miércoles, 1 de junio de 2016

Parte II: Doctrinas: Calvino y Arminio:

Parte II:

Doctrinas: Calvino y Arminio:

Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:


Lección III
Artículo Adicional Al Tema Tratado:

Rechazar a Cristo:
(Heb. 6:4-6).

Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
(Heb. 6:4-6).
En el primer siglo, un pagano que se hiciera cristiano y que luego volviera al paganismo se apartaba por completo de la iglesia.
Pero para el judío cristiano que decidiera volver al judaísmo, la separación era menos obvia. Su forma de vida permanecía relativamente sin cambios.
Pero al apartarse deliberadamente de Cristo, se separaba del perdón de Dios. Los que perseveran en la fe son los verdaderos santos; los que persisten en rechazar a Cristo son incrédulos, sin que importe lo bien que puedan comportarse.

Heb. 6:4-6: Este tan debatido pasaje ha sido interpretado de diversas maneras:
1.      Los Arminianos:
Su Teología: Caer de la Gracia:
Aquellos que creen y son verdaderamente salvos pueden perder su salvación por fallar en mantener su fe, etc. Todos los Arminianos no se han puesto de acuerdo sobre este punto; algunos mantienen que los creyentes están eternamente seguros en Cristo – que una vez un pecador es regenerado, nunca se puede perder.
Respuesta:
Sostiene que las personas descritas aquí son cristianos que llegan a perder su Salvación. Si se entiende así, nótese: entonces que el pasaje también enseña que es imposible Salvarse por segunda vez.

2.      Otros:
Sostienen que el pasaje no se refiere a verdaderos creyentes, sino a quienes sólo profesan ser creyentes. Así las frases en los vv. 4-5 se entienden como referencia a experiencias que no llegan al punto de la Salvación (Comp. V.9). El recayeron*” (v.6) es del conocimiento de la verdad, no de su posesión personal Salvífica.
*parapipto = (παραπίπτω, G3895), derivado de para = al lado, y pipto = caer; véase CAER, A, Nº 1, significa propiamente caer en el propio camino, caer afuera (Heb.6:6: «que… recayeron», rv, rvr; Besson: «que cayeron») de la adhesión a las realidades y hechos de la fe. (VINE).

3.      Otros:
Entienden que el pasaje es una admonición a genuinos creyentes para ungirles a que crezcan hasta la madurez cristiana.
El “recaer*” es imposible, en sentido de perder la Salvación (puesto que de acuerdo con esta opinión, los verdaderos creyentes están eternamente seguros), pero la frase está colocada en el contexto para reforzar la admonición.
*G3895 παραπίπτω = parapípto: de G3844 y G4098; caer al lado, i.e. (figurativamente) apostatar:- recaer. (Strong).

Es como si un profesor dijese en clase a sus alumnos: “Es imposible para un estudiante, una vez que se ha inscrito en el curso, si da marcha atrás a su reloj (lo cual no se puede hacer), comenzar el curso otra vez. Por consiguiente, todos los estudiantes deben avanzar hacia  conocimientos más profundos”.
Según esta opinión, las frases de los vv. 4-5 se entienden como referidas a la experiencia de la conversión.
Nótese: cómo se usan en otros lugares de Hebreos los vocablos “iluminados” (10:32), “gustar” (2:9), y “participar” (12:8).



Lección IV
¿La Salvación Se Puede Perder?

Calvinismo y Arminianismo: Entendiendo las Diferencias:


 Jean Calvin.png.
Juan Calvino (10 de julio de 1509 – 27 de mayo de 1564), bautizado con el nombre de Jean Cauvin, latinizado como Calvinus, fue un teólogo francés, considerado uno de los padres de la Reforma Protestante. Más tarde, las doctrinas fundamentales de posteriores reformadores se identificarían con él, llamando a estas doctrinas “Calvinismo”. Particularmente los “5 puntos del calvinismo” surgen como contraposición a las doctrinas de Jacobo Arminio.



 Jacob Harmenszoon, (en latín:Jacobus Arminius y castellano:Jacobo Arminio, (1560–1609) fue un teólogo holandés, escritor y profesor de la Universidad de Leiden.
Arminio nació en Oudewater, provincia de Utrecht, el 10 de octubre de 1560.

Existe en las iglesias evangélicas dos puntos de vista opuestos en cuanto a la salvación que tienen mucho en común pero también tienen mucho de diferencia. La mayoría de los cristianos evangélicos están a uno u otro lado de este espectro mientras que otros se encuentran en algún punto medio entre uno y el otro, combinando ideas de ambos sistemas. En este breve escrito me propongo aclarar algunas diferencias a fin de que entendamos que es lo que se discute y porque. En que estamos de acuerdo y en que no lo estamos. Sabiendo ‘que’ es lo que discutimos evitará debates sobre puntos que concordamos y malos entendidos sobre lo que estamos de acuerdo. Veamos primero las semejanzas en ambos sistemas.

I.       EXPOSICIÓN DE LAS SEMEJANZAS: 




Elección.

La diferencia entre el punto de vista arminiano y el punto de vista calvinista en cuanto al número de escogidos no está en ‘cuantos’ se salvan.  Desde ambos puntos de vista, el número de los salvados será finalmente el mismo.  El día de la glorificación final tanto los arminianos como los calvinistas ven el mismo número de elegidos salvados y vestidos de blanco ante el trono de la gracia de Dios.  ¿Cuál es entonces la diferencia?

La Expiación.
Este punto se extiende del anterior en ambos sistemas. Pero antes de continuar debemos aclarar que en ambos visiones, aquellos que se benefician de la cruz de Cristo son exactamente el mismo número de personas, ni más ni menos.  Es decir, la expiación de Cristo, desde el punto de vista arminiano no redime más personas ni son menos los pecadores perdonados por la obra de la cruz desde el punto de vista calvinista.  La muerte de Cristo es eficaz para ‘el mismo’ número de pecadores arrepentidos desde ambas escuelas de interpretación. ¿Cuál es entonces el debate?

El Llamamiento.
En este punto también debemos aclarar que los que responden al llamamiento son los mismos en ambos grupos. No responden menos en el punto de vista calvinista ni responden más desde el punto de vista arminiano. Tanto Calvinistas como Arminianos están totalmente de acuerdo en que el hombre que oye el mensaje tiene la responsabilidad y el deber de aceptarlo.  ¿Cuál es entonces la diferencia?

La Perseverancia Final.
En este punto también concordamos, por necesidad que el número final de salvados son los mismos en ambas escuelas de interpretación.  No terminan más salvados por los arminianos ni menos salvados por los calvinistas  ¿Cuál es entonces el desacuerdo? 

II.     EXPLICANDO LAS DIFERENCIAS:

Siendo que el número final de hombres salvados (y perdidos) es el mismo en ambos sistemas, ¿Cuál es entonces la diferencia entre estos dos puntos de vista tan distintos? A continuación presentamos una explicación breve.

La Elección.
Aunque los escogidos y finalmente salvados en ambos sistemas son los mismos, desde el punto de vista arminiano el número podía haber sido mayor o menor. Desde el punto de vista Calvinista el número de salvados no podía ser otro.  El debate entonces no está en si el calvinismo deja gente fuera del cielo o si el Arminianismo mete más gente en el cielo sino en cuáles son las bases para que los que llegan al cielo lo logren. Aunque desde el punto de vista arminiano la elección es basada en fe y perseverancia prevista por Dios.  Es decir, según el sistema arminiano Dios sabía quiénes eran los que iban a creer y perseverar hasta el fin y por lo tanto los escogió para su gloria eterna.  Desde el punto de vista calvinista, Dios escogió de antemano los que serían participantes de su gloria eterna y aseguró que creerían y perseverarían hasta el final. El mismo número de salvados desde un punto de vista es el mismo número de salvados desde el otro. La diferencia por lo tanto, no está en el número de salvados sino en el método de salvación.  Los arminianos ven la salvación como una obra cooperativa entre Dios (que ofrece) y el hombre (que acepta) la salvación ofrecida. Dios da a todos una oportunidad por igual para que cada cual decida libremente si es o no es salvado.  Los que deciden de por sí mismos aceptar y perseveran en esa decisión son finalmente salvados mientras que los que rechazan la oferta son condenados.  Los calvinistas ven toda la salvación de principio a fin como una obra total de la gracia de Dios otorgando al hombre no solamente el llamado de salvación sino todo lo necesario para que esa salvación sea segura hasta el final.

La Expiación.
Para entender este punto debemos ver la perspectiva de cada lado. ¿Cuál era la intención/ propósito de Dios por medio de la cruz de Cristo y la naturaleza de la expiación? ¿Estaba Dios “tratando” de salvar la humanidad entera por medio de la cruz o estaba tratando de salvar los que él ya había escogido salvar desde antes de la fundación del mundo? ¿Perdonó efectivamente los pecados de algún hombre en particular la cruz de Cristo o hizo posible el perdón de todos los hombres sin tener a nadie efectivamente?

La Intención De La Cruz.
La pregunta es la siguiente.  ¿Cuál es fue el propósito de Dios en la muerte de Cristo?  Se nos dice que la muerte de Jesús en la cruz fue vicaria (el herido fue “por” nuestras rebeliones, molido “por” nuestros pecados – Is. 53).  Eso significa que fue una muerte sustitutoria. Jesús sustituyó como reo y tomó el castigo de los que se propuso salvar. La ira de Dios fue derramada sobre Jesús, la demanda divina de castigo fue satisfecha y como consecuencia, ya ellos no serían condenados, ya Jesús fue condenado “en lugar de” ellos.  Una pregunta importante es ¿Qué  o cuantos fueron contados por Dios sobre Cristo en la cruz del calvario? Hay varias opciones:

1. En la cruz Dios contó sobre Cristo todos los pecados de todos los hombres.

2. En la cruz Dios contó sobre Cristo algunos pecados de todos los hombres.

3. En la cruz Dios contó sobre Cristo  algunos pecados de algunos hombres.

4. En la cruz Dios contó sobre Cristo  todos los pecados de algunos hombres.

Si la opción número uno es correcta, estamos hablando de universalismo. Alguno objetará, como suele suceder, que todos los pecados de todos los hombres fueron contados en la cruz pero que no son salvos porque “no creen”.  El problema con este punto de vista es que “no creer” es un pecado. Si Cristo murió para que todos los pecados de todos los hombres fuesen perdonados, entonces, el pecado de “la falta de fe” o el pecado de “la incredulidad” o el pecado de “no creer” tuvo que estar incluido en esa muerte, de otra manera Jesús no murió por ‘TODOS’ los pecados de todos los hombres. Esta opción se ajusta al punto de vista arminiano.

En la opción número dos tendríamos que Dios solamente puso sobre Cristo algunos pecados de ‘todos’ los hombres. Si dejamos fuera de esta redención el pecado de incredulidad, entonces estamos contradiciendo la Biblia que declara sin excepción alguna que “la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado”.  En ese caso, no sería “todo pecado” sino “casi todos”.  Este de hecho, “podría ser” un punto de vista arminiano.

En la opción tres tendríamos que Cristo murió por ‘algunos’ pecados de ‘algunos’ hombres.  Esta opción nos deja con que algunos pecados  todavía no son perdonados. Tanto en este punto como el anterior nos queda la pregunta ¿Quién ha de cubrir los pecados no incluidos en el sacrificio de Cristo? Esto es un problema sean muchos los pecados que no son perdonados en la cruz o sea simplemente la falta de fe, o la incredulidad. Alguien debe pagar por el pecado de incredulidad y si Cristo no lo hizo, ¿Quién lo hará?  No podemos decir que una vez alguien cree ya no necesita ser perdonado por no creer. Eso sería como decir que si alguien miente, mata o adultera y luego dice la verdad, no mata o deja el adulterio ya no necesita ser perdonado por la mentira que dijo, el asesinato o el adulterio que cometió.  La falta de fe necesita perdón y redención, por lo tanto debe estar incluida en el sacrificio de Cristo. Este punto de vista nadie lo sostiene.

La opción cuatro nos presenta un cuadro donde vemos no solamente la plenitud de la expiación hecha por ‘todos’ los pecados de ‘todos’ los hombres del mundo por los cuales Cristo murió, incluyendo el pecado de incredulidad y por eso les es dada la fe como  don de Dios (Col. 1:29). Este es el punto de vista calvinista.

Cuando los teólogos reformados dicen que Jesús murió por los escogidos no lo hacen por puro capricho o antojo, sino porque ven una necesidad bíblica para tal interpretación.  Para ellos es algo que se desprende del estudio bíblico.  Vemos que la Biblia es clara en que Cristo murió por/ vino a salvar “su pueblo” (Mt. 1:21), “por la descendencia de Abraham” (Heb. 1), por “los que Dios me dio” (Jn. 6), por “sus ovejas” (Jn. 10), “por la iglesia” (Ef. 5), por “los hijos de Dios” (Jn. 11:27) o por “los escogidos” (Rom. 8).  Cuando Jesús murió en la cruz del calvario sabía exactamente quienes creerían y se beneficiarían de su muerte expiatoria, “verá la aflicción de su alma y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos y llevará las iniquidades DE ELLOS”. (Is. 53:11).

Por lo tanto, si la redención está limitada de tal manera en estos versos de la Biblia a un grupo específico de personas, nuestra labor es entender apropiadamente sin contradecir o restar significado a aquellos versos donde se habla de una propiciación  general por todo el mundo. Si Cristo murió por gente que terminan en el infierno de igual manera en que murió por aquellos que son parte de su iglesia, esos versos que dicen que Jesús murió específicamente "por la iglesia"  (Ef. 5; Hch. 20) carecen de un verdadero significado. Lo mismo ocurre con todos los demás versos que limitan la obra de Cristo a cierto grupo.  Si se puede decir lo mismo de todos los que terminan en condenación de los que terminan en gloria ¿Qué hay de especial en eso? Tome por ejemplo el hombre que jura a su mujer lealtad y pureza sexual al tomarla como esposa y al mismo tiempo tiene relaciones con cuanta mujer se encuentra en el camino. ¿De qué manera es esa esposa especial para ese hombre?  Obviamente las palabras de lealtad y especialidad no significan nada para esa mujer.  ¡No hacen ninguna diferencia!

Otro ejemplo, si usted trabaja en una compañía y su jefe lo llama y le dice: “fulano, te voy a dar el viernes libre por ser tan buen trabajador, y por esforzarte más que los demás, este viernes es tu viernes y te lo voy a pagar sin trabajar”. Seguramente usted se sentirá especial y apreciado por su jefe.  Pero ¿Cómo se sentiría si después de eso, su jefe le dice al resto de los empleados, buenos y malos por igual, todos los que trabajan en la compañía, que  tienen el viernes libre y con pago? ¿Se sentiría usted especial? ¿Hubo un trato especial para usted? No tanto, al contrario, es posible que se sienta  hasta burlado por su jefe.

Algo similar ocurre cuando tratamos con el tema de la expiación de Cristo.  El trato de Cristo con su pueblo es ‘especial’; eso es así desde el Antiguo Testamento (Dt. 7:6; Am. 3:2; 2 Tim. 1:9; Tito 2:14; 1 P. 2:9).  ¿Qué tiene de especial que Dios diga a Israel que ellos son el pueblo especial si al mismo tiempo todos los demás pueblos eran un pueblo especial? El punto que Pablo y Pedro quieren hacer ver a la iglesia es que ellos son especiales ante los ojos de Dios, tan especiales que Cristo murió por ellos, Dios “entregó a Cristo por todos nosotros”, los escogidos de Dios (Rom. 8:32-33) y por eso les llamó con llamamiento santo. 
¿Si Cristo amó tanto a la iglesia que se entregó por ella que tiene eso de especial si amó a los enemigos de la iglesia de la misma manera y con la misma pasión y se entregó igualmente por ellos? ¿Qué tiene de especial que Dios nos diga a los Romanos que Dios dio a su hijo “por nosotros” los escogidos, si eso fue lo que hizo por el mundo entero, aun aquellos que los persiguen y los odian como ovejas de matadero? ¿No era precisamente esa distinción la que Pedro estaba haciendo cuando dice a la iglesia que ellos son “pueblo adquirido por Dios”. Miremos el contraste que hace Pedro entre ambos grupos. Primero de los incrédulos, enemigos de Cristo:

1 Pedro 2:8 (LBLA),  y PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE ESCANDALO; pues ellos tropiezan porque son desobedientes a la palabra, y para ello estaban también destinados.

En contraste, le dice a ellos, los creyentes:
1 Pedro 2:9  Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable
Si los pecadores incrédulos y los enemigos de Cristo fueron igualmente escogidos y adquiridos para posesión de Dios, ¿Qué de especial tiene eso?

Ahora, hay versos que hablan de una salvación “a todos” o “al mundo entero”.  El teólogo arminiano no ve diferencia alguna entre la expiación de Cristo por la iglesia y aquellos que no son iglesia. Los versos que hablan del trato especial de Dios con su pueblo no tienen tanta relevancia.  Tampoco hace diferencia entre las ovejas y los lobos.  Para el arminiano Cristo murió tanto por unos como por los otros.  Dios murió por todos de igual manera y sin excepción.  El texto favorito es “porque de tal manera amó Dios al mundo…” (Jn. 3:16).
El teólogo calvinista, por otra parte compara estos versos uno con el otro y ve que hay una dificultad, por lo tanto los interpreta de tal manera que no quiten de ese trato especial que tiene Dios con su pueblo especial.  Si se habla del “mundo entero”, entonces tiene que ver con los que iban a creer (los creyentes) en el mundo entero. Es decir es “el mundo entero” sin distinción de razas o clases y no “el mundo entero” sin excepción alguna.  De hecho, esa misma distinción  fue la que hizo Jesús cuando hizo su oración sacerdotal antes de ir a la cruz. Cristo estableció una diferencia entre los suyos y el mundo. Jesús estaba interesado en “los suyos” en “los creyentes” y no en el mundo:

     Juan 17:9: "Yo ruego por ellos;  no ruego por el mundo, sino por los que me diste,  porque tuyos” 10  y todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío;  y he sido glorificado en ellos.  20  "Pero no ruego solamente por estos,  sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”.
Esta es una pregunta importante ¿Si la intención de Jesús era salvar a “todo el mundo” sin excepción, porque en su oración no ruega a Dios por el mundo sino que explícitamente los deja fuera de su intercesión?

Desde el punto de vista calvinista si la muerte de Cristo beneficia de alguna manera a los que no se salvan, es de manera secundaria y nunca es de la misma manera que beneficia a los que se salvan es al conseguir para ellos la detención temporal de la ira de Dios y nada más.  Es decir, por amor a los escogidos el resto de la humanidad no es castigada todavía sino hasta después que todos los que han de ser salvados según la paciencia de Dios lleguen a serlo completamente.   Por eso Pedro dice que Dios “es paciente para con NOSOTROS, no queriendo que ninguno se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento.” Otra vez, vemos la distinción de ‘nosotros’ que Dios no quiere que se “pierda” y recordamos las palabras de Jesús que “no ha de perder” ninguno de los que el Padre le da (Jn. 6:37)

Un punto más importante bajo esta sección. Cristo sabía de antemano quienes creerían y se beneficiarían de la muerte de Cristo, tanto calvinistas como arminianos creen eso. ¿Entonces, por qué muere intencionalmente en lugar de (vicariamente) por gente que ‘nunca’ van a creer y terminarían condenados en el infierno? ¿Por qué habría de morir cargando con los pecados de ellos que nunca serian perdonados? El estudiante calvinista al ver todos estos puntos termina diciendo que Cristo murió por todos los que creyeron, creían, y creerían en Cristo, ni uno más ni uno menos. 
Esos son los únicos que se benefician de la muerte de Cristo. Se suele decir que desde el punto de vista calvinista se limita el “alcance o extensión” de la expiación solamente a los que creyentes mientras que desde el punto de vista arminiano se limita “el poder” o la “eficacia” de la redención. A pesar de este debate tan interesante y profundo, terminamos diciendo nuevamente que desde ambos puntos de vista, arminiano y calvinista, el número de beneficiados por la muerte de Cristo es exactamente el mismo, ni más, ni menos.

El Llamamiento.

En este punto también debemos aclarar que los que responden al llamamiento, desde ambos puntos de vista, son exactamente el mismo número de personas.  No responden menos en el punto de vista calvinista ni responden más desde el punto de vista arminiano.  ¿Cuál es entonces la diferencia?  Desde el punto de vista calvinista no todos los que responden al llamado lo hacen de corazón y por lo tanto no todos son salvados y perdonados o justificados.  Desde el punto de vista arminiano la mayoría son tenidos como salvados y perdonados por sus pecados y justificados pero solamente una parte de esos serán glorificados. 

El calvinista hace diferencia entre el llamamiento “externo” por la predicación de la Palabra y el “interno” que hace el Espíritu Santo.  Según el calvinista, el llamado externo es general a TODOS los hombres por igual, pero el llamado interno es especifico a los escogidos de Dios.  Este punto de vista sigue el patrón establecido en la Biblia que “los que antes conoció, también los predestinó, y los que predestinó, a esos también LLAMÓ, y a los que llamó, a esos justificó y a los que justificó a esos glorificó”.  (Rom. 8:29) Es claro en ese pasaje que los llamados son UNICAMENTE los predestinados y no otros. Este llamamiento, por lo tanto es tenido como una referencia al llamamiento interno al corazón y no el externo de la predicación el cual alcanza a todos por igual.

El arminiano no reconoce tal diferencia porque desde su punto de vista todos los hombres reciben igualmente el mismo tipo de llamamiento interno y son ellos quienes deben decidir si lo creen o no lo creen. Es importante aclarar que el llamamiento interno del calvinista no es igual al llamamiento interno del arminiano.  Aunque el punto de vista arminiano es que ejerciendo su libre albedrio unos deciden creer y otros no, el calvinista lo ve distinto.  El calvinista sostiene que los que creen al mensaje lo hacen porque Dios obra sobrenaturalmente en sus corazones, dándoles entendimiento, abriendo sus ojos, mostrándole su pecado y otorgándole la fe y el arrepentimiento necesario para recibir la salvación.

Existe controversia en si el llamado puede o no puede ser resistido.  El sistema calvinista declara que “la gracia es irresistible” mientras que el arminiano declara que no lo es. Según el arminiano la gracia es a veces resistido y por eso las personas rechazan el mensaje pero otras veces no es resistido cuando las personas libremente deciden creer el mensaje para su salvación.  Como el calvinismo reconoce un llamado externo por el predicador que es usado por el Espíritu Santo, y otro directamente al corazón del oyente por el mismo Espíritu Santo, es necesario reconocer que uno de estos dos llamados, el llamado externo, desde el punto de vista calvinista es ‘siempre’ resistido (Hch. 7:51).  Por otra parte, el llamado interno, la obra directa del Espíritu al corazón del hombre, no es resistido porque es una obra de gracia y no una mera oferta.

La Perseverancia Final.

En este punto también concordamos, por necesidad que el número final de salvados son los mismos en ambas escuelas de interpretación.  No terminan más salvados por los arminianos ni menos salvados por los calvinistas  ¿Cuál es entonces la diferencia? Desde el punto de vista arminiano muchos de los que pudieron haber estado en la gloria no llegaron, se quedaron en el camino por varias razones, la falta de fe, el pecado, la apostasía, etc. En la escuela arminiana muchos fueron ‘justificados’ pero perdieron su justificación por sus malas obras. 
Otros perseveraron firmemente haciendo buen uso de la gracia ofrecida y del Espíritu Santo para ello y se mantuvieron de esa manera en el estado de justificación hasta el fin. Desde el punto de vista calvinista los que terminan siendo salvados son el mismo número que Dios habría previsto y determinado de antemano, desde antes de la fundación del mundo que se salvarían en Cristo.  Desde este punto de vista, los que se quedaron y no perseveraron hasta el fin fue porque no estaban contados en el número de los redimidos. Tenían un corazón perverso no regenerado y nunca experimentaron verdaderamente la  Véase ---------> Parte III:







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