Parte II:
LAS
TRES PÉRDIDAS:
(Lucas
15: 1-32)
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Capítulo II
La Moneda Perdida: Lucas 15: 8-10):
A
todos nos gusta leer historias cortas, por eso nos encanta leer las parábolas
que dijera el Señor Yeshuah. En el NT., aparecen por lo menos veintisiete,
otros dicen 35, o más de 70 parábolas. Leerlas y estudiarlas es algo
verdaderamente interesante. Hoy vamos a referirnos a una de ellas, la llamada “parábola de la moneda perdida”.
Esta parábola narra un hecho
familiar.
No era difícil que una moneda se perdiera en una casa de los antiguos campos de
Israel. Estas casas carecían de luz apropiada, ya que sólo disponían de una
estrecha ventana. El piso era de tierra apisonada cubierta de junco y cañas
secas. Encontrar, en tales circunstancias, una moneda perdida, era tarea muy
dificultosa.
Perder
algo dentro de la misma casa de uno es una experiencia que a casi todos nos ha
sucedido también, y que nos resulta muy frustrante. ¿Cuántas veces nos hemos
vuelto locos buscando en cada rincón de la casa algo que se nos ha perdido? No
respiramos con tranquilidad hasta encontrarlo. Así le pasó a la mujer, en esta
parábola de Yeshuah, con una de sus monedas.
Lo
verdaderamente interesante es cómo Yeshuah utilizó un hecho común y corriente
para enseñarnos una verdad fundamental del evangelio.
Los
evangelios de Mateo y Lucas exponen la mayoría de las parábolas, en tanto que
Marcos se fija más en los hechos de Jesús y Juan en sus discursos doctrinales
más amplios.
Si
nos fijamos bien, descubrimos que en las tres parábolas del capítulo 15 de
Lucas se repite la misma secuencia:
§ Perder,
§ Buscar,
§ Encontrar,
§ Alegrarse.
Lc. 15:8: Ἢ1 Ê G2228 ¿O τίς2
tis G5101 qué
γυνὴ3 gynê G1135 mujer
→ que ἔχουσα5 echousa G2192 tiene
δέκα6 deka G1176 diez
δραχμὰς4 drachmas G1406 dracmas, ἐὰν7 ean G1437 si ἀπολέσῃ8 apolesê G622 pierde
μίαν10 mian
G1520 una δραχμὴν9 drachmên
G1406 dracma, οὐχὶ11 ouchi G3780 no ἅπτει12 haptei G681 enciende
→ la λύχνον13 lychnon G3088 lámpara, καὶ14 kai G2532 y σαροῖ15 saroi G4563 barre
τὴν16 tên G3588 la οἰκίαν17 oikian G3614 casa,
καὶ18 kai G2532 y ζητεῖ19 zêtei G2212 busca →
con ἐπιμελῶς20 epimelôs G1960 diligencia
‹ ἕως21
ὅτου22
› heôs hotou G2193 G3755 hasta
εὕρῃ23 heurê G2147 encontrarla?
Dracmas: G1406 δραχμή = drajmé: de G1405; dracma o moneda (de plata) (como manejada):- dracma. (Strong).
Dracma: dracme = (δραχμή G1406)
dracma. En primer lugar, un peso ático, tanto como se puede aguantar en la mano
(relacionado con drassomai, asir con la mano, tomar, prender, 1 Cor.3:19);
luego, una moneda, casi idéntica en valor al denarius romano. Se translitera
«dracma/s» en Lc.15:8, dos veces, 9. (VINE).
Lámpara: lucnos = (λύχνος G3088) es una
lámpara portátil generalmente puesta sobre un soporte. Este término se usa:
(a)
literalmente, «luz» (Mt.5:15; Mr.
4:21; Lc.8:16; 11:33), «lámpara»
(Mt.5:36; 15:8; Ap.18:23; 22:5);
(b)
metafóricamente, de Cristo como el Cordero (Ap.21:23 «lumbrera»); de Juan el Bautista (Jn.5:35 «antorcha»); del ojo, «lámpara» (Mt.6:22; Lc.11:34);
de disposición espiritual (Lc.12:35
«lámparas»); de la palabra profética (2P.1:19 «una antorcha»).
«Al traducir lucnos y lampas nuestros traductores no han hecho pleno uso de los términos que tenían a su disposición. Si hubieran traducido lampas siempre como antorcha, en lugar de una sola vez (Jn.18:3), ello hubiera dejado el término «lámpara» libre. Dejando a un lado los otros términos, podrían haber traducido siempre lucnos como «lámpara» en todos los lugares en que aparece» (De Trench, Synonyms, xlvi).
Nota: No hay ninguna
mención de candela o vela en el original, ni en el AT., ni en el NT. La figura
de aquello que se alimenta de su propia sustancia para dar su luz sería
totalmente inapropiada. Una lámpara es alimentada por aceite, que en su
simbolismo es figura del Espíritu Santo. (VINE).
Busco: zeteo = (ζητέω G2212)
significa:
(a) buscar,
ir en pos de (p.ej., Mt.7:7-8; 13:45; Lc.24:5; Jn.6:24); conspirar contra la
vida de una persona (Mt.2:20 «procuraban»;
Hech.21:31; Rom.11:3); metafóricamente, tratar, pensando, de buscar cómo hacer
algo, o qué obtener (p.ej., Mr. 11:18; Lc.12:29, VM: «no andéis buscando»); tratar
de dilucidar un significado (Jn.6:19 «¿Preguntáis
entre vosotros?»); buscar a Dios (Hech.17:27; Rom.10:20);
(b) tratar
de hacer algo, desear (p.ej., Mt.12:46; VM: «buscando medio de hablar»;
Lc.9:9 «procuraba verle»; Jn.7:19 «procuráis»); de buscar el Reino de Dios y su
justicia, en el sentido de codiciar ansiosamente, de ir decididamente en pos de
ello (Mt.6:33); «las
cosas de arriba» (Col.3:1); «paz» (1 P.3:11); requerir o demandar, pedir
(p.ej., Mr. 8:12; Lc.11:29, algunos mss; 1 Cor.4:2 «se requiere»; 2 Cor.13:3 «buscáis»).
Encontrarla: jeurisko == (εὑρίσκω G2147)
denota:
(a)
encontrar, ya por una búsqueda previa (p.ej., Mt.7:7 «hallaréis», v. 8: «halla»), o sin ella (p.ej., Mt.27:32 «hallaron»); en la voz pasiva, de la
desaparición de Enoc (Heb.11:5 «no fue
hallado»); de montes (Ap.16:20 «no
fueron hallados»); de Babilonia y sus ocupantes (18:21: «será hallada», v. 22:
«se hallará»).
(b)
metafóricamente, hallar como resultado de una búsqueda, o aprender,
descubrir (p.ej., Lc.19:48 «no
hallaban»; Jn.18:38 «no hallo»; 19:4:
«ningún delito hallo», v. 6: «no hallo»; Hech.4:21 «no hallando»; 13:28: «sin hallar»; Rom.7:10 «hallé»; Gál. 2:17: «somos hallados»,
indicando en este último pasaje «la sorpresa del judío» que se enteraba por vez
primera que ante Dios no tenía ninguna superioridad moral sobre los gentiles, a
los que motejaba despreciativamente de «pecadores», en tanto que se consideraba
«justo» a sí mismo; 1P.1:7 «sea
hallada»; Ap.5:4 «no se había hallado»).
(c) en la
voz media, hallar para sí mismo, ganar, procurar (Mt.10:39 «halla»; 11:29: «hallaréis descanso»;
Lc.1:30 «has hallado»; Hech.7:46 «halló»; 2 Tim.1:18 «que halle»). Se traduce con el verbo
encontrar en Mt.18:13 «encuentra»; Lc.9:12 «encuentren»; 15:4: «hasta encontrarla»; v.
5: «la encuentra»; v. 6: «he encontrado»; v. 8: «hasta encontrarla»; v. 9:
«cuando la encuentra»; «he encontrado»; Hech.8:40 «se encontró en Azoto»; Ap.20:11 «se encontró».
En
la parábola de la pieza de plata perdida, lo que está perdido
es una pieza de pequeño valor, comparada con el resto. Pero la mujer
busca diligentemente hasta encontrarla.
¿Pude
usted imaginar las razones por las que la mujer estuvo tan interesada en la
búsqueda de su moneda perdida?
§ Porque
era suya.
§ Porque
quería evitar conflictos en su hogar.
§ Por
necesidad: Representaba los gastos
de todo un día.
§ …y ahora. ¿puede
usted identificar las razones de Dios para buscarnos a nosotros, los pecadores?
Esto
representa los variados medios y métodos que usa Dios para llevar las almas
perdidas a casa, a sí mismo, y el gozo del Salvador por el regreso de ellos a Él. ¡Cuán cuidadosos debemos ser entonces con
nuestro arrepentimiento, que sea para salvación!
El v. 8 indica que las dos
parábolas ilustran el mismo aspecto. Dios se preocupa por el que se ha
perdido y se goza con su recuperación.
En
la expresión de Lucas 15:10 se hace una clara referencia a la suprema majestad
de Dios. Resulta inspirador el hecho de que nuestra redención, pagada incluso
por el mismo Dios, produzca gozo entre las huestes celestiales.
En
algunas versiones se lee: “un pecador que se arrepiente”, y en otras, “un pecador que
se convierte”. Más allá de las diferencias existentes entre ambos
conceptos, la idea central es que en el pecador “encontrado”, tiene que producirse un “cambio integral” que le lleve a
la experiencia de una “vida nueva”.
Cervantes,
en El rufián dichoso, hizo un bello resumen de la idea expresada en Lucas 15:7,
cuando escribió:
“Cuando un pecador se
vuelve a Dios con humildad celo se hacen fiestas en el cielo”.
Aquellos
que de una forma legalista se consideran justos no tienen conciencia de su
necesidad.
La
moneda perdida (cf. Mt. 18:12-14). La asociación de Jesús con miembros de la
sociedad considerados generalmente pecadores no arrepentidos producía una continua
crítica por parte de los fariseos. Un dicho rabínico posterior resumía esa
actitud: “Que nadie se asocie con el malvado, ni
siquiera para entregarlo al tribunal de justicia”. Jesús ya se había
defendido por hablar de las necesidades de tales personas (Lucas 5:31, 32).
En
la parábola del banquete celestial había declarado, además, que él llevaría la
invitación de Dios a esa gente antes que a los religiosos que la despreciaban.
El tema recibe un análisis más amplio en el juego de tres parábolas que
presentan el principal motivo de todo.
Dios
se regocija
en la recuperación de un pecador perdido, y, por lo tanto, el mayor deseo de
Jesús es el de buscar y salvar a los perdidos (Lucas 19:10).
Dios no
piensa así. Él se regocija aún más (si
es posible) por el regreso del perdido que por la seguridad de los que están en
casa.
Del
mismo modo, un ama de casa reúne a sus amigos para compartir su alegría cuando encuentra
su moneda perdida. De la misma manera, como queda implícito, los fariseos
debían unirse a la alegría de Dios por la salvación de los desposeídos.
Notas: La descripción
de la mujer encendiendo una lámpara y barriendo su casa confirma que era una
persona relativamente pobre que vivía en una pequeña casa campesina con una
puerta baja y sin ventanas.
Véase---------> Parte III.
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