Parte I:
El
Mundo Os Aborrecerá:
(Juan 15:18)
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
“Si el mundo os aborrece*, sabed que a mí me ha aborrecido antes
que a vosotros”
(Juan 15:18)
Los profetas perseguidos en el Antiguo Testamento
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La
Crucifixión de Jesucristo
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Los
creyentes perseguidos por los judíos
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Los
creyentes perseguidos por los paganos
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Los
creyentes perseguidos por las iglesias católicas (Roma y Griega)
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Los
creyentes perseguidos por la iglesia católica y por los protestantes
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30 d de.
C
313 1525 1920 ----à
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LOS
CREYENTES PERSEGUIDOS:
Etimología:
*G3404
μισέω = miséo: de un primario μῖσος =
mísos (aborrecido, odiado); detestar
(específicamente perseguir); por extensión amar menos:- aborrecer, aborrecible. (Strong)
Introducción:
En esta porción,
Cristo habla del odio, que es la característica y espíritu del reino del
diablo, así como el amor (agape) lo es del reino de Jesucristo. Vemos:
En los que son
del mundo, como contrapuestos a los que son de Dios. Al llamarles “mundo” (en sentido peyorativo, como se
ve por el contexto), Cristo da a entender:
1) Su número; hay un “mundo”* de gentes que se oponen a Cristo y al cristianismo. Es de
temer que, si se pusiera a votación en nuestra sociedad escoger entre el
partido de Satanás y el de Jesucristo, Satanás se llevaría la mayoría absoluta
de los votos
2) Su confederación; aun cuando los mundanos se
aborrecen unos a otros (Tito 3:3), sin embargo, cuando se trata de odiar a los
creyentes y de perseguirlos, se juntan, se coligan y se hacen amigos (v.
Salm.2:2; Lc.23:12; Hech.4:27) entre sí.
3) Su espíritu y disposición; son hombres “del mundo”. Los hijos de Dios son
instruidos y exhortados a odiar el pecado, pero no a odiar al pecador, sino a
amar y hacer el bien a todos los hombres (Gál.6:10). La envidia, el odio, el
desprecio, no son plantas del jardín de Cristo, sino del mundo “que yace en el
Maligno” (1 Jn.5:19).[1]
Etimología:
*G2889
κόσμος = kósmos:[2] probablemente de la base de I2865;
arreglo ordenado,i.e. decoración; por implicación el mundo (en un sentido
amplio o estrecho, incluído sus habitante literalmente o figurativamente
[moralmente]:- mundo,
atavío. (Strong).
Cuando Adán y
Eva le desobedecieron, Dios se retiró a los cielos y la raza humana no le ha
vuelto a ver. Nuestro Padre Dios ya no aparece para andar con nosotros “al aire del día” como andaba en el
huerto del Edén. Pero nosotros sabemos tan bien como la primera pareja que Dios
existe y que le vamos a ver después de la muerte.
¿Cómo es que
sabemos que hay un Dios, aunque no le hemos visto?
La Biblia dice
que la fe es “la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Heb.11:1)
Por la fe, pues creemos en Dios: Dios el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
Desde la
Creación “los
hijos de Dios” han vivido por la fe. Por medio de la fe “conquistaron
reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas taparon bocas de leones,
apagaron fuego impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de
debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos
extranjeros” (Heb.11:33-34).
Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente
sacrificio que Caín.
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte. Por la fe Noé preparó el
arca. Por la fe Abraham alcanzó la justicia de Dios y recibió la promesa de un
Salvador.
Muchos profetas
y fieles creyentes en Dios murieron por su fe antes de la venida de Jesucristo,
el autor
y consumador de la fe (Heb.12:2). Pero notemos ahora el ejemplo de
Jesús y de unos de sus primeros seguidores:
v
Jesucristo: ejemplo de la fidelidad. Aunque
Jesucristo era Dios (Dios el Hijo), él andaba en el mundo como humano. Ya que
soportaba tentaciones y vituperios aquí, necesitaba una fe grande y firme en la
obra de Dios el Padre. No pecó ni una sola vez. Su propia familia y su propio
pueblo le rechazaron. Los líderes del pueblo judío le persiguieron con odio
durante todo su ministerio. Al fin, incitaron a los romanos a matarle y éstos
le clavaron en la cruz.
Pero Jesús nunca se desmayó. Por la fe tenía
su mirada en “el
gozo puesto delante de él”. Así ganó para nosotros la salvación
eterna y “se
sentó a la diestra del trono de Dios” (Heb.12:2).
Mártir
= (gr. martys = μάρτυς) significa
etimológicamente testigo, ya se trate de un testimonio en el plano histórico,
en el jurídico o en el religioso.
Pero en el uso establecido por la
tradición cristiana el nombre de mártir se aplica exclusivamente al que da el
testimonio de la sangre. Este uso está ya atestiguado en el NT. (Hech.22:20; Ap.
2:13; 6:9; 17:6); el mártir es el que da su vida por fidelidad al testimonio,
tributado a Jesús (cf. Hech. 6:56).
Mártir
= (gr., martys, martyr, testimonio, testigo). Debido a su uso en relación con
Esteban (Hech.22:20*) y otros que murieron por Cristo, la palabra llegó a
describir a uno que pagó el precio máximo por la fidelidad a Cristo. Antipas
fue un testigo fiel (Ap.2:13). La ramera, Babilonia, estaba embriagada con la
sangre de los mártires (Ap.17:6).
*Nota: martus o martur = (μάρτυς, G3144),
de donde proviene la voz castellana mártir, uno que da testimonio mediante su
muerte. Denota a uno que puede certificar o certifica aquello que ha visto u
oído, o conoce. Se emplea: (a) de
Dios (Rom.1:9; 2 Cor.1:23; Filp.1:8; 1 Ts.2:5; 2:10 b);
(b) de Cristo (Ap.1:5; 3:14);
(c) de aquellos que
dan testimonio de Cristo hasta la muerte (Hech.22:20; Ap.2:13; 17:6);
(d) de los
intérpretes de los consejos de Dios, que aún han de ser testigos en Jerusalén
en la era del anticristo (Ap.11:3);
(e) en un sentido
legal (Mt.18:16; 26:65; Mr.14:63; Hech.6:13; 7:58; 2 Cor.13:1; 1 Tim.5:19; Heb.10:28);
(f) en un sentido
histórico (Lc.11:48; 24:48; Hech.1:8; 1:22; 2:32; 3:15; 5:32; 3:15; 5:32;
10:39; 10:41; 13:31; 22:15; 26:16; 1 Ts.2:10 a; 1 Tim.6:12; 2 Tim.2:2; Heb.12:1:
«una nube de testigos», de aquellos mencionados en el cap. 11, aquellos cuyas
vidas y acciones dieron testimonio del valor y efecto de la fe, y cuya fe queda
registrada en la Escritura; 1 P.5:1). (VINE).
B. Cristo Crucificado:
Jesús mismo es con título eminente
mártir de Dios, y por consiguiente el tipo de mártir. En su *sacrificio
voluntariamente consentido da, en efecto, testimonio supremo de su fidelidad a
la *misión que le ha confiado el Padre. Según san Juan, Jesús no sólo conoció de
antemano, sino que aceptó libremente su muerte como el perfecto homenaje
tributado al Padre (Jn. 10:18); y en el momento de su condenación proclama: "He nacido y he venido al mundo para dar testimonio de
la verdad" (18:37; cf. Ap. 1:5; 3:14).
Lucas pone de relieve en la pasión de
Jesús los rasgos que en adelante definirán al mártir:
Ø Confortamiento
de la gracia divina en la hora de la angustia (Lc. 22:43);
Ø silencio y paciencia
ante las acusaciones y los ultrajes (23:9);
Ø inocencia reconocida
por Pilato y Herodes (23:4.14s.22);
Ø olvido de sus propios
sufrimientos (23:28);
Ø acogida dispensada
al ladrón arrepentido (23:43);
Ø perdón otorgado
a Pedro (22:61), y a los perseguidores mismos (22:51; 23:34).
Todavía más profundamente, el conjunto
del NT., reconoce en Jesús al siervo doliente anunciado por Isaías. En esta
perspectiva la pasión de Jesús aparece como esencial a su misión. En efecto,
así como el siervo debe sufrir y morir "para justificar a multitudes" (Is. 53:11),
así Jesús debe pasar por la muerte "para aportar a multitudes la redención de los pecados"
(Mt. 20:28 p). Tal es el sentido del "es necesario" que Jesús afirma repetidas
veces: el designio de salvación de
Dios pasa por el sufrimiento y la muerte de su testigo (Mt. 16:21 p; 26:54,56;
Lc. 17:25; 22:37; 24:7, 26, 44). Por lo demás, todos los *profetas fueron
perseguidos y entregados a la muerte (Mt. 5:12 p; 23:30ss; Hech. 7:52; 1 Ts. 2:15;
Heb. 11:36ss). Esto no puede ser una coincidencia casual; Jesús reconoce en
ello un plan divino que halla en él su acabamiento (Mt. 23:31s). Así marcha "resueltamente" hacia
Jerusalén (Lc. 9:51), "pues no conviene que un profeta perezca fuera de
Jerusalén" (13:33).
Esta pasión hace de Jesús la víctima expiatoria
que sustituye a todas las víctimas antiguas (Heb. 9:12ss). El creyente descubre
aquí la ley del martirio: "Sin efusión
de sangre no puede haber redención" (Heb. 9:22). Se comprende
que María, tan estrechamente asociada a la pasión de su Hijo (Jn. 19:25; cf. Lc.
2:35), sea saludada más tarde como la reina de los mártires cristianos.
2.
El Mártir Cristiano:
El glorioso martirio de Cristo fundó la
Iglesia: "Cuando
sea elevado de la tierra, había dicho Jesús, atraeré a todos los hombres a
mí" (Jn. 12:32). La Iglesia, cuerpo de Cristo, es llamada a su
vez a dar a Dios el testimonio de la sangre por la salud de los hombres. Ya la
comunidad judía había tenido sus mártires, particularmente en la época de los
Macabeos (2 Macabeos 6-7 Apócrifo).
3.
El Martirio de Los Cristianos:
Pero en la Iglesia cristiana el martirio
adquiere un nuevo sentido, que Jesús mismo revela: es la imitación plena de Cristo, la participación acabada en su
obra de salvación: "El siervo no es mayor que su señor; si me persiguieron
a mí, también a vosotros os perseguirán" (Jn. 15:20).
A sus tres íntimos anuncia Jesús que le
seguirán en su pasión (Mr. 10:39 p; Jn. 21:18ss); y a todos revela que sólo el
grano que muere en tierra lleva mucho fruto (Jn 12,24).
Así el martirio de Esteban, que evoca
tan fuertemente la pasión, determinó la primera expansión de la Iglesia (Hech.
8:4s; 11:19) y la conversión de Pablo (22:20).
Durante toda la historia de la humanidad
los mártires del Antiguo Testamento, y El Nuevo ha marcado un hito por ser
fieles a Dios, y a Jesucristo, como reza en la historia de la iglesia y el
pueblo (los hebreos) de Dios.
Finalmente, la gloria de los mártires se
celebra en el Apocalipsis, que muestra en ellos el triunfo de la vida sobre la
muerte (Ap. 6:9s; 7:14-17; 11:11s; 20:4ss).
“Vi a la mujer
ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de
Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro”. Ap. 17:6:
¿Quién Es Esta Ramera (mujer ebria), En La Historia De La Iglesia?
Ap.17:5: Las prostitutas romanas debían llevar una cinta con sus nombres
sobre la frente. BABILONIA: Para los primeros cristianos Roma era Babilonia
(véanse v. 9; 1 P.5:13). LA MADRE de la idolatría y todos sus males.
INTERPRETACIÓN DISPENSACIONALISTA: BABILONIA LA GRANDE,
LA MADRE DE LAS RAMERAS, se ha servido de todos los
pueblos de la tierra para satisfacer sus intereses egoístas.
En los vv. 1-6, ella representa la mayor de las prostitutas religiosas y
morales, que se identifica y manipula a los poderes gubernamentales siempre que
pueda sacar alguna ventaja de ello. Simboliza y encabeza, por lo tanto, la
apostasía religiosa de los últimos días.
Ap.17:9: La
ciudad de Roma se asienta sobre siete colinas.
INTERPRETACIÓN
DISPENSACIONALISTA: Los siete montes han hecho que algunos identifiquen a
la mujer con Roma y su papado. (Biblia Plenitud de Estudio).
Nota: BABILONIA LA GRANDE: Aunque la
famosa ciudad de Babilonia estaba asentada sobre el río Éufrates, parece ser
que aquí el nombre es una referencia simbólica a Roma (comp. v.9 y 1 P.5:13).
En el cap.17, Babilonia representa el falso sistema religioso cuyo centro será
Roma durante el período de la tribulación. En el cap. 18, representa más bien
el aspecto político y comercial del redivivo Imperio Romano capitaneado por el
Anticristo. De este modo, el vocablo expresa simultáneamente una ciudad y un
sistema (religioso y comercial) relacionado con una ciudad (algo así como “La Casa
Blanca” en Estados Unidos; un edificio y la política de un
determinado presidente, lo mismo digamos del “Vaticano”, etc.). Sobre otras
referencias a Babilonia, véase Gn. 10:10; 11:9 (“Babel”); Is.13:19-20;
Jr.50-51. MADRE
DE LA RAMERA.
El falso sistema religioso es infiel al Señor y por eso se describe como una
ramera (vv.1, 15-16). (Biblia de Estudio RYREI Pág. 1800)
Las quemas en el nombre “Del Santo Papa, de Roma”.
C.
El Odio A Cristo Y A Sus Seguidores:
Cristo nuestro
Salvador, en el Evangelio de San Mateo, oyendo la confesión de Simón Pedro, el cual,
antes que todos los demás, reconoció abiertamente que Él era el Hijo de Dios, y
percibiendo la mano providencial de Su Padre en ello, lo llamó (aludiendo a su
nombre) una roca, roca sobre la cual El edificaría Su Iglesia con tal fuerza que
las puertas del infierno no prevalecerían contra ella. Y con estas palabras se
deben observar tres cosas:
· Primero, que Cristo tendría una iglesia en este
mundo.
· Segundo, que la misma Iglesia sufriría una
intensa oposición, no sólo por parte del mundo, sino también con todas las
fuerzas y poder del infierno entero.
· Y en tercer lugar, que esta misma Iglesia, a pesar
de todo el poder y maldad del diablo, se mantendría.
Esta profecía de Cristo la vemos
verificada de manera maravillosa, por cuanto todo el curso de la Iglesia hasta
el día de hoy no parece más que un cumplimiento de esta profecía:
v Primero, el hecho de que Cristo ha establecido
una Iglesia no necesita demostración.
v Segundo, ¡con
qué fuerza se han opuesto contra la Iglesia príncipes, reyes, monarcas,
gobernadores y autoridades de este mundo!
v Y, en tercer lugar, ¡cómo la
Iglesia, a pesar de todo, ha soportado y retenido lo suyo! Es maravilloso observar qué tormentas y
tempestades ha vencido.
Y para una más evidente exposición de
esto he preparado esta historia, con el fin, primero, de que las maravillosas
obras de Dios en Su Iglesia redunden para Su gloria; y también para que al exponerse
la continuación e historia de la Iglesia, pueda redundar ello en mayor
conocimiento y experiencia para provecho del lector y para la edificación de la
fe cristiana.
Como no es nuestro propósito entrar en
la historia de nuestro Salvador, ni antes ni después de Su crucifixión, sólo
será necesario recordar a nuestros lectores el desbarate de los judíos por Su
posterior resurrección. Aunque un apóstol le había traicionado; aunque otro le había
negado, bajo la solemne sanción de un juramento, y aunque el resto le había
abandonado, excepto si exceptuamos aquel «discípulo
que era conocido del sumo sacerdote», la historia de Su resurrección dio
una nueva dirección a todos sus corazones, y, después de la misión del Espíritu
Santo, impartió una nueva confianza a sus mentes. Los poderes de los que fueron
investidos les dieron confianza para proclamar Su nombre, para confusión de los
gobernantes judíos, y para asombro de los prosélitos gentiles.
Ahora bien daremos ciertos hechos de los apóstoles,
entre ellos a Juan el Bautista primo hermano del Señor Jesús, en cuanto a su
martirio según la tradición, aunque algunos hechos no están registrados por los
autores bíblicos, son hechos y reales en cuanto a su martirio de muchos de
ellos, veamos:
1. Juan el Bautista:
Fue decapitado por Herodes por ser
denunciado por Juan de haber tomado la
mujer de su hermano, el rey le ofreció a Salome su hijastra parte del reino
para que bailara para él, ella en vez de pedir parte del reino le pidió la cabeza de Juan en una bandeja.
2. Esteban:
Esteban
fue el siguiente en padecer. Su muerte fue ocasionada por la
fidelidad con la que predicó el Evangelio a los entregadores y matadores de
Cristo. Fueron excitados ellos a tal grado de furia, que lo echaron fuera de la
ciudad, apedreándole hasta matarlo. La época en que sufrió se supone generalmente como la pascua posterior a la de la crucifixión de nuestro Señor,
y en la época de Su ascensión, en la siguiente primavera.
A continuación se suscitó una gran
persecución contra todos los que profesaban la creencia en Cristo como Mesías,
o como profeta. San Lucas nos dice de inmediato que «en aquel día se hizo una grande
persecución en la iglesia que estaba en Jerusalén», y que «todos fueron
esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles». Alrededor de dos mil cristianos, incluyendo Nicanor,
uno de los siete diáconos, padecieron el martirio durante «la tribulación que sobrevino en tiempo de
Esteban».
Véase--------> Parte II:
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