Parte III:
LA CONFUSIÓN ENTRE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA Y SU VIRGINIDAD:
Por Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
LECCIÓN III
¿QUÉ DICE LAS SAGRADAS
ESCRITURAS EN CUANTO A SU PERPETUA VIRGINIDAD?
La Biblia
no dice nada acerca de que Dios haya preservado “inviolable la integridad virginal” de María, durante el parto, ni
que María se haya abstenido de mantener relaciones sexuales con su esposo José
después del nacimiento de Cristo. Por el contrario, la Palabra de Dios afirma
que tuvo más hijos.
Sabemos
que Jesús descendió a Capernaum con su “madre
y sus hermanos” para asistir en una boda. De nuevo encontramos a “su madre y sus hermanos” en busca suya
de nuevo en Capernaum (Mateo 12:46; Marcos 3:31; Lucas 8:19).
La madre y los hermanos de Jesús:
“Mientras él aún
hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le
querían hablar”. (Mateo 12:46).
El verdadero parentesco de Jesús, 12:46-50. Los
tres sinópticos relatan el episodio en el cual la madre y hermanos de Jesús se
presentan, deseando hablar con él. Jesús aprovecha la ocasión para señalar la
base para pertenecer a una “nueva familia”. Mateo ubica este evento
precisamente al fin de la confrontación entre Jesús y los líderes religiosos.
Parece que su intención es la de mostrar que no todos los judíos pertenecían a
esa perversa generación (v. 45b). Mateo omite el motivo de la venida de la
madre y hermanos de Jesús (Marcos 3:21).
La actitud de Jesús, al enterarse de que su
madre y hermanos le buscaban, llama la atención por dos razones:
§ Primero, no permitió que su presencia interrumpiera su
ministerio, por lo menos en ese momento (comp. Lucas 2:49; Juan 2:4).
§ Segundo, señaló un parentesco espiritual que supera las
relaciones meramente carnales.
La base de este nuevo y verdadero parentesco es
la obediencia a la voluntad de Dios. Si la base fuera raza, riqueza,
nacionalidad, color, posición social, inteligencia, popularidad, muchos serían
excluidos.
Pero cualquiera que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos (v. 50) pertenece a la familia de Dios. Es una
opción abierta a todos.
En ese momento, los parientes carnales de Jesús
—incluyendo a su madre y hermanos— estaban buscándolo para prenderle, porque
decían que estaba fuera de sí (Marcos 3:21). “Los suyos”, sus parientes,
estaban preocupados por su salud, o sencillamente porque él no estaba
respondiendo a sus expectativas mesiánicas. Jesús tuvo que soportar no
solamente la falta de comprensión y oposición de los líderes religiosos, sino
la de sus familiares y amigos más allegados.
El v. 47 no se encuentra en los manuscritos más
antiguos, y casi seguro debe omitirse. La omisión no cambia el sentido del
pasaje. Probablemente fue introducido para aclarar la expresión al que hablaba
con él (v. 48).
Al
ser fruto del desprecio en el mismo pueblo donde había nacido, no deja de
sorprendernos la siguiente pregunta de sus detractores: “¿No
es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María,, y sus hermanos Jacobo, José, Simón, y Judas? ¿No
están todas sus hermanas con nosotros?...”. (Mateo 13:55-56).
Juan
llega a comentar que casi al final de su ministerio terrenal: “…ni aun sus hermanos
creían en él” (Juan 7:5). Al parecer estos hermanos mar tarde se
arrepintieron y creyeron. Esta afirmación se basa en el libro de los Hechos de
los Apóstoles, después de la muerte, resurrección y ascensión del Señor
Jesucristo, cuanto todos sus seguidores se reunieron para orar:
“Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y
con María la madre de Jesús, y con sus hermanos”. (Hechos 1:14).
¿Qué
concepto tenían los ciento veinte cristianos judíos (la iglesia en espera) del
Espíritu Santo? No podemos
imponer en la interpretación judía la plenitud de la doctrina cristiana del
Espíritu Santo que la iglesia de hoy día ha heredado del NT., y de 2,000 años
de pensamiento teológico-histórico.
Estas ideas serían muy extrañas al pensamiento
de los judíos del primer siglo:
· José (Mateo 1:18),
· Elisabeth (Lucas 1:41),
· Zacarías (Lucas 1:67),
· María (Lucas 1:35),
· Simeón (Lucas 2:25),
· Juan el Bautista (Lucas 1:15), y
· también para los apóstoles y otros discípulos
en espera.
Para éstos debemos interpretarlo a la luz de la
doctrina judía del Espíritu Santo, porque ésta, inevitablemente, es la forma en
que José, María, Simeón y los discípulos de Jesús deben haber comprendido la
idea del Espíritu Santo. ¿Qué es exactamente lo que estaban esperando en su
espera del Espíritu Santo cuando oyeron a Jesús decir: ... recibiréis poder cuando el Espíritu
Santo haya venido sobre vosotros (1:8)?
Hechos
1:14: Sus hermanos: antes no
creían en él, compare Mateo 12:46; Marcos 3:21; Juan 7:3-5.
Mucho tiempo después el propio apóstol Pablo
escribe, que en una ocasión visitando Jerusalén fue a ver a “Jacobo el
hermano del Señor” (Gál.1:9), quién se había convertido en uno de
los líderes de la congregación en esta ciudad (Gál.2:9-12; Hechos 15:13-21).
También en su carta a los Corintios, Pablo se
refiere a los hermanos del Señor (1 Cor.9:5).
El argumento católico-romano es harto conocido,
dicen ellos que no hay tales hermanos, sino primos. Es cierto que las palabras “adelphos” y
hermana “adelphe”,
pueden entenderse en un sentido más amplio. Pero no era necesario usar tal
palabra, con tal fin.
Por ejemplo el apóstol Pablo usa la palabra “anepsios*”, que significa primo para identificar a Marcos como “el primo de
Bernabé” (Col.4:10).
NOTA:
anepsios* = (ἀνεψιός, G431),
en Col.4:10, denota primo, y no sobrino (traducción está dada por rv, rvr;
rvr77 corrige a «primo», como
también lo traduce la vm ). «Primo» es su significado en varios períodos de la
literatura griega. Es en este sentido que se utiliza en la lxx, en Núm. 36:11.
En escritos posteriores denota sobrino; de ahí la traducción dada por las
anteriores revisiones de Reina-Valera. Como dice Lightfoot, no hay ninguna
razón que nos lleve a suponer que el apóstol hubiera utilizado este término en
un sentido distinto al propio. Por ello, debemos entender que Marcos era primo
de Bernabé.
anepsios
= (ἁνεψιός, G431) ,
se emplea en Col.4:10: «sobrino»
(rv, rvr; vm, Besson, rvr77, lba, nvi: «primo»). Para la explicación de esta
diferencia de traducción, véase PRIMO. (VINE).
LECCIÓN IV
¿QUÉ DICE LAS SAGRADAS
ESCRITURAS EN CUANTO A SU INMACULADA CONCEPCIÓN?
La Biblia
enseña que el único que ha nacido sin pecado ha sido el Señor Jesucristo (2
Corintios 5:21; 1 Pedro 2:22; 1 Juan 3:5). No existe evidencias alguna otra
excepción:
Eclesiastés 7:20: כִּי1 H3588 Ciertamente
אֵין3 H369 no
← hay אָדָם2 H120 hombre
צַדִּיק4 H6662
justo בּ5 en ָ6
la
אָרֶץ7 H776 tierra,
אֲשֶׁר8 H834
que
יַעֲשֶׂה־9 H6213 haga •
el טּוֹב10 H2896 bien
וְ11 y לֹא12 H3808 nunca
יֶחֱטָא13 H2398 peque. (Interlineal RV1960).
“Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca
peque”.
(Eclesiastés 7:20)
Esta es una razón de frustración a la hora de considerarse libre de
pecado: nadie está libre de culpa.
Puede que Pablo haya estado citando estas palabras al argumentar sobre la
pecaminosidad universal de la humanidad (Rom.3:10-20).
“Al que no conoció
pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia
de Dios en él”.
(2 Corintios 5:21).
Aquí está el núcleo
mismo del evangelio: el Salvador sin pecado ha tomado sobre Sí nuestros
pecados, a fin de que nosotros podamos tener la justicia de Dios.
“El cual no hizo pecado,
ni se halló engaño en su boca”.
(1 Pedro 2:22).
1 Pedro 2:22-24: El cual no hizo
pecado… llevó él mismo nuestros pecados. El Jesús sin pecado fue el perfecto
sustituto, en Su muerte, por los pecados de la humanidad.
“Y sabéis que él
apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él”.
(1 Juan 3:5).
Del
objetivo que tuvo la Primera Venida de Cristo, el autor sagrado deduce la
necesidad de una vida santa por nuestra parte (vv.4-6).
Los
ángeles en el cielo adoran al Señor proclamando, “…pues sólo tú eres santo…” (Apocalipsis 15:4). El Señor mismo dijo:
“Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios”.
(Lucas 18:19).
El apóstol Pablo
también es contundente en este aspecto:
“por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”.
(Rom.3:23).
Romanos
3:23: Cristo: La necesidad absoluta de cada ser humano, EVANGELIZACIÓN MUNDIAL. La
evangelización mundial requiere que veamos a la gente tal como Dios la ve, como
pecadores:
1) por naturaleza (3:10);
2) por decisión propia (3:23);
3) por su conducta (6:23).
Ciertas actitudes y pretextos ciegos han hecho
que algunos creyentes en Cristo no adviertan la condición desesperada de los
perdidos: «Porque la paga del pecado es
muerte» (6:23).
El universalismo o reconciliación final son
términos que describen la creencia errónea de algunos de que, al fin y al cabo,
aun a los eternamente perdidos se les librará del juicio eterno.
Pero
Pablo dijo: «Pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron» (2 Corintios 5:14). Porque él vio a los
perdidos como Dios los ve, dijo: que
el amor de Dios le «constreñía» a
dedicarse a la evangelización mundial. Las naciones, es decir, todos los seres
humanos, necesitan el evangelio desesperadamente, y están perdidos sin él. Un
examen cuidadoso de la Palabra de Dios nos ayudará a captar y retener la
convicción de que la humanidad entera necesita el evangelio. (Hechos 4:12;
Romanos 10:13-15).
Romanos 3:24. Justificados significa ser
declarados justos ante Dios.
Redención = apolutrosis Strong #629: Una liberación asegurada por el pago de un
rescate, liberación, dejar en libertad. La palabra, en el griego secular,
describía a un conquistador soltando a los prisioneros, un amo redimiendo a un
esclavo. En el NT, la palabra designa la liberación del mal y de la condenación
del pecado por medio de Cristo. El precio que se pagó para la compra de esa
liberación fue su sangre derramada.
NOTA:
apolutrosis = (ἀπολύτρωσις, G629),
denota redención (apo = de, desde;
lutron = precio de liberación). Se traduce «rescate»
en Heb.11:35. Por lo general la liberación tiene lugar mediante el pago de un
rescate, del precio demandado, el lutron. (VINE).
María, al igual que cualquier otro ser humano
no, era una pecadora que necesitaba ser redimida. Ella misma reconoció eso
cuando oró:
“Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor;… Y mi espíritu se
regocija en Dios mi Salvador”.
(Lucas 1:46-47, 48-50).
Frecuentemente
llamado “el Magníficat”, por la
primera palabra de la versión latina. Hay en este poema 15 citas discernibles
del AT., mostrando lo mucho que el AT., era conocido y amado en la casa en que
fue criado el Señor Jesús.
El
hecho de que María murió es prueba suficiente de que estaba sujeta a la pena
total del pecado (Génesis 2:7; 3:19; Romanos 6:23). La iglesia Católica tampoco
está de acuerdo con eso y afirma que María no murió debido al pecado, ya fuese
personal o heredado. Más bien murió porque “a Dios le agradó que María se asemejase en todas las cosas a
Jesús; y como el Hijo murió, era conveniente que la madre también muriera…” (Pío XII, Munificentissimus Deus, no 26).
Además la Iglesia Católica cree en la ascensión corporal de María al cielo, su
cuerpo no vio corrupción.
LECCIÓN V
LA MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA Y
SU VIRGINIDAD PERPETUA:
En esta última
lección queremos definir una mejor
postura Bíblica al tema ya visto y tratado, sobre la postura Romana frente a la
Palabra de Dios.
5.1. La Maternidad De María Respecto Del Hijo De
Dios:
Contra
Nestorio, que ponía dos personas en Cristo, unidas moralmente, [1]
haciendo así a María madre del hombre Jesús, pero no del Hijo de Dios, el
Concilio de Éfeso (a. 431) definió:
“Si alguien no confiesa que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y por
tanto, que la Santa Virgen es Madre de Dios (griego: “theotókos” = que dio a
luz a Dios), ya que engendró según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea
anatema” (Denzinger, 252). La definición, por tanto, es primordialmente cristológica, con el intento de
preservar la unidad de persona en Cristo, no obstante la dualidad de naturaleza: divina, como Unigénito del Padre e
igual a Él; humana, siendo hombre perfecto, aunque sin pecado.
Los
pasajes novotestamentarios que avalan esta definición son:
a) Lucas 1:35: “por lo
cual también el Ser que nacerá santo, será llamado Hijo de Dios”;
b) Lucas 1:43: “¿Por
qué se me concede a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?”
(nótese que el “Kyrios” de Israel es
el “Adonaí” [HA-SHEM ‘El Nombre’
Adonaí, en el pensamiento hebreo no se pronuncia el nombre sagrado de Dios, y
se traduce, se pronuncia Adonaí] del Antiguo Testamento, o sea, Dios);
c) Gálatas 4:4: “Dios
envió a Su Hijo, nacido de mujer”. En
un intento de confirmar esto, la Teología Católica Romana echa mano
–correctamente- de la Metafísica “vulgarizada”, diciendo que María es Madre de
Dios, porque ejército con la única persona de Jesús –el Hijo de Dios, que es
Dios como el Padre- la misma función materna que nuestras madres ejercen
respecto a nuestras personas, a pesar de que nuestras madres sólo nos
suministran el organismo corporal, no el alma, donde se encuentra el principio
radical de la individuación personal. El hecho de que el Nuevo Testamento jamás
llame a la Virgen “Madre de Dios”,
podría explicarse por la mala interpretación que a este epíteto hubiesen dado
tanto los judíos (¡Madre de Jehová o
Yahveh!) como los gentiles (¡una
divinidad femenina!).
No
debemos caer en el mismo error que Nestorio, mal interpretando este epíteto e
imputando a la Iglesia de Roma lo que nunca ha enseñado. Roma no dice que María
sea la madre de la naturaleza divina
de Cristo, sino madre del Hijo de Dios
según la carne. Por tanto, argüir que el llamar a María “Madre de Dios”
equivale a convertirla en creadora de su
Creador, es un despiste total.
5.2. Falsas
Consecuencias De La Definición De Éfeso:
Más,
aunque la definición de Éfeso aparezca correcta, debemos hacer dos
observaciones de suma importancia:
1) Nuestra personalidad emerge automáticamente de nuestra naturaleza
humana, tan pronto como ésta es concebida en el seno materno, mientras que la
persona (¡divina!) de Cristo preexistía
desde la eternidad a Su naturaleza humana, formada en el seno de María, de tal
manera que, mientras la formación de nuestra personalidad está fundamentalmente
subordinada a la función materna de nuestras madres, la personalidad divina de
Cristo trasciende infinitamente la función maternal, los derechos maternos y
los poderes naturales de María.
2) Las conclusiones teológicas de la Dogmática de Roma han sobrepasado
excesivamente el tenor de la definición de Éfeso (de que “la Santa Virgen engendró según
la carne al Verbo de Dios hecho carne”), urgiendo indebidamente
(unívocamente, es decir, equiparado totalmente la maternidad de María con la de
nuestras madres) la relación maternal de María respecto del Hijo de Dios, hasta
llegar a concluir:
a) que María pertenece internamente
al orden hipostático trinitario, o sea, al círculo íntimo del Dios Trino, como “Madre del Hijo”;
b) que María fue ónticamente santificada por el mero hecho (formaliter) de su “maternidad divina”;
c) que, por tanto, María fue absolutamente impecable por necesidad moral. [2]
No
estará de más advertir que la definición dogmática de la maternidad divina de
María tuvo lugar en Éfeso, seguida de una procesión de antorchas, un siglo
después que los gentiles hubieron entrado masivamente (oficialmente) en la
Iglesia. ¿No verían los efesios en este título una base para un culto sucedáneo
del de Diana (Hechos 19:34)? Comparando el título “Reina del Cielo”, de antigua tradición mariana, que se da a María
en la Letanía lauretana, con los himnos romanos a Vesta, y el mismo título “Reina del Cielo”, dado a Astarté en
Jeremías 44:17-19, 25, no será difícil establecer una conexión de raíz
humanista entre el culto pagano a las deidades femeninos y ciertas exuberancias
del culto a María.
5.3. La Perpetua
Virginidad De María:
El
segundo dogma mariano (por orden cronológico) es el de la perpetua virginidad [3] de
María (griego aeiparthénos), definido por el Constantinopolitano II (a. 553).
Su origen va ligado al aprecio creciente de la vida monástica y al menosprecio
del matrimonio (estado de interpretación). Lugares como 2 Corintios 11:2, y
sobre todo, Apocalipsis 14:4, mal interpretado, sirvieron para reforzar el
mismo sentimiento de sobrevaloración de la virginidad material.
Este
asunto ha estado ligado a la interpretación que de la palabra “adelphós”
se ha hecho en relación a los que el Nuevo Testamento llama “hermanos del
Señor”. En la primera edición de la Biblia Nácar-Colunga, el
dominico P. Colunga admitía que resultaba difícil encontrar en la Biblia un
argumento concluyente a favor de la virginidad de María después del nacimiento
virginal de Jesús, siendo la Tradición el único recurso definitivo para el “dogma”. En el lado opuesto, el evangélico
obispo anglicano Ryle, en su comentario a Juan 2:12, defiende vigorosamente que
los “hermanos”
de Jesús bien pueden ser “primos”, de acuerdo con el uso del Antiguo
Testamento.[4]
Ha sido enseñanza
tradicional en la Iglesia de Roma que las palabras de María en Lucas 1:34 (“¿cómo será
esto, ya que no conozco varón?”), implicaban un voto de perpetua
virginidad, aunque los modernos teólogos encuentran muy problemático este caso.
Sin embargo, todos ellos convienen en que los textos que parecen una objeción a
tal virginidad pueden interpretarse de un modo favorable al dogma y añaden que
Juan 19:26 presupone que María no tenía más hijos, pues de lo contrario
resultaría incomprensible que el Señor hubiese encomendado a Juan el cuidado de
su madre. Pero este argumento no tiene en cuenta el hecho de que Jesús había
manifestado más de una vez que era el aspecto espiritual el importante en la
relación con Él, mientras que sus
hermanos aparecen en el Evangelio como no-creyentes (véase Juan 7:5).
A
lo largo de los siglos, un falso ascetismo condujo a representar a José, en
el arte y en la literatura, como un anciano desposado con la joven María, y
a ambos como ligados por sendos votos de castidad perpetua, para evitar el
pensamiento mismo de que María y José hubiesen podido comportarse, después del
nacimiento de Jesús, como cualquier otra pareja normal. A ello contribuyó la
excesiva sacralización del seno fisiológico de María a partir de la
Encarnación.
Concluimos:
Como
evangélico cristiano creemos en la Concepción Virginal del Señor, por lo tanto
en la Virginidad de María. Lo que
rechazamos es su “virginidad perpetua”, pues sujetos al
testimonio de las Sagradas Escrituras (La Biblia = Holy Bible), no podemos con
buena conciencia apoyar tal dogma, por el contrario creemos que María tuvo más
descendencia. En cuanto a su inmaculada concepción y ascensión a los cielos,
creemos que tales afirmaciones se contradicen con lo que Dios ha revelado en su
Palabra.
___________
Notas y Bibliografía:
[1] El
error de confundir “persona” y “naturaleza” condujo a la herejía del
Nestorianismo (dos naturalezas = dos personas) y a la del Monofisismo (una
persona = una naturaleza).
[2] El término filosóficos, la necesidad es: a) metafísica, cuando surge del
concepto esencial de una cosa, como la redondez de un círculo (de ahí que la
cuadratura del círculo sea un absurdo, fuera del objeto de la omnipotencia
divina); b) física, cuando surge de
las leyes físicas-químicas de la naturaleza, como es para el fuego el quemar
(aunque el ejercicio de esta propiedad
puede ser suspendido milagrosa o naturalmente); c) moral, cuando surge de la dignidad de una persona o de las
constantes ordinarias surge de la conducta humana, como es el galardón
prefijado para un campeón o inventor.
[3] virgen. (Del lat. virgo, -ĭnis). com. Persona
que no ha tenido relaciones sexuales. U. t. c. adj. || 2. Persona que,
conservando su castidad, la ha consagrado a una divinidad. || 3. f. por
antonom. María Santísima, Madre de Dios. ORTOGR. Escr. con may. inicial. || 4.
Imagen de María Santísima. || 5. Uno de los títulos y grados que da la Iglesia
católica a las santas mujeres que conservaron su castidad y pureza. || 6. Cada
uno de los dos pies derechos que en los lagares y molinos de aceite guían el
movimiento de la viga. || 7. adj. Dicho de la tierra: Que no ha sido arada o
cultivada. || 8. Dicho de una cosa: Que está en su primera entereza y no ha
servido aún para aquello a que se destina. || 9. puro (ǁ libre de mezcla). ||
fíate de la Virgen, y no corras. expr. coloq. Se aplica a quien por estar
demasiado confiado, no pone nada de su parte para conseguir algo. || viva la
Virgen. loc. sust. com. coloq. Viva la virgen. □ V. aceite ~, cepa ~, cera ~,
corcho ~, letanía de la Virgen, miel ~, zapatito de la Virgen. Microsoft® Encarta®
2009.
[4] Sin embargo, no encontramos en el N.
Testamento el empleo de “hermanos” por “primos” Lucas distingue bien entre
“hermano” (“adelphós” – Lucas 8:21; 16:28) y “parientes” (“synguenís” – Lucas
1:36) e “hijo de una hermana” (Hechos 234:16).
[5] LACUEVA, Francisco. CATOLICISMO ROMANO. TOMO
VIII Edit. CLIE. Págs. 94-98.
- Stanley
Templeton G. Usado con permiso del mismo autor. “Tenía Jesús Hermanos”.
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Por:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 20//06//2016.
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