acabando su vida en sus implacables manos.

11. Pedro:
Entre muchos otros santos, el bienaventurado apóstol Pedro fue condenado a muerte y crucificado, como algunos escriben, en Roma; aunque otros, y no sin buenas razones, tienen sus dudas acerca de ello. Hegesipo dice que Nerón buscó razones contra Pedro para darle muerte; y que cuando el pueblo se dio cuenta, le rogaron insistentemente a Pedro que huyera de la ciudad.
Pedro, ante la insistencia de ellos, quedó finalmente persuadido y se dispuso a huir. Pero, llegando a la puerta, vio al Señor Cristo acudiendo a él, a quien, adorándole, le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?» A lo que él respondió: «A ser de nuevo crucificado». Con esto, Pedro, dándose cuenta de que se refería a su propio sufrimiento, volvió a la ciudad. Jerónimo dice que fue crucificado cabeza abajo, con los pies arriba, por petición propia, porque era, dijo, indigno de ser crucificado de la misma forma y manera que el Señor.

12. Pablo.
También el apóstol Pablo, que antes se llamaba Saulo, tras su enorme trabajo y obra indescriptible para promover el Evangelio de Cristo, sufrió también bajo esta primera persecución bajo Nerón. Dice Abdías que cuando se dispuso su ejecución, que Nerón envió a dos de sus caballeros, Ferega y Partemio, para que le dieran la noticia de que iba a ser muerto.
Al llegar a Pablo, que estaba instruyendo al pueblo, le pidieron que orara por ellos, para que ellos creyeran. Él les dijo que poco después ellos creerían y serían bautizados delante de su sepulcro. Hecho esto, los soldados llegaron y lo sacaron de la ciudad al lugar de las ejecuciones, donde, después de haber orado, dio su cuello a la espada.
Algunos compañeros de Pablo: Aunque no sabemos la manera exacta en que fue martirizado cada uno, los siguientes compañeros de Pablo murieron mártires por la causa de Cristo: Epafras, Aquila y Priscila, Andrónico, Junias, y Silas. Aristarco fue comido de leones. Onesíforo y su colaboradores Porfirio fueron amarados a caballos silvestres y descuartizados por ellos.

12. Judas:
Hermano de Jacobo, era comúnmente llamado Tadeo. Fue crucificado en Edesa el 72 d.C.

13. Bartolomé:
Predicó en varios países, y habiendo traducido el Evangelio de Mateo lenguaje de la India, lo propagó en aquel país. Finalmente fue cruelmente azotado y luego crucificado por los agitados idólatras.

14. Tomás:
Llamado Dídimo, predicó el Evangelio en Partía y la India, donde, provocar a los sacerdotes paganos a ira, fue martirizado, atravesado con lanza.

15. Lucas:
El evangelista, fue autor del Evangelio que lleva su nombre. Viajó con por varios países, y se supone que fue colgado de un olivo por los idolátricos sacerdotes de Grecia.
Otra tradición: Lucas, escritor del Evangelio y de los Hechos: Lucas era un médico, nativo de Siria, y un compañero fiel de Pablo. Sufrió las mismas persecuciones. Finalmente, después de haber predicado muchos años en Grecia, los impíos le ahorcaron en un olivar verde.

16. Simón:
De sobrenombre Zelota, predicó el Evangelio en Mauritania, África, incluso en Gran Bretaña, país en el que fue crucificado en el 74 d.C.

17. Antipas:
Cristo dio un buen testimonio de Antipas cuando dijo al ángel de la iglesia en Pérgamo: “Yo conozco tus obras, y donde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fie fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás” (Ap.2:13). Algunos dicen que los paganos echaron a Antipas en un toro de bronce, donde murió con gran dolor.

18. Juan:

El «discípulo amado» era hermano de Jacobo el Mayor. Las iglesias Esmirna, Pérgamo, Sardis, Filadelfia, Laodicea y Tiatira fueron fundadas él. Fue enviado de Éfeso a Roma, donde se afirma que fue echado en un calde de aceite hirviendo. Escapó milagrosamente, sin daño alguno.
Domiciano desterró posteriormente a la isla de Patmos, donde escribió el Libro Apocalipsis. Nerva, el sucesor de Domiciano, lo liberó. Fue el único apóstol que escapó una muerte violenta.

19. Bernabé:
Era de Chipre, pero de ascendencia judía. Se supone que su muerte tu lugar alrededor del 73 d.C.

20. Emperadores y La Iglesia Romana Católica; Hasta El Día De Hoy 2016:
Durante la historia los emperadores, salvo Constantino culmino la matanza [que mesclo el Estado con la Iglesia, mistura religiosa; cuando la Iglesia Roma tomo el poder, entre los reyes y presidentes del mundo; eso es otra historia oscura] y el martirio de los santo de Cristo, hasta el surgimiento romano de la iglesia católica y la iglesia de España en el Nuevo Continente por la famosa llamada “santa inquisición”; sería buena que la iglesia católica de roma, canonizara a todos estos santo mártires que ella ejecuto y aún sigue persiguiéndola hasta la culminación de ella mismo.

Concluyo:

Y a pesar de todas estas continuas persecuciones y terribles castigos, Iglesia de Cristo crecía diariamente, profundamente arraigada en la doctrina de apóstoles y de los varones apostólicos, y la sangre regada abundantemente con las de los santos.
A pesar de que sea de gran interés general descubrir cómo los apóstoles murieron y que eso no pueda ser comprobado (exceptuando a Judas y a Jacobo), es mucho más importante saber que todos estaban dispuestos a dar sus vidas por la fe en Jesucristo, aunque fuesen forzados a negarla. Hasta Pedro, que negó a Jesús antes de su crucifixión, se tornó en uno de Sus mayores predicadores y nunca más Lo negó, muriendo como legítimo cristiano. La historio ha seguido a los mártires en todo el mundo, aun en este siglo XXI.


  

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Notas y Bibliografía:
[1] Henry, MATTHEW. COMENTARIO BÍBLICO. Pág. 1451.
[2] kosmos = (κόσμος, G2889), primariamente orden, disposición, ornamento, adorno (1 P.3:3: «atavío», rvr; «adorno», rv; véase ADORNO, B, Nº 1). Se utiliza para denotar:
(a) la tierra (p.ej., Mt.13:35; Juan 21:25; Hech17:24; Rom.1:20, donde probablemente se refiere al universo; entre los griegos tenía este significado, debido al orden que se observaba en él; 1Tim.6:7; Heb.4:3; 9:26);
(b) la tierra en contraste con el cielo (1 Jn.3:17; quizá también Rom.4:13);
(c) por metonimia, la raza humana (p.ej., Mt.5:14); En Juan 1:9, «que viene» (rvr: «venía a este mundo»), se dice de Cristo, no de «todo hombre»; por su venida al mundo él era la luz para todos los hombres (Juan 1:10; 3:16-17, tres veces, 19; Juan 4:42, y frecuentemente en Romanos, 1 Corintios y 1 Juan);
(d) los gentiles en distinción a los judíos (p.ej., Rom.11:12; 11:15, donde el significado es que todos los que quieran pueden ser reconciliados; cf. 2 Cor.5:19);
(f) la suma de las posesiones temporales (Mt.16:26; 1 Cor.7:31 a);
(g) metafóricamente, de la lengua como «un mundo de maldad» (Stg. 3:6), expresando magnitud y variedad. (VINE).
-  Dallas Witmer. LA FE POR LA CUAL VALE MORIR.
-  Juan Fox. EL LIBRO LOS MARTIRES.
-  e-Sword-the. LEDD.
-  Por: Carlos Ramírez Jiménez. 21//12//2015.
                                                                            

Parte I: El Mundo Os Aborrecerá: (Juan 15:18)

Parte I:
El Mundo Os Aborrecerá:
(Juan 15:18)
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

“Si el mundo os aborrece*, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros”
(Juan 15:18)


Los profetas perseguidos en el Antiguo Testamento
La Crucifixión de Jesucristo

Los creyentes perseguidos por los judíos

Los creyentes perseguidos por los paganos
Los creyentes perseguidos por las iglesias católicas (Roma y Griega)
Los creyentes perseguidos por la iglesia católica y por los protestantes

Los creyentes perseguido por los musulmanes y comunistas
                                    30 d de. C                                          313                  1525                       1920 ----à


LOS CREYENTES PERSEGUIDOS:

Etimología:
*G3404 μισέω = miséo: de un primario μῖσος = mísos  (aborrecido, odiado); detestar (específicamente perseguir); por extensión amar menos:- aborrecer, aborrecible. (Strong)

Introducción:
En esta porción, Cristo habla del odio, que es la característica y espíritu del reino del diablo, así como el amor (agape) lo es del reino de Jesucristo. Vemos:

A.   En Quiénes Se Encuentra Este Odio:
En los que son del mundo, como contrapuestos a los que son de Dios. Al llamarles “mundo” (en sentido peyorativo, como se ve por el contexto), Cristo da a entender:
1)   Su número; hay un “mundo”* de gentes que se oponen a Cristo y al cristianismo. Es de temer que, si se pusiera a votación en nuestra sociedad escoger entre el partido de Satanás y el de Jesucristo, Satanás se llevaría la mayoría absoluta de los votos
2)   Su confederación; aun cuando los mundanos se aborrecen unos a otros (Tito 3:3), sin embargo, cuando se trata de odiar a los creyentes y de perseguirlos, se juntan, se coligan y se hacen amigos (v. Salm.2:2; Lc.23:12; Hech.4:27) entre sí.
3)  Su espíritu y disposición; son hombres “del mundo”. Los hijos de Dios son instruidos y exhortados a odiar el pecado, pero no a odiar al pecador, sino a amar y hacer el bien a todos los hombres (Gál.6:10). La envidia, el odio, el desprecio, no son plantas del jardín de Cristo, sino del mundo “que yace en el Maligno” (1 Jn.5:19).[1]

Etimología:
*G2889 κόσμος = kósmos:[2] probablemente de la base de I2865; arreglo ordenado,i.e. decoración; por implicación el mundo (en un sentido amplio o estrecho, incluído sus habitante literalmente o figurativamente [moralmente]:- mundo, atavío. (Strong).

Cuando Adán y Eva le desobedecieron, Dios se retiró a los cielos y la raza humana no le ha vuelto a ver. Nuestro Padre Dios ya no aparece para andar con nosotros “al aire del día” como andaba en el huerto del Edén. Pero nosotros sabemos tan bien como la primera pareja que Dios existe y que le vamos a ver después de la muerte.

¿Cómo es que sabemos que hay un Dios, aunque no le hemos visto?
La Biblia dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve(Heb.11:1) Por la fe, pues creemos en Dios: Dios el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.

Desde la Creación los hijos de Dios han vivido por la fe. Por medio de la fe “conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas taparon bocas de leones, apagaron fuego impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros” (Heb.11:33-34).

Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte. Por la fe Noé preparó el arca. Por la fe Abraham alcanzó la justicia de Dios y recibió la promesa de un Salvador.

Muchos profetas y fieles creyentes en Dios murieron por su fe antes de la venida de Jesucristo, el autor y consumador de la fe (Heb.12:2). Pero notemos ahora el ejemplo de Jesús y de unos de sus primeros seguidores:

v Jesucristo: ejemplo de la fidelidad. Aunque Jesucristo era Dios (Dios el Hijo), él andaba en el mundo como humano. Ya que soportaba tentaciones y vituperios aquí, necesitaba una fe grande y firme en la obra de Dios el Padre. No pecó ni una sola vez. Su propia familia y su propio pueblo le rechazaron. Los líderes del pueblo judío le persiguieron con odio durante todo su ministerio. Al fin, incitaron a los romanos a matarle y éstos le clavaron en la cruz.

Pero Jesús nunca se desmayó. Por la fe tenía su mirada en “el gozo puesto delante de él”. Así ganó para nosotros la salvación eterna y “se sentó a la diestra del trono de Dios” (Heb.12:2).

Mártir = (gr. martys = μάρτυς) significa etimológicamente testigo, ya se trate de un testimonio en el plano histórico, en el jurídico o en el religioso.

Pero en el uso establecido por la tradición cristiana el nombre de mártir se aplica exclusivamente al que da el testimonio de la sangre. Este uso está ya atestiguado en el NT. (Hech.22:20; Ap. 2:13; 6:9; 17:6); el mártir es el que da su vida por fidelidad al testimonio, tributado a Jesús (cf. Hech. 6:56).
Mártir = (gr., martys, martyr, testimonio, testigo). Debido a su uso en relación con Esteban (Hech.22:20*) y otros que murieron por Cristo, la palabra llegó a describir a uno que pagó el precio máximo por la fidelidad a Cristo. Antipas fue un testigo fiel (Ap.2:13). La ramera, Babilonia, estaba embriagada con la sangre de los mártires (Ap.17:6).
*Nota: martus o martur = (μάρτυς, G3144), de donde proviene la voz castellana mártir, uno que da testimonio mediante su muerte. Denota a uno que puede certificar o certifica aquello que ha visto u oído, o conoce. Se emplea: (a) de Dios (Rom.1:9; 2 Cor.1:23; Filp.1:8; 1 Ts.2:5; 2:10 b);
(b) de Cristo (Ap.1:5; 3:14);
(c) de aquellos que dan testimonio de Cristo hasta la muerte (Hech.22:20; Ap.2:13; 17:6);
(d) de los intérpretes de los consejos de Dios, que aún han de ser testigos en Jerusalén en la era del anticristo (Ap.11:3);
(e) en un sentido legal (Mt.18:16; 26:65; Mr.14:63; Hech.6:13; 7:58; 2 Cor.13:1; 1 Tim.5:19; Heb.10:28);
(f) en un sentido histórico (Lc.11:48; 24:48; Hech.1:8; 1:22; 2:32; 3:15; 5:32; 3:15; 5:32; 10:39; 10:41; 13:31; 22:15; 26:16; 1 Ts.2:10 a; 1 Tim.6:12; 2 Tim.2:2; Heb.12:1: «una nube de testigos», de aquellos mencionados en el cap. 11, aquellos cuyas vidas y acciones dieron testimonio del valor y efecto de la fe, y cuya fe queda registrada en la Escritura; 1 P.5:1). (VINE).

B.    Cristo Crucificado:

Jesús mismo es con título eminente mártir de Dios, y por consiguiente el tipo de mártir. En su *sacrificio voluntariamente consentido da, en efecto, testimonio supremo de su fidelidad a la *misión que le ha confiado el Padre. Según san Juan, Jesús no sólo conoció de antemano, sino que aceptó libremente su muerte como el perfecto homenaje tributado al Padre (Jn. 10:18); y en el momento de su condenación proclama: "He nacido y he venido al mundo para dar testimonio de la verdad" (18:37; cf. Ap. 1:5; 3:14).
Lucas pone de relieve en la pasión de Jesús los rasgos que en adelante definirán al mártir:
Ø Confortamiento de la gracia divina en la hora de la angustia (Lc. 22:43);
Ø silencio y paciencia ante las acusaciones y los ultrajes (23:9);
Ø inocencia reconocida por Pilato y Herodes (23:4.14s.22);
Ø olvido de sus propios sufrimientos (23:28);
Ø acogida dispensada al ladrón arrepentido (23:43);
Ø perdón otorgado a Pedro (22:61), y a los perseguidores mismos (22:51; 23:34).

Todavía más profundamente, el conjunto del NT., reconoce en Jesús al siervo doliente anunciado por Isaías. En esta perspectiva la pasión de Jesús aparece como esencial a su misión. En efecto, así como el siervo debe sufrir y morir "para justificar a multitudes" (Is. 53:11), así Jesús debe pasar por la muerte "para aportar a multitudes la redención de los pecados" (Mt. 20:28 p). Tal es el sentido del "es necesario" que Jesús afirma repetidas veces: el designio de salvación de Dios pasa por el sufrimiento y la muerte de su testigo (Mt. 16:21 p; 26:54,56; Lc. 17:25; 22:37; 24:7, 26, 44). Por lo demás, todos los *profetas fueron perseguidos y entregados a la muerte (Mt. 5:12 p; 23:30ss; Hech. 7:52; 1 Ts. 2:15; Heb. 11:36ss). Esto no puede ser una coincidencia casual; Jesús reconoce en ello un plan divino que halla en él su acabamiento (Mt. 23:31s). Así marcha "resueltamente" hacia Jerusalén (Lc. 9:51), "pues no conviene que un profeta perezca fuera de Jerusalén" (13:33).
Esta pasión hace de Jesús la víctima expiatoria que sustituye a todas las víctimas antiguas (Heb. 9:12ss). El creyente descubre aquí la ley del martirio: "Sin efusión de sangre no puede haber redención" (Heb. 9:22). Se comprende que María, tan estrechamente asociada a la pasión de su Hijo (Jn. 19:25; cf. Lc. 2:35), sea saludada más tarde como la reina de los mártires cristianos.

2. El Mártir Cristiano:
El glorioso martirio de Cristo fundó la Iglesia: "Cuando sea elevado de la tierra, había dicho Jesús, atraeré a todos los hombres a mí" (Jn. 12:32). La Iglesia, cuerpo de Cristo, es llamada a su vez a dar a Dios el testimonio de la sangre por la salud de los hombres. Ya la comunidad judía había tenido sus mártires, particularmente en la época de los Macabeos (2 Macabeos 6-7 Apócrifo).

3. El Martirio de Los Cristianos:
Pero en la Iglesia cristiana el martirio adquiere un nuevo sentido, que Jesús mismo revela: es la imitación plena de Cristo, la participación acabada en su obra de salvación: "El siervo no es mayor que su señor; si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán" (Jn. 15:20).
A sus tres íntimos anuncia Jesús que le seguirán en su pasión (Mr. 10:39 p; Jn. 21:18ss); y a todos revela que sólo el grano que muere en tierra lleva mucho fruto (Jn 12,24).
Así el martirio de Esteban, que evoca tan fuertemente la pasión, determinó la primera expansión de la Iglesia (Hech. 8:4s; 11:19) y la conversión de Pablo (22:20).
Durante toda la historia de la humanidad los mártires del Antiguo Testamento, y El Nuevo ha marcado un hito por ser fieles a Dios, y a Jesucristo, como reza en la historia de la iglesia y el pueblo (los hebreos) de Dios.
Finalmente, la gloria de los mártires se celebra en el Apocalipsis, que muestra en ellos el triunfo de la vida sobre la muerte (Ap. 6:9s; 7:14-17; 11:11s; 20:4ss).

“Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro”. Ap. 17:6: 

¿Quién Es Esta Ramera (mujer ebria), En La Historia De La Iglesia?
Ap.17:5: Las prostitutas romanas debían llevar una cinta con sus nombres sobre la frente. BABILONIA: Para los primeros cristianos Roma era Babilonia (véanse v. 9; 1 P.5:13). LA MADRE de la idolatría y todos sus males.
 INTERPRETACIÓN DISPENSACIONALISTA: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS, se ha servido de todos los pueblos de la tierra para satisfacer sus intereses egoístas.
En los vv. 1-6, ella representa la mayor de las prostitutas religiosas y morales, que se identifica y manipula a los poderes gubernamentales siempre que pueda sacar alguna ventaja de ello. Simboliza y encabeza, por lo tanto, la apostasía religiosa de los últimos días.
Ap.17:9: La ciudad de Roma se asienta sobre siete colinas.
 INTERPRETACIÓN DISPENSACIONALISTA: Los siete montes han hecho que algunos identifiquen a la mujer con Roma y su papado. (Biblia Plenitud de Estudio).

Nota: BABILONIA LA GRANDE: Aunque la famosa ciudad de Babilonia estaba asentada sobre el río Éufrates, parece ser que aquí el nombre es una referencia simbólica a Roma (comp. v.9 y 1 P.5:13). En el cap.17, Babilonia representa el falso sistema religioso cuyo centro será Roma durante el período de la tribulación. En el cap. 18, representa más bien el aspecto político y comercial del redivivo Imperio Romano capitaneado por el Anticristo. De este modo, el vocablo expresa simultáneamente una ciudad y un sistema (religioso y comercial) relacionado con una ciudad (algo así como “La Casa Blanca” en Estados Unidos; un edificio y la política de un determinado presidente, lo mismo digamos del “Vaticano”, etc.). Sobre otras referencias a Babilonia, véase Gn. 10:10; 11:9 (“Babel”); Is.13:19-20; Jr.50-51. MADRE DE LA RAMERA. El falso sistema religioso es infiel al Señor y por eso se describe como una ramera (vv.1, 15-16). (Biblia de Estudio RYREI Pág. 1800)
Las quemas en el nombre “Del Santo Papa, de Roma”.


C.    El Odio A Cristo Y A Sus Seguidores:

Cristo nuestro Salvador, en el Evangelio de San Mateo, oyendo la confesión de Simón Pedro, el cual, antes que todos los demás, reconoció abiertamente que Él era el Hijo de Dios, y percibiendo la mano providencial de Su Padre en ello, lo llamó (aludiendo a su nombre) una roca, roca sobre la cual El edificaría Su Iglesia con tal fuerza que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella. Y con estas palabras se deben observar tres cosas:
·      Primero, que Cristo tendría una iglesia en este mundo.
·      Segundo, que la misma Iglesia sufriría una intensa oposición, no sólo por parte del mundo, sino también con todas las fuerzas y poder del infierno entero.
·      Y en tercer lugar, que esta misma Iglesia, a pesar de todo el poder y maldad del diablo, se mantendría.

Esta profecía de Cristo la vemos verificada de manera maravillosa, por cuanto todo el curso de la Iglesia hasta el día de hoy no parece más que un cumplimiento de esta profecía:
v Primero, el hecho de que Cristo ha establecido una Iglesia no necesita demostración.
v Segundo, ¡con qué fuerza se han opuesto contra la Iglesia príncipes, reyes, monarcas, gobernadores y autoridades de este mundo!
v Y, en tercer lugar, ¡cómo la Iglesia, a pesar de todo, ha soportado y retenido lo suyo! Es maravilloso observar qué tormentas y tempestades ha vencido.
Y para una más evidente exposición de esto he preparado esta historia, con el fin, primero, de que las maravillosas obras de Dios en Su Iglesia redunden para Su gloria; y también para que al exponerse la continuación e historia de la Iglesia, pueda redundar ello en mayor conocimiento y experiencia para provecho del lector y para la edificación de la fe cristiana.
Como no es nuestro propósito entrar en la historia de nuestro Salvador, ni antes ni después de Su crucifixión, sólo será necesario recordar a nuestros lectores el desbarate de los judíos por Su posterior resurrección. Aunque un apóstol le había traicionado; aunque otro le había negado, bajo la solemne sanción de un juramento, y aunque el resto le había abandonado, excepto si exceptuamos aquel «discípulo que era conocido del sumo sacerdote», la historia de Su resurrección dio una nueva dirección a todos sus corazones, y, después de la misión del Espíritu Santo, impartió una nueva confianza a sus mentes. Los poderes de los que fueron investidos les dieron confianza para proclamar Su nombre, para confusión de los gobernantes judíos, y para asombro de los prosélitos gentiles.
Ahora bien daremos ciertos hechos de los apóstoles, entre ellos a Juan el Bautista primo hermano del Señor Jesús, en cuanto a su martirio según la tradición, aunque algunos hechos no están registrados por los autores bíblicos, son hechos y reales en cuanto a su martirio de muchos de ellos, veamos:

1. Juan el Bautista:
Fue decapitado por Herodes por ser denunciado  por Juan de haber tomado la mujer de su hermano, el rey le ofreció a Salome su hijastra parte del reino para que bailara para él, ella en vez de pedir parte del reino le  pidió la cabeza de Juan en una bandeja.

2. Esteban:
Esteban fue el siguiente en padecer. Su muerte fue ocasionada por la fidelidad con la que predicó el Evangelio a los entregadores y matadores de Cristo. Fueron excitados ellos a tal grado de furia, que lo echaron fuera de la ciudad, apedreándole hasta matarlo. La época en que sufrió se supone generalmente como la pascua posterior a la de la crucifixión de nuestro Señor, y en la época de Su ascensión, en la siguiente primavera.

A continuación se suscitó una gran persecución contra todos los que profesaban la creencia en Cristo como Mesías, o como profeta. San Lucas nos dice de inmediato que «en aquel día se hizo una grande persecución en la iglesia que estaba en Jerusalén», y que «todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles». Alrededor de dos mil cristianos, incluyendo Nicanor, uno de los siete diáconos, padecieron el martirio durante «la tribulación que sobrevino en tiempo de Esteban».

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