Parte III:
HOMBRES QUE DESEARON LA MUERTE:
(Jonás 4:3; Números 11:15); 1 Reyes 19:4;...).
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Lección
4
Jeremías:
(Jeremías 20:1-18)
“Maldito el día en que nací; el día en
que mi madre me dio a luz no sea bendito”.
I. JEREMIAS
MALDICE SU NACIMIENTO:
1) Jeremías En
El Templo. 19:1-18.
La señal hecha
en el valle de Ben-hinom tenía sin duda el propósito de usar Tófet como un
símbolo de destrucción. Jeremías ahora sube al templo y hace la advertencia
otra vez (14, 15; cf. Jeremías 7:1-15).
Las consecuencias
inmediatas (Jeremías 20:1-6) muestran cuánta agitación el profeta estaba
creando en las esferas más altas de la sociedad. Si algunos de los dirigentes
estaban preparados para ser vistos con él (ver sobre Jeremías 19:1), otros no
lo estaban. Pasjur, que parece haber sido un tipo de policía sacerdotal,
responsable por el buen orden en el área del templo, puede ser típico, a juzgar
por la propia predicación de Jeremías.
Aquí tenemos el
primer relato del profeta sufriendo físicamente, como se le había advertido que
sucedería (Jeremías 1:19). El Señor había prometido que él no sería vencido por
sus enemigos, pero no que no sufriría. Similarmente, el cristiano es asegurado
de la victorial final debido a la resurrección de Cristo, pero no de inmunidad
al sufrimiento o la oposición.
Liberado del
cepo, Jeremías dirige a Pasjur la clase de oráculo que había dicho previamente
acerca de los sacerdotes y dirigentes en general (4-6). Pasjur recibe un nuevo
nombre, Magor Misabib (“terror por todos lados”) porque su negativa a escuchar la palabra de Dios
es la actitud misma que asegurará el destino terrible de Judá. Irónicamente, el
que pensaba que estaba guardando las instituciones y tradiciones estaba haciendo
justamente lo contrario; el templo con sus ritos y sus riquezas, que él estaba
protegiendo contra los alborotadores, pronto no existirían más, y el sacerdocio
sería algo sin importancia en una tierra extranjera.
Ninguna institución,
por buena que sea, puede ser un fin en sí misma; puede ser buena sólo si señala
hacia adelante al reino de Dios.
2) 20:7-18: Una
Última Confesión.
Apropiadamente,
el relato del maltrato de Jeremías es seguido por una expresión de su angustia por
causa de su ministerio profético en general. El pasaje tiene realmente dos
partes:
·
Los
vv. 7-15, y
·
los
vv. 14-18.
La primera (7-13)
es como un salmo de lamento, en el que el salmista hace una protesta al Señor,
y recibe una seguridad o una respuesta (p. ej. Salmo 13).
La protesta está en términos fuertes. A pesar de la
seguridad de Dios de protección, Jeremías siente todavía que él ha sido
injustamente expuesto a peligro, tal vez aun que ha sido engañado (7a), y que
sus grandes sacrificios en la causa de su ministerio profético han sido en
vano.
El también
siente que ha sido llevado, impotente para hacer otra cosa que proclamar
juicio, de manera que él ha sido necesariamente aislado de otros (7b-9). El v.
10 da un cuadro patético de su rechazo por otros.
El terror está
por todas partes es tal vez aquí un nombre burlón aplicado a él, usando las
palabras que él había usado de Pasjur (3). El término amigos es irónico; ellos
están esperando que él cometa algún desliz que pueda causar su caída.
Tal sentido de
aislamiento puede ser una experiencia común en la vida cristiana.
Sin embargo, es en su propia manera una decepción,
porque la verdad más fundamental es que Dios tiene el propósito de hacer bien a
sus siervos fieles (Romanos 8:28-30). Jeremías vuelve a un conocimiento de esto
(11, 12), viendo de nuevo la verdad de que Dios será justo y, por lo tanto,
actuará con integridad hacia él; pero él no tiene reparos en compartir sus
sentimientos con Dios. El clamor en el v. 12 es semejante a aquel en otra
confesión (Jeremías 11:20). Para el grito de alabanza, cf. Salmos 146:1, 2;
147:1.
Es extraña que
la recuperación recién observada es ahora seguida por la expresión más profunda
de desesperación de Jeremías (14-18).
“Maldito* el día en que nací; el día en que mi
madre me dio a luz no sea bendito”.
(Jeremías 20:14)
*H779
אָרַר = arar raíz primaria; abominar:- maldecir severamente, maldición, maldito.
NOTA: 7-18: En este sexto y
último lamento (véase la nota a 11:18-23), Jeremías expresa profunda angustia
en medio de la persecución y casi llega a blasfemar debido al lenguaje que usa
para dirigirse a Dios. El oficio de profeta no le ha ganado a Jeremías nada
sino abusos y burlas (v. 10), y a pesar de su deseo de dejar de proclamar el
mensaje de Dios, no puede detenerse. El lamento termina con una nota positiva
de confianza y alabanza (v. 13). Pero de las alturas de la alabanza, Jeremías
cae a las profundidades de la desesperación
(vv. 14-18). Atrapado entre el llamado divino del cual no puede desprenderse, y
el rechazo y la persecución de su pueblo, y la traición de sus amigos, maldice el día
en que nació. La agonía de su espíritu no tiene límites y las palabras
que utiliza son sublimes.
V.7: Me Sedujiste: Me indujiste
(véanse Ex.22:16; Juc.16:5) o engañaste (véase 2 Sam.3:25), una frase muy
fuerte que linda casi con la blasfemia (véase v. 10). Fui seducido: Jeremías siente que Dios utilizó indebidamente la
fuerza (véase 1:7, 8).
La maldición del
propio nacimiento de uno (cf. Job 3:3-19) es una fuerte negación de los buenos
propósitos de Dios, ya sea por uno mismo o por el mundo. El pensamiento,
introducido en Jeremías 15:10, se persigue implacablemente aquí. Aun el hombre
que normalmente trajo la buena noticia es maldecido.
La nota final
(18) pone en cuestión si cualquier bien puede resultar de la turbación que él
mismo está teniendo que soportar, y aquella que caerá sobre el pueblo.
El problema de Jeremías es uno de la fe misma. Aun los santos
más grandes pueden ser atormentados por la duda. El tema, significativamente,
no se confronta en silencio en la mente, sino en el asunto práctico de
continuar viviendo en una obediencia costosa. La fe y la duda pueden sacudirse mutuamente
de una manera desordenada, como se ilustra por juntar los vv. 7- 12 y 13-18.
En un sentido el v. 18 concluye la primera parte del
libro.
¿Puede haber algún buen resultado de la persistente predicación de juicio de
Jeremías? Él es tentado a pensar que no. Sin embargo, a su debido tiempo el
Señor le mostrará lo contrario.
Concluye:
Cuando la gracia
tiene la victoria es bueno avergonzarse de nuestra necedad, admirar la bondad
de Dios y precaverse para resguardar nuestros espíritus en otra ocasión. Véase
cuán potente fue la tentación, sobre la cual tuvo victoria el profeta por la
ayuda divina. Se enoja que su primer aliento no fuera el último.
Mientras
recordemos que estos deseos no se registran para que nosotros digamos cosas
parecidas, podemos aprender buenas lecciones de esto. Véase cuánto piensan que
resisten los que debieran obedecer so pena de caer, y orar diariamente, No nos
metas en tentación.
¡Cuán frágil, variable y pecador es el hombre! ¡Cuán
necios y antinaturales son los pensamientos y deseos de nuestros corazones
cuando nos rendimos al descontento! Consideremos a aquel que soportó tal
contradicción de los pecadores contra sí mismo, no sea que en algún momento nos:
v
fatiguemos y desfallezcamos en
nuestras mentes,
v
cuando
somos sometidos a pruebas menores.
Lección
5
EL
APÓSTOL PABLO:
(Filipenses 1:21-26)
“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”.
Ciertamente menciona cierta indecisión
sobre si sería mejor morir o seguir con vida y expresa su
convicción que en lo personal le sería mejor morir para estar con Cristo
(Filipenses 1:21-23). No obstante, también busca lo mejor para sus hermanos en
Cristo y reconoce que, por el momento, es mejor que se quede en esta vida y
expresa su buena disposición que así sea (Filipenses 1:22-26). No dice el texto
que Pablo le haya pedido a Dios que quite la vida.
1.
El Caso Del Apóstol Pablo Es Un Poco Diferente.
Claramente es correcto pedir que Dios
tenga compasión de uno cuando sufre y Pablo mismo lo hizo (2 Corintios 12:7,8).
La fe del cristiano, no obstante, le lleva a poner su vida o muerte en las
manos de Dios y por fe aprende que uno de los beneficios del sufrimiento
extremo es que uno exalta más el poder de Cristo en medio de su propia
debilidad y llega a ser más fuerte en el Señor (2 Corintios 12:9,10).
Tener la fe adecuada para no temer la
muerte y aceptar su llegada es diferente que buscar la muerte. Es muy
comprensible que una persona llegue a sufrir tanto que anhela el alivio aunque
sea por medio de la muerte, pero entiendo que la petición de fe es la que uno
expresa cuando expresa su disposición a morir o vivir dependiendo de lo que
resulte en más gloria para Cristo y más beneficio para otras almas (Filipenses
1:20-25).
2.
Vivir y Morir Por Cristo: Filipenses 1:21-26:
La referencia a sus prisiones y el
posible desenlace de su situación como preso del Señor lleva a Pablo a escribir
con el corazón en la mano, sacando a luz la riqueza de las convicciones íntimas
que dan sentido a su vida. Si la vida está entregada a Cristo y se vive para su
gloria, la muerte no es una amenaza ni causa terror (v. 21).
Notemos:
los dos términos de este versículo clásico que ha inspirado a tantos:
· para mí el vivir
es Cristo, y
· el morir es
ganancia.
“Porque para mí el vivir*[1] es Cristo, y el morir**[2] es ganancia”. (Filp. 1:21)
*G2198
ζάω = záo: verbo primario, vivir
(literalmente o figurativamente):- vida, viviente, vivir, vivo.
**G599
ἀποθνήσκω = apodsnésko: de G575
y G2348; morir (literalmente o figurativamente):- matar, moribundo,
morir, mortal, muerto, perecer. (Strong).
NOTA: VV.21-25: Pablo no desea
la muerte, sólo se alegra de que ella lo traiga más cerca de
la presencia de Cristo. Mientras tanto, está consciente del deber que le
incumbe de permanecer entre ellos para contribuir a su crecimiento y maduración
en la fe. V.23: La palabra partir se usa también cuando se trata de
quitar las estacas que sujetan una tienda, o levar el ancla de una nave. Para
Pablo, la muerte es simplemente dejar un lugar para instalarse en otro, o
navegar a un nuevo puerto.
Esta es la fibra de la que están hechos
los pioneros de Cristo en todas las épocas. No se trata de una actitud de
resignación, sino primero de una afirmación gozosa de plenitud de vida en
Cristo, desde la cual la muerte se ve con una perspectiva diferente, como una
ganancia. Cabe preguntarse: ¿Qué clase de ganancia? ¿En qué sentido se estaría
ganando algo?
Si una persona ya está “en Cristo” y goza de las bendiciones de esa relación que da
sentido a su vida, la muerte no significa el fin de esa relación sino más bien
la entrada en la plenitud de la misma. El hilo del pensamiento conecta naturalmente
con la afirmación del versículo que sigue. Para Pablo hay una seguridad de que
la muerte es sólo una partida que conduce a estar con Cristo, lo cual es
muchísimo mejor (v. 23).
Sin embargo, Pablo expresa un tremendo
deseo de seguir viviendo una vida útil y fructífera, especialmente al servicio
de aquellas personas que quiere, como los filipenses (vv. 22, 24). De allí
viene su dilema, sintiéndose como tironeado desde direcciones opuestas por
ambos anhelos. Esta seguridad final y esta orientación básica de la vida están
claras para él. Contra ese trasfondo, sin embargo, afirma su convicción
presente de que Dios le va a conceder más tiempo para ministrar entre los
filipenses (v. 25).
Y una vez más, sin inhibiciones ni
falsas modestias, expresa su convicción de que su presencia va a beneficiar
mucho a los filipenses (v. 26). La presencia y la ausencia del Apóstol entre
los filipenses van a ser un elemento muy importante de su razonamiento en la
sección que sigue.
3)
Cristo, Realidad Viviente 1:21.
Cada
cristiano ha de preguntarse: ¿Es Cristo una realidad viva en mi
vida? ¿Es él el factor básico en mi ser? ¿Puedo ver su presencia divina en cada
tormenta, en cada relámpago, en cada trueno estremecedor? ¿Puedo percibirlo en
la luz brillante del sol como en la noche oscura iluminada por la luna y las
estrellas? ¿Le veo y le palpo a mi lado en las horas de tragedia y en las que
la alegría y la belleza me rodean?
Si Cristo es así una realidad viviente,
podré cantar gozoso en medio de las crisis y vislumbrar el cielo azul entre las
nubes negras de la adversidad:
La soledad, y
La tristeza.
Concluyo:
Al margen de sus depresiones [hombre que
pidieron la muerte, aun maldecían el haber nacido] de los personas, hombres usados por Dios con
un poder extraordinario [como instrumentos de bendición para Dios], podríamos
decir que somos nosotros para subestimar estos ministerios, somos tan humanos
iguales a ellos en la historia del pueblo de Dios, y su Iglesia.
Cuando el corazón está en estrecha
relación con el Señor, cuando Jesucristo es el factor principal detrás de todos
los detalles de la vida, se puede experimentar alegría y paz en todas las
circunstancias de la vida, así como el poeta y el músico se inspiran y motivan
en la fiereza de la tempestad o en el susurro del agua que corre y desciende
entre las piedras del arroyo al pie de la montaña. Cristo, la realidad
viviente, hará la diferencia en la vida que se abre a su llenura y plenitud.
“Y me ha dicho: Bástate mi
gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena
gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder
de Cristo”.
(2
Cor. 12:9)
El Poder de
Cristo en él era más importante que la liberación de la enfermedad.
___________
Notas Y Bibliografía:
[1] zao = (ζάω, G2198)
, vivir, estar vivo. Se emplea en el NT:
(a) de Dios
(Mt.16:16; Juan 6:57; Rom.14:11);
(b) del Hijo en
encarnación (Juan 6:57);
(c) del Hijo en
resurrección (Juan 14:19; Hech.1:3; Rom.6:10; 2 Cor.13:4; Heb.7:8);
(d) de vida
espiritual (Juan 6:58; Rom.1:17; 8:13 b; Gal.2:19-20; Heb.12:9);
(e) del presente
estado de los santos fallecidos (Lc.20:38; 1 P.4:6);
(f) de la esperanza
de la resurrección (1 P.1:3);
(g) de la
resurrección de los creyentes (1 Ts.5:10; Juan 5:25; Ap.20:4), y de los
incrédulos (v. 5, cf. v. 13);
(h) del camino de
acceso a Dios a través del Señor Jesucristo (Heb.10:20);
(i) de la manifestación
de poder divino en apoyo de la autoridad divina (2 Cor.13:4 b; cf. 12:10 y 1
Cor.5:5);
(j) de pan, figurativo
del Señor Jesús (Juan 6:51);
(k) una piedra,
figurativa del Señor Jesús (1 P.2:4);
(1) de agua,
figurativa del Espíritu Santo (Juan 4:10; 7:38);
(m) un sacrificio,
figurativo del creyente (Rom.12:1);
(n) de piedras,
figurativas del creyente (1 P.2:5);
(ñ) de oráculos,
logion (Hech.7:38), y de la palabra (logos) de Dios (Heb.4:12; 1 P.1:23);
(o) de la vida
física de los hombres (1 Ts.4:15; Mt.27:63; Hech.25:24; Rom.14:9; Filp.1:21,
empleado como nombre en el modo infinitivo, con el artículo, «el vivir», 22; 1
P.4:5);
(p) del mantenimiento
de la vida física (Mt.4:4; 1 Cor.9:14);
(q) de la duración
de la vida física (1 Ts.3:8);
(r) del goce de la
vida física (1 Ts.3:8);
(s) de la
recuperación de la vida física del poder de la enfermedad (Mr.5:23; Juan 4:50);
(t) de la
recuperación de la vida física del poder de la muerte (Mt.9:18; Hech.9:41; Ap.20:5);
(u) del curso,
conducta y carácter de los hombres:
(1) en buen sentido
(Hech.26:5; 2 Tim.3:12; Tit.2:12);
(2) en mal sentido
(Lc.15:13; Rom.6:2; 8:13 a; 2 Cor.5:15 b; Col.3:7);
(3) sin sentido
definido (Rom.7:9; 14:7; Gal.2:14); (v) de restauración después de una
alienación, «ha revivido» (Lc.15:32). (VINE).
[2] apothnesko =
(ἀποθνήσκω,
G599), lit. Morir afuera. Se
usa:
(a) De la
separación del alma del cuerpo, esto es, de la muerte natural de los seres
humanos (p.ej., Mt.9:24; Rom.7:2); por causa de su descendencia de Adán (1 Cor.15:22);
o por muerte violenta, sea de hombres o de animales. Con respecto a estos
últimos, se traduce una vez «perecieron» (Mt.8:32); de la vegetación (Judas
1:12); de la semilla (Juan 12:24; 1 Cor.15:36). Se usa de la muerte como castigo
en Israel bajo la Ley, en Heb.10:28;
(b) de la
separación entre el hombre y Dios; todos los que descienden de Adán no solo
mueren físicamente, debido al pecado, véase (a) más arriba, sino que se
encuentran naturalmente en un estado de separación de Dios (2 Cor.5:14). Los
creyentes quedan liberados ahora y eternamente (Juan 6:50; 11:26), por medio de
la muerte de Cristo (Rom.5:8), entre otros pasajes. Los incrédulos, aquellos
que mueran físicamente en tal condición, quedan eternamente separados de Dios
(Juan 8:24). Los creyentes han muerto espiritualmente a la Ley como medio de
vida (Gal.2:19; Col.2:20); al pecado (Rom.6:2), y en general a toda asociación
espiritual con el mundo y con aquello que perteneciera a su estado irregenerado
(Col.3:3), debido a su identificación con la muerte de Cristo (Rom.6:8; véase
Nº 3 a continuación). Así como la vida no significa mera existencia, de la
misma manera la muerte, lo opuesto a la vida, nunca significa inexistencia.
(VINE).
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE. Marzo//2016.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
30//2016.
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