martes, 7 de junio de 2016

Parte II: LAS TRES PÉRDIDAS: (Lucas 15: 1-32)

Parte II:

LAS TRES PÉRDIDAS:

(Lucas 15: 1-32)
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:


Capítulo II
La Moneda Perdida: Lucas 15: 8-10):

Moneda. Pieza de oro, plata, cobre u otro metal, regularmente en forma de disco y acuñada con los distintivos elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor, y por ext., billete o papel de curso legal. Haber monedado. Instrumento aceptado como unidad de cuenta, medida de valor y medio de pago. (Del lat. monēta).
A todos nos gusta leer historias cortas, por eso nos encanta leer las parábolas que dijera el Señor Yeshuah. En el NT., aparecen por lo menos veintisiete, otros dicen 35, o más de 70 parábolas. Leerlas y estudiarlas es algo verdaderamente interesante. Hoy vamos a referirnos a una de ellas, la llamada “parábola de la moneda perdida”.
Esta parábola narra un hecho familiar. No era difícil que una moneda se perdiera en una casa de los antiguos campos de Israel. Estas casas carecían de luz apropiada, ya que sólo disponían de una estrecha ventana. El piso era de tierra apisonada cubierta de junco y cañas secas. Encontrar, en tales circunstancias, una moneda perdida, era tarea muy dificultosa.
Perder algo dentro de la misma casa de uno es una experiencia que a casi todos nos ha sucedido también, y que nos resulta muy frustrante. ¿Cuántas veces nos hemos vuelto locos buscando en cada rincón de la casa algo que se nos ha perdido? No respiramos con tranquilidad hasta encontrarlo. Así le pasó a la mujer, en esta parábola de Yeshuah, con una de sus monedas.
Lo verdaderamente interesante es cómo Yeshuah utilizó un hecho común y corriente para enseñarnos una verdad fundamental del evangelio.
Los evangelios de Mateo y Lucas exponen la mayoría de las parábolas, en tanto que Marcos se fija más en los hechos de Jesús y Juan en sus discursos doctrinales más amplios.
Si nos fijamos bien, descubrimos que en las tres parábolas del capítulo 15 de Lucas se repite la misma secuencia:
§  Perder,
§  Buscar,
§  Encontrar,
§  Alegrarse.
Lc. 15:8: 1   Ê G2228  ¿O  τίς2   tis G5101  qué  γυν3   gynê G1135  mujer  →  que  χουσα5   echousa G2192  tiene  δέκα6   deka G1176  diez  δραχμς4   drachmas G1406  dracmasἐὰν7   ean G1437  si  πολέσ8   apolesê G622   pierde  μίαν10   mian G1520  una  δραχμν drachmên G1406  dracma,  οχ11   ouchi G3780  no  πτει12   haptei G681   enciende  →  la  λύχνον13   lychnon G3088  lámpara,  κα14   kai G2532  y  σαρο15   saroi G4563  barre  τν16   tên G3588  la  οκίαν17   oikian G3614  casa,  κα18   kai G2532  y  ζητε19   zêtei G2212  busca  →  con  πιμελς20   epimelôs G1960  diligencia  ‹  ως21 του22 ›   heôs hotou G2193 G3755  hasta  ερ23   heurê G2147  encontrarla?

Dracmas: G1406 δραχμή = drajmé: de G1405; dracma o moneda (de plata) (como manejada):- dracma. (Strong).
Dracma: dracme = (δραχμή G1406) dracma. En primer lugar, un peso ático, tanto como se puede aguantar en la mano (relacionado con drassomai, asir con la mano, tomar, prender, 1 Cor.3:19); luego, una moneda, casi idéntica en valor al denarius romano. Se translitera «dracma/s» en Lc.15:8, dos veces, 9. (VINE).
Lámpara: lucnos = (λύχνος G3088) es una lámpara portátil generalmente puesta sobre un soporte. Este término se usa:
(a) literalmente, «luz» (Mt.5:15; Mr. 4:21; Lc.8:16; 11:33), «lámpara» (Mt.5:36; 15:8; Ap.18:23; 22:5);
(b) metafóricamente, de Cristo como el Cordero (Ap.21:23  «lumbrera»); de Juan el Bautista (Jn.5:35  «antorcha»); del ojo, «lámpara» (Mt.6:22; Lc.11:34); de disposición espiritual (Lc.12:35  «lámparas»); de la palabra profética (2P.1:19  «una antorcha»).

«Al traducir lucnos y lampas nuestros traductores no han hecho pleno uso de los términos que tenían a su disposición. Si hubieran traducido lampas siempre como antorcha, en lugar de una sola vez (Jn.18:3), ello hubiera dejado el término «lámpara» libre. Dejando a un lado los otros términos, podrían haber traducido siempre lucnos como «lámpara» en todos los lugares en que aparece» (De Trench, Synonyms, xlvi).

Nota: No hay ninguna mención de candela o vela en el original, ni en el AT., ni en el NT. La figura de aquello que se alimenta de su propia sustancia para dar su luz sería totalmente inapropiada. Una lámpara es alimentada por aceite, que en su simbolismo es figura del Espíritu Santo. (VINE).

Busco: zeteo = (ζητέω G2212) significa:
(a) buscar, ir en pos de (p.ej., Mt.7:7-8; 13:45; Lc.24:5; Jn.6:24); conspirar contra la vida de una persona (Mt.2:20  «procuraban»; Hech.21:31; Rom.11:3); metafóricamente, tratar, pensando, de buscar cómo hacer algo, o qué obtener (p.ej., Mr. 11:18; Lc.12:29, VM: «no andéis buscando»); tratar de dilucidar un significado (Jn.6:19  «¿Preguntáis entre vosotros?»); buscar a Dios (Hech.17:27; Rom.10:20);
(b) tratar de hacer algo, desear (p.ej., Mt.12:46; VM: «buscando medio de hablar»; Lc.9:9  «procuraba verle»; Jn.7:19  «procuráis»); de buscar el Reino de Dios y su justicia, en el sentido de codiciar ansiosamente, de ir decididamente en pos de ello (Mt.6:33); «las cosas de arriba» (Col.3:1); «paz» (1 P.3:11); requerir o demandar, pedir (p.ej., Mr. 8:12; Lc.11:29, algunos mss; 1 Cor.4:2  «se requiere»; 2 Cor.13:3  «buscáis»).

Encontrarla: jeurisko == (εὑρίσκω G2147) denota:
(a) encontrar, ya por una búsqueda previa (p.ej., Mt.7:7  «hallaréis», v. 8: «halla»), o sin ella (p.ej., Mt.27:32  «hallaron»); en la voz pasiva, de la desaparición de Enoc (Heb.11:5  «no fue hallado»); de montes (Ap.16:20  «no fueron hallados»); de Babilonia y sus ocupantes (18:21: «será hallada», v. 22: «se hallará»).
(b) metafóricamente, hallar como resultado de una búsqueda, o aprender, descubrir (p.ej., Lc.19:48  «no hallaban»; Jn.18:38  «no hallo»; 19:4: «ningún delito hallo», v. 6: «no hallo»; Hech.4:21  «no hallando»; 13:28: «sin hallar»; Rom.7:10  «hallé»; Gál. 2:17: «somos hallados», indicando en este último pasaje «la sorpresa del judío» que se enteraba por vez primera que ante Dios no tenía ninguna superioridad moral sobre los gentiles, a los que motejaba despreciativamente de «pecadores», en tanto que se consideraba «justo» a sí mismo; 1P.1:7  «sea hallada»; Ap.5:4  «no se había hallado»).
(c) en la voz media, hallar para sí mismo, ganar, procurar (Mt.10:39  «halla»; 11:29: «hallaréis descanso»; Lc.1:30  «has hallado»; Hech.7:46  «halló»; 2 Tim.1:18  «que halle»). Se traduce con el verbo encontrar en Mt.18:13  «encuentra»; Lc.9:12  «encuentren»; 15:4: «hasta encontrarla»; v. 5: «la encuentra»; v. 6: «he encontrado»; v. 8: «hasta encontrarla»; v. 9: «cuando la encuentra»; «he encontrado»; Hech.8:40  «se encontró en Azoto»; Ap.20:11  «se encontró».

En la parábola de la pieza de plata perdida, lo que está perdido es una pieza de pequeño valor, comparada con el resto. Pero la mujer busca diligentemente hasta encontrarla.
¿Pude usted imaginar las razones por las que la mujer estuvo tan interesada en la búsqueda de su moneda perdida?
§  Porque era suya.
§  Porque quería evitar conflictos en su hogar.
§  Por necesidad: Representaba los gastos de todo un día.
§  y ahora. ¿puede usted identificar las razones de Dios para buscarnos a nosotros, los pecadores?

Esto representa los variados medios y métodos que usa Dios para llevar las almas perdidas a casa, a sí mismo, y el gozo del Salvador por el regreso de ellos a Él. ¡Cuán cuidadosos debemos ser entonces con nuestro arrepentimiento, que sea para salvación!

El v. 8 indica que las dos parábolas ilustran el mismo aspecto. Dios se preocupa por el que se ha perdido y se goza con su recuperación.
En la expresión de Lucas 15:10 se hace una clara referencia a la suprema majestad de Dios. Resulta inspirador el hecho de que nuestra redención, pagada incluso por el mismo Dios, produzca gozo entre las huestes celestiales.
En algunas versiones se lee: “un pecador que se arrepiente, y en otras, un pecador que se convierte. Más allá de las diferencias existentes entre ambos conceptos, la idea central es que en el pecador encontrado, tiene  que producirse un cambio integral que le lleve a la experiencia de una vida nueva”.

Cervantes, en El rufián dichoso, hizo un bello resumen de la idea expresada en Lucas 15:7, cuando escribió:
“Cuando un pecador se vuelve a Dios con humildad celo se hacen fiestas en el cielo”.

Aquellos que de una forma legalista se consideran justos no tienen conciencia de su necesidad.
La moneda perdida (cf. Mt. 18:12-14). La asociación de Jesús con miembros de la sociedad considerados generalmente pecadores no arrepentidos producía una continua crítica por parte de los fariseos. Un dicho rabínico posterior resumía esa actitud: Que nadie se asocie con el malvado, ni siquiera para entregarlo al tribunal de justicia”. Jesús ya se había defendido por hablar de las necesidades de tales personas (Lucas 5:31, 32).

En la parábola del banquete celestial había declarado, además, que él llevaría la invitación de Dios a esa gente antes que a los religiosos que la despreciaban. El tema recibe un análisis más amplio en el juego de tres parábolas que presentan el principal motivo de todo.
Dios se regocija en la recuperación de un pecador perdido, y, por lo tanto, el mayor deseo de Jesús es el de buscar y salvar a los perdidos (Lucas 19:10).
Dios no piensa así. Él se regocija aún más (si es posible) por el regreso del perdido que por la seguridad de los que están en casa.
Del mismo modo, un ama de casa reúne a sus amigos para compartir su alegría cuando encuentra su moneda perdida. De la misma manera, como queda implícito, los fariseos debían unirse a la alegría de Dios por la salvación de los desposeídos.

Notas: La descripción de la mujer encendiendo una lámpara y barriendo su casa confirma que era una persona relativamente pobre que vivía en una pequeña casa campesina con una puerta baja y sin ventanas.

Véase---------> Parte III.










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