Parte II:
Doctrinas:
Calvino y Arminio:
Por: Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Lección III
Artículo
Adicional Al Tema Tratado:
Rechazar a
Cristo:
(Heb. 6:4-6).
Porque
es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don
celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron
de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean
otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos
al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
(Heb. 6:4-6).
En
el primer siglo, un pagano que se hiciera cristiano y que luego volviera al
paganismo se apartaba por completo de la iglesia.
Pero para el judío
cristiano que decidiera volver al judaísmo, la separación era menos
obvia. Su forma de vida permanecía relativamente sin cambios.
Pero al
apartarse deliberadamente de Cristo, se separaba del perdón de Dios. Los que
perseveran en la fe son los verdaderos santos; los que persisten en rechazar a
Cristo son incrédulos, sin que importe lo bien que puedan comportarse.
Heb. 6:4-6: Este tan debatido
pasaje ha sido interpretado de diversas maneras:
1. Los Arminianos:
Su Teología: Caer
de la Gracia:
Aquellos que creen
y son verdaderamente salvos pueden perder su salvación por fallar en mantener
su fe, etc. Todos los Arminianos no se han puesto de acuerdo sobre este punto;
algunos mantienen que los creyentes están eternamente seguros en Cristo – que
una vez un pecador es regenerado, nunca se puede perder.
Respuesta:
Sostiene que las
personas descritas aquí son cristianos que llegan a perder su Salvación. Si se
entiende así, nótese: entonces que
el pasaje también enseña que es imposible Salvarse por segunda vez.
2. Otros:
Sostienen que el
pasaje no se refiere a verdaderos creyentes, sino a quienes sólo profesan ser
creyentes. Así las frases en los vv. 4-5 se entienden como referencia a
experiencias que no llegan al punto de la Salvación (Comp. V.9). El “recayeron*”
(v.6) es del conocimiento de la verdad, no de su posesión personal Salvífica.
*parapipto =
(παραπίπτω,
G3895), derivado de para = al
lado, y pipto = caer; véase
CAER, A, Nº 1, significa propiamente caer en el propio camino, caer afuera
(Heb.6:6: «que… recayeron», rv, rvr; Besson: «que cayeron») de la adhesión a las
realidades y hechos de la fe. (VINE).
3.
Otros:
Entienden que el
pasaje es una admonición a genuinos creyentes para ungirles a que crezcan hasta
la madurez cristiana.
El “recaer*” es imposible, en sentido de
perder la Salvación (puesto que de acuerdo con esta opinión, los verdaderos
creyentes están eternamente seguros), pero la frase está colocada en el
contexto para reforzar la admonición.
*G3895
παραπίπτω = parapípto: de G3844
y G4098; caer al lado, i.e. (figurativamente) apostatar:- recaer.
(Strong).
Es como si un
profesor dijese en clase a sus alumnos:
“Es imposible para un estudiante, una vez que se ha inscrito en el curso, si da
marcha atrás a su reloj (lo cual no se puede hacer), comenzar el curso otra
vez. Por consiguiente, todos los estudiantes deben avanzar hacia conocimientos más profundos”.
Según esta
opinión, las frases de los vv. 4-5 se entienden como referidas a la experiencia
de la conversión.
Nótese: cómo se usan en
otros lugares de Hebreos los vocablos “iluminados”
(10:32), “gustar” (2:9), y “participar” (12:8).
Lección IV
¿La Salvación Se
Puede Perder?
Calvinismo y
Arminianismo: Entendiendo las Diferencias:
Jean
Calvin.png.
Juan
Calvino (10 de julio de 1509 – 27 de mayo de 1564), bautizado con el nombre de
Jean Cauvin, latinizado como Calvinus, fue un teólogo francés, considerado uno
de los padres de la Reforma Protestante. Más tarde, las doctrinas fundamentales
de posteriores reformadores se identificarían con él, llamando a estas
doctrinas “Calvinismo”. Particularmente los “5 puntos del calvinismo” surgen
como contraposición a las doctrinas de Jacobo Arminio.
Jacob
Harmenszoon, (en latín:Jacobus Arminius y castellano:Jacobo Arminio,
(1560–1609) fue un teólogo holandés, escritor y profesor de la Universidad de
Leiden.
Arminio
nació en Oudewater, provincia de Utrecht, el 10 de octubre de 1560.
Existe en las
iglesias evangélicas dos puntos de vista opuestos en cuanto a la salvación que
tienen mucho en común pero también tienen mucho de diferencia. La mayoría de
los cristianos evangélicos están a uno u otro lado de este espectro mientras
que otros se encuentran en algún punto medio entre uno y el otro, combinando
ideas de ambos sistemas. En este breve escrito me propongo aclarar algunas
diferencias a fin de que entendamos que es lo que se discute y porque. En que
estamos de acuerdo y en que no lo estamos. Sabiendo ‘que’ es lo que discutimos evitará debates sobre puntos que
concordamos y malos entendidos sobre lo que estamos de acuerdo. Veamos primero
las semejanzas en ambos sistemas.
I.
EXPOSICIÓN DE LAS SEMEJANZAS:
Elección.
La diferencia entre el punto de vista
arminiano y el punto de vista calvinista en cuanto al número de escogidos no
está en ‘cuantos’ se salvan. Desde ambos puntos de vista, el número de los
salvados será finalmente el mismo. El
día de la glorificación final tanto los arminianos como los calvinistas ven el
mismo número de elegidos salvados y vestidos de blanco ante el trono de la gracia
de Dios. ¿Cuál es entonces la
diferencia?
La Expiación.
Este
punto se extiende del anterior en ambos sistemas. Pero antes de
continuar debemos aclarar que en ambos visiones, aquellos que se benefician de
la cruz de Cristo son exactamente el mismo número de personas, ni más ni
menos. Es decir, la expiación de Cristo,
desde el punto de vista arminiano no redime más personas ni son menos los
pecadores perdonados por la obra de la cruz desde el punto de vista
calvinista. La muerte de Cristo es
eficaz para ‘el mismo’ número de
pecadores arrepentidos desde ambas escuelas de interpretación. ¿Cuál es
entonces el debate?
El Llamamiento.
En este punto también debemos aclarar
que los que responden al llamamiento son los mismos en ambos grupos. No
responden menos en el punto de vista calvinista ni responden más desde el punto
de vista arminiano. Tanto Calvinistas como Arminianos están totalmente de
acuerdo en que el hombre que oye el mensaje tiene la responsabilidad y el deber
de aceptarlo. ¿Cuál es entonces la
diferencia?
La Perseverancia Final.
En este punto también concordamos, por
necesidad que el número final de salvados son los mismos en ambas escuelas de
interpretación. No terminan más salvados
por los arminianos ni menos salvados por los calvinistas ¿Cuál es entonces el desacuerdo?
II. EXPLICANDO
LAS DIFERENCIAS:
Siendo que el número final de hombres
salvados (y perdidos) es el mismo en ambos sistemas, ¿Cuál es entonces la
diferencia entre estos dos puntos de vista tan distintos? A continuación
presentamos una explicación breve.
La
Elección.
Aunque los escogidos y finalmente
salvados en ambos sistemas son los mismos, desde el punto de vista arminiano el
número podía haber sido mayor o menor. Desde el punto de vista Calvinista el
número de salvados no podía ser otro. El
debate entonces no está en si el calvinismo deja gente fuera del cielo o si el
Arminianismo mete más gente en el cielo sino en cuáles son las bases para que
los que llegan al cielo lo logren. Aunque desde el punto de vista arminiano la
elección es basada en fe y perseverancia prevista por Dios. Es decir, según el sistema arminiano Dios
sabía quiénes eran los que iban a creer y perseverar hasta el fin y por lo
tanto los escogió para su gloria eterna.
Desde el punto de vista calvinista, Dios escogió de antemano los que
serían participantes de su gloria eterna y aseguró que creerían y perseverarían
hasta el final. El mismo número de salvados desde un punto de vista es el mismo
número de salvados desde el otro. La diferencia por lo tanto, no está en el
número de salvados sino en el método de salvación. Los arminianos ven la salvación como una obra
cooperativa entre Dios (que ofrece) y el hombre (que acepta) la salvación
ofrecida. Dios da a todos una oportunidad por igual para que cada cual decida
libremente si es o no es salvado. Los
que deciden de por sí mismos aceptar y perseveran en esa decisión son
finalmente salvados mientras que los que rechazan la oferta son
condenados. Los calvinistas ven toda la
salvación de principio a fin como una obra total de la gracia de Dios otorgando
al hombre no solamente el llamado de salvación sino todo lo necesario para que
esa salvación sea segura hasta el final.
La
Expiación.
Para entender este punto debemos ver la
perspectiva de cada lado. ¿Cuál era la intención/ propósito de Dios por medio
de la cruz de Cristo y la naturaleza de la expiación? ¿Estaba Dios “tratando” de salvar la humanidad
entera por medio de la cruz o estaba tratando de salvar los que él ya había
escogido salvar desde antes de la fundación del mundo? ¿Perdonó efectivamente
los pecados de algún hombre en particular la cruz de Cristo o hizo posible el
perdón de todos los hombres sin tener a nadie efectivamente?
La
Intención De La Cruz.
La
pregunta es la siguiente. ¿Cuál es fue
el propósito de Dios en la muerte de Cristo?
Se nos dice que la muerte de Jesús en la cruz fue vicaria (el herido fue
“por” nuestras rebeliones, molido “por” nuestros pecados – Is. 53). Eso significa que fue una muerte
sustitutoria. Jesús sustituyó como reo y tomó el castigo de los que se propuso
salvar. La ira de Dios fue derramada sobre Jesús, la demanda divina de castigo
fue satisfecha y como consecuencia, ya ellos no serían condenados, ya Jesús fue
condenado “en lugar de” ellos. Una pregunta importante es ¿Qué o cuantos fueron contados por Dios sobre
Cristo en la cruz del calvario? Hay varias opciones:
1. En la cruz Dios
contó sobre Cristo todos los pecados de todos los hombres.
2. En la cruz Dios
contó sobre Cristo algunos pecados de todos los hombres.
3. En la cruz Dios
contó sobre Cristo algunos pecados de
algunos hombres.
4. En la cruz Dios
contó sobre Cristo todos los pecados de
algunos hombres.
Si
la opción número uno es correcta, estamos hablando de universalismo. Alguno
objetará, como suele suceder, que todos los pecados de todos los hombres fueron
contados en la cruz pero que no son salvos porque “no creen”. El problema con
este punto de vista es que “no creer”
es un pecado. Si Cristo murió para que todos los pecados de todos los hombres
fuesen perdonados, entonces, el pecado de “la
falta de fe” o el pecado de “la
incredulidad” o el pecado de “no
creer” tuvo que estar incluido en esa muerte, de otra manera Jesús no murió
por ‘TODOS’ los pecados de todos los
hombres. Esta opción se ajusta al punto de vista arminiano.
En la opción número dos tendríamos que
Dios solamente puso sobre Cristo algunos pecados de ‘todos’ los hombres. Si dejamos fuera de esta redención el pecado
de incredulidad, entonces estamos contradiciendo la Biblia que declara sin
excepción alguna que “la sangre de Jesucristo
nos limpia de todo pecado”. En ese
caso, no sería “todo pecado” sino “casi todos”. Este de hecho, “podría ser” un punto de vista
arminiano.
En la opción tres tendríamos que Cristo
murió por ‘algunos’ pecados de ‘algunos’ hombres. Esta opción nos deja con que algunos
pecados todavía no son perdonados. Tanto
en este punto como el anterior nos queda la pregunta ¿Quién ha de cubrir los
pecados no incluidos en el sacrificio de Cristo? Esto es un problema sean
muchos los pecados que no son perdonados en la cruz o sea simplemente la falta
de fe, o la incredulidad. Alguien debe pagar por el pecado de incredulidad y si
Cristo no lo hizo, ¿Quién lo hará? No
podemos decir que una vez alguien cree ya no necesita ser perdonado por no
creer. Eso sería como decir que si alguien miente, mata o adultera y luego dice
la verdad, no mata o deja el adulterio ya no necesita ser perdonado por la
mentira que dijo, el asesinato o el adulterio que cometió. La falta de fe necesita perdón y redención,
por lo tanto debe estar incluida en el sacrificio de Cristo. Este punto de
vista nadie lo sostiene.
La opción cuatro nos presenta un cuadro
donde vemos no solamente la plenitud de la expiación hecha por ‘todos’ los pecados de ‘todos’ los hombres del mundo por los
cuales Cristo murió, incluyendo el pecado de incredulidad y por eso les es dada
la fe como don de Dios (Col. 1:29). Este
es el punto de vista calvinista.
Cuando los teólogos reformados dicen que
Jesús murió por los escogidos no lo hacen por puro capricho o antojo, sino
porque ven una necesidad bíblica para tal interpretación. Para ellos es algo que se desprende del
estudio bíblico. Vemos que la Biblia es
clara en que Cristo murió por/ vino a salvar “su pueblo” (Mt. 1:21), “por
la descendencia de Abraham” (Heb. 1), por “los que Dios me dio” (Jn. 6), por “sus ovejas” (Jn. 10), “por
la iglesia” (Ef. 5), por “los hijos
de Dios” (Jn. 11:27) o por “los
escogidos” (Rom. 8). Cuando Jesús
murió en la cruz del calvario sabía exactamente quienes creerían y se
beneficiarían de su muerte expiatoria, “verá
la aflicción de su alma y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará
mi siervo justo a muchos y llevará las iniquidades DE ELLOS”. (Is. 53:11).
Por lo tanto, si la redención está
limitada de tal manera en estos versos de la Biblia a un grupo específico de
personas, nuestra labor es entender apropiadamente sin contradecir o restar
significado a aquellos versos donde se habla de una propiciación general por todo el mundo. Si Cristo murió
por gente que terminan en el infierno de igual manera en que murió por aquellos
que son parte de su iglesia, esos versos que dicen que Jesús murió específicamente
"por la iglesia" (Ef. 5; Hch. 20) carecen de un verdadero
significado. Lo mismo ocurre con todos los demás versos que limitan la obra de
Cristo a cierto grupo. Si se puede decir
lo mismo de todos los que terminan en condenación de los que terminan en gloria
¿Qué hay de especial en eso? Tome por ejemplo el hombre que jura a su mujer
lealtad y pureza sexual al tomarla como esposa y al mismo tiempo tiene
relaciones con cuanta mujer se encuentra en el camino. ¿De qué manera es esa
esposa especial para ese hombre?
Obviamente las palabras de lealtad y especialidad no significan nada
para esa mujer. ¡No hacen ninguna diferencia!
Otro ejemplo, si usted trabaja en una
compañía y su jefe lo llama y le dice:
“fulano, te voy a dar el viernes libre por ser tan buen trabajador, y por
esforzarte más que los demás, este viernes es tu viernes y te lo voy a pagar
sin trabajar”. Seguramente usted se sentirá especial y apreciado por su
jefe. Pero ¿Cómo se sentiría si después
de eso, su jefe le dice al resto de los empleados, buenos y malos por igual,
todos los que trabajan en la compañía, que
tienen el viernes libre y con pago? ¿Se sentiría usted especial? ¿Hubo
un trato especial para usted? No tanto, al contrario, es posible que se
sienta hasta burlado por su jefe.
Algo
similar ocurre cuando tratamos con el tema de la expiación de Cristo. El trato de Cristo con su pueblo es ‘especial’; eso es así desde el Antiguo
Testamento (Dt. 7:6; Am. 3:2; 2 Tim. 1:9; Tito 2:14; 1 P. 2:9). ¿Qué tiene de especial que Dios diga a Israel
que ellos son el pueblo especial si al mismo tiempo todos los demás pueblos
eran un pueblo especial? El punto que Pablo y Pedro quieren hacer ver a la
iglesia es que ellos son especiales ante los ojos de Dios, tan especiales que
Cristo murió por ellos, Dios “entregó a
Cristo por todos nosotros”, los escogidos de Dios (Rom. 8:32-33) y por eso
les llamó con llamamiento santo.
¿Si Cristo amó tanto a la iglesia que se
entregó por ella que tiene eso de especial si amó a los enemigos de la iglesia
de la misma manera y con la misma pasión y se entregó igualmente por ellos?
¿Qué tiene de especial que Dios nos diga a los Romanos que Dios dio a su hijo “por nosotros” los escogidos, si eso
fue lo que hizo por el mundo entero, aun aquellos que los persiguen y los odian
como ovejas de matadero? ¿No era precisamente esa distinción la que Pedro
estaba haciendo cuando dice a la iglesia que ellos son “pueblo adquirido por Dios”. Miremos el contraste que hace Pedro
entre ambos grupos. Primero de los incrédulos, enemigos de Cristo:
1 Pedro 2:8 (LBLA), y PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE
ESCANDALO;
pues ellos tropiezan porque son desobedientes a la palabra, y para ello estaban
también destinados.
En
contraste, le dice a ellos, los creyentes:
1 Pedro 2:9 Pero vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable
Si los pecadores incrédulos y los
enemigos de Cristo fueron igualmente escogidos y adquiridos para posesión de
Dios, ¿Qué de especial tiene eso?
Ahora, hay versos que hablan de una
salvación “a todos” o “al mundo entero”. El teólogo arminiano no ve diferencia alguna
entre la expiación de Cristo por la iglesia y aquellos que no son iglesia. Los
versos que hablan del trato especial de Dios con su pueblo no tienen tanta
relevancia. Tampoco hace diferencia
entre las ovejas y los lobos. Para el
arminiano Cristo murió tanto por unos como por los otros. Dios murió por todos de igual manera y sin
excepción. El texto favorito es “porque de tal manera amó Dios al mundo…”
(Jn. 3:16).
El teólogo calvinista, por otra parte
compara estos versos uno con el otro y ve que hay una dificultad, por lo tanto
los interpreta de tal manera que no quiten de ese trato especial que tiene Dios
con su pueblo especial. Si se habla del “mundo entero”, entonces tiene que ver
con los que iban a creer (los creyentes) en el mundo entero. Es decir es “el
mundo entero” sin distinción de razas o clases y no “el mundo entero” sin excepción alguna. De hecho, esa misma distinción fue la que hizo Jesús cuando hizo su oración
sacerdotal antes de ir a la cruz. Cristo estableció una diferencia entre los
suyos y el mundo. Jesús estaba interesado en “los suyos” en “los
creyentes” y no en el mundo:
Juan 17:9: "Yo ruego por
ellos; no ruego por el mundo, sino por
los que me diste, porque tuyos” 10 y todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. 20 "Pero no ruego solamente por
estos, sino también por los que han de
creer en mí por la palabra de ellos”.
Esta es una pregunta importante ¿Si la
intención de Jesús era salvar a “todo el
mundo” sin excepción, porque en su oración no ruega a Dios por el mundo
sino que explícitamente los deja fuera de su intercesión?
Desde el punto de vista calvinista si la
muerte de Cristo beneficia de alguna manera a los que no se salvan, es de
manera secundaria y nunca es de la misma manera que beneficia a los que se
salvan es al conseguir para ellos la detención temporal de la ira de Dios y
nada más. Es decir, por amor a los
escogidos el resto de la humanidad no es castigada todavía sino hasta después
que todos los que han de ser salvados según la paciencia de Dios lleguen a
serlo completamente. Por eso Pedro dice
que Dios “es paciente para con NOSOTROS, no queriendo
que ninguno se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento.” Otra vez,
vemos la distinción de ‘nosotros’
que Dios no quiere que se “pierda” y
recordamos las palabras de Jesús que “no
ha de perder” ninguno de los que el Padre le da (Jn. 6:37)
Un
punto más importante bajo esta sección. Cristo sabía de antemano quienes creerían
y se beneficiarían de la muerte de Cristo, tanto calvinistas como arminianos
creen eso. ¿Entonces, por qué muere intencionalmente en lugar de (vicariamente)
por gente que ‘nunca’ van a creer y
terminarían condenados en el infierno? ¿Por qué habría de morir cargando con
los pecados de ellos que nunca serian perdonados? El estudiante calvinista al
ver todos estos puntos termina diciendo que Cristo murió por todos los que
creyeron, creían, y creerían en Cristo, ni uno más ni uno menos.
Esos son los únicos que se benefician de
la muerte de Cristo. Se suele decir que desde el punto de vista calvinista se
limita el “alcance o extensión” de
la expiación solamente a los que creyentes mientras que desde el punto de vista
arminiano se limita “el poder” o la “eficacia” de la redención. A pesar de
este debate tan interesante y profundo, terminamos diciendo nuevamente que
desde ambos puntos de vista, arminiano y calvinista, el número de beneficiados
por la muerte de Cristo es exactamente el mismo, ni más, ni menos.
El
Llamamiento.
En este punto también debemos aclarar
que los que responden al llamamiento, desde ambos puntos de vista, son
exactamente el mismo número de personas.
No responden menos en el punto de vista calvinista ni responden más
desde el punto de vista arminiano. ¿Cuál
es entonces la diferencia? Desde el
punto de vista calvinista no todos los que responden al llamado lo hacen de
corazón y por lo tanto no todos son salvados y perdonados o justificados. Desde el punto de vista arminiano la mayoría
son tenidos como salvados y perdonados por sus pecados y justificados pero
solamente una parte de esos serán glorificados.
El calvinista hace diferencia entre el
llamamiento “externo” por la
predicación de la Palabra y el “interno”
que hace el Espíritu Santo. Según el
calvinista, el llamado externo es general a TODOS los hombres por
igual, pero el llamado interno es especifico a los escogidos de Dios. Este punto de vista sigue el patrón
establecido en la Biblia que “los que
antes conoció, también los predestinó, y los que predestinó, a esos también LLAMÓ, y a los que llamó, a esos justificó y a los que
justificó a esos glorificó”. (Rom. 8:29)
Es claro en ese pasaje que los llamados son UNICAMENTE los
predestinados y no otros. Este llamamiento, por lo tanto es tenido como una
referencia al llamamiento interno al corazón y no el externo de la predicación
el cual alcanza a todos por igual.
El arminiano no reconoce tal diferencia
porque desde su punto de vista todos los hombres reciben igualmente el mismo
tipo de llamamiento interno y son ellos quienes deben decidir si lo creen o no
lo creen. Es importante aclarar que el llamamiento interno del calvinista no es
igual al llamamiento interno del arminiano.
Aunque el punto de vista arminiano es que ejerciendo su libre albedrio
unos deciden creer y otros no, el calvinista lo ve distinto. El calvinista sostiene que los que creen al
mensaje lo hacen porque Dios obra sobrenaturalmente en sus corazones, dándoles
entendimiento, abriendo sus ojos, mostrándole su pecado y otorgándole la fe y
el arrepentimiento necesario para recibir la salvación.
Existe
controversia en si el llamado puede o no puede ser resistido. El sistema calvinista declara que “la gracia es irresistible” mientras
que el arminiano declara que no lo es. Según el arminiano la gracia es a veces
resistido y por eso las personas rechazan el mensaje pero otras veces no es
resistido cuando las personas libremente deciden creer el mensaje para su
salvación. Como el calvinismo reconoce
un llamado externo por el predicador que es usado por el Espíritu Santo, y otro
directamente al corazón del oyente por el mismo Espíritu Santo, es necesario
reconocer que uno de estos dos llamados, el llamado externo, desde el punto de
vista calvinista es ‘siempre’
resistido (Hch. 7:51). Por otra parte,
el llamado interno, la obra directa del Espíritu al corazón del hombre, no es
resistido porque es una obra de gracia y no una mera oferta.
La
Perseverancia Final.
En este punto también concordamos, por
necesidad que el número final de salvados son los mismos en ambas escuelas de
interpretación. No terminan más salvados
por los arminianos ni menos salvados por los calvinistas ¿Cuál es entonces la diferencia? Desde el
punto de vista arminiano muchos de los que pudieron haber estado en la gloria
no llegaron, se quedaron en el camino por varias razones, la falta de fe, el
pecado, la apostasía, etc. En la escuela arminiana muchos fueron ‘justificados’
pero perdieron su justificación por sus malas obras.
Otros perseveraron
firmemente haciendo buen uso de la gracia ofrecida y del Espíritu Santo para
ello y se mantuvieron de esa manera en el estado de justificación hasta el fin.
Desde el punto de vista calvinista los que terminan siendo salvados son el
mismo número que Dios habría previsto y determinado de antemano, desde antes de
la fundación del mundo que se salvarían en Cristo. Desde este punto de vista, los que se
quedaron y no perseveraron hasta el fin fue porque no estaban contados en el
número de los redimidos. Tenían un corazón perverso no regenerado y nunca
experimentaron verdaderamente la Véase ---------> Parte III:
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