El Costado De
Jesús Abierto Con Una Lanza:
(Juan 19:31–37)
Por: Carlos
Ramírez Jiménez:
“Pero uno de los soldados le
abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”. (Juan 19:34).
G129 αἷμα = jáima: de derivación incierta;
sangre, literalmente (de hombre o animales), figurativamente (jugo de uvas) o
específicamente (la sangre expiatoria de Cristo); por implicación derramamiento
de sangre, también parentesco de sangre:- sangre.
G5204
ὕδωρ = júdor: genitivo: ὕδατος = júdatos, etc.; de la base de
G5205; agua (como lluviosa) literalmente o figurativamente:- agua.
Aun
así, ¿por qué lo subraya tanto Juan? Por estas dos razones:
(i) Para él era la prueba definitiva e
irrefutable de que Jesús era un hombre real con un cuerpo real. Esa era la
respuesta a los gnósticos con sus ideas de fantasmas y espíritus y una
humanidad irreal. Aquí está la prueba de que Jesús fue carne de nuestra carne y
hueso de nuestro hueso.
(ii) Pero para Juan aquello era más que una prueba de la
humanidad de Jesús: era un símbolo de los dos grandes
sacramentos de la Iglesia. Hay un sacramento que tiene por materia el agua: el Bautismo; y otro que
representa la sangre: la Comunión,
con su copa de vino rojo como la sangre.
El agua
del Bautismo es el símbolo de la gracia purificadora de Dios en
Jesucristo; el vino de la Comunión
es el símbolo de la sangre que fue
derramada para salvarnos de nuestros pecados.
El agua y la sangre que fluyeron del costado abierto de Jesús eran para Juan
el:
·
Agua purificadora
del Bautismo, y
·
la sangre purificadora que se conmemora en la Mesa del Señor.
Los Sinópticos se unen para presentar una
declaración de fe en Jesús, mientras que Juan en su manera independiente hace
algo parecido (ver v. 35). Con una pequeña variación los tres Sinópticos dicen: “¡Verdaderamente este hombre era Hijo de
Dios!” (Mr. 15:39b; Mt. 27:54b; Lc. 23:47b).
Esta sección es particular a Juan,
mostrando que Jesús murió antes que los otros. Otra vez Juan encuentra en el
evento el cumplimiento de dos profecías del AT. La descripción gráfica y
detallada de esta sección sugiere la redacción de un testigo ocular.
Los judíos ocupan el escenario por
última vez, solicitando a Pilato el apurar la muerte de Jesús para no violar un
día sagrado con un cuerpo no enterrado.
Plummer comenta que,
como en 18:28, ellos “cuelan el mosquito
pero tragan el camello” (ver Mt. 23:24). El quebrantar las piernas para
apurar la muerte era un método que agregaba más sufrimiento todavía a los que
estaban agonizando. Los crucificados podían apoyarse sobre sus piernas y
aliviar en algo la tensión en los brazos y la opresión sobre el pecho y
corazón, prolongando la vida. Sin embargo, al quebrantar las piernas se apuraba
la muerte por el impacto del mazo con que rompían las piernas y la opresión del
pecho. Jesús había recordado a los judíos en dos ocasiones que Dios quería misericordia
más que el sacrificio (ver Mt. 9:13; 12:7), pero ellos no habían prestado
atención.
Morris
acota
que los judíos no querían profanar su tierra por los cuerpos sin enterrar al
ponerse el sol, pero no les importaba que ellos mismos estuvieran profanándose
por sus actos.
La expresión día de la Preparación era
un término técnico que se refería a la preparación para el sábado, o sea, el
viernes. En el v. 14 este término se refería al día antes de comenzar la
Pascua, pero aquí se refiere al día antes del sábado (ver Mr. 15:42). No era
cualquier sábado, sino el Gran Sábado, un término que se aplicaba al comienzo
de una de las fiestas importantes; aquí es la Pascua.
El 15 de Nisán era el primer día de la
Pascua y este día se consideraba como un sábado (ver Ex. 12:16; Lv. 23:7), así
era doblemente sagrado. Según la ley, un cuerpo no debía quedarse “en el árbol”, es decir sin enterrar,
después de la puesta del sol en cualquier día (Deut. 21:23). Al acercarse el
día sábado sería más importante el obedecer esta ley, pero todavía más si se
trataba de un Gran Sábado.
El texto no dice que Pilato aprobó la
solicitud de los judíos, pero la acción de los soldados indica que estaban
siguiendo órdenes. Se pregunta por qué atendieron primero a los dos criminales
antes de llegar a Jesús.
Brown sugiere que
podría ser que veían signos de vida todavía en los criminales y no en Jesús,
pero es más probable que se trate de un recurso literario para poner en primer
plano a Jesús.
Marcos no relata la solicitud de los
judíos, pero comenta que Pilato, cuando José de Arimatea solicitó el cuerpo de
Jesús para enterrarlo, se sorprendió de que Jesús muriera tan pronto y llamó a
un centurión para verificarlo (ver Mr. 15:44). Algunos crucificados seguían
vivos en la cruz varios días y los romanos los dejaban allí como advertencia al
pueblo en general.
Juan 19:34-37: Sean o no la sangre y el agua
unidas un símbolo de redención y evidencia de la humanidad de Jesús (véase 1
Jn.5:6-8), Juan ve en la herida del costado de Jesús el cumplimiento de una
profecía.
I. Para Tener
Seguridad De Que Estaba Realmente Muerto:
El v. 34 aparece en algunos mss. De
Mateo 27:49, pero evidentemente fue copiado de Juan por un copista antiguo. El
verbo abrió, a veces traducido “traspasó”,
significa “pinchar” o “penetrar”, pero aquí es claro que se
refiere a una herida profunda, algo como una “estocada”. El término costado traduce un vocablo griego (pleura).
Para Tener Seguridad De Que Estaba Realmente Muerto: “Pero uno de los
soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”. (Juan 19:34).
Así que:
1.1. Este Soldado, Al
Que La Tradición.
Ha dado
el nombre de Longinos, resolvió tomar
una medida decisiva para que quedase duda de la muerte de Jesús, y con esta
profunda incisión en el costado, no había necesidad de aplicar a Jesús la misma
dolorosa forma de despachar a los otros dos crucificados con Él. Como ya lo
dijimos en otro lugar, un médico eminente, el doctor Bergsma, se inclina a interpretar literalmente el Salmo 69:20,
evidentemente mesiánico como se ve por el contexto, y concluye que Jesús murió
de rotura (siempre voluntariamente sufrido) del corazón con lo que se explica satisfactoriamente la
acumulación de sangre y agua en el pericardio.
Esto
demostraba con toda evidencia que Jesús estaba ya muerto cuando el soldado le
abrió el costado con la lanza; de lo contrario, la sangre habría salidos en su
puro estado normal. Y, si murió de veras, la resurrección no admite truco.
1.2. Pero Esta Efusión
De Sangre y Agua.
Tenía u
simbolismo que salta a la vista, y que el propio Juan entendió sin duda como
muy significativo (compare con 1 Jn.5:6):
a)
En primer lugar:
Cuando
queremos sincerarnos con alguien, es ya proverbial la expresión de “abrirle nuestro corazón”, como símbolo
de nuestra disposición a que nuestros pensamientos y nuestras intenciones le
sean conocidas sin embargo ni rebozos. A través de esta especie de ventana
abierta en el pecho de Jesús, podemos contemplar el interior de su corazón, con
un amor flameante hacia nosotros, un amor más fuerte que la muerte (Cantares
8:6, compare Rom.8:35 y ss.).
b)
Pero lo más significativo de esta efusión de sangre y
agua.
Es el
carácter que las Escrituras atribuyen a estos dos líquidos en su simbolismo espiritual (compare Lv.14), pues
indican los dos grandes beneficios que se obtienen mediante la obra redentora
de Jesús:
·
La sangre es para expiación (Lv.17:11),
·
El agua, para purificación (Ez.36:25).
La
culpabilidad contraída, sólo con sangre puede borrarse; la mancha del pecado,
sólo con agua viva se puede limpiar. Ambas operaciones deben ir siempre de la
mano; Jesús las juntó, e hizo que de su costado salieran juntamente la sangre y el agua, y nadie debe separarlas (Zc.13:1).
c)
También es fácil hallar en estos dos líquidos un
simbolismo de los dos sacramentos u ordenanzas de la religión cristiana:
§ El agua nos simboliza el bautismo, pues no es el agua del baptisterio la que nos limpia de la
mancha del pecado, sino el agua que
salió del costado de Jesús;
§ La sangre simboliza la Cena del Señor pues al instituirla,
Jesús expresó su significado del “nuevo
pacto en mi sangre” (Lucas 22:20); no es, pues, la “sangre” de la uva, el vino de la ordenanza, lo que
refrigera el alma y expía la culpa del pecado, sino la Sangre de Jesús, derramada por nosotros (1 Jn.1:7).
d)
Agustín de Hipona:
Al
alegorizar demasiado la incisión hecha en el costado de Jesús, vio en este
fenómeno el origen de la Iglesia, la cual –según él- brota del costado del
Postrer Adán muerto, en forma semejante a como sacó Dios a Eva del costado del
Primer Adán dormido.
Concluyo:
Se ha
sugerido que lo que realmente sucedió fue que las experiencias físicas y emocionales
de Jesús fueron tan terribles que se Le reventó el corazón.
Cuando sucedió
aquello, la sangre del corazón se mezcló con el líquido del pericardio que
rodea el corazón; la lanza del soldado rompió el pericardio, y brotó la mezcla
de sangre y agua. Sería patético creer que Jesús, en el sentido más literal,
murió porque se Le partió el corazón.
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Por:
Carlos Ramírez Jiménez. 12/02/2015.
-
Henry
MATTHEW COMENTARIO BIBLICO. Pág.1485.
-
e-Sword-the.
LEDD.
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