Parte II:
BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
"Entre el bando de los perseguidos y el de los perseguidores, la verdadera Iglesia siempre ha estado del lado de los perseguidos" (Antiguo proverbio valdense)
“El “Ave María” es el punto central del “Rosario”, y fue
inventado en una fecha tan tardía como la del año 600 de nuestra era. La
segunda parte de esa perversión, es una petición en la que el orante requiere
la mediación de María como “madre de Dios”, especificando "...ahora y en
la hora de nuestra muerte". Por lo tanto se hace de María, mediadora,
usurpándole ese ministerio a Jesús; no en vano ignorantemente la llaman: la
“reina del cielo”.
“El rosario con la explicación de su pagano e inútil
procedimiento de uso de vanas repeticiones”.
Francisco Lacueva,
escribe en su “Curso de
Formación Teológica Evangélica, (tomo VIII)”: “No estará demás advertir que la
definición dogmática de la maternidad divina de María tuvo lugar en Éfeso,
seguida de una procesión de antorchas, un siglo después que los gentiles
hubieron entrado masivamente (oficialmente) en la Iglesia. ¿No verían los
efesios en este título una base para un culto sucedáneo del de Diana (Hechos 19: 34)? Comparando el título “Reina del Cielo”, de antigua
tradición mariana, que se da a María en la Letanía lauretana, con los himnos
romanos a Vesta, y el mismo título “Reina del Cielo”, dado a Astarté en Jeremías 44: 17-19, 25, no será difícil establecer una conexión de raíz
humanística entre el culto pagano a las deidades femeninas y ciertas
exuberancias de culto a María”.
Quien piense que Satanás no tiene la
habilidad para causar este engaño, se equivoca (ver Apocalipsis 13: 15; 16: 13,
14; 1 Juan 5: 19b). Satanás usa estos trucos para engañar a muchos. A muchos ha
engañado ya, y sigue haciéndolo. Todos ellos, son personas que no buscan al
verdadero Dios, sino que eclécticamente, buscan lo que les conviene, por eso
son fácilmente engañados.
Volviendo a
Babilonia, decir que la mayoría de la idolatría babilónica era reflejada a
través de símbolos, por eso era una religión de misterio. El becerro de oro era
un símbolo de Tammuz, el “hijo”. El
sol era el símbolo de Baal o de Nimrod, y el fuego era su representación.
“El famoso becerro de oro, falsa y osadamente comparándose con
el santo Cordero de Dios”.
“El falso y pagano vicario de Cristo, vestido con ropas
imperiales, que nada, nada, nada, absolutamente nada de nada, tiene que ver con
nuestro Señor Jesús”.
La cremación de inciensos y el encendido
de cirios o su equivalente, era práctica común de la religión de Babilonia.
“Presuntos “líderes” evangélicos quemando velas en un encuentro
del D12 (G12); ¿cómo es eso posible?”.
“El escapulario; un fetiche en el que muchos ponen su fe y
confianza llegando a creer que es algo cristiano, cuando no es más que
ocultismo y culto al diablo”.
Después De Babel.
Una vez los hombres fueron dispersados
por toda la tierra a raíz del suceso de la torre de Babel (Génesis 11), sus
cultos idolátricos fueron con ellos a todas partes. ¡En todas las religiones de la tierra se encuentran evidencias del
culto babilónico! Babilonia fue la madre, o la precursora de todas las
falsas religiones que se desparramaron por toda la tierra. El mismo Herodoto en
su “Historia”, cuenta que la
idolatría se originó en el área de Babilonia.
Escribe
el Pastor David L. Brown:
“El propósito de la existencia de la ciudad de Babel, fue el
centralizar el poder en un solo reino. Fue el empecinado esfuerzo de la unidad
humanista para un Gobierno Mundial (Gn. 11: 4-6)
cuando Dios estaba dando orden a la raza humana a que se extendiera por toda la
tierra (Gn.
9: 1). Pero hay más; Babel y su torre, es
la madre de todas las falsas religiones. La torre fue levantada para la
práctica de la astrología y para adorar el sol”.
La
religión de Nimrod y Semiramis se extendió por doquier y también llegó a
Egipto. Pronto el culto al sol se convirtió en la religión del imperio. Allí,
los dioses de Babilonia recibieron nombres egipcios.
Además, los
sacerdotes egipcios practicaban la transubstanciación. Afirmaban tener poderes mágicos
que les permitían convertir a su gran dios sol, Osiris, en una hostia de pan,
¿a qué nos recuerda esto? Exactamente al ritual católico.
En
su rito religioso, los fieles se comían a su dios para nutrir sus almas, al
igual que los fieles católicos que creen que ese acto es cristiano, cuando no
es sino absolutamente abominable ante Dios.
El nombre de la trinidad egipcia era: Isis, Horus y
Seb. Ahora observe bien las iniciales de esos nombres: IHS,
¿a qué nos recuerda esto también? Es el símbolo por excelencia de los jesuitas.
“IHS, símbolo jesuita, aparentemente monograma de Jesucristo,
pero en realidad son las iniciales de Isis, Horus y Seb, la triada Osiríaca”.
“La triada
Osiríaca: Isis, Horus, Seb”.
“Ignacio de Loyola
y el símbolo jesuita: Isis, Horus, Seb”.
“Karol Wojtyla llevando la hostia de pan consagrado, afirmando
el dogma católico ser el mismo Jesucristo, ¡qué necedad! Fíjense en el
perímetro dorado y esos rayos, que representan al mismo sol: es el Osiris
católico”.
“El Faraón, considerado un dios, era transportado de la misma
manera y el mismo atuendo que es transportado el jefe del Vaticano, que dice
ser Dios en la tierra”.
El
plan de Dios; Israel.
El
Diluvio Universal ocurrió hace aproximadamente 4,400 años. Seiscientos años
más tarde – o sea 2,000 años antes de Cristo, Dios levantó a Abraham.
Mientras
tanto, el Señor rey del Cielo y de la Tierra no estaba quieto. Habiendo
levantado a Abraham, hizo de su descendencia una nación, Israel, que habiendo
sido esclava en Egipto durante 400 años, iba a ser luz a las naciones, y de
ella nacería el Mesías de todos, Cristo Jesús.
A Israel, Dios le levantó un líder,
Moisés, para sacarlos de la esclavitud de Egipto que simboliza el mundo sin
Dios. Dios iba a salvar a toda una nación y establecerla en una tierra donde
Satanás había campado por sus respetos durante siglos, Canaán.
Mientras tanto,
Israel, aún en Egipto, esperaba el momento de partir hacia la Tierra Prometida.
Cuando el Faraón rehusó soltar a los israelitas, Dios mandó diversas plagas a
Egipto. Realizó muchos milagros que mostraron a todos que el Dios de Israel es
el verdadero Dios.
“El pueblo de Israel sufrió a manos de los egipcios durante su
periodo de esclavitud, que representa el mundo”.
Les dio Leyes, los Diez Mandamientos. Uno de ellos,
el segundo, prohibía a Israel el levantarse imagen alguna para venerarla u
honrarla. Satanás siempre ha utilizado cada imagen para robar la adoración que
le pertenece a Dios de los que se han postrado ante ellas. Cuando Moisés murió,
los israelitas llevaban cuarenta años en aquel desierto. Luego levantó a Josué,
un hombre amador de Dios, esforzado y valiente, que guió al pueblo a la Tierra
Prometida.
Cuando Israel llegó a Canaán, se
encontró que la tierra estaba repleta de oscuridad idolátrica y perversión. Los
habitantes de esa tierra estaban profundamente envueltos en ocultismo. La
corrupción satánica de Babilonia se había apoderado de Canaán. Israel llegó un
momento en que se cansó de pelear tal y como el Señor le había mandado, y se
empezaron a mezclar con aquellas gentes y a pervertirse con ellas.
Llegaron muchos a adorar a Baal, el
dios-sol, y Dios se airó contra ellos. En el libro de Jueces encontramos:
”Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot” (Jueces 2: 13).
Astarot era el nombre bajo el cual la
diosa era conocida por los cananeos, los antiguos habitantes de la Tierra
Prometida.
Dios les mandó a Sus profetas, Isaías,
Jeremías, Ezequiel, etc. Israel era muy religioso en público, pero en privado
se había rebelado contra Dios (Ezequiel 8: 14; 8: 17).
Aquellos israelitas apóstatas odiaban a
los profetas de Dios porque les predicaban el arrepentimiento. Seguían
cumpliendo con los preceptos de Dios, haciendo los sacrificios diarios de
acuerdo a la Ley de Moisés, pero sus corazones estaban lejos de Dios.
Después de Malaquías, y una vez acabado
el periodo intertestamentario, empezó a predicar Juan el Bautista anunciando la
venida del Mesías. Empezaba a gestarse el Nuevo Pacto o Nuevo Testamento.
Mientras tanto, ya hacía años que el
Imperio Romano, heredero del griego, era una realidad. Como paganos que eran,
asimilaron en su sistema religioso toda la parafernalia idolátrica de las
tierras que conquistaban. La religión de la Roma antigua no era más que la
idolatría babilónica que se desarrolló de varias formas y bajo diferentes
nombres en las naciones a las que Roma llegó y conquistó. El conquistador, conquistado.
Por otra parte,
esta sería sucesivamente su estrategia de conquista, dentro de lo que se llamó
la “pax romana”. Los romanos paganos
tenían muchos dioses y toleraban una amplia gama de creencias, mientras se
respetara ese sincretismo acordado. El problema vino cuando los verdaderos
cristianos se negaron a seguir ese mismo juego, declarando que sólo Jesucristo
es el Rey. Esa declaración atentaba directamente contra la “pax romana”, no era “pluralista”
ni “tolerante” con los demás, y por
ende, atenta directamente contra el César.
“A causa de su fe, los cristianos de esa época enfrentaban la
muerte segura al oponerse a dar culto al César”.
Cristo Jesús y La Era Apostólica.
El Fundador de la verdadera Iglesia,
Cristo Jesús, a la sazón vivía, ministraba, moría y resucitaba de entre los
muertos. ¡El sí era (y es) el verdadero
Hijo del verdadero Dios!
Ascendido a los cielos, fue enviado el
Espíritu Santo, y la Iglesia del Nuevo Testamento fue establecida en la tierra.
Ese fue un tiempo de gloria, sólo hay que leer el Libro de los Hechos de los
Apóstoles para entender ese tiempo de unción, poder, y bendición que Dios dio a
todos aquellos que creían y que eran muchos millares.
El
verdadero cristianismo en aquellos días, lleno del Espíritu Santo, barría la
idolatría y la mentira religiosa del espíritu babilónico. Dice el libro de
Hechos 19: 18-20.
“Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando
cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia
trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su
precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. Así crecía y prevalecía
poderosamente la palabra del Señor”.
Dios se movía poderosamente porque los
hombres y las mujeres se arrepentían de sus pecados y se entregaban al Señor
Jesús de todo corazón. Decían asustados algunos que se oponían al Evangelio: “Estos que
trastornan el mundo entero también han venido acá” (Hechos 17: 6).
El Clero y El Laicado.
Pero cuando hubieron pasado
relativamente pocos años, comenzaron a proclamarse algunos hombres como señores
sobre el pueblo de Dios, constituyéndose como clase aparte, superior, clerical,
por encima de los demás, el laicado.
El orgullo espiritual era la nota a
destacar entre aquellos “santos especiales”. Tomando el lugar del
Espíritu Santo, en vez de predicar con el amor de Cristo a las almas, las
conquistaban con la imposición dogmática y visceral, sin remordimientos.
Empezaron a sustituir la verdad por sus
propias conclusiones doctrinales y métodos. Por su ansia de poder, empezaron a
hacer intentos de congraciar el paganismo con el cristianismo. Ya Pablo habló
de estas gentes, de estos impostores de la fe:
“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en
que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del
Señor, la cual él ganó por su propia sangre: Porque yo sé que después de mi
partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al
rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas
para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hechos 20: 28-30).
Pablo sabía que el “misterio de iniquidad estaba en marcha”:
“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad” (2
Tesalonicenses 2: 7).
Pablo
sabía que había de venir una apostasía auténtica y perversa:
“Pero el Espíritu dice
claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía
de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse...” (1 Timoteo 4: 1,
2).
Y,
“Porque
vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de
oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y
apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2
Timoteo 4: 3, 4).
Esto empezó a ocurrir cuando el
paganismo babilónico tomó tintes de cristianismo, y empezó a desbancar al
verdadero cristianismo de toda visibilidad, por medios opresores diversos.
Cuando Judas allá por el año 70 o 75
después de Cristo, escribió su única Epístola universal, le fue necesario
amonestar al pueblo creyente:
“Amados, por la gran
solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido
necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha
sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado
encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta
condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 3, 4).
Sólo hay que ver la vida de la inmensa
mayoría de los papas adúlteros y fornicarios cuando Judas advierte de esos
hombres que “convierten
en libertinaje la gracia de nuestro Dios”. ¡Qué contraste con aquellos
fieles a Cristo que por no quemar un poco de incienso al César eran llevados a
las fieras!
Aquellos fieles no reconocían al César
de Roma como Sumo Pontífice, e iban a la muerte sin rechistar; y sin embargo,
el Sumo Pontífice Católico Romano espera y reclama de sus fieles que crean esta
declaración, nada menos:
“Ocupamos
en la tierra el lugar de Dios Todopoderoso” como dijo el papa León XIII (The
Great Encyclical Letters of Pope Leo XIII, p. 304, by Benziger Brothers, N.Y.
Nilil Obstat, 1903).
O
como saludaron a Pío IX después de declarar el dogma de la infabilidad: “el Papa es Cristo en oficio, Cristo en jurisdicción y
poder...nos postramos ante tu voz, oh, Pío, como la voz de Cristo, el Dios de
la verdad. Al afianzarnos en ti, nos afianzamos en Cristo”.
“León XIII” “Pío
IX”
Dijo
el profeta Jeremías: “Maldito el varón que confía
(o pone su confianza) en el hombre”.
Los papás son simples hombres que se
hacen pasar por Dios y que reciben títulos blasfemos como: “Su Santidad” (entendiendo que la santidad de ellos viene de
ellos mismos);
“Santo Padre” (robando el título de Dios Padre); “Sumo
Pontífice” (robando el título y ministerio de Cristo Jesús, Único
Pontífice o Puente entre Dios y los hombres:
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre
Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por
todos...”. (1 Timoteo 2: 5, 6).
3. Nerón y Constantino; La Falsa Iglesia De
Cristo:
Hay una pregunta que deberíamos
hacernos, ¿Por qué era perseguido el cristianismo, y dos siglos más tarde, dejó
de serlo? ¿Qué ocurrió? Los primeros cristianos fueron perseguidos porque su fe
era auténtica y Satanás se les oponía; cuando el cristianismo se hizo “oficial” dejó de ser un problema para
el diablo. ¿Cómo ocurrió eso?
Véase Parte III:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario