viernes, 17 de junio de 2016

El Costado De Jesús Abierto Con Una Lanza: (Juan 19:31–37)

El Costado De Jesús Abierto Con Una Lanza:
(Juan 19:31–37)
Por: Carlos Ramírez Jiménez:

“Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. (Juan 19:34).

G129 αἷμα = jáima: de derivación incierta; sangre, literalmente (de hombre o animales), figurativamente (jugo de uvas) o específicamente (la sangre expiatoria de Cristo); por implicación derramamiento de sangre, también parentesco de sangre:- sangre.

G5204 ὕδωρ = júdor: genitivo: ὕδατος = júdatos, etc.; de la base de G5205; agua (como lluviosa) literalmente o figurativamente:- agua.

Aun así, ¿por qué lo subraya tanto Juan? Por estas dos razones:
(i) Para él era la prueba definitiva e irrefutable de que Jesús era un hombre real con un cuerpo real. Esa era la respuesta a los gnósticos con sus ideas de fantasmas y espíritus y una humanidad irreal. Aquí está la prueba de que Jesús fue carne de nuestra carne y hueso de nuestro hueso.
(ii) Pero para Juan aquello era más que una prueba de la humanidad de Jesús: era un símbolo de los dos grandes sacramentos de la Iglesia. Hay un sacramento que tiene por materia el agua: el Bautismo; y otro que representa la sangre: la Comunión, con su copa de vino rojo como la sangre.
El agua del Bautismo es el símbolo de la gracia purificadora de Dios en Jesucristo; el vino de la Comunión es el símbolo de la sangre que fue derramada para salvarnos de nuestros pecados.
El agua y la sangre que fluyeron del costado abierto de Jesús eran para Juan el:
·      Agua purificadora del Bautismo, y
·      la sangre purificadora que se conmemora en la Mesa del Señor.
Los Sinópticos se unen para presentar una declaración de fe en Jesús, mientras que Juan en su manera independiente hace algo parecido (ver v. 35). Con una pequeña variación los tres Sinópticos dicen: “¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!” (Mr. 15:39b; Mt. 27:54b; Lc. 23:47b).
Esta sección es particular a Juan, mostrando que Jesús murió antes que los otros. Otra vez Juan encuentra en el evento el cumplimiento de dos profecías del AT. La descripción gráfica y detallada de esta sección sugiere la redacción de un testigo ocular.

Los judíos ocupan el escenario por última vez, solicitando a Pilato el apurar la muerte de Jesús para no violar un día sagrado con un cuerpo no enterrado.
Plummer comenta que, como en 18:28, ellos “cuelan el mosquito pero tragan el camello” (ver Mt. 23:24). El quebrantar las piernas para apurar la muerte era un método que agregaba más sufrimiento todavía a los que estaban agonizando. Los crucificados podían apoyarse sobre sus piernas y aliviar en algo la tensión en los brazos y la opresión sobre el pecho y corazón, prolongando la vida. Sin embargo, al quebrantar las piernas se apuraba la muerte por el impacto del mazo con que rompían las piernas y la opresión del pecho. Jesús había recordado a los judíos en dos ocasiones que Dios quería misericordia más que el sacrificio (ver Mt. 9:13; 12:7), pero ellos no habían prestado atención.
Morris acota que los judíos no querían profanar su tierra por los cuerpos sin enterrar al ponerse el sol, pero no les importaba que ellos mismos estuvieran profanándose por sus actos.
La expresión día de la Preparación era un término técnico que se refería a la preparación para el sábado, o sea, el viernes. En el v. 14 este término se refería al día antes de comenzar la Pascua, pero aquí se refiere al día antes del sábado (ver Mr. 15:42). No era cualquier sábado, sino el Gran Sábado, un término que se aplicaba al comienzo de una de las fiestas importantes; aquí es la Pascua.
El 15 de Nisán era el primer día de la Pascua y este día se consideraba como un sábado (ver Ex. 12:16; Lv. 23:7), así era doblemente sagrado. Según la ley, un cuerpo no debía quedarse “en el árbol”, es decir sin enterrar, después de la puesta del sol en cualquier día (Deut. 21:23). Al acercarse el día sábado sería más importante el obedecer esta ley, pero todavía más si se trataba de un Gran Sábado.

El texto no dice que Pilato aprobó la solicitud de los judíos, pero la acción de los soldados indica que estaban siguiendo órdenes. Se pregunta por qué atendieron primero a los dos criminales antes de llegar a Jesús.
Brown sugiere que podría ser que veían signos de vida todavía en los criminales y no en Jesús, pero es más probable que se trate de un recurso literario para poner en primer plano a Jesús.
Marcos no relata la solicitud de los judíos, pero comenta que Pilato, cuando José de Arimatea solicitó el cuerpo de Jesús para enterrarlo, se sorprendió de que Jesús muriera tan pronto y llamó a un centurión para verificarlo (ver Mr. 15:44). Algunos crucificados seguían vivos en la cruz varios días y los romanos los dejaban allí como advertencia al pueblo en general.

Juan 19:34-37: Sean o no la sangre y el agua unidas un símbolo de redención y evidencia de la humanidad de Jesús (véase 1 Jn.5:6-8), Juan ve en la herida del costado de Jesús el cumplimiento de una profecía.

I.   Para Tener Seguridad De Que Estaba Realmente Muerto:

El v. 34 aparece en algunos mss. De Mateo 27:49, pero evidentemente fue copiado de Juan por un copista antiguo. El verbo abrió, a veces traducido “traspasó”, significa “pinchar” o “penetrar”, pero aquí es claro que se refiere a una herida profunda, algo como una “estocada”. El término costado traduce un vocablo griego (pleura).

Para Tener Seguridad De Que Estaba Realmente Muerto: “Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”. (Juan 19:34).
Así que:

1.1. Este Soldado, Al Que La Tradición.

Ha dado el nombre de Longinos, resolvió tomar una medida decisiva para que quedase duda de la muerte de Jesús, y con esta profunda incisión en el costado, no había necesidad de aplicar a Jesús la misma dolorosa forma de despachar a los otros dos crucificados con Él. Como ya lo dijimos en otro lugar, un médico eminente, el doctor Bergsma, se inclina a interpretar literalmente el Salmo 69:20, evidentemente mesiánico como se ve por el contexto, y concluye que Jesús murió de rotura (siempre voluntariamente sufrido) del corazón con  lo que se explica satisfactoriamente la acumulación de sangre y agua en el pericardio.
Esto demostraba con toda evidencia que Jesús estaba ya muerto cuando el soldado le abrió el costado con la lanza; de lo contrario, la sangre habría salidos en su puro estado normal. Y, si murió de veras, la resurrección no admite truco.

1.2. Pero Esta Efusión De Sangre y Agua.
Tenía u simbolismo que salta a la vista, y que el propio Juan entendió sin duda como muy significativo (compare con 1 Jn.5:6):

a)      En primer lugar:
Cuando queremos sincerarnos con alguien, es ya proverbial la expresión de “abrirle nuestro corazón”, como símbolo de nuestra disposición a que nuestros pensamientos y nuestras intenciones le sean conocidas sin embargo ni rebozos. A través de esta especie de ventana abierta en el pecho de Jesús, podemos contemplar el interior de su corazón, con un amor flameante hacia nosotros, un amor más fuerte que la muerte (Cantares 8:6, compare Rom.8:35 y ss.).

b)     Pero lo más significativo de esta efusión de sangre y agua.
Es el carácter que las Escrituras atribuyen a estos dos líquidos en su simbolismo espiritual (compare Lv.14), pues indican los dos grandes beneficios que se obtienen mediante la obra redentora de Jesús:
·      La sangre es para expiación (Lv.17:11),
·      El agua, para purificación (Ez.36:25).
La culpabilidad contraída, sólo con sangre puede borrarse; la mancha del pecado, sólo con agua viva se puede limpiar. Ambas operaciones deben ir siempre de la mano; Jesús las juntó, e hizo que de su costado salieran juntamente la sangre y el agua, y nadie debe separarlas (Zc.13:1).

c)      También es fácil hallar en estos dos líquidos un simbolismo de los dos sacramentos u ordenanzas de la religión cristiana:
§  El agua nos simboliza el bautismo, pues no es el agua del baptisterio la que nos limpia de la mancha del pecado, sino el agua que salió del costado de Jesús;
§  La sangre simboliza la Cena del Señor pues al instituirla, Jesús expresó su significado del “nuevo pacto en mi sangre” (Lucas 22:20); no es, pues, la “sangre” de la uva, el vino de la ordenanza, lo que refrigera el alma y expía la culpa del pecado, sino la Sangre de Jesús, derramada por nosotros (1 Jn.1:7).

d)     Agustín de Hipona:
Al alegorizar demasiado la incisión hecha en el costado de Jesús, vio en este fenómeno el origen de la Iglesia, la cual –según él- brota del costado del Postrer Adán muerto, en forma semejante a como sacó Dios a Eva del costado del Primer Adán dormido.

Concluyo:

Se ha sugerido que lo que realmente sucedió fue que las experiencias físicas y emocionales de Jesús fueron tan terribles que se Le reventó el corazón. 
Cuando sucedió aquello, la sangre del corazón se mezcló con el líquido del pericardio que rodea el corazón; la lanza del soldado rompió el pericardio, y brotó la mezcla de sangre y agua. Sería patético creer que Jesús, en el sentido más literal, murió porque se Le partió el corazón.




  
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Por: Carlos Ramírez Jiménez. 12/02/2015.
-        Henry MATTHEW COMENTARIO BIBLICO. Pág.1485.

-        e-Sword-the. LEDD.

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