Parte IV:
INTRODUCCIÓN:
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
LA DEIDAD DE JESÚS:
LECCIÓN No VII
Las Primeras Herejías Cristológicas:
DESDE MUY TEMPRANO en
su historia la iglesia ha sufrido ataques de corrientes contrarias a la fe que
profesa. Es cierto que el cristianismo ha vivido siempre en medio de gran
oposición. Con todo eso, el mayor daño que la iglesia ha sufrido no ha sido
causado por ataques externos, aunque sin duda éstos han sido grandes, sino más
bien producidos por la infiltración de doctrinas contrarias a la Palabra de
Dios y a los postulados del Evangelio.
No es de dudarse que durante el período apostólico, cuando el
canon del Nuevo Testamento estaba en su formación, muchos trataban de dar
respuesta a algunas preguntas que se formulaban.
Por ejemplo:
¿Quién es Jesucristo?
¿Qué relación tiene Jesús con la Eterna Deidad?
¿Qué
relación tiene lo que Jesús enseñó con las leyes rituales del Antiguo
Testamento?
¿Qué significado y alcance tiene la salvación?
¿Se relaciona la salvación con el cuerpo físico, el alma o con
ambos?
Ciertamente estas preguntas no eran ni son fácilmente contestadas, especialmente sin la base autoritativa de los libros canónicos. Fue así, seguramente, que falsos maestros introduciéndose dentro de las congregaciones cristianas ponían en peligro la armonía y la existencia misma de las jóvenes asambleas de creyentes. Dos corrientes que parecen haber afectado el desarrollo de congregaciones apostólicas se caracterizaban por sus tendencias legalistas y filosóficas. Aunque dichas corrientes heréticas no se habían desarrollado hasta el punto en que lo hicieron en el siglo II, sus enseñanzas estaban haciéndose sentir.
7.1.
Los Ebionitas:
Una de las primeras corrientes que hizo sentir su influencia
dentro de la iglesia cristiana fue la de los llamados ebionitas cuyo nombre
se deriva del hebreo ebion
que significa «pobre».
Según algunos historiadores,1)
había generalmente tres grupos de ebionitas aunque no era
muy fácil poder hacer las distinciones pertinentes entre los tres grupos. No
obstante, las siguientes diferencias eran observables:
1) Aquellos cristianos
judíos que demandaban una completa observancia de la ley por parte de los
creyentes. Aunque este grupo también incluía otros que guardaban la ley estrictamente
sin exigir que otros lo hicieran.
___________
1) Reinhold Seeberg, Manual de historia de las
doctrinas, pp. 96–101.
2) Los llamados
cristianos judaizantes que consideraban a Pablo como un apóstata de la ley
mosaica y afirmaban que era necesario que todos los cristianos fuesen
circuncidados y guardasen la ley estrictamente. Estos consideraban a
Cristo como una criatura y además negaban Su concepción virginal.
3) Aquellos de
tendencia filosófica‐especulativa
que consideraban a Jerusalén como el centro del mundo religioso, practicaban un
ascetismo estricto, consideraban a Cristo como una criatura pero como el Señor
de los ángeles y al Espíritu Santo como un ángel de sexo femenino que
acompañaba a Cristo.
Los distintos grupos ebionitas tenían en común, sin
embargo, su adherencia a la ley mosaica. Exigían que por lo menos los judíos
guardaran la ley, aunque veían con buenos ojos si los gentiles hacían lo mismo.
También tenían la tendencia a interpretar la persona de Cristo como un mero
hombre privilegiado por el descenso del Espíritu Santo sobre Su persona a la
hora de Su bautismo.
7.2.
Los Gnósticos:
Un tema muy discutido ha sido el de la posible relación entre la
iglesia primitiva y el gnosticismo. Algunos eruditos afirman que el gnosticismo
tuvo su origen en un tiempo posterior al cristianismo, mientras que otros
hablan categóricamente de un gnosticismo pre-cristiano.2)
La palabra gnosticismo se deriva del vocablo griego gnosis que
significa «conocimiento». El
gnosticismo era una filosofía racionalista con tendencia intelectualmente
exclusivista que pretendía dar una respuesta a la interrogante de la existencia
del mal y al origen del universo. Los gnósticos consideraban la fe como algo
inferior. La gnosis por ser un alto nivel de conocimiento era el canal
de la salvación. Para los gnósticos, sin embargo, la gnosis no era un
conocimiento intelectual adquirido mediante un esfuerzo mental, sino que
era algo de origen sobrenatural. La gnosis era en sí producto de la
revelación divina.3)
Para los gnósticos, ese conocimiento adquirido, supuestamente por
revelación, es en sí redención perfecta. El gnosticismo era sustancialmente de
origen pagano.4) Esencialmente es un sincretismo que incluye la filosofía
helenística, las religiones orientales, los misterios de la Babilonia antigua,
los cultos egipcios, el judaísmo heterodoxo y algunas ideas cristianas,
particularmente las relacionadas con el concepto de la salvación.5) Según
el afamado historiador Philip Schaff:
«El gnosticismo es, por lo tanto, la forma más grande y
comprehensiva de sincretismo especulativo religioso conocido en la historia».6)
Gnosis. (Del gr. γνῶσις,
conocimiento). f. Conocimiento absoluto e intuitivo, especialmente de la
divinidad, que pretendían alcanzar los gnósticos. Gnosticismo. (Microsoft®
Encarta® 2008).
__________
2) Edwin M. Yamauchi, Pre-Christian
Gnosticism, pp. 20–28.
3) Otto W.
Heick, A History of Christian Thought, vol. I, p. 69.
4) Philip
Schaff, History of Christianity, vol. II, p. 445.
5) Ibíd., p. 448.
6) Ibíd., pp. 442–460.
Gnosis = (γνῶσις G1108) se
traduce «ciencia» en
Lc.11:52; Rom.2:20; 11:33; 1 Cor.1:5; 1 Cor.12:8; 13:2,8; 14:6; 2 Cor.6:6; y
8:7; en 1 Tim.6:20 se usa de las enseñanzas de los gnósticos (lit., los «conocedores»), «la falsamente llamada ciencia». La
ciencia en el moderno sentido de la palabra, esto es, la investigación, descubrimiento
y clasificación de las leyes secundarias, no se halla en las Escrituras: gnosis
solo significa «conocimiento».
Gnosis = (γνώσις G1108)
primariamente buscar saber, búsqueda, investigación (relacionado con A, Nº l).
En el NT denota conocimiento, especialmente de la verdad
espiritual. Se usa:
(a) en sentido absoluto
(Lc.11:52; Rom.2:20; 15:14; 1 Cor.1:5; 8:1, dos veces, 7, 10, 11; 13:2,8; 14:6;
2Cor.6:6; 8:7; 11:6; Ef.3:19; Col.2:3; 1 P.3:7; 2 P.1:5,6);
(b) con
un objeto, con respecto:
(1) a Dios (2 Cor.2:14;
10:5);
(2) la gloria de Dios (2
Cor.4:6);
(3) a Cristo Jesús
(Filp.3:8; 2 P.3:18);
(4) salvación (Lc.1:77);
(c) subjetivamente, del
conocimiento de Dios (Rom.11:33); de la palabra de conocimiento (1 Cor.12:8);
de la falsamente llamada ciencia (1 Tim.6:20).
En cuanto a Cristo, los gnósticos decían que era una emanación o eón
salido de Dios. Por medio de ese eón (el más perfecto de todos) se
efectúa el regreso del mundo material sensible al mundo ideal que está más allá
de los sentidos. Los gnósticos lograron introducirse en la iglesia cristiana
porque aparentaban tener una alta estimación hacia Cristo, pero en el último
análisis creían que el Señor vino sólo a disipar la ignorancia. Los maestros de
esta secta ponían el énfasis sobre las enseñanzas de Cristo, dándole poca
importancia a la Persona y la obra de Jesús.
7.3.
Los Docetas:
El docetismo es una variante del gnosticismo. El nombre procede
del vocablo griego dokeo que significa «dar la apariencia de algo».
Los docetas afirmaban que el nacimiento, el cuerpo, los sufrimientos y la
muerte de Cristo fueron solamente una apariencia ilusoria. Cristo sólo asumió
forma visible como una visión transitoria para revelarse a Sí mismo a los
sentidos naturales del hombre.
El docetismo era un resultado del dualismo que caracterizaba a
todos los sistemas gnósticos. Este dualismo consistía en afirmar que todo lo
que es material es malo. Sólo aquello que es espíritu es bueno. La conclusión a
la que arribaban los docetas era que si Cristo era bueno (cosa que ellos
afirmaban), entonces no podía tener un cuerpo material real.
El gnosticismo y su variante, el docetismo, negaban la doctrina de
la encarnación de Cristo. En ese sentido rechazaban la doctrina de la verdadera
humanidad del Señor. Debido a que Cristo era considerado como una emanación (eón)
de Dios, el docetismo reducía la deidad de Cristo y en realidad destruía la
personalidad histórica de Jesús. Al no concederle un cuerpo real, los docetas
tenían que negar la realidad de la crucifixión.
En resumen, el Redentor no era ni hombre real ni Dios absoluto,
según la herejía de los docetas. Ni murió en la cruz ni resucitó de los
muertos.7) Como
es de esperarse, los docetas también negaban una segunda venida corporal y
judicial de Cristo a la tierra. Estos conceptos paganos de cristología se
infiltraron en la iglesia cristiana a principios del siglo II de nuestra era,
si no antes, y causaron gran confusión en la mente de muchos. Sólo la
apologética y la exposición bíblica de hombres como Ireneo,8) Justino Mártir,9) Tertuliano,10) Hipólito,11) y
otros lograron ahuyentar el peligro que se cernía sobre la iglesia en aquella
etapa temprana de su historia. El trabajo realizado por los líderes de la
iglesia, particularmente en aquel tiempo fue crucial, ya que sentaron las bases
para las discusiones posteriores. De importancia capital fue el hecho de la
necesidad de identificar el canon de las Escrituras, para poder combatir con
autoridad las herejías que amenazaban la vida de la iglesia.
7.4.
Monarquismo:
El nombre monarquismo fue usado por primera vez por Tertuliano
(150–220 d.C.) para designar a grupos anti trinitarios que surgieron durante el
siglo III. Los monarquitas también recibieron el nombre de unitarios a
causa del énfasis que daban a la unidad numérica y personal de la Deidad.
Había fundamentalmente dos grupos monarquitas:
1) Los
racionalistas o dinámicos, y
2) los
Modalistas o patripasianos.
Los racionalistas o dinámicos negaban la deidad de Cristo,
considerándolo como una fuerza o poder, mientras que los Modalistas
identificaban al Hijo con el Padre, negando así la pluralidad de personas en la
deidad y aceptando una trinidad económica, es decir, un triple modo de
revelación en lugar de una trinidad de personas.
7.5. Monarquismo Racionalista o Dinámico:
Este grupo consideraba a Cristo como un mero hombre lleno del
poder divino (a semejanza de Moisés o Elías). Ese poder divino existía
en Cristo desde el principio de Su vida, pues, los monarquitas admitían que
Jesús había sido generado sobrenaturalmente por el Espíritu Santo. A esta clase
de monarquismo pertenecían varios grupos:
1. Los teodosianos:
Grupo fundado por un tal Teodoto el curtidor, quien después de haber negado a
Cristo durante una de las persecuciones afirmó que solamente había negado a un
hombre. Teodoto fue finalmente excomulgado por Víctor, el obispo de Roma.
2. Los artemistas:
Este grupo fue fundado por Artemo
quien se había trasladado a Roma y comenzó a predicar que la doctrina de la
deidad de Cristo era una invocación y un regreso al politeísmo pagano. Artemo
fue excomulgado por Ceferino (202–217) y acusado de usar argumentos filosóficos
para apoyar sus enseñanzas.
3.
Pablo de Samosata: Llegó a ser el más famoso de los monarquistas racionalistas. Era un obispo de Antioquía en el año
260 d.C., al mismo tiempo que ocupaba un elevado puesto civil. Negaba la
personalidad del Logos y del Espíritu Santo, considerándoles solamente
poderes de Dios, como son la mente y la razón en el hombre.
___________
7) Harry
R. Boer, A Short History of the Early Church, p. 60.
8) Ireneo, Adversus haereses.
9) Justino, Apologías.
10) Tertuliano, Liber de praescriptionibus
adversus haereticos; Adversus Praxeam y Adversus Marcionem.
11) Hipólito, Philosophumena.
Admitía que el Logos habitaba
en Cristo en una medida superior a otros mensajeros de Dios, pero creía que
Cristo había sido gradualmente elevado a una posición de dignidad divina.
También creía que Cristo había permanecido libre del pecado, había vencido el
pecado de nuestros ante‐pasados
y se había convertido en Salvador de la raza humana.
Entre los años 268–269 d.C. los obispos de Siria que trabajaban
bajo su dirección, acusaron a Pablo de Samosata de herejía, arrogancia, vanidad
y avaricia y lo depusieron.
En resumen, esta primera clase de monarquismo puede clasificarse
como ebionista, es decir, esa especie de cristianismo judaizado que
pretendía hacer que la salvación dependiese de la observancia de la ley y
además consideraba
a Jesús como el Mesías prometido, pero como un mero hombre producto de la unión
de José y María.
7.6. Monarquismo Modalista o Patripasiano:
Este grupo o clase de monarquismo enseñaba que el Dios único y
Supremo por un acto de Su propia voluntad se auto limitó, haciéndose hombre. De
modo que el Hijo es el Padre revelado en la carne. Estos sólo reconocían como
Dios al que se había manifestado en Cristo y acusaban a sus oponentes de
enseñar que hay más de un Dios.
Varios nombres se mencionan como exponentes del monarquismo
modalista. El primero de ellos es Práxeas. Este procedía del Asia Menor, pero
se trasladó a Roma en tiempos de Marco Aurelio (161–180 d.C.). Allí procuró la
conde‐nación
del montanismo y enseñó abiertamente su doctrina patripasiana, logrando
convencer aun al obispo Víctor.
Práxeas apelaba a pasajes tales como Isaías 45:5; Juan 10:30 y
14:9 para apoyar sus enseñanzas, pasando por alto que dichos textos no son anti‐trinitarios, sino que
enfatizan la unidad de la esencia divina.12) Es
evidente que Práxeas no hacía distinción alguna entre persona y esencia
ya que acusaba a sus oponentes Práxeas
se enfrascó en una controversia con Tertuliano, quien le refutó diciendo que Práxeas
había crucificado al Padre y anulado al Espíritu Santo. Estrechamente
relacionados con las enseñanzas de Práxeas, estaban Noeto de Esmirna y un tal
Calixto. Ambos enseñaban que el Hijo era meramente una manifestación del Padre.
Por el año 200 d.C., un hombre llamado Sabelio comenzó a enseñar
que Dios se auto‐revela
en tres modos diferentes:
1)
Como Padre creó todas las cosas y dio la ley a Israel,
2)
como Hijo tomó la tarea de la redención, y
3)
como Espíritu Santo, después de haber completado la obra redentora.
Cada una de estas formas de manifestación, según Sabelio, se
efectúa cuando la otra ter‐mina.13) Es
decir, Sabelio afirmaba que la Deidad era unipersonal. Rotundamente negaba que
Dios fuese Padre, Hijo y Espíritu Santo al mismo tiempo.14)
En resumen, los adeptos del monarquismo querían proteger la unidad
de Dios, pero al hacerlo cayeron en el error del unitario ismo. Pablo de
Samosata, Práxeas, Sabelio y todos sus seguidores han errado al no ser capaces
de armonizar adecuadamente las enseñanzas de la Biblia. Trinitarianismo no es lo mismo que triteísmo. La esencia divina es una, las personalidades que
componen esa esencia son tres.
___________
12) Praxeas se enfrascó en una controversia con
Tertuliano, quien le refutó diciendo que Praxeas había crucificado al Padre y
anulado al Espíritu Santo.
13) E.H. Klotsche, The History of Christian
Doctrine, pp. 58–62.
14) Ibid., p. 61.
7.7. Arrianismo:
El arrianismo adquiere el nombre de su progenitor. Arrió, según se cree, era nativo de
Libia aunque recibió su entrenamiento en Antioquía.15) El maestro y mentor de Arrió
había sido Luciano quien teológicamente seguía a Pablo de Samosata.16) Se
sabe, además, que «Luciano representaba el ala izquierda del origenismo».17) De
modo que el trasfondo teológico de Arrió estaba en pleno desajuste con la
corriente media de la iglesia. Por el año 313 d.C., Arrió fue de‐signado como presbítero de
Alejandría.18) Poco
después de su designación, Arrió comenzó a enseñar que, aunque Cristo era el
creador del universo, él mismo era una criatura de Dios y, por lo tanto, no era
totalmente divino.19)
Según Arrió, hay un solo Ser de quien puede decirse que es sin
principio. Ese ser es Dios. Enseñar que el Hijo no tuvo principio, en la
opinión de Arrió, equivaldría a creer en la existencia de dos dioses de igual
rango.20) De
modo que la cristología de Arrió tomaba como punto de partida un estricto
monoteísmo semejante al de los monarquianismo.
Arrió decía que el Hijo no fue siempre, sino que tuvo un principio. El Logos
en Cristo fue creado por el Padre antes de la creación del mundo. Arrió
enfáticamente sostenía que Cristo era de una sustancia diferente a la del Padre
y, por lo tanto, no era Dios en el sentido estricto de la Palabra. Es más, para
Arrió, el Logos, es decir, Cristo no poseía un alma humana, de modo que
no era verdadero hombre. Tampoco era verdadero Dios, ya que no poseía ni la
esencia ni los atributos que pertenecen a la absoluta deidad. El historiador
Justo L. González, ha resumido bien las enseñanzas de Arrió:
La doctrina de Arrió parte de un monoteísta absoluto, según el cual
el Hijo no puede ser, ni una encarnación del Padre, ni una parte de su
substancia, ni otro ser semejante al Padre, pues cualquiera de estas tres
posibilidades negaría, o bien el carácter inmaterial de Dios, o bien su
unicidad. El Hijo no puede no tener un origen, pues entonces sería hermano del
Padre, y no hijo. Luego, el Hijo tiene principio, y fue creado o hecho por el
Padre de la nada. Antes de tal creación, el Hijo no existía, y es incorrecto afirmar que Dios es eternamente Padre. Esto no
quiere decir, sin embargo, que no hubiese siempre en Dios un Verbo, una razón
inmanente; pero este Verbo o razón de Dios es distinta del Hijo de Dios, sólo
fue creado más tarde.21)
La postura de Arrió lo puso en conflicto directo con Alejandro, el
obispo de Alejandría, entre los años 318 y 320 d.C. Como resultado de esa
confrontación, en el año 321 d.C., un concilio formado por un grupo de cien
obispos procedentes de Egipto y Libia se reunió en Alejandría.22) La decisión del
concilio fue destituir y excomulgar a Arrió y a sus seguidores. Evidentemente,
el concilio consideraba como una herejía negar la absoluta deidad de Cristo Arrió,
sin embargo, no cejó en su empeño de propagar su doctrina. Después de haber
sido excomulgado, Arrió se entregó a la tarea de dar a conocer sus creencias
por medio de sermones y conferencias teológicas dondequiera que encontrase una
audiencia. De ese modo consiguió adeptos en Egipto, Siria, Palestina y en otras
áreas del mundo cristiano.
Arrió encontró un
oponente formidable en la persona de Atanasio. Nacido en Alejandría
a fines del siglo III, Atanasio recibió la mejor educación para una persona de
su tiempo. Fue apadrinado por Alejandro, obispo de Alejandría, quien
evidentemente vio en Atanasio a un hombre de profundidad teológica, firmes
convicciones y gran fortaleza física. Alejandro no fue defraudado.
___________
15) Ibid., p. 63.
16) Reinhold Seeberg, op. cit., p.
206, tomo I, p. 206.
17) Justo L. González, Historia del
pensamiento cristiano, p. 277.
18) Philip
Schaff. op. cit., vol. III, p. 620.
19)
Ibíd.
20) E.H.
Klotsche, op. cit., p. 63.
21) Justo L.
González, op. cit., p. 278.
22) Philip
Schaff, op. cit., vol. III, p. 620.
Su discípulo, Atanasio, estudió con sumo cuidado los postulados y
las conclusiones de Arrió. Si Arrió estaba en lo cierto, el Dios trino no es eterno: a la unidad se le añadió, en el curso
del tiempo, el Hijo y el Espíritu. La Trinidad ha llegado a existir de la no‐existencia. ¿Quién nos asegura que no habrá un aumento
subsiguiente? (C. Ar. or. 1:17, 18). Según Arrió, el bautismo resultaría
administrado en el nombre de un ser creado, que, en el último análisis, no
puede auxiliarnos (ib. ii: 41; iv: 25). Pero no sola‐mente es disuelta la Trinidad; incluso la divinidad del Padre es
puesta en peligro.23)
A raíz de la controversia arriana, se convocó el Concilio de Nicea
en el año 325 d.C., desde el 20 de mayo al 25 de julio de ese año, sin contar
las deliberaciones posteriores. El resultado fue una condena de las enseñanzas
de Arrió y una anatematiza ion de
todo aquel que creyese dichos errores. Según el Concilio de Nicea, la postura
de la iglesia quedaba expresada así:
“Creemos
en un Dios, el Padre Todopoderoso, Creador de todas las cosas, visibles e
invisibles, y en un Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, el unigénito del Padre,
es decir, de la substancia del Padre; Dios de Dios, luz de luz, verdadero Dios
de verdadero Dios, engendrado, no creado, consubstancial con el Padre, por
quien todas las cosas fueron hechas, tanto en el cielo como en la tierra; quien
por nosotros los hombres, y para nuestra salvación descendió, se encarnó, y se
hizo hombre, y sufrió, y resucitó al tercer día: ascendió a los cielos y vendrá a juzgar a
vivos y muertos: Y en el Espíritu Santo. Pero la Santa Iglesia Apostólica de
Dios anatemiza a los que afirman que hubo un tiempo cuando el Hijo no era, o
que no era antes de ser engendrado, o que fue hecho de cosas que no existían: o
que dicen, que el Hijo de Dios era de cualquier otra substancia o esencia, o
creado, o sujeto a cambio o a conversión”.24)
En resumen, el Concilio de Nicea del año 325 d.C., refutó la
postura del sabelianismo o modalismo, y la creencia de que la deidad se compone
de una persona y una esencia, pero de distintos modos de manifestación.
Rechazó, además, el arrianismo y su creencia de que el Hijo es de una sustancia
diferente a la del Padre. Expresó de manera formal la fe trinitaria de la
iglesia: Dios es una sustancia,
esencia o realidad eterna que existe en tres personalidades distintas.
7.8. Apolinaristas:
El nombre «apolinarista» proviene de Apolinar
de Laodicea. Hombre de gran erudición, Apolinar, nacido por el año 310 d.C.,
era el obispo de Laodicea por el año 360 d.C., cuando dio a conocer sus
creencias tocante a la persona de Cristo. En un tiempo, Apolinar había sido un
amigo cercano de Atanasio, un fervoroso defensor del Credo de Nicea y, por
supuesto, un decidido opositor de Arrió.
Apolinar tomaba como punto de partida el hecho de que Cristo es
Dios y hombre. En su preocupación soteriológica, Apolinar expresaba que si
Cristo es sólo hombre no sería capaz de salvar al pecador, ya que el hombre por
sí solo no puede salvar a la humanidad. Ahora bien, si Cristo sólo es Dios,
tampoco podría salvar ya que no podría ser mediador y sufrir la muerte del
pecador.
Es ahí donde Apolinar entremezcló sus conocimientos filosóficos
con los bíblicos, probablemente con el propósito de preservar la integridad de
la Persona de Cristo.
___________
23) Reinhold
Seeberg, op. cit., vol. I, p. 210.
24) Para un excelente resumen del Concilio de Nicea, véase
Javier Gonzaga, Concilios, vol. I, pp. 101–110.
Con ese fin, Apolinar formuló una postura teológica que hacía uso
del método empleado por Arrió, pero que le conducía en la dirección opuesta. Si
la postura de Arrió negaba la perfecta deidad de Cristo, la de Apolinar
negaba la perfecta humanidad del Señor.
Apolinar adoptó un estricto
tricotomismo, basándose en textos tales como 1 Tesalonicenses
5:23, Juan 1:14 y Romanos 8:3. Sobre esa base, concluía que Cristo asumió un
cuerpo humano que poseía el principio de la vida, es decir, el alma, pero que
el Logos divino tomó el lugar del espíritu o la parte racional más
elevada del ser. Según Apolinar, Cristo no tenía un espíritu humano, aunque Su
cuerpo y Su alma eran humanos. Era su creencia que si Cristo fuese hombre
perfecto, no habría manera de garantizar Su impecabilidad y se produciría un
problema serio al tratar de armonizar las dos voluntades.
Los teólogos de aquella época, particularmente los tres capadocios
(Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa y Basilio el Grande), respondieron y
refutaron a Apolinar de manera contundente.25) Los
capadocios respondieron que si Cristo no es verdadero hombre no sería posible
explicar las limitaciones que demostró durante Su ministerio terrenal ni la
lucha entre la voluntad humana y la divina (Lc. 22:42).26)También afectaría a Su capacidad para salvar ya que
el pecado afecta al hombre en la totalidad de Su ser. De modo que es necesario
que el Redentor sea totalmente divino y totalmente humano. Los capadocios
comprendieron con toda claridad que la postura de Apolinar afectaba tanto a la
Persona como a la obra de Cristo.27)
Un beneficio práctico de la disputa con Apolinar, sin embargo, fue
el hecho de que abrió de par en par la discusión tocante a las dos naturalezas
de Cristo. Esta discusión se extendió a lo largo de un período de 300 años. No
obstante, Apolinar fue condenado por el Concilio de Constantinopla del año 381
d.C. Los líderes de dicho concilio concluyeron que Cristo es una Persona divina
que tomó para Sí naturaleza humana.
7.9. Nestorianismo:
El llamado progreso del dogma puede verse claramente en el
desarrollo de la doctrina tocante a la persona de Cristo. A medida que el tema
era discutido y estudiado por los teólogos de la iglesia, se expresaban ciertas
definiciones con el fin de aclarar conceptos considerados como cruciales para
la formulación del Evangelio.
La discusión cristológica dio lugar a la formación de tres
escuelas de pensamiento con matices distintos:
1. En el occidente, Tertuliano (150–220
d.C.) había expresado que en la Persona de Jesucristo estaban unidas, pero sin
mezclarse, la completa naturaleza divina y la naturaleza humana.
Tertuliano, sin embargo, enseñaba una especie de subordinacionismo
(el Logos, Cristo, estaba subordinado al Padre). No obstante, afirmaba
la absoluta deidad de Cristo y la coexistencia de las dos naturalezas (divina y
humana) en la Persona de Jesús.28)
___________
25)
Otto W. Heick, op. cit., pp. 171–174.
26) Ibíd., p. 172.
27) Justo L. González, op. cit., vol. I, pp. 352–358.
28)
Reinhold Seeberg, op. cit., vol. I, pp. 133–135.
2.
La segunda escuela de pensamiento surgió en Antioquía.
Allí
se concentraban teólogos tales como Diodoro
de Tarso, Teodoro de Mopsuestia,
Nestorio, Teodoreto y otros. Esta escuela se caracterizaba por el rechazo
de la exégesis alegórica y la adopción de una hermenéutica gramatico‐histórica.29) El énfasis cristológico primordial de la escuela
de Antioquía estaba sobre la humanidad de Cristo, aunque ello no significaba en
ningún sentido la más leve negación de la deidad del Señor.30)
3.
La tercera escuela tenía su sede en Alejandría.
Los hombres de influencia en esta
escuela fueron Atanasio, los tres capadocios y Cirilo de Alejandría. El énfasis
de estos teólogos recaía sobre la deidad de Cristo, primordialmente por razones
soteriológicas. La influencia de Atanasio era incuestionable en la expresión
del pensamiento de la escuela de Alejandría.31) Atanasio enfatizaba que «el Logos, quien era Dios desde la
eternidad, se hizo hombre».32)
No que el Logos habitase en el hombre, sino que se había hecho hombre.
Es de este trasfondo teológico que surgió la controversia con
Nestorio y que originó lo que se conoce como Nestorianismo. Los de Alejandría
procuraban defender la deidad de Cristo, aunque no negaban Su humanidad. Los de
Antioquía, sin embargo, tenían en alta estima la obra de Dios en la historia,
de modo que ponían mayor énfasis en la humanidad de Cristo aunque reconocían Su
deidad absoluta.
En el año 428, Nestorio fue designado como patriarca de
Constantinopla. Aunque un erudito de primera magnitud, Nestorio no se
caracterizaba por su prudencia. Comenzó con un esfuerzo por detener el avance
del arrianismo que continuaba causando estragos en la iglesia.
Nestorio comenzó una especie de cruzada teológica contra los
predicadores que se referían a María como «madre de Dios» o «progenitora de Dios» (theoto‐kos).
En su lugar, Nestorio propuso el uso de la expresión «progenitora de Cristo» (Christotokos)
o «madre de Cristo».
En realidad, el patriarca de Constantinopla no pretendía negar la
deidad de Cristo con su propuesta. No obstante, la aserción de Nestorio dejaba
al descubierto que no comprendía el significado de la unión de las dos
naturalezas (divina y humana) en la Persona de Cristo. Nestorio, sin embargo,
correctamente insistía que María no era la madre de la naturaleza divina de
Cristo. Es muy posible que ni Nestorio ni sus seguidores inmediatos se
suscribiesen a lo que más tarde se llamó nestorianismo.33) Algunos opinan que Nestorio fue condenado injustamente.34) Lo
que sí es cierto es que algunos que se identificaban como seguidores de
Nestorio enseñaban que si Jesús era Dios en la eternidad, entonces María no fue
la madre de Su naturaleza divina (lo cual es cierto). Sin embargo, en Su
humanidad, Cristo verdaderamente nació de la virgen María. La conclusión
errónea, producto de la colusión de esos dos conceptos, fue que Jesús tenía que
ser dos personas. La persona de Cristo, según los nestorianos, era
similar a la de un cristiano en quien el Espíritu Santo (otra persona) habita.
El Concilio de Éfeso del año 431 d.C., condenó a Nestorio. El nestorianismo,
sin embargo, se esparció en Egipto, el área oriental del imperio romano,
Persia, India y aún hasta la China.35)
___________
29)
Bernard Ramm, Protestant Biblical Interpretation, pp. 48–50.
30) Otto
W. Heick, op. cit., p. 174.
31) E.H.
Klotsche, op. cit., p. 73.
32) Ibíd.
33) G.C.
Berkouwer, The Person of Christ, p. 67.
34) Ibid.
35) Earle
E. Cairns, Christianity Through the Centuries, p. 146.
7.10. Eutiquianismo:
La controversia nestoriana de la primera mitad del siglo v, dejó
sus huellas en la vida de la iglesia. Nestorio fue destituido de su cargo como
Patriarca de Constantinopla en el año 431 d.C., muriendo en el año 440.
Cirilo de Alejandría temporalmente fue destituido de su cargo por orden del
emperador Teodosio II y murió en el año 344 d.C.36) La muerte de estos dos hombres no puso fin a la disputa entre las
dos escuelas por ellos representadas, aunque sí hubo una tregua por el año 433
d.C.37)
La mencionada tregua tuvo como base una fórmula preparada por
Teodoreto de Ciro, quien procuró eliminar los extremos en la disputa.38) Teodoreto
dejó fuera la teoría de Cirilo de Alejandría. Cirilo había expresado de manera
un tanto confusa la cuestión de la unión de las dos naturalezas de Cristo.39) Según
Cirilo, en la unión de las dos naturalezas, la humana quedaba rezagada o
dominada por el Logos. A veces daba a entender que de la unión de las dos
naturalezas resultaba la formación de una sola naturaleza.40) Es
más, muchos seguidores de Cirilo sí enseñaron que Cristo tenía una sola
naturaleza después de la encarnación. Esta naturaleza era divina‐humana,
pero la humana había sido absorbida por la divina.41)
Teodoreto también excluyó de su fórmula el concepto antioquiano de la combinación de las dos
naturalezas. Debe recordarse que los de Antioquía hacían hincapié en la
humanidad de Cristo. Los teólogos de Antioquía hablaban de una unión moral
entre el Logos y la humanidad de
Jesús. Teodoreto, además, descartó el apolinarismo con su concepto de que
Cristo es un hombre perfecto con un alma racional. La fórmula de Teodoreto
expresaba que Cristo era «consustancial con
nosotros en Su humanidad, porque ha habido la unión de dos naturalezas, por lo
tanto, confesamos un Cristo, un Hijo, un Señor».42) De más está decir que la fórmula de Teodoreto no
produjo la armonía más necesitada que deseada. Por el contrario, abrió las
puertas a la gran controversia con el monje Eutiquio o Eutiques,
progenitor del eutiquianismo.
El historiador Philip Schaff ha hecho la siguiente muy acertada
observación:
Así como la teología antioquiana
engendró al nestorianismo, que estiraba la distinción de las naturalezas
humana y divina en Cristo hasta crear una doble personalidad, así también la
teología alejandrina engendró el error del lado opuesto, es decir, el
eutiquianismo o monofisitismo, que exigía la unidad personal de Cristo a
expensas de la distinción de las naturalezas, y hacía al Logos divino
absorber la naturaleza humana.43)
Eutiques (378–454 d.C.) era archimandrita de un monasterio en las
cercanías de Constantinopla.44) Su
teología era contraria a la expuesta por Nestorio.45) Eutiques, sin embargo, carecía de la suficiente erudición para
formular por sí solo una cristología. En el año 448 d.C., Eutiques fue acusado
de herejía y condenado por un sínodo reunido en Constantinopla. La acusación en
contra de Eutiques fue que enseñaba que «después de la encarnación, Cristo tenía solamente una
naturaleza».46) Eutiques,
por lo tanto, dio origen a la herejía conocida como monofisitismo (de monofusis
= una sola naturaleza) o eutiquianismo.
___________
36) El emperador Teodosio II se retractó de
la destitución de Cirilo, quien continuó en su puesto hasta su muerte.
37) Justo L. González, op. cit., vol. I, p. 374.
38) E.H.
Klotsche, op. cit., p. 76.
39) Justo L. González, op. cit., vol. I, p. 371.
40) Philip
Schaff, op. cit., vol. III, p. 946. Schaff afirma que Cirilo
estuvo al borde del error monofisita.
41) Harry
R. Boer, op. cit., p. 169.
42) H.R.
Mackintosh, The Doctrine of the Person of Christ, p. 209.
43) Philip
Schaff, op. cit., vol. III, pp. 734–735.
44) Francisco
Lacueva, La persona y la obra de Jesucristo. Curso de Formación
Teológica Evangélica, p. 46.
45) Ibid.
46) Otto W.
Heick, op. cit., p. 183.
Como seguidor de Cirilo, Eutiques, en verdad, estaba reaccionando
en contra del nestorianismo que
dividía a Cristo en dos personas. Su error, sin embargo, fue causado por el
mismo problema que hizo errar a Nestorio, es decir, la incapacidad de
distinguir entre naturaleza, y persona.
En su confusión teológica, Eutiques sostenía que Cristo estaba
compuesto de dos naturalezas, pero no existía en dos naturalezas. La naturaleza humana se había
fusionado con la divina, resultando en la formación de una sola naturaleza.
Cristo no existía como humano en el mismo sentido en que nosotros somos
humanos. La conclusión final de la cristología de Eutiques es que Cristo no era
ni verdaderamente Dios ni verdaderamente hombre. Algunos de sus seguidores
creían que aun el cuerpo de Cristo descendió del cielo.
El Concilio de Calcedonia del año 451 d.C., condenó a Eutiques y
enfáticamente rechazó su cristología o «el concilio afirmó la doctrina de la unión inseparable e
indivisible, sin confusión y sin cambio, de dos naturalezas perfectas y
completas, la humana y la divina, en la Persona de Cristo».47)
Los teólogos de Calcedonia hicieron su mejor esfuerzo para
expresar en un lenguaje comprensible a la iglesia de aquellos días lo que ellos
entendían de la Persona de Cristo. Por supuesto que cualquier esfuerzo resulta
endeble cuando se trata de explicar un misterio tan incomprensible como lo es
la encarnación de Dios.48) Se
reconoce que Calcedonia no lo dijo todo ni resolvió todos los problemas
tocantes a la cristología, pero sí sentó bases firmes para la discusión de este
tema. Calcedonia no lo dijo todo, pero dijo mucho y de gran importancia. Los
teólogos de Calcedonia notaron y así lo expresaron que en la persona singular
de Cristo dos condiciones coinciden:
·
Deidad, y
·
humanidad.
Y en su esfuerzo por decir eso, Calcedonia no dice nada más que lo
que el Nuevo Testamento dice acerca de Cristo.49) Es cierto que se puede decir más acerca de Cristo
que lo que dijo Calcedonia, pero, incuestionablemente, no se puede decir menos.50) Si bien es cierto que el
conflicto cristológico de los cinco primeros siglos de la iglesia no quedó
absolutamente delineado como resultado de las decisiones tomadas contra Arrió
(Nicea 325 d.C.), Apolinar (Constantinopla, 381 d.C.), Nestorio (Éfeso, 431
d.C.) y Eutiques (Calcedonia, 451 d.C.),51)
sí puede decirse con un alto grado de certidumbre que dichas decisiones fueron
fundamentales para la vida de la iglesia y sirvieron de parámetros para
discusiones posteriores.
7.11.
Monoteletismo:
Se realizaron dos esfuerzos significativos con el fin de
trastornar las decisiones del Concilio de Calcedonia (451). El primero fue el
de los monofisitas, es decir, los que seguían manteniendo que Cristo sólo
poseía una naturaleza después de Su encarnación. Los monofisitas se resistieron
a aceptar las conclusiones de Calcedonia y comenzaron a esparcir sus doctrinas
por el este, hasta Persia y por el sur, hasta Egipto. El segundo esfuerzo en
contra de las decisiones de Calcedonia se relaciona con la llamada controversia
Monoteletista.52)
__________
47) E.H.
Klotsche, op. cit., p. 77.
48) Klass
Runia, «A «New» Christology Challenges the Church», Christianity Today,
4 enero, 1974, pp. 4–7.
49) H.
Dermat McDonald, «Christ’s Two Natures: The Significance of Chalcedon Today», Christianity
Today, 26 septiembre 1975, p. 12.
50) Ibid.
51) G.C. Berkouwer, op. cit., p. 69.
52) Este vocablo proviene del griego monos =
«solo», «sin compañía», y thelo = «eseco-ger», «actuar por voluntad». La
creencia monoteletista era que Cristo sólo tenía una voluntad.
El tema de la voluntad o voluntades de Cristo no fue discutido ni
aun en Calcedonia. De modo que la cuestión no fue considerada sino hasta
principios del siglo VII. La controversia en sí se inició con Sergio, el
patriarca de Constantinopla durante el reinado de Heraclio (610–641).53)
Cerca del año 630 d.C., Sergio, por razones más políticas que
teológicas,54) aconsejó
al emperador Heraclio que publicase un documento, expresando que «Cristo había hecho todas las cosas
por medio de una sola energía divina‐humana».55) Es indudable que la razón
primordial por la que el emperador accedió a seguir el consejo de Sergio tenía
su raíces en la necesidad de unir bajo una bandera a los disidentes
monofisitas. El monoteletismo armoniza perfectamente con el monofisitismo,
mientras que la doctrina de las dos naturalezas lo hace con la de las dos
voluntades.
La polémica sobre la cuestión del monoteletismo comenzó en
el año 633 y duró hasta el 680, fecha en que se reunió el sexto concilio
ecuménico en Constantinopla. Al principio de la controversia Sergio consiguió
el apoyo del Papa Honorio (625–638), quien posteriormente sería anatematizado y
acusado de traicionar la cansa ortodoxa. Una vez más el tema soteriológico fue
inyectado en la discusión. Los monoteletistas procuraban preservar la
integridad de la persona de Cristo. Sostenían que si Cristo hubiese tenido dos
voluntades, éstas hubiesen entrado en conflicto y la voluntad humana se hubiese
rebelado contra la divisa. De modo que, según ellos, el concepto de un sola y
única voluntad era la mejor manera de preservar la impecabilidad de Cristo.
Los que abogaban a favor de la dualidad de voluntades sostenían
que para que la redención fuese completa tenía que incluir una perfecta humanidad.
Si no hay voluntad humana, decían, no puede haber una humanidad completa. De
modo que llegaban a la conclusión de que Cristo no pudo haber sido hombre
completo sin una voluntad humana. Ciertos pasajes bíblicos eran citados para
apoyar las enseñanza de las dos voluntades; «No se haga como Yo quiero, sino como Tú» (Mt.
26:39); «Pero no se haga Mi
voluntad, sino la tuya» (Lc. 22:42); «Porque he descendido del cielo, no para hacer Mi voluntad, sino
la voluntad del que me envió» (Jn. 6:38). Los pasajes mencionados
enseñan tocantes a la voluntad de Jesús en contraste con la voluntad del Padre
celestial, pero no hacen referencia a una voluntad divina en el Señor. ¿Qué
respuesta se le dio a tal objeción? Los líderes del sexto concilio ecuménico
enfatizaron el hecho de que la voluntad divina de Jesús estaba en perfecta
armonía con la del Padre hasta el punto de una completa identificación. La base
de esa afirmación era que la Trinidad posee una sola voluntad. La
decisión del Concilio de Constantinopla (680–681) estaba en perfecta armonía
con la cristología de Calcedonia. Es más, los teólogos reunidos en
Constantinopla tomaron como base las conclusiones de Calcedonia (451).
Proclamaron que en Jesucristo hay dos voluntades naturales que no se
contradicen entre sí, sino que Su voluntad humana se sujeta a Su voluntad
divina.
Resumiendo, en aproximadamente tres siglos y medio de discusión
cristológica, la iglesia, a través de sus líderes, se pronunció con amplitud
tocante a cuestiones que han sido de vital importancia para la vida del
cristianismo. En Nicea (325) se proclamó que Cristo es de la misma substancia
que la Padre y, por lo tanto, es Dios.
___________
53) Philip Schaff, op. cit., vol. IV, p.
408.
54) Reinhold Seeberg, op. cit., p. 278.
55) H.R. Mackintosh, op. cit., p. 219, p.
219.
En Constantinopla (381) se definió la identidad de Cristo
con la humanidad y se declaró que Jesús es hombre perfecto e impecable. En
Éfeso (431) se definió que Jesús es una sola persona. En Calcedonia (451) se afirmó
que Jesús es una persona única que posee dos naturalezas, la divina y la
humana. Estas naturalezas coexisten en Cristo sin confusión o mezcla, sin
cambio, sin división y sin separación. En Constantinopla (680–681) se concluyó
que en Jesús operaban dos voluntades, la humana y la divina. La voluntad humana
de Jesús, sin embargo, estaba sometida a la divina de manera armoniosa y
perfecta.
7.12. Adopcionismo:
Con ese nombre se conoce la controversia cristológica que tuvo
lugar en el siglo VIII.56) El adopcionismo
ha sido considerado como un avivamiento del nestorianismo, aunque en forma
modificada.57) La
cuestión parece haber comenzado cuando un personaje, del cual muy poco se
conoce, llamado Migetio escribió un trabajo, pretendiendo resolver el problema
de la Trinidad.58) Se
dice que Migetio no distinguía
entre el Logos
y Cristo, dando a entender que «la segunda persona de la Trinidad no existía antes de la
encarnación».59) La
teoría de Migetio se asemejaba mucho al sabelianismo, aunque un tanto desfigurado.
Decía Migetio que en la Trinidad hay tres personas corporales:
«El Padre (David), el Hijo (Jesús, la simiente de David), y el
Espíritu Santo (Pablo)».60)
De modo que Migetio proponía una triple manifestación
histórica de Dios al estilo de los Modalistas del siglo II.61) La responsabilidad de refutar a Migetio recayó sobre Elipando,
arzobispo de Toledo, quien como teólogo era de segunda magnitud. Elipando,
sin embargo, buscó la ayuda de Félix, obispo de Urgel, hombre mucho más capaz en cuestiones teológicas. Elipando y
Félix sostenían la existencia de dos modos completamente distintos de relación
filial entre Cristo y el Padre. Primeramente está en relación entre Cristo y el
Padre como segunda persona de la Trinidad. En ese sentido Cristo el Unigénito
del Padre y como tal pudo decir: «Yo y el Padre uno somos» (Jn. 10:30). Sin embargo,
como el hijo de María, Cristo es el primogénito entre muchos hermanos y como
tal es Hijo de Dios por adopción. Es en esa relación de adopción que Jesús dijo: «El Padre es mayor que Yo» (Jn. 14:28). El error fundamental del adopcionismo radicaba en el
énfasis dado a una supuesta relación filial entre Cristo y el Padre. Una vez
más, el meollo de la cuestión fue la incapacidad de parte de los adopcionistas
de distinguir entre naturaleza y
persona.
Los adopcionistas, tal vez sin proponérselo, enseñaban una dualidad
de persona en Cristo. Al enseñar que Cristo, en lo que respecta a Su naturaleza
humana, era Hijo de Dios sólo nominalmente por adopción, mientras que, según Su
naturaleza divina, era realmente el Hijo eterno de Dios, los adopcionistas
daban a entender que creían en la existencia de dos personas en Cristo. Dos
asturianos se opusieron a la teoría adopcionista. Fueron ellos Beato y Heterio de Liébana.
___________
56) Por haber tenido su centro en España, esta
controversia ha sido calificada como una herejía española. Véase Jeffrey Burton Russell. A History
of Medieval Christianity, p. 79.
57) Philip Schaff, op. cit., vol. IV, p.
513.
58) Reinhold Seeberg, op. cit., p. 27.
59) Philip Schaff, op. cit., vol. IV, p. 514, nota 3.
60) E.H. Klotsche, op. cit.,
pp. 121–122.
61) Ibíd., p. 122.
En una carta a Elipando, Beato subraya que su preocupación
primordial era el hecho de que el arzobispo de Toledo tendía a «dividir la persona de Cristo».62) En
el acto de la encarnación, Cristo no tomó para sí una persona humana, sino una
naturaleza humana perfecta. De modo que el Señor siempre ha sido una persona
divina quien desde la encarnación posee dos naturalezas. Con toda honradez,
es necesario subrayar que los adopcionistas rechazaban el nestorianismo; es
más, lo combatieron.63) Sin
embargo, no se percataron que en su afán por resolver un problema (explicar la
relación de la humanidad de Jesús con Dios el Padre), crearon otro tal vez
mayor. El adopcionismo fue rechazado y condenado por los sínodos de Regensburgo (792), Francfort (794) y Aachen
o Aquisgrán (799). Aunque no es de
dudarse que intervinieron cuestiones políticas en la controversia adopcionista,64) lo
cierto es que la discusión del problema reflejaba en gran parte la tensión
teológica de aquellos tiempos y el hecho de que entonces, como hoy, muchos
procuran entender el misterio de la Persona de Cristo haciendo uso del
racionalismo humano.
Resumen:
Por lo que se ha considerado a través de estas páginas, el lector
puede percatarse de la lucha que se ha librado en el proceso de expresar con
claridad una respuesta a la pregunta: ¿Quién
es Jesucristo? Algunos lo han visto como un mero hombre, otros como una especie
de ángel o ser superior al hombre.
Para algunos Cristo es Dios desprovisto de todo trazo de
humanidad, mientras que para otros es algo así como mitad Dios y mitad hombre. Los
teólogos que se han apegado a la Biblia no han ignorado ni minimizado las
dificultades de definir la persona de nuestro Señor. Esos hombres, vieron, sin
embargo, que tan crucial era para el cristianismo establecer la doctrina de la
deidad de Cristo como afirmar la de Su humanidad.
También vieron que el Señor es una sola persona y que como
tal se ofreció por los pecados de la raza humana. De modo que aquellos líderes
procuraron armonizar verdades complejas sin contradecir el texto bíblico y
expresaron sus conclusiones en un vocabulario que era comprensible a la mayoría
de los estudiosos de aquellos tiempos.
Como ya se ha observado, se puede decir más, tal vez mucho más, de
lo que aquellos hombres dijeron, pero no se puede decir menos.
Descartar o menospreciar su labor constituiría un error
lamentable. Abandonar o descuidar la reflexión sobre este tema sería igualmente
perjudicial. Es imprescindible e insoslayable, sin embargo, que todas nuestras
investigaciones y conclusiones tengan el aval de la Palabra de Dios.
Las Escrituras dan testimonio de Cristo. No sólo los Evangelios,
sino también la Ley y los Profetas.
Véase---------> Parte V:
___________
62) Justo L. González, op. cit., vol. II,
p. 120.
63) Ibíd.,
p. 121.
64) Ibíd.,
p. 119.
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