lunes, 20 de junio de 2016

Parte I: Jesús Promete Enviar Al Espíritu Santo: (Juan 14:15–26)

Parte I:

Jesús Promete Enviar Al Espíritu Santo:
 (Juan 14:15–26)
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez: 

La Promesa Del Espíritu Santo:
“Si me amáis, guardad mis mandamientos… Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:… el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros… No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros...”.
(Juan 14:15-26) 
1. El Futuro Envió De Otro Consolador: (vv.15-17):

En la sección anterior Jesús describió el lugar que los discípulos tendrían después de Pentecostés como sus representantes en la extensión de su reino. A partir del v. 15 describe en términos prácticos y concretos cómo se manifestaría el amor del discípulo hacia él y el amor de él hacia ellos, y que por medio de esa relación íntima él realizaría su ministerio en el mundo. En este pasaje se presenta la primera de una serie de referencias al ministerio del Espíritu Santo (14:26; 15:26; 16:7–15).
Su morada en los discípulos explica el significado de “no os dejaré huérfanos” y aseguraría el cumplimiento de la promesa de que ellos harían “mayores obras”. La mitad del capítulo se encuentra en esta sección, y por razón de los distintos temas mencionados, muchos comentaristas la dividen en dos o tres partes. Sin embargo, hemos optado por la división que emplea la RVA porque, aunque el Espíritu Santo se menciona explícitamente en sólo tres versículos (16, 17, 26), su ministerio en relación con la partida de Jesús corre a través del pasaje.

La forma del verbo amáis (v. 15), traducido en la RVA como en el modo indicativo, en el griego admite tres clasificaciones:
·      El indicativo,
·      el subjuntivo, o
·      el imperativo activo en el tiempo presente.
La partícula griega condicional, traducida Si, con que se inicia la cláusula normalmente requiere un verbo en el modo subjuntivo y describe una condición futura más probable; por eso clasificamos el verbo como subjuntivo.
Jesús confiaba que, habiendo salido ya Judas Iscariote, los demás lo amarían. El verbo amáis está en el tiempo presente con énfasis en acción continua y describe un estilo de vida.
Además, el verbo guardaréis, según el mejor texto griego, se clasifica como del modo indicativo y tiempo futuro. Sin embargo, hay una variante que lo escribe como un imperativo en el tiempo aoristo: “guardad”.
El pronombre posesivo de mis mandamientos es enfático. Este concepto se repite y se amplía en el v. 21.

Algunos interpretan este versículo en relación con el versículo anterior, o el que sigue, o con 14:1.
Por ejemplo, Marcus Dods ve en el v. 15 que el amor y obediencia de parte de los discípulos son condiciones para la promesa pronunciada por Jesús en el siguiente.
Brown sigue esta idea y aplica la partícula condicional Si a ambos verbos del v. 15 y considera el versículo siguiente como la apódosis: entonces yo le pediré…”.
Plummer y otros consideran que este versículo es la condición para la eficacia de la oración en mi nombre (v. 14).
Parece que Jesús está diciendo que si realmente existe un amor sincero de parte de los discípulos, la manifestación concreta naturalmente será la obediencia de sus mandatos. Por otro lado, la motivación para la obediencia de parte del creyente no debe ser el temor, o el sentido de obligación, sino el amor que surge de un corazón agradecido.
Es fácil decir: “te amo”, pero sólo decirlo no satisface las exigencias del Señor. Como dice el refrán: “Del dicho al hecho hay mucho trecho”.

Habiendo presentado la parte que correspondía a los discípulos en el versículo anterior, ahora, v. 16, Jesús promete lo que él mismo hará. Si ellos hacen su parte en la tierra, Jesús haría la suya en el cielo. El pronombre yo es doblemente enfático y se ubica en contraste a “vosotros” en el anterior.

NOTA: V.16: Otro Consolador. O, Ayudador. El Espíritu Santo es llamado así (gr., paracletos, como también en 14:26; 15:26; 16:7). En la raíz de este vocablo griego, están las ideas de aconsejar, exhortar, confortar, fortificar, interceder y animar. Él otro único lugar del NT., en que sale esta palabra es en 1 Jn.2:1, donde se aplica a Cristo y se traduce “Abogado”.
Aquí y en los demás pasajes de Juan citados arriba, Cristo enseña que el Espíritu Santo:
1)      Habitará en los cristianos (vv.16-17);
2)      Ayudará a los discípulos a recordar los acontecimientos de Su vida (14:26);
3)      Convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio (16:7-11); y
4)      Enseñará la verdad a los creyentes (15:26; 16:13-15).

Morris observa que aquí tenemos la primera vez en este Evangelio que Jesús emplea el verbo traducido rogaré, el cual lo usan generalmente los discípulos que hacen preguntas.
Plummer comenta que este verbo normalmente se usa entre personas de igual jerarquía, como en este caso.
Trench agrega que en el NT., no hay un solo caso de un creyente que haya usado este verbo en su oración a Dios, o de una criatura que se haya dirigido a su Creador. Jesús confía que el Padre oirá y contestará su pedido. Lit., el texto griego dice: “y otro Consolador dará a vosotros”. Este arreglo muestra que el énfasis recae sobre el pronombre otro.

El pronombre otro está en el género masculino y significa literalmente otro de la misma clase” (allos   G243).
En el griego hay otro pronombre que se traduce “otro” (eteros   G2087), pero con el significado de “otro de una clase distinta”. La referencia es a otro que cumplirá el rol realizado por Jesús durante los tres años de su ministerio terrenal. Jesús los dejaría en su forma física y visible, pero no sería un abandono total, porque el Espíritu Santo vendría a suplir esa ausencia, y con ventajas:
·      Jesús estaba limitado a un lugar a la vez, pero ese límite no se aplicaría al “otro Consolador”.
·      Jesús normalmente estaba “con” los discípulos, pero el Espíritu Santo moraría “dentro” de ellos.
·      Jesús estuvo con los discípulos por un tiempo limitado, aproximadamente tres años, pero el Consolador estaría con ellos para siempre.

Etimología:
alos = (ἄλλος, G243) , indica una distinción numeral de objetos de un carácter similar, y se utiliza:
(a) en sentido absoluto (p.ej., Mt.20:3, plural);
(b) junto a un nombre (p.ej., Mt.21:36);
(c) con el artículo (p.ej., Mt.5:39; 1 Cor.14:29, plural: «los demás»); en Mt.13:5: «parte, lit., «otra parte»; Lc.9:19: «otros… otros»; Juan 9:9: «unos… y otros»; en Mt.25:20: «otros».
jeteros = (ἕτερος, G2087) , indica bien una distinción numérica (p.ej., Lc.4:43; 5:7); o una distinción genérica, diferente en carácter, etc., p.ej., Lc.9:29 : «la apariencia de su rostro se hizo otra» (rv, rvr); Lc.23:32: «otros dos, que eran malhechores» (rv: «otros dos, malhechores»), donde el plural sirve para hacer la necesaria distinción entre ellos y Cristo; Hech.2:4; 19:39: «otra cosa»; 1 Cor.14:21: «otros labios» (vm: «labios de extranjero»). (VINE).

El término Consolador traduce un vocablo (paracletos   G3875) que ofrece varias aplicaciones. Debemos mantener en mente la relación que se establece con Jesús y su ministerio al decir otro Consolador. Este título se usa cinco veces en el NT., cuatro de ellas en este Evangelio cuando Jesús se refiere al Espíritu Santo (14:16, 26; 15:26; 16:7). En 1 Juan 2:1 se traduce como “abogado”.

Etimología:
parakletos = (παράκλητος, G3875) , lit., llamado al lado de uno, en ayuda de uno, es principalmente un adjetivo verbal, y sugiere la capacidad o adaptabilidad para prestar ayuda. Se usaba en las cortes de justicia para denotar a un asistente legal, un defensor, un abogado; de ahí, generalmente, el que aboga por la causa de otro, un intercesor, abogado, como en 1 Jn.2:1, del Señor Jesús. En su sentido más amplio, significa uno que socorre, que consuela. Cristo fue esto para sus discípulos, por la implicación de sus palabras «otro (allos, otro de la misma clase, no jeteros, diferente) Consolador», al hablar el Espíritu Santo (Juan 14:16). En 14:26; 15:26; 16:7 le llama «el Consolador». «Consolador» se corresponde con el nombre əMenahemª, que dan los hebreos al Mesías.
Nota: El verbo parakaleo se traduce como consolación en Mt.5:4: «recibirán consolación». (VINE).

El término traduce una palabra compuesta de una preposición para   G3844, “al lado de”, y el adjetivo kletos   G2822, derivado del verbo kaleo   G2564 que significa “llamar”. Algunas versiones, en vez de intentar una traducción, sencillamente presentan una transliteración: “Paracleto”. El término significa literalmente “uno llamado al lado de otro para socorrer”.

Etimología:
G3844 παρά = pará: preposición primario; propiamente cerca; i.e. (con genitivo) además (literalmente o figurativamente), (con dativo) a (o en) la proximidad de (objeto o sujeto), (con acusativo) en proximidad con (local [específicamente más allá u opuesto a] o causal [a cuenta de]:- a, para, con, junto a, al lado de, del, contra, dar contra, arremeter. En compuestos retiene la misma variedad de aplicación. (Strong)
kletos = (κλητός, G2822) , llamado, invitado. Se usa:
(a) Del llamamiento del evangelio, «llamado» (Mt.20:16; 22:14), no aquí de un llamamiento eficaz, como en las Epístolas (Rom.1:1; 1:6-7; 8:28; 1 Cor.1:2; 1 Cor.1:24; Judas l; Ap.17:14); en Rom.1:7 y 1 Cor.1:2 el significado es «santos por llamamiento»;
(b) de un llamado al apostolado (Rom.1:1; 1 Cor.1:1). (VINE)
kaleo = (καλέω, G2564) , derivado de la raíz kal –, de donde se deriva «clamar», y «clamor» (véanse B y C, más adelante). Se usa:
(a) con un objeto personal, llamar a alguien, invitar, convocar (p.ej., Mt.20:8; 25:14); particularmente del llamamiento divino a participar de las bendiciones de la redención (p.ej., Rom.8:30; 1 Cor.1:9; 1 Ts.2:12; Heb.9:15);
(b) de nomenclatura o vocación, llamar en el sentido de poner un nombre; en la voz pasiva, ser llamado por un nombre. Así, se sugiere bien llamamiento, bien destino; el contexto determina de qué sentido se trata (p.ej., Rom.9:25-26; en Hech.15:37, la rv, rvr, rvr77 traducen incorrectamente «tenía por sobrenombre»; Besson, lba, nvi: «llamado»; vm: «que se llamaba»). (VINE)

A veces se traduce “abogado” porque este término se usaba antiguamente de uno llamado para ayudar en una corte de justicia, especialmente en la defensa de una persona acusada.
Plummer afirma que siempre cuando se usa este término en el Evangelio, la idea de rogar, argumentar, convencer e instruir es prominente. Todos estos conceptos describen el ministerio de Cristo en el cielo y el amplio ministerio del Espíritu Santo en relación con los creyentes en el mundo. Siendo así, debemos buscar un término que se puede aplicar igualmente a Cristo y al Espíritu Santo.

El parakletos  En el Evangelio de Juan se usa la palabra parakletos para referirse al Espíritu Santo (14:16, 26; 15:26). La palabra es traducida “Consolador” en RVA, la RVR-1995 y la NVI. Es traducida “Defensor” en la DHH.

William Barclay dice que hoy día las palabras “consolador” y “confortar” no dan la suficiente profundidad al significado de la palabra original. “La función del Espíritu Santo es la de llenar a una persona con aquel Espíritu de poder y de coraje que le darán la capacidad para afrontar triunfantemente la vida”.

La palabra parakletos quiere decir: “uno que es llamado a estar al lado” de otro. Jesús agrega aspectos adicionales de la función del parakletos: En 14:16, 17 es el “Espíritu de verdad”; en 15: 26 es el “Espíritu de verdad” que da testimonio de Cristo; y en 16:7 afirma que el Espíritu vendrá cuando él se haya ido a su Padre. El Espíritu Santo es la presencia constante de Cristo para ayudar, iluminar, fortalecer, y exhortar al creyente.

En 20:22 el Jesús resucitado aparece a sus discípulos. Su misión no es solamente consolarlos, sino también fortalecerlos para su ministerio: “Como me ha enviado el Padre, así también yo os envío”. Y entonces sopló y dijo: “Recibid el Espíritu Santo (20:21, 22). Sin su poder, dirección y fortaleza sería imposible cumplir su misión. Es interesante que tanto en el hebreo como en el griego la misma palabra signifique “soplo” y “Espíritu”. Su presencia es activa y continúa moviéndose e influyendo en nuestra vida.

NOTA: V.21: Otro gran versículo  sobre la misión de la Iglesia (Compare 17:18). V.22: Recibid el Espíritu Santo. Esto comportó el ser llenos del Espíritu Santo para recibir poder, hasta que comenzase la normal relación con el Espíritu Santo en Pentecostés.
Muchos comentaristas opinan que no hay un término en castellano que exprese adecuadamente el vocablo griego. Como bien observa Morris, el término Consolador, en nuestros días, no capta bien la amplia esencia de “Paracleto”.
Algunos justifican el uso del término Consolador por pensar que se deriva de un verbo de latín que originalmente significaba “fortalecer”.
Sin embargo, Vincent cita la obra de Lightfoot en la cual él rechaza ese origen y dice que el uso del término se debe más bien a un error gramatical. En todo caso el ministerio del Espíritu Santo no es esencialmente el de traer consuelo al creyente, sino de representarlo delante del Padre y socorrerlo en la tarea de extender el reino de Dios. Por eso, muchas versiones emplean el término “Abogado”.

Lindars menciona cinco términos que se han empleado para traducir el griego:
·      Abogado,
·      Intercesor,
·      Ayudante,
·      Consolador, y
·      Consejero.
Cada uno de estos términos subraya un aspecto del ministerio del Espíritu Santo, pero ninguno capta toda la dimensión de su función en todas las referencias del NT. El uso cada vez más frecuente del término “Paracleto” parece representar la mejor opción.
Jesús procede a describir (v. 17*) la naturaleza y función del Espíritu Santo. La RVR-1960 sigue más literalmente el texto griego al omitir Este es, mientras que la RVA lo agrega para completar el sentido de la frase. La expresión de verdad generalmente se considera como un genitivo descriptivo, indicando la naturaleza esencial del Espíritu. A través de las Escrituras tanto el Padre como el Hijo están asociados e identificados con el concepto de la verdad, en su naturaleza esencial y como su fuente absoluta (ver 14:6; 4:23 ss.).
Brown opina que la expresión de verdad podría ser un genitivo objetivo, con la idea de que el Espíritu comunica la verdad (16:13), o podría tener un matiz de aposición con la idea de que “el Espíritu es la verdad” (1 Jn. 5:6). En todas estas opciones, cabe bien el término “abogado”. Hay dos pasajes más en Juan que lo describen como el Espíritu de verdad (15:26; 16:13); luego se describe en contraste con “el espíritu de error” (1 Jn. 4:6; ver 1 Cor. 2:12).

Lindars y Morris nos informan que esta última cita es casi idéntica a la referencia de la doctrina de los “Dos Espíritus” en los Rollos del Mar Muerto. 

Véase -----> Parte II:


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