Parte I:
Jesús Promete
Enviar Al Espíritu Santo:
(Juan 14:15–26)
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La Promesa Del
Espíritu Santo:
“Si me amáis, guardad mis mandamientos… Y yo rogaré al Padre, y
os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:… el Espíritu
de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros… No
os dejaré huérfanos; vendré a vosotros...”.
(Juan
14:15-26)
1. El Futuro Envió De Otro Consolador: (vv.15-17):
En la sección
anterior Jesús describió el lugar que los discípulos tendrían después de
Pentecostés como sus representantes en la extensión de su reino. A partir del
v. 15 describe en términos prácticos y concretos cómo se manifestaría el amor
del discípulo hacia él y el amor de él hacia ellos, y que por medio de esa
relación íntima él realizaría su ministerio en el mundo. En este pasaje se
presenta la primera de una serie de referencias al ministerio del Espíritu
Santo (14:26; 15:26; 16:7–15).
Su morada en los discípulos explica el
significado de “no
os dejaré huérfanos” y aseguraría el
cumplimiento de la promesa de que ellos harían “mayores obras”. La mitad del capítulo se encuentra en esta sección,
y por razón de los distintos temas mencionados, muchos comentaristas la dividen
en dos o tres partes. Sin embargo, hemos optado por la división que emplea la
RVA porque, aunque el Espíritu Santo se menciona explícitamente en sólo tres
versículos (16, 17, 26), su ministerio en relación con la partida de Jesús
corre a través del pasaje.
La forma del verbo amáis (v. 15),
traducido en la RVA como en el modo indicativo, en el griego admite tres
clasificaciones:
· El indicativo,
· el subjuntivo, o
· el imperativo activo
en el tiempo presente.
La partícula griega condicional,
traducida Si, con que se inicia la cláusula normalmente requiere un verbo en el
modo subjuntivo y describe una condición futura más probable; por eso
clasificamos el verbo como subjuntivo.
Jesús confiaba que, habiendo salido ya
Judas Iscariote, los demás lo amarían. El verbo amáis está en el tiempo
presente con énfasis en acción continua y describe un estilo de vida.
Además, el verbo guardaréis, según el
mejor texto griego, se clasifica como del modo indicativo y tiempo futuro. Sin
embargo, hay una variante que lo escribe como un imperativo en el tiempo
aoristo: “guardad”.
El pronombre posesivo de mis mandamientos
es enfático. Este concepto se repite y se amplía en el v. 21.
Algunos interpretan este versículo en
relación con el versículo anterior, o el que sigue, o con 14:1.
Por ejemplo, Marcus Dods ve en el v. 15 que el amor y obediencia
de parte de los discípulos son condiciones para la promesa pronunciada por
Jesús en el siguiente.
Brown
sigue
esta idea y aplica la partícula condicional Si a ambos verbos del v. 15 y
considera el versículo siguiente como la apódosis: “entonces
yo le pediré…”.
Plummer y otros
consideran que este versículo es la condición para la eficacia de la oración “en mi nombre”
(v. 14).
Parece que Jesús está diciendo que si
realmente existe un amor sincero
de parte de los discípulos, la manifestación concreta naturalmente será la obediencia de sus mandatos. Por otro
lado, la motivación para la obediencia de
parte del creyente no debe ser el temor, o el sentido de obligación, sino el amor que surge de un corazón agradecido.
Es fácil decir: “te amo”, pero sólo decirlo no satisface las exigencias del
Señor. Como dice el refrán: “Del dicho
al hecho hay mucho trecho”.
Habiendo presentado la parte que
correspondía a los discípulos en el versículo anterior, ahora, v. 16, Jesús
promete lo que él mismo hará. Si ellos hacen su parte en la tierra, Jesús haría
la suya en el cielo. El pronombre yo es doblemente enfático y se ubica en
contraste a “vosotros” en el
anterior.
NOTA: V.16: Otro Consolador. O, Ayudador. El Espíritu
Santo es llamado así (gr., paracletos, como también en 14:26; 15:26; 16:7). En
la raíz de este vocablo griego, están las ideas de aconsejar, exhortar,
confortar, fortificar, interceder y animar. Él otro único lugar del NT., en que
sale esta palabra es en 1 Jn.2:1, donde se aplica a Cristo y se traduce
“Abogado”.
Aquí y en los demás pasajes de Juan citados arriba,
Cristo enseña que el Espíritu Santo:
1)
Habitará en los cristianos (vv.16-17);
2)
Ayudará a los discípulos a recordar los
acontecimientos de Su vida (14:26);
3)
Convencerá al mundo de pecado, de justicia y de
juicio (16:7-11); y
4)
Enseñará la verdad a los creyentes (15:26;
16:13-15).
Morris observa que
aquí tenemos la primera vez en este Evangelio que Jesús emplea el verbo
traducido rogaré, el cual lo usan generalmente los discípulos que hacen
preguntas.
Plummer comenta que
este verbo normalmente se usa entre personas de igual jerarquía, como en este
caso.
Trench agrega que en
el NT., no hay un solo caso de un creyente que haya usado este verbo en su
oración a Dios, o de una criatura que se haya dirigido a su Creador.
Jesús confía que el Padre oirá y contestará su pedido. Lit., el texto griego
dice: “y otro
Consolador dará a vosotros”. Este arreglo muestra que el énfasis
recae sobre el pronombre otro.
El pronombre otro está en el género masculino y significa literalmente “otro de la misma clase”
(allos G243).
En el griego hay otro pronombre que se
traduce “otro” (eteros G2087), pero con el significado
de “otro de una clase distinta”. La
referencia es a otro que cumplirá el rol realizado por Jesús durante los tres
años de su ministerio terrenal. Jesús los dejaría en su forma física y visible,
pero no sería un abandono total, porque el Espíritu
Santo vendría a suplir esa ausencia, y con ventajas:
· Jesús estaba limitado a un lugar a la
vez, pero ese límite no se aplicaría al “otro
Consolador”.
· Jesús normalmente estaba “con” los discípulos, pero el Espíritu Santo moraría “dentro”
de ellos.
· Jesús estuvo con los discípulos por un
tiempo limitado, aproximadamente tres años, pero el Consolador estaría con ellos para
siempre.
Etimología:
alos = (ἄλλος, G243) , indica una
distinción numeral de objetos de un carácter similar, y se utiliza:
(a) en sentido
absoluto (p.ej., Mt.20:3, plural);
(b) junto a un
nombre (p.ej., Mt.21:36);
(c) con el artículo
(p.ej., Mt.5:39; 1 Cor.14:29, plural: «los demás»); en Mt.13:5: «parte, lit.,
«otra parte»; Lc.9:19: «otros… otros»; Juan 9:9: «unos… y otros»; en Mt.25:20:
«otros».
jeteros = (ἕτερος, G2087) , indica bien
una distinción numérica (p.ej., Lc.4:43; 5:7); o una distinción genérica,
diferente en carácter, etc., p.ej., Lc.9:29 : «la apariencia de su rostro se
hizo otra» (rv, rvr); Lc.23:32: «otros dos, que eran malhechores» (rv: «otros
dos, malhechores»), donde el plural sirve para hacer la necesaria distinción
entre ellos y Cristo; Hech.2:4; 19:39: «otra cosa»; 1 Cor.14:21: «otros labios»
(vm: «labios de extranjero»). (VINE).
El término Consolador traduce un vocablo (paracletos G3875) que ofrece varias
aplicaciones. Debemos mantener en mente la relación que se establece con Jesús
y su ministerio al decir otro Consolador. Este título se usa cinco veces
en el NT., cuatro de ellas en este Evangelio cuando Jesús se refiere al
Espíritu Santo (14:16, 26; 15:26; 16:7). En 1 Juan 2:1 se traduce como “abogado”.
Etimología:
parakletos = (παράκλητος, G3875)
, lit., llamado al lado de uno, en ayuda de uno, es principalmente un adjetivo
verbal, y sugiere la capacidad o adaptabilidad para prestar ayuda. Se usaba en
las cortes de justicia para denotar a un asistente legal, un defensor, un
abogado; de ahí, generalmente, el que aboga por la causa de otro, un
intercesor, abogado, como en 1 Jn.2:1, del Señor Jesús. En su sentido más
amplio, significa uno que socorre, que consuela. Cristo fue esto para sus
discípulos, por la implicación de sus palabras «otro (allos, otro de la misma
clase, no jeteros, diferente) Consolador», al hablar el Espíritu Santo (Juan 14:16).
En 14:26; 15:26; 16:7 le llama «el Consolador». «Consolador» se corresponde con
el nombre əMenahemª, que dan los hebreos al Mesías.
Nota: El verbo parakaleo se traduce como consolación en Mt.5:4: «recibirán
consolación». (VINE).
El término traduce una palabra compuesta
de una preposición para G3844,
“al lado de”, y el adjetivo kletos G2822, derivado del verbo kaleo
G2564 que significa “llamar”.
Algunas versiones, en vez de intentar una traducción, sencillamente presentan
una transliteración: “Paracleto”. El
término significa literalmente “uno
llamado al lado de otro para socorrer”.
Etimología:
G3844 παρά = pará: preposición primario;
propiamente cerca; i.e. (con genitivo) además (literalmente o figurativamente),
(con dativo) a (o en) la proximidad de (objeto o sujeto), (con acusativo) en
proximidad con (local [específicamente más allá u opuesto a] o causal [a cuenta
de]:- a, para, con, junto a, al lado de, del, contra, dar contra, arremeter. En
compuestos retiene la misma variedad de aplicación. (Strong)
kletos
= (κλητός,
G2822) , llamado, invitado. Se usa:
(a) Del llamamiento
del evangelio, «llamado» (Mt.20:16; 22:14), no aquí de un llamamiento eficaz, como
en las Epístolas (Rom.1:1; 1:6-7; 8:28; 1 Cor.1:2; 1 Cor.1:24; Judas l; Ap.17:14);
en Rom.1:7 y 1 Cor.1:2 el significado es «santos
por llamamiento»;
(b) de un llamado
al apostolado (Rom.1:1; 1 Cor.1:1). (VINE)
kaleo = (καλέω, G2564) , derivado de
la raíz kal –, de donde se deriva «clamar», y «clamor» (véanse B y C, más
adelante). Se usa:
(a) con un objeto
personal, llamar a alguien, invitar, convocar (p.ej., Mt.20:8; 25:14);
particularmente del llamamiento divino a participar de las bendiciones de la
redención (p.ej., Rom.8:30; 1 Cor.1:9; 1 Ts.2:12; Heb.9:15);
(b) de nomenclatura
o vocación, llamar en el sentido de poner un nombre; en la voz pasiva, ser
llamado por un nombre. Así, se sugiere bien llamamiento, bien destino; el
contexto determina de qué sentido se trata (p.ej., Rom.9:25-26; en Hech.15:37, la
rv, rvr, rvr77 traducen incorrectamente «tenía por sobrenombre»; Besson, lba,
nvi: «llamado»; vm: «que se llamaba»). (VINE)
A veces se traduce “abogado” porque este término se usaba antiguamente de uno llamado
para ayudar en una corte de justicia, especialmente en la defensa de una
persona acusada.
Plummer afirma que
siempre cuando se usa este término en el Evangelio, la idea de rogar,
argumentar, convencer e instruir es prominente. Todos estos conceptos describen
el ministerio de Cristo en el cielo y el amplio ministerio del Espíritu Santo
en relación con los creyentes en el mundo. Siendo así, debemos buscar un
término que se puede aplicar igualmente a Cristo y al Espíritu Santo.
El parakletos En el Evangelio de Juan se usa la palabra parakletos para referirse al Espíritu
Santo (14:16, 26; 15:26). La palabra es traducida “Consolador”
en RVA, la RVR-1995 y la NVI. Es traducida “Defensor” en
la DHH.
William
Barclay
dice que hoy día las palabras “consolador” y “confortar” no dan la suficiente profundidad al significado de la
palabra original. “La función del
Espíritu Santo es la de llenar a una persona con aquel Espíritu de poder y de
coraje que le darán la capacidad para afrontar triunfantemente la vida”.
La palabra parakletos quiere decir:
“uno que es llamado a estar al lado” de otro. Jesús agrega aspectos
adicionales de la función del parakletos: En 14:16, 17 es el “Espíritu de verdad”; en 15: 26 es el “Espíritu de verdad” que da testimonio
de Cristo; y en 16:7 afirma que el Espíritu vendrá cuando él se haya ido a su
Padre. El Espíritu Santo es la presencia constante de Cristo para ayudar,
iluminar, fortalecer, y exhortar al creyente.
En
20:22 el Jesús resucitado aparece a sus discípulos. Su misión no es
solamente consolarlos, sino también fortalecerlos para su ministerio: “Como me ha
enviado el Padre, así también yo os envío”. Y entonces sopló y dijo: “Recibid el
Espíritu Santo” (20:21, 22). Sin su poder, dirección y fortaleza
sería imposible cumplir su misión. Es interesante que tanto en el hebreo como
en el griego la misma palabra signifique “soplo”
y “Espíritu”. Su presencia es activa
y continúa moviéndose e influyendo en nuestra vida.
NOTA: V.21: Otro gran versículo sobre la misión de la Iglesia (Compare
17:18). V.22: Recibid el Espíritu
Santo. Esto comportó el ser llenos del Espíritu Santo para recibir poder, hasta
que comenzase la normal relación con el Espíritu Santo en Pentecostés.
Muchos comentaristas opinan que no hay
un término en castellano que exprese adecuadamente el vocablo griego. Como bien
observa Morris, el término Consolador, en nuestros días, no
capta bien la amplia esencia de “Paracleto”.
Algunos justifican el uso del término Consolador por pensar que se
deriva de un verbo de latín que originalmente significaba “fortalecer”.
Sin embargo, Vincent cita la obra de Lightfoot
en la cual él rechaza ese origen y dice que el uso del término se debe más
bien a un error gramatical. En
todo caso el ministerio del Espíritu
Santo no es esencialmente el de traer
consuelo al creyente, sino de representarlo
delante del Padre y socorrerlo en la
tarea de extender el reino de Dios. Por eso, muchas versiones emplean el
término “Abogado”.
Lindars menciona cinco términos que se han empleado para
traducir el griego:
·
Abogado,
·
Intercesor,
·
Ayudante,
·
Consolador,
y
·
Consejero.
Cada
uno de estos términos subraya un aspecto del ministerio del Espíritu Santo,
pero ninguno capta toda la dimensión de su función en todas las referencias del
NT. El uso cada vez más frecuente del término “Paracleto” parece representar la mejor opción.
Jesús
procede a describir (v. 17*) la naturaleza y función del Espíritu Santo. La
RVR-1960 sigue más literalmente el texto griego al omitir Este es, mientras que
la RVA lo agrega para completar el sentido de la frase. La expresión de verdad
generalmente se considera como un genitivo
descriptivo, indicando la naturaleza esencial del Espíritu. A través de las
Escrituras tanto el Padre como el Hijo están asociados e identificados con el
concepto de la verdad, en su naturaleza esencial y como su fuente absoluta (ver
14:6; 4:23 ss.).
Brown opina que la expresión de verdad
podría ser un genitivo objetivo, con la idea de que el Espíritu comunica la
verdad (16:13), o podría tener un matiz de aposición con la idea de que “el Espíritu es la verdad” (1 Jn. 5:6).
En todas estas opciones, cabe bien el término “abogado”. Hay dos pasajes más en Juan que lo describen como el
Espíritu de verdad
(15:26; 16:13); luego se describe en contraste con “el espíritu de error” (1 Jn. 4:6; ver 1 Cor. 2:12).
Lindars y Morris nos informan que esta última cita
es casi idéntica a la referencia de la doctrina de los “Dos Espíritus” en los Rollos del Mar Muerto.
Véase -----> Parte II:
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