viernes, 17 de junio de 2016

Parte III: HOMBRES QUE DESEARON LA MUERTE: (Jonás 4:3; Números 11:15); 1 Reyes 19:4;...).

Parte III:
HOMBRES QUE DESEARON LA MUERTE:
(Jonás 4:3; Números 11:15); 1 Reyes 19:4;...).
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Lección 4

Jeremías:
(Jeremías 20:1-18) 

“Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito”.


I.       JEREMIAS MALDICE SU NACIMIENTO:


1) Jeremías En El Templo. 19:1-18.
La señal hecha en el valle de Ben-hinom tenía sin duda el propósito de usar Tófet como un símbolo de destrucción. Jeremías ahora sube al templo y hace la advertencia otra vez (14, 15; cf. Jeremías 7:1-15).
Las consecuencias inmediatas (Jeremías 20:1-6) muestran cuánta agitación el profeta estaba creando en las esferas más altas de la sociedad. Si algunos de los dirigentes estaban preparados para ser vistos con él (ver sobre Jeremías 19:1), otros no lo estaban. Pasjur, que parece haber sido un tipo de policía sacerdotal, responsable por el buen orden en el área del templo, puede ser típico, a juzgar por la propia predicación de Jeremías.
Aquí tenemos el primer relato del profeta sufriendo físicamente, como se le había advertido que sucedería (Jeremías 1:19). El Señor había prometido que él no sería vencido por sus enemigos, pero no que no sufriría. Similarmente, el cristiano es asegurado de la victorial final debido a la resurrección de Cristo, pero no de inmunidad al sufrimiento o la oposición.
Liberado del cepo, Jeremías dirige a Pasjur la clase de oráculo que había dicho previamente acerca de los sacerdotes y dirigentes en general (4-6). Pasjur recibe un nuevo nombre, Magor Misabib (“terror por todos lados”) porque su negativa a escuchar la palabra de Dios es la actitud misma que asegurará el destino terrible de Judá. Irónicamente, el que pensaba que estaba guardando las instituciones y tradiciones estaba haciendo justamente lo contrario; el templo con sus ritos y sus riquezas, que él estaba protegiendo contra los alborotadores, pronto no existirían más, y el sacerdocio sería algo sin importancia en una tierra extranjera.
Ninguna institución, por buena que sea, puede ser un fin en sí misma; puede ser buena sólo si señala hacia adelante al reino de Dios.

2) 20:7-18: Una Última Confesión.
Apropiadamente, el relato del maltrato de Jeremías es seguido por una expresión de su angustia por causa de su ministerio profético en general. El pasaje tiene realmente dos partes:
·      Los vv. 7-15, y
·      los vv. 14-18.
La primera (7-13) es como un salmo de lamento, en el que el salmista hace una protesta al Señor, y recibe una seguridad o una respuesta (p. ej. Salmo 13).
La protesta está en términos fuertes. A pesar de la seguridad de Dios de protección, Jeremías siente todavía que él ha sido injustamente expuesto a peligro, tal vez aun que ha sido engañado (7a), y que sus grandes sacrificios en la causa de su ministerio profético han sido en vano.
El también siente que ha sido llevado, impotente para hacer otra cosa que proclamar juicio, de manera que él ha sido necesariamente aislado de otros (7b-9). El v. 10 da un cuadro patético de su rechazo por otros.
El terror está por todas partes es tal vez aquí un nombre burlón aplicado a él, usando las palabras que él había usado de Pasjur (3). El término amigos es irónico; ellos están esperando que él cometa algún desliz que pueda causar su caída.

Tal sentido de aislamiento puede ser una experiencia común en la vida cristiana.
Sin embargo, es en su propia manera una decepción, porque la verdad más fundamental es que Dios tiene el propósito de hacer bien a sus siervos fieles (Romanos 8:28-30). Jeremías vuelve a un conocimiento de esto (11, 12), viendo de nuevo la verdad de que Dios será justo y, por lo tanto, actuará con integridad hacia él; pero él no tiene reparos en compartir sus sentimientos con Dios. El clamor en el v. 12 es semejante a aquel en otra confesión (Jeremías 11:20). Para el grito de alabanza, cf. Salmos 146:1, 2; 147:1.

Es extraña que la recuperación recién observada es ahora seguida por la expresión más profunda de desesperación de Jeremías (14-18).

“Maldito* el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito”.
(Jeremías  20:14)

*H779 אָרַר = arar raíz primaria; abominar:-  maldecir severamente, maldición, maldito.

NOTA: 7-18: En este sexto y último lamento (véase la nota a 11:18-23), Jeremías expresa profunda angustia en medio de la persecución y casi llega a blasfemar debido al lenguaje que usa para dirigirse a Dios. El oficio de profeta no le ha ganado a Jeremías nada sino abusos y burlas (v. 10), y a pesar de su deseo de dejar de proclamar el mensaje de Dios, no puede detenerse. El lamento termina con una nota positiva de confianza y alabanza (v. 13). Pero de las alturas de la alabanza, Jeremías cae a las profundidades de la desesperación (vv. 14-18). Atrapado entre el llamado divino del cual no puede desprenderse, y el rechazo y la persecución de su pueblo, y la traición de sus amigos, maldice el día en que nació. La agonía de su espíritu no tiene límites y las palabras que utiliza son sublimes.
V.7: Me Sedujiste: Me indujiste (véanse Ex.22:16; Juc.16:5) o engañaste (véase 2 Sam.3:25), una frase muy fuerte que linda casi con la blasfemia (véase v. 10). Fui seducido: Jeremías siente que Dios utilizó indebidamente la fuerza (véase 1:7, 8).

La maldición del propio nacimiento de uno (cf. Job 3:3-19) es una fuerte negación de los buenos propósitos de Dios, ya sea por uno mismo o por el mundo. El pensamiento, introducido en Jeremías 15:10, se persigue implacablemente aquí. Aun el hombre que normalmente trajo la buena noticia es maldecido.
La nota final (18) pone en cuestión si cualquier bien puede resultar de la turbación que él mismo está teniendo que soportar, y aquella que caerá sobre el pueblo.

El problema de Jeremías es uno de la fe misma. Aun los santos más grandes pueden ser atormentados por la duda. El tema, significativamente, no se confronta en silencio en la mente, sino en el asunto práctico de continuar viviendo en una obediencia costosa. La fe y la duda pueden sacudirse mutuamente de una manera desordenada, como se ilustra por juntar los vv. 7- 12 y 13-18.

En un sentido el v. 18 concluye la primera parte del libro. ¿Puede haber algún buen resultado de la persistente predicación de juicio de Jeremías? Él es tentado a pensar que no. Sin embargo, a su debido tiempo el Señor le mostrará lo contrario.

Concluye:
Cuando la gracia tiene la victoria es bueno avergonzarse de nuestra necedad, admirar la bondad de Dios y precaverse para resguardar nuestros espíritus en otra ocasión. Véase cuán potente fue la tentación, sobre la cual tuvo victoria el profeta por la ayuda divina. Se enoja que su primer aliento no fuera el último.

Mientras recordemos que estos deseos no se registran para que nosotros digamos cosas parecidas, podemos aprender buenas lecciones de esto. Véase cuánto piensan que resisten los que debieran obedecer so pena de caer, y orar diariamente, No nos metas en tentación.

¡Cuán frágil, variable y pecador es el hombre! ¡Cuán necios y antinaturales son los pensamientos y deseos de nuestros corazones cuando nos rendimos al descontento! Consideremos a aquel que soportó tal contradicción de los pecadores contra sí mismo, no sea que en algún momento nos:
v fatiguemos y desfallezcamos en nuestras mentes,
v cuando somos sometidos a pruebas menores.


Lección 5

EL APÓSTOL PABLO:
(Filipenses 1:21-26)

“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”.

I.      VIVIR Y MORIR POR CRISTO:


Ciertamente menciona cierta indecisión sobre si sería mejor morir o seguir con vida y expresa su convicción que en lo personal le sería mejor morir para estar con Cristo (Filipenses 1:21-23). No obstante, también busca lo mejor para sus hermanos en Cristo y reconoce que, por el momento, es mejor que se quede en esta vida y expresa su buena disposición que así sea (Filipenses 1:22-26). No dice el texto que Pablo le haya pedido a Dios que quite la vida.

1. El Caso Del Apóstol Pablo Es Un Poco Diferente.
Claramente es correcto pedir que Dios tenga compasión de uno cuando sufre y Pablo mismo lo hizo (2 Corintios 12:7,8). La fe del cristiano, no obstante, le lleva a poner su vida o muerte en las manos de Dios y por fe aprende que uno de los beneficios del sufrimiento extremo es que uno exalta más el poder de Cristo en medio de su propia debilidad y llega a ser más fuerte en el Señor (2 Corintios 12:9,10).
Tener la fe adecuada para no temer la muerte y aceptar su llegada es diferente que buscar la muerte. Es muy comprensible que una persona llegue a sufrir tanto que anhela el alivio aunque sea por medio de la muerte, pero entiendo que la petición de fe es la que uno expresa cuando expresa su disposición a morir o vivir dependiendo de lo que resulte en más gloria para Cristo y más beneficio para otras almas (Filipenses 1:20-25).

2. Vivir y Morir Por Cristo: Filipenses 1:21-26:
La referencia a sus prisiones y el posible desenlace de su situación como preso del Señor lleva a Pablo a escribir con el corazón en la mano, sacando a luz la riqueza de las convicciones íntimas que dan sentido a su vida. Si la vida está entregada a Cristo y se vive para su gloria, la muerte no es una amenaza ni causa terror (v. 21).

Notemos: los dos términos de este versículo clásico que ha inspirado a tantos:
·      para mí el vivir es Cristo, y
·      el morir es ganancia.

“Porque para mí el vivir*[1] es Cristo, y el morir**[2] es ganancia”. (Filp. 1:21) 

*G2198 ζάω = záo: verbo primario, vivir (literalmente o figurativamente):- vida, viviente, vivir, vivo.
**G599 ἀποθνήσκω = apodsnésko: de G575 y G2348; morir (literalmente o figurativamente):- matar, moribundo, morir, mortal, muerto, perecer. (Strong).

NOTA: VV.21-25: Pablo no desea la muerte, sólo se alegra de que ella lo traiga más cerca de la presencia de Cristo. Mientras tanto, está consciente del deber que le incumbe de permanecer entre ellos para contribuir a su crecimiento y maduración en la fe. V.23: La palabra partir se usa también cuando se trata de quitar las estacas que sujetan una tienda, o levar el ancla de una nave. Para Pablo, la muerte es simplemente dejar un lugar para instalarse en otro, o navegar a un nuevo puerto.

Esta es la fibra de la que están hechos los pioneros de Cristo en todas las épocas. No se trata de una actitud de resignación, sino primero de una afirmación gozosa de plenitud de vida en Cristo, desde la cual la muerte se ve con una perspectiva diferente, como una ganancia. Cabe preguntarse: ¿Qué clase de ganancia? ¿En qué sentido se estaría ganando algo?
Si una persona ya está “en Cristo” y goza de las bendiciones de esa relación que da sentido a su vida, la muerte no significa el fin de esa relación sino más bien la entrada en la plenitud de la misma. El hilo del pensamiento conecta naturalmente con la afirmación del versículo que sigue. Para Pablo hay una seguridad de que la muerte es sólo una partida que conduce a estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor (v. 23).
Sin embargo, Pablo expresa un tremendo deseo de seguir viviendo una vida útil y fructífera, especialmente al servicio de aquellas personas que quiere, como los filipenses (vv. 22, 24). De allí viene su dilema, sintiéndose como tironeado desde direcciones opuestas por ambos anhelos. Esta seguridad final y esta orientación básica de la vida están claras para él. Contra ese trasfondo, sin embargo, afirma su convicción presente de que Dios le va a conceder más tiempo para ministrar entre los filipenses (v. 25).
Y una vez más, sin inhibiciones ni falsas modestias, expresa su convicción de que su presencia va a beneficiar mucho a los filipenses (v. 26). La presencia y la ausencia del Apóstol entre los filipenses van a ser un elemento muy importante de su razonamiento en la sección que sigue.

3) Cristo, Realidad Viviente  1:21.
Cada cristiano ha de preguntarse: ¿Es Cristo una realidad viva en mi vida? ¿Es él el factor básico en mi ser? ¿Puedo ver su presencia divina en cada tormenta, en cada relámpago, en cada trueno estremecedor? ¿Puedo percibirlo en la luz brillante del sol como en la noche oscura iluminada por la luna y las estrellas? ¿Le veo y le palpo a mi lado en las horas de tragedia y en las que la alegría y la belleza me rodean?
Si Cristo es así una realidad viviente, podré cantar gozoso en medio de las crisis y vislumbrar el cielo azul entre las nubes negras de la adversidad:
*   La soledad, y
*   La tristeza.

Concluyo:

Al margen de sus depresiones [hombre que pidieron la muerte, aun maldecían el haber nacido]  de los personas, hombres usados por Dios con un poder extraordinario [como instrumentos de bendición para Dios], podríamos decir que somos nosotros para subestimar estos ministerios, somos tan humanos iguales a ellos en la historia del pueblo de Dios, y su Iglesia.
Cuando el corazón está en estrecha relación con el Señor, cuando Jesucristo es el factor principal detrás de todos los detalles de la vida, se puede experimentar alegría y paz en todas las circunstancias de la vida, así como el poeta y el músico se inspiran y motivan en la fiereza de la tempestad o en el susurro del agua que corre y desciende entre las piedras del arroyo al pie de la montaña. Cristo, la realidad viviente, hará la diferencia en la vida que se abre a su llenura y plenitud.

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.
(2 Cor. 12:9)


El Poder de Cristo en él era más importante que la liberación de la enfermedad. 



___________
Notas Y  Bibliografía:
[1] zao = (ζάω, G2198) , vivir, estar vivo. Se emplea en el NT:
(a) de Dios (Mt.16:16; Juan 6:57; Rom.14:11);
(b) del Hijo en encarnación (Juan 6:57);
(c) del Hijo en resurrección (Juan 14:19; Hech.1:3; Rom.6:10; 2 Cor.13:4; Heb.7:8);
(d) de vida espiritual (Juan 6:58; Rom.1:17; 8:13 b; Gal.2:19-20; Heb.12:9);
(e) del presente estado de los santos fallecidos (Lc.20:38; 1 P.4:6);
(f) de la esperanza de la resurrección (1 P.1:3);
(g) de la resurrección de los creyentes (1 Ts.5:10; Juan 5:25; Ap.20:4), y de los incrédulos (v. 5, cf. v. 13);
(h) del camino de acceso a Dios a través del Señor Jesucristo (Heb.10:20);
(i) de la manifestación de poder divino en apoyo de la autoridad divina (2 Cor.13:4 b; cf. 12:10 y 1 Cor.5:5);
(j) de pan, figurativo del Señor Jesús (Juan 6:51);
(k) una piedra, figurativa del Señor Jesús (1 P.2:4);
(1) de agua, figurativa del Espíritu Santo (Juan 4:10; 7:38);
(m) un sacrificio, figurativo del creyente (Rom.12:1);
(n) de piedras, figurativas del creyente (1 P.2:5);
(ñ) de oráculos, logion (Hech.7:38), y de la palabra (logos) de Dios (Heb.4:12; 1 P.1:23);
(o) de la vida física de los hombres (1 Ts.4:15; Mt.27:63; Hech.25:24; Rom.14:9; Filp.1:21, empleado como nombre en el modo infinitivo, con el artículo, «el vivir», 22; 1 P.4:5);
(p) del mantenimiento de la vida física (Mt.4:4; 1 Cor.9:14);
(q) de la duración de la vida física (1 Ts.3:8);
(r) del goce de la vida física (1 Ts.3:8);
(s) de la recuperación de la vida física del poder de la enfermedad (Mr.5:23; Juan 4:50);
(t) de la recuperación de la vida física del poder de la muerte (Mt.9:18; Hech.9:41; Ap.20:5);
(u) del curso, conducta y carácter de los hombres:
(1) en buen sentido (Hech.26:5; 2 Tim.3:12; Tit.2:12);
(2) en mal sentido (Lc.15:13; Rom.6:2; 8:13 a; 2 Cor.5:15 b; Col.3:7);
(3) sin sentido definido (Rom.7:9; 14:7; Gal.2:14); (v) de restauración después de una alienación, «ha revivido» (Lc.15:32). (VINE).
[2] apothnesko = (ἀποθνήσκω, G599), lit. Morir afuera. Se usa:
(a) De la separación del alma del cuerpo, esto es, de la muerte natural de los seres humanos (p.ej., Mt.9:24; Rom.7:2); por causa de su descendencia de Adán (1 Cor.15:22); o por muerte violenta, sea de hombres o de animales. Con respecto a estos últimos, se traduce una vez «perecieron» (Mt.8:32); de la vegetación (Judas 1:12); de la semilla (Juan 12:24; 1 Cor.15:36). Se usa de la muerte como castigo en Israel bajo la Ley, en Heb.10:28;
(b) de la separación entre el hombre y Dios; todos los que descienden de Adán no solo mueren físicamente, debido al pecado, véase (a) más arriba, sino que se encuentran naturalmente en un estado de separación de Dios (2 Cor.5:14). Los creyentes quedan liberados ahora y eternamente (Juan 6:50; 11:26), por medio de la muerte de Cristo (Rom.5:8), entre otros pasajes. Los incrédulos, aquellos que mueran físicamente en tal condición, quedan eternamente separados de Dios (Juan 8:24). Los creyentes han muerto espiritualmente a la Ley como medio de vida (Gal.2:19; Col.2:20); al pecado (Rom.6:2), y en general a toda asociación espiritual con el mundo y con aquello que perteneciera a su estado irregenerado (Col.3:3), debido a su identificación con la muerte de Cristo (Rom.6:8; véase Nº 3 a continuación). Así como la vida no significa mera existencia, de la misma manera la muerte, lo opuesto a la vida, nunca significa inexistencia. (VINE).
-        e-Sword-the. LEDD.
-        Biblia de Estudio RYRIE. Marzo//2016.
-        Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 30//2016.

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