Parte II:
ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS:
(Juan 1:1-18)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
El Verbo Hecho Carne:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Este era en el principio con Dios… Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.
(Juan 1:1-4)
Morris encuentra una explicación en la
prominencia acordada a Juan por algunos de sus seguidores. A pesar de que los
Evangelios presentan a Juan como el precursor y testigo de Jesús, parece que
algunos de sus seguidores querían elevar aún más a su maestro, hasta que
algunos se preguntaban si Juan no sería el Mesías esperado (ver Lucas 3:15).
El verbo “hubo”, egeneto (aoristo del
verbo ginomai G1096), se usa
en relación con Juan y se traduce lit. “llegó a ser” o “llegó a haber”, indicando un
comienzo en el tiempo y el espacio. En contraste, como ya hemos visto, el verbo
eimi G1510 se usa al
referirse a Jesús, indicando un ser eterno. Enviado por Dios es una expresión
usada frecuentemente en el AT y el NT.
Se usa en este Evangelio de todos los
siervos de Dios y especialmente al referirse a Jesús (ver 5:20; 6:38, 57; 17:8,
18; 20:21). Aquí se usa en relación con Juan el Bautista (ver 1:33; 3:28),
indicando a uno que goza de una misión divina, no humana, y el respaldo de Dios
mismo. El autor, al marcar una distinción muy clara entre Jesús y Juan, de
ninguna manera tiene la intención de rebajar a éste.
Que se llamaba Juan es una expresión
que, según algunos, apunta implícitamente al apóstol Juan como el autor del
Evangelio.
Morris pregunta: “¿Quién más introduciría al Bautista como
Juan, sin mayor descripción?”. Esta evidencia adquiere más peso
cuando observamos el cuidado que el autor normalmente toma para evitar
confusión de nombres (6:71; 12:4; 13:2; 14:22; 18:2; 19:25, 38). Es cierto que
los otros Sinópticos hacen lo mismo, pero con menos frecuencia. El nombre “Juan”,
Yohanan en heb., significa “Jehová ha sido misericordioso”, él [Este]
vino como testimonio indica el propósito de la misión que Dios asignó al
Bautista. El término “testimonio” (marturia G3141) es el mismo del cual proviene
nuestro “mártir”.
El sustantivo gr. marturía se usa 14 veces
en este Evangelio y 37 veces total en el NT, mientras que el verbo martureo
G3140 aparece 33 veces en
Juan.
Plummer observa que la forma sustantiva
y verbal aparecen frecuentemente en Juan, pero, en cambio, el adjetivo mártir (martus G3144) no se emplea. A veces el
término se usa para referirse al testimonio porque se consideraba que el
testimonio supremo se daba al morir como mártir de la fe cristiana.
El testimonio es una afirmación o
aseveración de una cosa de la cual uno está absolutamente seguro. El mártir
cristiano, al morir, daba testimonio de su fe en Jesucristo y de la veracidad
del evangelio.
Juan insistía que lo que escribía era
verídico y que había muchos que daban testimonio a ese hecho. Se mencionan siete que dan testimonio de
Jesús:
- El Padre (5:31, 37; 8:18),
- Cristo mismo (8:14, 18),
- el Espíritu Santo (15:26; Ver 16:14),
- las obras de Jesús (5:36; 10:25),
- las Escrituras (5:39, 45 ss.),
- Juan el Bautista y una serie de otras personas,
entre las cuales figuran la mujer samaritana (4:39),
- la multitud (12:17) y los discípulos
(15:27).
A través del Evangelio, Juan el Bautista
se presenta como el que da testimonio. Tal es que muchos opinan que el título “Juan el
Testigo” sería más apropiado que “Juan el Bautista”. Es cierto
que Juan fue enviado a bautizar, pero el Evangelio pone más énfasis en él como
el que da “testimonio”
(1:7, 15, 23, 26, 27, 29, 32-34, 36, 40; 3:26-30; 5:33).
A fin de dar testimonio de la luz define
más concretamente la misión de Juan, es decir, la naturaleza de su testimonio.
Su testimonio sería “con respecto a la luz” o “acerca de la luz”, y el
contexto aclara que la luz era el Verbo, el Hijo de Dios (ver 8:12; 9:5).
Le tocaría a Juan el identificar a Jesús
como “el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (1:29).
En los Sinópticos se enfatiza la
predicación de arrepentimiento y la práctica del bautismo, inclusive el
bautismo de Jesús.
En cambio, Juan no menciona el bautismo
de Jesús pero enfatiza su misión de dar testimonio.
Nótese:
la
repetición del término “testimonio” en el v. 7, un mecanismo usado
frecuente en Juan para dar énfasis.
Para que todos creyesen por medio de él
indica que el hecho de dar testimonio acerca de Jesús no era un fin en sí, sino
que apuntaba a un propósito evangelístico, que todos creyesen en la luz. Juan
se conoce como el “Evangelio de la fe” por el énfasis que el
autor pone sobre esta respuesta a Dios. Es un evangelio universal en el sentido
de que está abierto a todos. Dios no excluye a nadie.
El verbo creyesen es un subjuntivo del
aoristo que apunta a una acción definitiva de fe. Este verbo, como es empleado
en Juan, se refiere a mucho más que a un mero asentimiento mental.
Requiere conocimiento de los hechos
básicos del evangelio, un cambio de pensar, una confesión de fe y un compromiso
de vida y de por vida. Por medio de él podría gramaticalmente referirse a Jesús
o a Juan, pero es claro que se refiere a éste último. El NT., afirma que uno
cree en Jesús para la salvación; no es que cree “por medio de” él.
No era él la luz es una categórica
negación de que Juan el Bautista fuera el Mesías, como algunos de sus
seguidores aparentemente habían llegado a pensar. Su audacia y la autoridad con
que predicaba y denunciaba el pecado del pueblo habían llevado a algunos a esa
conclusión.
El pronombre “él” traduce el término griego
ekeinos G1565 que
suele traducirse “aquel”; en la NVI., es “él mismo”, con un sentido
enfático.
Sino que vino
para dar testimonio de la luz repite la naturaleza limitada de la misión de
Juan el Bautista. Se concentraba en una sola cosa: “dar testimonio de la luz”. Se
introduce con el adversativo fuerte “sino”, marcando un agudo contraste. El verbo
vino, en el texto de la RVA., no figura en el texto griego; es una construcción
abrupta que enfatiza lo que sigue.
1.4. El Verbo y Su Relación Con El Mundo. Juan
1:9-13:
Con esta sección, el autor vuelve a la
consideración del Verbo y agrega dos hechos asombrosos. El Verbo eterno, siendo
verdadero Dios, tomó sobre sí la naturaleza humana, y segundo, cuando lo hizo,
la humanidad en general no quiso recibirlo. Morris comenta: “Juan toma cuidado para que no perdamos
de vista ni las buenas nuevas de la encarnación de Dios, ni la tragedia del
rechazo de parte de la humanidad”.
Aquel era la luz verdadera es una
respuesta categórica a las pretensiones exageradas de los discípulos de Juan
respecto a su amado maestro, o de cualquier otra persona que se proclamara el
Mesías de Dios. Juan contrasta la luz del Verbo, la verdadera, con todas las
demás luces. En comparación, la más brillante de esas luces es como la de un
fósforo al lado de la del Sol.
El pronombre Aquél no está en el texto
original, pero se sobreentiende, apoyándose en la última palabra del versículo
anterior. El término “verdadero” o “la verdad” es otro tema central
en el cuarto Evangelio. El término griego alethinos G228 enfatiza lo completo, lo
auténtico, lo perfecto y lo genuino, mientras que en el hebreo, que está detrás
de la LXX (Septuaginta), agrega los conceptos “digno de confianza”, “fidelidad”,
“duradero”
y “lo que se
ajusta a la realidad”.
Que alumbra a todo hombre que viene al
mundo es una construcción complicada en el texto original, admitiendo dos
traducciones distintas. El problema consiste en determinar cuál es el sujeto
del verbo “que
viene”. La RVA entiende que el sujeto es “todo hombre”, pues el género y
caso de “hombre”
concuerda con el participio griego “que viene” y se ubica inmediatamente antes.
Sin embargo, Juan nunca habla de los
hombres que vienen al mundo, ni de la humanidad que viene al mundo. La
expresión “que
viene al mundo” se reserva para el Hijo de Dios y, por eso, muchos
traductores se inclinan para una traducción que refleje esa opinión, tal como,
por ejem.:
“Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo” (NVI).
El autor no define el significado de
alumbra a todo hombre. Juan aclara que los que rechazan a Cristo andan en
tinieblas (3:19 ss.) y hay un sentido en que la luz alumbra sólo a aquellos que
creen en Cristo. Sin embargo, la “luz verdadera” ha irradiado una iluminación
general suficiente para que toda la humanidad sea responsable si la rechaza
(ver Romanos 1:20).
En
el mundo estaba introduce tres ideas en cuanto al Verbo de Dios:
· Primero, el verbo estaba es del tiempo
imperfecto, indicando una presencia continua.
· Segundo, y el mundo fue hecho por medio de él
repite el concepto del v. 3, recordando que todo lo que existe en el mundo “llegó a
existir” por su intervención personal.
· Tercero, Juan llega a la culminación de su
argumento: pero el mundo no le conoció.
Nótese:
la progresión del argumento. El Verbo de Dios vino personalmente al
mundo, creó el mundo y todo lo que en él hay, pero trágicamente el mundo no le
conoció.
Obsérvese el cambio en el significado
del término mundo empleado tres veces en este versículo:
Ø Primero, se refiere al mundo habitado;
Ø segundo, se refiere al mundo terrenal y todo lo
que en él está;
Ø tercero, se refiere a la humanidad caída y, sin
embargo, el objeto del amor de Dios (Romanos 3:16).
No
le conoció merece una atención especial. El verbo es de tiempo aoristo,
indicando una acción decisiva, de una vez. Se refiere a un conocimiento más que
intelectual; Juan tiene en mente un conocimiento íntimo y personal, que incluye
un compromiso.
La razón por esta falta de conocimiento,
como se aclara luego, no es falta de oportunidad, ni conocimiento intelectual,
sino se debe a la voluntad contraria, rebelde, el eterno no querer (ver 5:40;
también Isaías 29:16; 51:13; Os.8:14) .
Juan emplea frecuentemente la repetición
como mecanismo para enfatizar un concepto. El v. 11 cumple este propósito. La
tragedia del rechazo se presenta en su dimensión más lamentable e inexcusable.
A lo suyo vino es lit. “a sus propias cosas vino” o “a sus posesiones vino”.
Morris comenta que la expresión se
traduce “en
su casa” en otros pasajes (por ejem., Jn.19:27). Hay un ligero cambio entre lo suyo y los
suyos:
- el primero, de
género neutro, se refiere a todas las cosas,
- pero el segundo,
de género masculino, a seres humanos.
Lo lógico es que los suyos, los judíos,
de entre toda la humanidad, tendrían que haberlo recibido primero. No es que
vino a una tierra extraña, a un pueblo extraño, ni al mundo en general, sino
que vino a Israel, el pueblo de Dios que había gozado abundantes bendiciones de
su mano.
Esta vez Juan no dice “no le conoció”
(v. 10), sino que no le recibieron, pero las dos expresiones están íntimamente
relacionadas, la primera dando lugar a la segunda. El verbo recibieron implica
una bienvenida o una recepción a una relación personal e íntima, tal como la
conyugal (ver 14:3; Mateo 1:20; 1:24). El tiempo aoristo del verbo indica una
acción decisiva y final.
Pero
a todos los que le recibieron indica dos cosas:
- primero, el rechazo no fue total, y
- segundo, la decisión de recibirle dependía de
la disposición de cada uno.
En vez de todos,
“todos
cuantos” capta mejor el término griego josos G3745.
Plummer encuentra una ligera distinción
entre “recibieron”
(paralambano
G3880) en el v. 11 y
recibieron (lambano G2983)
en el v. 12: el primero lleva la
idea de “recibir
algo de la mano de otro, o aceptar lo que es ofrecido” mientras que
el segundo señala “la recepción espontánea de individuos, sean judíos o
gentiles”.
A los que creen en su nombre es una
repetición para énfasis y aclaración del concepto en la cláusula anterior. Según
Juan, “recibirle”
y “creer en
su nombre” son expresiones sinónimas.
Les dio derecho de ser hechos hijos de
Dios encierra tres términos importantes en la cristología juanina. El Verbo de
Dios les dio, a los que creen en su nombre, la gracia o dádiva de aceptar. La
salvación es una dádiva, o gracia, de Dios de principio a fin. Derecho de ser
se entiende como “autoridad” o “privilegio” más bien que “poder”. Además, el verbo ser
traduce un término griego que significa “llegar a ser”. Las personas que reciben a
Jesús, reciben a la vez la autoridad de ese enorme privilegio de llamarse “niños de
Dios”.
El tercer término, hijos, en griego tekna G5043, es lit. “niños”.
El NT., presenta a Dios como Padre de
todos los seres humanos, pues es su Creador, pero sólo son hijos, o niños, de
Dios los que nacen espiritualmente por fe en Jesús (cap. 3).
Los cuales nacieron introduce una
explicación de cómo los seres humanos entran en la familia de Dios, empleando
tres veces la negativa y finalizando con la positiva. No de sangre, o lit., “de sangres”,
una expresión por cierto extraña. El plural puede apuntar a la sangre de ambos
padres, o, según algunos comentaristas, al hecho de que el nacimiento involucra
muchas gotas de sangre.
Ni de voluntad de la carne probablemente
se refiere al deseo sexual, es decir, el que surge de los impulsos naturales
del cuerpo humano. Carne aquí no lleva la connotación pecaminosa que se observa
en los escritos paulinos. Ni de la voluntad de varón, o del esposo, quizás una
indicación de que la iniciativa sexual generalmente proviene de él.
En una variante de menor valor en el
texto gr., el verbo “nacido” en singular, da lugar a una
referencia a la encarnación del Verbo de Dios, como un milagro de acción
divina, así anticipando el v. 14. Según algunos comentaristas Juan quiso
relacionar el milagro de la regeneración de los creyentes con el milagro de la
encarnación.
Sino de Dios es una cláusula en que Juan
emplea una conjunción adversativa fuerte para poner en contraste las tres
posibles fuentes del nacimiento espiritual con la fuente verdadera. No fue por
descendencia, ni deseo, ni poder humano. Se excluye toda iniciativa humana; el
nacimiento espiritual es un verdadero milagro de Dios.
Juan emplea una
figura audaz en el verbo nacieron (gennao G1080), el cual se refiere a
menudo a la acción del varón en la concepción de un hijo. Hay un énfasis
especial en el texto griego por ubicar el verbo como última palabra en el
versículo. En el texto original se lee así: “los cuales no de sangres, ni de voluntad de carne, ni
de voluntad de varón, sino de Dios nacieron”.
1.5. El Verbo y Su Encarnación. Juan 1:14-18:
Llegamos
a uno de los misterios más grandes de la fe cristiana.
Plummer dice que Filón bien pudo haber
afirmado las verdades en los vv. 9-13, pero hubiera retrocedido ante las
declaraciones de esta sección.
Juan no describe los eventos históricos en
relación con el nacimiento de Jesús como lo hacen Lucas y Mateo, mostrando su
independencia de ellos, pero expresa la misma verdad en forma más escueta y
filosófica.
Recién en esta sección Juan revela el
hecho de que el Verbo eterno y Jesús de Nazaret son la misma persona.
Y el Verbo si hizo carne es otra frase
cargada de verdad evangélica, constituyendo una de las afirmaciones teológicas
básicas del cristianismo. El término Verbo se repite tres veces en el v. 1 y
sólo aparece otra vez hasta aquí, pero todo el Prólogo enfoca su persona. La
conjunción Y (kai G2532)
retoma el pensamiento del v. 1.
El Verbo eterno, introducido como
coexistente con Dios, aquí llega a participar plenamente de la naturaleza
humana. El agente de la creación llega a ser (egeneto).
Concluyó:
Unigénito
no sugiere el nacimiento terrenal de Jesús, sino que describe la relación
amorosa y única del Hijo con el Padre.
Dios se comunicó mediante varias
personas en el Antiguo Testamento, por lo general profetas que recibían
mensajes específicos. Pero nadie vio a Dios.
En Cristo, Dios revela su naturaleza y
esencia de una forma que podía verse y tocarse. En Cristo, Dios se hizo hombre
y habitó entre nosotros.
___________
Notas y Bibliografía:
[1] logos =
(λόγος,
G3056), palabra o dicho. Significa también relato, y se traduce
también como «cuenta», en los siguientes pasajes: Mateo 12:36; 25:19; Lucas
16:2; Romanos 14:12, (rv: «razón»); Filp.4:17; Heb.4:13; Heb.13:17; 1 Pedro 4:5.
Véanse ASUNTO, CAUSA, COSA, DECIR, DERECHO, DICHO, DISCURSO, FAMA, HABLAR,
HECHO, MANDAMIENTO, MENSAJE, NOTICIA, PALABRA, PLEITO, PREDICAR, PREGUNTA,
PROPUESTA, RUDIMENTO, SENTENCIA, TRATADO, VERBO.
Notas: (1) El verbo ellogeo, poner en la
cuenta de una persona, se traduce en Filemón 1:18 «ponlo en mi cuenta»; se usa también de
inculpar de pecado en Rom.5:13: «se inculpa». Véase INCULPAR. (2) El verbo istemi, poner en pie,
estar en pie, poner, establecer, se traduce en Hech.7:60: «tomes en cuenta».
Véanse ESTAR EN PIE, PONER EN PIE. (3)
El verbo sumpsefizo se traduce en Hech.19:19: «hecha la cuenta». (4) Epignosis, véanse CIENCIA,
CONOCIMIENTO, se traduce «tener en cuenta (a Dios)» en Rom.1:28. (5) Logizomai (véase A, Nº 6), se usa
propiamente: (a) de cálculo numérico (p.ej., Lucas 22:37: «fue
contado»); (b)
metafóricamente, por una relación de características o de razones, tomar en
cuenta (Rom.2:26: «¿no será tenida?»), de contar la incircuncisión como
circuncisión en la estimación de Dios en contraste de la estimación de los
judíos con respecto a su propia condición (v. 3); en 4:3,5,6,9,11,22, 23,24, de
contar la fe como justicia, o de imputar justicia a personas; en el v. 4: «no
se le cuenta el salario como gracia», se trata el tema considerando el contraste
entre gracia y deuda, lo cual involucra el contar de una recompensa por unas
obras; lo que se debe como deuda no puede ser considerado como una gracia, pero
la fe de Abraham y de sus hijos espirituales los sitúa fuera de la categoría
de aquellos que buscan ser justificados mediante los propios esfuerzos, y,
viceversa, estos últimos quedan excluidos de la gracia de la justicia, que se
otorga solo bajo la condición de la fe; así también en Gal.3:6: «le fue
contado» (rv: «le fue imputado»); ya que Abraham, como todos los descendientes
naturales de Adán, era pecador, estaba destituido de justicia a los ojos de
Dios; si, por ello, se había de rectificar su relación con Dios, esto es, si
había de ser justificado ante Dios, la rectificación no podría ser conseguida
por su parte mediante obras meritorias; en Stg.2:23: «le fue contado», se
considera este tema desde una perspectiva diferente (véase bajo JUSTIFICACIÓN,
B, los cuatro últimos párrafos); para otros casos de ser contados a este
respecto, véase Rom.9:8 : «son contados»; 2 Cor.5:19: «no tomándoles en cuenta»
(rv: «no imputándoles»); (c) considerar, calcular (Rom.6:11: «consideraos»,
rv: «pensad»; Rom.8:36: «somos contados», rv: «somos estimados»; 2 Cor.10:11:
«tenga en cuenta», rv: «piense»); (d) suponer, juzgar, considerar (Rom.2:3:
«piensas»; Rom.3:28: «concluimos»; Rom.8:18: «tengo por cierto»; 2 Cor.11:5:
«pienso»); véase A, Nº 6. (6) anangello,
traer palabra de vuelta, vino a tener en el griego tardío el mismo significado
que apangello,
anunciar, declarar; se traduce «dando cuenta» en Hech.19:18. Véanse ANUNCIAR,
AVISO, DAR AVISO, REFERIR. (VINE).
[2] ginomai =
(γίνομαι,
G1096), devenir. Significa un cambio de condición, estado o lugar.
El verbo «haber» se usa en algunos casos meramente como auxiliar para formar
tiempos de otros verbos (p.ej., Mateo 5:18: «se haya cumplido»; Mateo 11:20:
«había hecho»; 21: «se hubieran hecho», etc.). Se traduce también propiamente
con el verbo «haber»; p.ej., «habrá» (Mateo 24:21, dos veces; Marcos 13:19;
Juan 10:16); «hubo» (Juan 27:45; Lucas 1:5; 22:24; 23:44; Juan 1:6; 3:25; 7:43).
Véanse ACABAR, ACONTECER, ALCANZAR, APARECER, CELEBRAR(SE), COMPORTAR(SE),
CONSTITUIR, CONVERTIR, CUMPLIR, EFECTUAR(SE), ESTAR, HACER(SE), INCURRIR, IR,
LEVANTAR(SE), LLEGAR, LLENAR(SE), NACER, PARAR, PASAR, PONER(SE), PRODUCIR,
QUEDAR, RESULTAR, SALIR, SER, SOBREVENIR, SUCEDER, SURGIR, TENER, TOMAR, VENIR,
VOLVER(SE). (VINE).
[3] ontológico,
ca. adj. Perteneciente
o relativo a la ontología*. □ V. argumento. *ontología. (Del gr. ὄν, ὄντος, el
ser, y -logía). f. Parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus
propiedades trascendentales. Microsoft® Encarta® 2009.
[4] faino = (φαίνω,
G5316) significa,
en la voz activa, resplandecer; en la pasiva, ser traído a la luz, hacer
evidente, aparecer. Se usa de la aparición de Cristo a sus discípulos (Marcos 16:9);
de su futura aparición en gloria como el Hijo del Hombre, mencionada como señal
para el mundo (Mateo 24:30); allí el genitivo es referido al sujeto, siendo la
señal la aparición del mismo Cristo; de Cristo como la luz (Juan 1:5); de Juan
Bautista (Juan 5:35); de la aparición de un ángel del Señor, bien visiblemente
(Mateo 1:20), o en un sueño (Mateo 2:13); de una estrella (Mateo 2:7); de los
hombres que actúan para ser vistos públicamente; de un vapor, o neblina (Stg.4:14);
de cosas físicas en general (Hebreos 11:3); se lo usa impersonalmente en Mateo 9:33
, «nunca se ha visto cosa semejante»; también de lo que aparece a la mente, y
así se usa en el sentido de pensar, de parecer (Marcos 14:64; Lucas 24:11).
Véanse ALUMBRAR, BRILLAR, MOSTRAR, PARECER, RESPLANDOR, VER(SE). (VINE).
- e-Sword-the. LEDD.
- Pastor:
Carlos Ramírez Jiménez. 03//10//2016.
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