Parte V:
EL OTRO INTERCAMBIO OSCURO:
(Romanos 1:26-28)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
“Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,… y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío… Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”.
(Romanos 1:26-28)
Capítulo V
Las Cuatro Etapas De La
Sanidad:
La
Dra. Elizabeth Moberly, en su libro "Homosexualidad:
Una Nueva Ética Cristiana" (en inglés), define la condición
homosexual como "una
carencia en la habilidad de un niño/a para relacionarse con el padre/madre del
mismo sexo, en general, [junto con] el correspondiente impulso a compensar
dicha carencia -- a través de relaciones con el mismo sexo o relaciones 'homosexuales'
". La persona homosexual busca llenar la legítima necesidad de
amor, a través de medios eróticos.
La
necesidad de amor del mismo sexo es una necesidad normal, legítima de toda
persona. Algunas personas logran llenarla de forma satisfactoria y viven vidas
completamente normales. Otras, que intentan ignorar la necesidad de amor del
mismo sexo, experimentan síntomas de interacciones heterosexuales quebrantadas
o desesperadas. Para aquellos que experimentan impulsos homosexuales, la
necesidad no puede ser ni ignorada ni aparentemente satisfecha.
Creemos
que el amor hacia el mismo sexo forma parte del orden creado por Dios. La
liberación de la homosexualidad no implica eliminar esta necesidad. El
encontrar liberación involucra un proceso de satisfacer la necesidad de amor y
mantener su estado saludable. Este proceso involucra cuatro etapas distintas: a) cambio de comportamiento, b) mayor auto-estima, c) profundización de relaciones con el
mismo sexo, y d) el descubrimiento
de relaciones heterosexuales o con el sexo complementario.
PRIMERA ETAPA:
El llamado a la obediencia.
El
primer paso para cambiar cualquier aspecto de la vida involucra cambiar el
comportamiento. Los cambios de comportamiento en sí mismos producen una nueva
percepción de quien uno es. A lo largo de las Escrituras, encontramos
constantemente mandamientos a obedecer -- sin importar qué es lo que podamos
sentir en ese momento.
Génesis
4:6-7 nos da el ejemplo de Caín. El Señor le dice a Caín, "¿Por qué te enojas y pones tan mala
cara? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el
pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo
a él". Esta conversación tuvo lugar antes de matar Caín a Abel.
Para la
persona que está luchando con la homosexualidad, esto significa cortar rápida y
completamente toda asociación con el estilo de vida homosexual -- incluyendo a
personas y lugares, como amistades gay, bares gay, grupos pro-gay como la
Iglesia Comunitaria Metropolitana, Evangélicos Preocupados e iglesias liberales
que apoyan a la persona homosexualmente activa.
En esta
primera etapa del proceso de transformación, Dios simplemente nos llama a
obedecer. En Ezequiel 33, el profeta anuncia la Palabra de Dios: "¡Deja
esa mala vida que llevas!... Y si condeno a morir a un malvado, y éste deja el
pecado y actúa bien y con justicia... y cumple las leyes que dan la vida y deja
de hacer lo malo, ciertamente vivirá y no morirá" (vs. 11, 14,
15). Cuando obedecemos, recibimos la bendición de Dios. El obedecer,
absteniéndose de participar en actividades y situaciones sociales homosexuales,
es el primer paso. Aunque estos primeros pasos pueden ser traumáticos, aun así
la Palabra de Dios nos llama a obedecer.
SEGUNDA ETAPA:
Auto-estima basada en la gracia.
La
segunda etapa del proceso de transformación involucra establecer auto-estima.
Muchos clientes se sienten abrumados por la culpa de su pasado pecaminoso. Con
frecuencia, la verdadera culpa ha sido amplificada por una culpa falsa o por
creencias falsas sobre sí mismos. Sí, eres culpable del pecado, pero no, no
eres imperdonable. Sí, te has comportado de una forma desagradable, pero
todavía te mereces amor -- tanto el amor de Dios como el amor de tu comunidad
cristiana.
Uno de
los puntos de transición más significativos en mi vida ocurrió una tarde cuando
Ren, un pastor que sabía que yo había
caído sexualmente, de todas formas me expresó su amor: "¡Doug, lo que has hecho realmente
me duele!". Quizá el mensaje no fue transmitido en esas
palabras exactas, pero ciertamente las entendí así en nuestra relación. Él
podía aceptarme así como era -- con todo y pecado. En esa situación, mi ánimo
no se elevó, pero -- aún más importante -- dejó de hundirse más y más.
Esta
segunda etapa establece la realidad de la gracia, el amor y el perdón de Dios.
Es por el amor de Dios, expresado a través de su gracia y perdón, que aquellos
de nosotros que luchamos con la homosexualidad tenemos un valor intrínseco.
Para aquellos criados en un hogar cristiano y en una iglesia tradicional
cristiana, es un momento para ver a la teología transformada en una realidad
viviente, personal.
Otro
aspecto de esta etapa consiste en aceptarse a sí mismo así como es, incluyendo
esas cosas del cuerpo que básicamente no se pueden cambiar, como la forma del
rostro, el color del pelo, el tamaño del busto. Hay algunas cosas que sí pueden
cambiar, como el peso, pero sigue siendo importante partir de la premisa que
uno es digno de cariño.
Si has
sido abusado o abusada sexualmente, implica darte cuenta de que no eres un "bien
estropeado" debido a este acontecimiento. Como una guía a la
sanidad interior, animamos la lectura de Salmo 139:14 y el estudio de las
Escrituras, que nos enseñan quienes somos en Cristo.
Finalmente, debemos también abordar la
milenaria pregunta: "¿Quién soy yo?".
Ya
hemos comenzado a contestarla al examinar quienes somos en Jesucristo. Aun así,
es necesario continuar avanzando. ¿Quién soy yo como miembro de una sociedad?
El tener un cuadro realista de mí mismo es de vital importancia.
En la
universidad, con frecuencia permití que mis fracasos definieran quién era yo,
sin permitir al mismo tiempo que mis éxitos influyeran en mí. Una nota de "D" en una monografía para un
curso de filosofía antigua me decía que nunca podría escribir algo. Sin
embargo, cuando mis profesores de psicología exclamaban, "¡Me gusta tu estilo para
escribir!" y me daban un "A"
en la monografía de ese curso, me negaba a creer que realmente pudiera escribir
algo que valiera la pena.
Esta etapa involucra reforzar lo
verdaderamente positivo de tu vida. Un número significativo de
nuestros clientes están desempleados o subempleados al buscar consejería. Esta
situación con frecuencia los aprisiona en la mentalidad de "soy un fracaso". El
trabajar nuestra auto-estima en lo relacionado a nuestra ocupación, nuestras
actividades sociales y las expectativas culturales constituye un elemento
importante en el proceso de sanidad. El aprender a verte a ti mismo como te ve
Dios y a aceptar los halagos de otros en tu círculo social te ayudará a
librarte de comportamientos y pensamientos contraproducentes y degradantes.
TERCERA ETAPA:
Estableciendo amistades con el mismo
sexo.
A lo
largo de la tercera etapa del proceso de transformación, la persona que busca
librarse de la homosexualidad debe establecer profundas relaciones
interpersonales con otras personas de su propio género. Esta etapa es análoga a
suplir las necesidades de personas hambrientas. La principal preocupación es
proveerle a la persona del alimento vital que sostendrá su vida. Es necesario
restaurar a la persona a una completa salud, aumentando lentamente la provisión
de alimento. Al lograrse una completa salud, es importante mantener una
constante provisión de alimento, a través de una dieta balanceada. Demasiado
alimento puede causar obesidad; muy poco, puede causar inanición.
Para la
persona que busca liberación de la homosexualidad, el alimento proviene de la
formación de relaciones con el mismo sexo. La condición homosexual, como la
describe Moberly, es esta falta o carencia en relaciones con el mismo sexo. No
implica un fracaso en relaciones con el sexo opuesto.
El
alimento se provee de dos maneras específicas. En primer lugar, es necesario
sanar las heridas del pasado. Esto es, la persona debe llegar a perdonar a
aquellas personas de su mismo género que lo han herido -- intencionalmente o
no. La amargura y la ira deben resolverse primero. En segundo lugar, el
individuo debe comenzar a experimentar la aceptación y el amor incondicionales
de otras personas de su mismo género. Esto puede hacerse estableciéndose
amistades con personas del mismo sexo.
Al
ocurrir la sanidad inicial y alcanzar la persona una sanidad completa, es
importante que continúe alimentando sus necesidades de amor del mismo sexo. Al
ir satisfaciéndose, no necesitará buscar realización a través de la relación homoerótica.
CUARTA ETAPA:
Aceptando la heterosexualidad.
La
cuarta etapa del proceso de transformación implica crecer y acercarse hacia la
aceptación de e incorporación al sexo opuesto o complementario. Esto sólo puede
ocurrir cuando se ha satisfecho y continúa satisfaciéndose la necesidad de amor
del mismo sexo. Sólo cuando uno se ha aceptado e identificado como miembro de
su propio género podrá comenzar a desarrollarse una atracción hacia algo que es
distinto de sí mismo.
Es importante
darse cuenta que el desarrollo de la heterosexualidad es un resultado del
proceso de cambio. El salir con alguien, casarse y tener hijos no son prueba de
la transformación, ni son una cura para la homosexualidad.
¿Cuál
es, entonces, la realidad ex-gay? Sencillamente, es un proceso de crecimiento
que involucra obediencia, enriqueciéndose en la relación con Dios, construyendo
y manteniendo amistades con el mismo sexo y, finalmente, caminando hacia la
relación heterosexual o con el sexo complementario. Al atravesar por el proceso,
uno se da cuenta de que nunca estará libre del poder de la tentación (Lucas
17:1), aun cuando el tipo, la fuerza y la intensidad de las tentaciones
homosexuales pueden variar dramáticamente.
Puede
también haber fracasos, cediéndole a un evidente comportamiento homosexual o
incluso a una relación. Esto es también parte de la realidad ex-gay.
Esto no es señal de una derrota total, sino más bien una oportunidad para
construir o reconstruir la base para aceptar el perdón y la aceptación
incondicional de Dios al presentarnos valerosamente ante El en esas ocasiones
cuando parecería que hemos sido derrotados (Salmos 103; Miqueas 7:18-20).
Capítulo VI
Máscaras De Espiritualidad:
"Mientras
callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de
noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de
verano".
Salmo 32:3, 4:
En algún
momento, Derrick parecía tenerlo
todo. Pero esa fase de su vida se había esfumado. Ahora se encontraba en medio
de una severa depresión. "No sé qué es lo que pasa conmigo",
me dijo en una sesión de consejería. "¡Parece como si me fuera a partir en pedazos!".
Aunque no había practicado la homosexualidad, Derrick tenía un gran interés en
el estilo de vida homosexual. Se encontraba a una corta distancia de sus
límites, como una mariposa volando alrededor de la flama.
Periódicamente
visitaba una librería para adultos y veía películas de actividades
homosexuales. "Pero
realmente no soy gay", me dijo: "Solo
tengo un poco de curiosidad, como cualquier otro individuo heterosexual".
Derrick
siempre había sido positivo con respecto a sí mismo y su vida. "Voy muy
bien", era su habitual respuesta cuando alguien le preguntaba
cómo estaba.
Pero ahora no se encontraba muy bien que
digamos.
Su engreimiento con el estilo de vida homosexual estaba arrastrándolo cada vez
con mayor fuerza. Estaba muy temeroso de que fuera a cruzar la línea divisoria
entre ser un observador a ser un participante. Su seguridad en sí mismo se
había terminado; su confianza en su fuerza de voluntad ya no existía más.
Cuando
le pregunté sobre su relación con el Señor, Derrick dijo que había conocido a
Jesús desde que tenía ocho años. Insistió en que ellos siempre habían tenido
una "relación
íntima".
"¿Derrick,
qué significa 'intima' para ti?". Le pregunté. Se
percibió ligeramente incomodado con la desafiante pregunta.
"Mira”, me
dijo con orgullo, "guardo
todos los mandamientos ¿sí? Voy a la iglesia cada domingo, doy anuncios y a
veces comparto con algún amigo inconverso lo que Jesús ha hecho por mí. Ahora
¿qué más íntima puede ser esta relación?".
Me vino
a la mente la historia del joven rico gobernante de Lucas 18. Él había dicho
algo muy parecido a lo que ahora estaba escuchando. "Todas estas cosas he guardado desde
mi juventud".
Dice la
Biblia que "Jesús
oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a
los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme".
(Lucas 18:22).
El
cuadro de la vida de Derrick llegó a estar mucho más claro mientras continuamos
hablando. Al tiempo que me contaba sobre los años de su juventud y sus éxitos
en los negocios, me pude dar cuenta de lo orgulloso que se encontraba por sus
logros. Tenía todos los bienes materiales que lo identificaban como un hombre
sumamente exitoso. Sí, pensé, este hombre es bien dedicado. ¿Pero para qué? La
conclusión era obvia. Derrick era dedicado para sí mismo.
Para
algunas personas, Dios está en control de sus vidas, como un co-piloto
activando sus conductas y ambiciones, ayudándolos en cada decisión. Pero para
otros, Dios tiene tanto control como un pasajero sentado en la fila 57 de un
enorme avión.
Para Derrick, la oración era algo que se
oye decir al pastor en la iglesia. El estudio bíblico era oír la lectura
de la Palabra en los servicios dominicales. El único deber de Derrick era dar
anuncios, lo cual le proveía de cierta camaradería y le daba la oportunidad de
jactarse sobre los éxitos de la semana recién concluida.
¿Es tu caminar
con Jesús sólo una máscara superficial? ¿O es tu fe un reflejo de los más
profundos valores en tu vida?
Mientras teníamos la sesión de
consejería, yo oraba en silencio: "Dios, ¿por dónde empiezo? Este hombre
ni siquiera te conoce". Me di cuenta que tenía que empezar con
las bases del cristianismo, explicándole el principio de nacer de nuevo.
"Derrick", le dije
con cierto temor, "tu fe no ha sido lo suficientemente fuerte como
para superar los momentos de dificultad. Tienes razón; deberías de desconfiar
de ti mismo. La fuerza de voluntad por sí misma no es suficiente --porque
finalmente te fallará".
Mientras
continuamos hablando, Derrick comenzó a inquietarse y a sentirse incómodo. No
le gustaba lo que estaba oyendo. La gota final fue cuando le aconsejé que
comenzará cada día alabando a Dios: "Dale permiso a Dios para que controle tu vida
cada día".
El rostro de Derrick se oscureció.
¿Rendiría cada cosa en su vida y le permitiría a Dios que remodelara su vida?
¿Qué sucedería con sus juguetes --los carros deportivos, la lancha, el vehículo
de recreo, su segunda casa? ¿Le permitiría Dios conservar todas estas cosas, o
--como el joven rico-- se le pediría que vendiera todas estas cosas y que
comenzara a ayudar a otros?
El don del libre albedrío. Siendo un
poco más atrevido, le dije: "Derrick, Dios te ha dado libre albedrío. Puedes
conservar todos tus bienes materiales, incluso continuar juntando más. Pero
estarás haciendo esto sin Dios, confiando totalmente en tu propia fortaleza y
fuerza de voluntad. ¿Es eso lo que quieres?".
Su respuesta fue evasiva. "La única razón por la que vine hoy fue para encontrar una
forma de deshacerme del temor de ser arrastrado por la homosexualidad. Ahora,
si tú no puedes ayudarme a superar ese temor, quizás sería mejor buscar ayuda
profesional".
Cuando
la comodidad se confrontó con la fe, Derrick eligió la comodidad. Su
cristianismo era una protección para el futuro, como tener un seguro contra
incendios. Él "pagó
sus cuentas" asistiendo al servicio del domingo por la mañana.
¿Estaba Dios realmente pidiendo más que eso? No, concluyó él. Él se veía a sí
mismo como un buen cristiano, un hombre espiritual. No estaba abierto para que
su cristianismo fuera desafiado.
La
situación de Derrick me recordó los primeros versículos de 2 Timoteo 3: "Pero
entiende esto, que en los últimos días habrá tiempos peligrosos de grande
presión y problema --difíciles de tratar y de soportar. Porque habrá gente
amadora de sí misma y totalmente egocéntricos, amadores del dinero y
despertados por un inmoderado y ávido deseo de riqueza, orgullosos y arrogantes
y jactanciosos despectivos… sin afecto natural… amadores de los placeres
sensuales y que se entretendrán con vanidades más que, y en lugar de, amar a
Dios" (Amplificada). Presión. Vivimos en tiempos de presión.
Mientras la inflación continúa creciendo y necesitamos hacer los ajustes
necesarios para la seguridad de nuestra casa y de nuestra vida, estos tiempos
difíciles hacen totalmente necesario que incrementemos nuestra fe y servicio a
Dios.
Los
tiempos de salir a navegar se acabaron para la mayoría de nosotros; nuestra fe
está siendo probada día con día. Una máscara superficial de espiritualidad se
desmenuzará bajo las presiones de hoy en día. A menos que el Señor sea la
fortaleza y el poder que se encuentra detrás de nuestras acciones, tendremos
mucho que temer y seremos sobrecogidos por la ansiedad.
El fuego
del refinador ha sido avivado. Pero hay una bendición oculta: nos fuerza a considerar seriamente
nuestras vidas. Frecuentemente, venimos vacíos, sin los recursos para mantener
las normas que hemos establecido para nosotros mismos.
Una nueva dependencia en Jesús nos
traerá una gran sorpresa: la vida es mejor cuando
caminamos con el Salvador a nuestro lado. Nuestros ojos se abren y vemos la
futilidad que nos rodea. Encontramos un nuevo gozo al amar a
Jesús. Nuestra espiritualidad externa ya no es más una máscara, sino una
reflexión de las más profundas prioridades en nuestra vida.
Capítulo VII
¿Qué Es La
Homosexualidad?
Cuando
tratamos de ayudar a una persona a superar su homosexualidad, encontramos que
muchas de ellas están confundidas sobre lo que verdaderamente es la
homosexualidad. Muchas veces la persona se identifica erróneamente como "homosexual"
creando así un obstáculo más en su esfuerzo de aceptar su nueva identidad en
Cristo. Hay otros que no desean aceptar su problema homosexual y rehúyen
confrontar la realidad. Esto sucede a menudo con los padres de familia o
parientes que no desean aceptar la homosexualidad de un ser amado. Para mayor
comprensión de este problema, hemos preparado esta reseña, explicando nuestra
opinión sobre qué es la homosexualidad verdaderamente.
Hasta
ahora, ni la comunidad científica ni los grupos religiosos, ni los homosexuales
han llegado a un acuerdo sobre la definición de homosexualidad. Sin embargo, Lauwrence J. Hatterer, autor de "Cambiando
la Homosexualidad Masculina" dio esta definición: "Aquel
que en su vida adulta está motivado por una atracción definida, preferencial,
erótica hacia miembros de su mismo sexo, y quien, usualmente pero no
necesariamente, tiene relaciones con éste". Esta es una
definición adecuada para trabajar con ella, pero una explicación completa de la
condición de la homosexualidad es más profunda.
¿Nacer Homosexual?
La
mayoría de las personas homosexuales creen que ellas "nacieron" homosexuales. A menudo esta creencia brinda
alivio y retira la responsabilidad para el cambio. Sin embargo, no existe
sólida evidencia científica que una persona nace homosexual. La gran mayoría de
las personas homosexuales son completamente normales genéticamente: son hombres
y mujeres completos en este sentido.
Conducta Aprendida:
Nosotros creemos que la homosexualidad
es una conducta aprendida que fue influenciada por una serie de hechos: una ruptura en la vida familiar en la niñez, una falta de
amor incondicional de parte de alguno de los progenitores, falta de
identificación con el progenitor del mismo sexo. Más tarde
estos problemas pueden resultar en una búsqueda de amor y aceptación, envidia
del mismo sexo o del sexo opuesto, una vida controlada por diferentes temores y
sentimientos de aislamiento. Parece que una cosa está clara: la homosexualidad
es causada por una multitud de raíces. Sería simplista pensar en una sólo causa: temor al sexo opuesto, incesto o
abuso sexual, madres dominantes y padres débiles y opresión demoníaca. Todo
esto puede jugar parte en la causa de la homosexualidad, pero sólo uno de estos
factores externos en la vida de una persona, sus propias decisiones juegan un
papel importante en formar su identidad homosexual, aunque son pocos los que
desean admitirlo.
¿Qué Dice la Biblia?
La
Biblia claramente dice en cinco diferentes lugares que la homosexualidad es
pecado: Levíticos 18:22; 20:13; Romanos 1:26-27; 1 Corintios 6:9-10 y I Timoteo
1:9-10. A pesar que la posición de las Escrituras sobre la conducta homosexual
es muy clara, algunas personas se preguntan:
"¿también
dice la Biblia que los sentimientos homosexuales son incorrectos?".
Después de una larga exposición sobre la homosexualidad, Romanos 1 termina con
este versículo:
"Que habiendo comprendido el juicio de Dios, que los que hacen tales cosas
son dignos de muerte, no sólo lo hacen, más aún, consienten a los que las
hacen". Es evidente aquí que aun el aprobar el estilo de vida
homosexual es pecado. Colosenses 3:5 dice: "Amortiguad, pues vuestros miembros que están
sobre la tierra; fornicación, inmundicia, malicia, mala concupiscencia y
avaricia, que es idolatría". De acuerdo a la Palabra de Dios,
la lujuria sexual y la fantasía homosexual y heterosexual son pecados.
Por el
contrario, 1 Corintios 10:13 nos asegura que la tentación no es pecado: "No os
ha tomado tentación, sino humana; más fiel es Dios que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis llevar; antes dará también juntamente con la
tentación la salida para que podáis aguantar". Existe una
diferencia entre sentirse atraído hacia los actos homosexuales o fantasía, y
escoger rendirse ante esa atracción. Esta es la diferencia entre la tentación y
el pecado. No podemos controlar por completo lo que nos sirve de tentación,
pero sí está en nuestro poder decidir seguir esta tentación. Este poder de
decisión se fortalece por el Espíritu Santo quien vive en nosotros.
LOS CUATRO ASPECTOS DE LA HOMOSEXUALIDAD:
El
problema de la homosexualidad es mucho más que un simple acto sexual. Aquellos
que han sido atrapados en ese pecado, han ingresado en el ambiente homosexual
en algún grado. Para comprender mejor las circunstancias de la persona que
busca ayuda, hemos dividido la homosexualidad en cuatro aspectos diferentes: conducta, respuesta psíquica,
identidad y ambiente homosexual.
1) Conducta.
A menudo
asumimos que todas las personas homosexuales tienen encuentros homosexuales,
pero este no siempre es el caso. Asumimos también incorrectamente que todo
aquel que practica actos homosexuales es homosexual. Pero la verdad es que
estos actos no son un indicio verdadero de que una persona sea o no homosexual.
Existe un número inmenso de hombres heterosexuales que tienen encuentros
homosexuales por varias causas, como por ejemplo estar en la prisión o en otro
lugar donde no es posible el sexo heterosexual. Tampoco creemos que un muchacho
que ha tenido encuentros homosexuales a temprana edad, sea un homosexual, a
menos que estos encuentros llenen una necesidad que no es satisfecha de otra
manera, como la necesidad de amor, aceptación, seguridad y significado. En este
caso, estos encuentros representan un "intercambio" por las necesidades
no-sexuales que se obtienen a través de ellos.
Es
posible que estos encuentros sean sinónimos de satisfacer estas necesidades.
Esto puede llevar a una orientación homosexual. Sin embargo, las estadísticas
dan a conocer que la mayoría de muchachos que experimentan actos homosexuales
los dejan atrás, y maduran hacia una vida heterosexual normal. Por el
contrario, muchas personas homosexuales nunca tienen encuentros homosexuales;
debido al miedo o a una fuerte convicción religiosa, estas personas refrenan
una conducta homosexual, pero llevan una intensa lucha con la homosexualidad.
2) Respuesta Psíquica:
Una
breve definición de este término es:
"excitación
sexual (estímulo) causada por percepción visual o especulación de
fantasía". La respuesta psíquica es lo que la gente llama
también "orientación
homosexual". A pesar que muchas personas dicen que han
experimentado atracción visual o sexual por el mismo sexo "desde que tienen uso de razón",
existe un patrón progresivo en la vida de una persona que conduce a una
respuesta psíquica homosexual. El niño puede comenzar con la necesidad de
compararse con otros para ver si satisface los valores impuestos por la
sociedad. Cuando ve que él no se compara favorablemente con los demás, siente
admiración por esas cualidades y características físicas que envidia, lo que le
lleva al deseo de poseer a otros y finalmente al deseo de consumir a otros.
Este
deseo se erotiza en algún momento, resultando eventualmente así en lo que se
considera como la respuesta psíquica. Esta respuesta psíquica a tomar la vida
de otra persona se inicia con un poco de imaginación. Se imaginan situaciones
sexuales. Cuando el primer encuentro sexual sucede, puede ser el resultado de
varios años de planeamiento y fantasía. No obstante, la conducta homosexual
puede preceder a la respuesta psíquica, resultante de una respuesta
condicionada hacia encuentros placenteros y satisfactorios con el mismo sexo.
3) Identidad:
Algunas personas entran en la
homosexualidad por la "identidad". Estas
personas puede que no hayan experimentado atracción sexual por el mismo sexo, o
no hayan tenido ningún encuentro homosexual. Sin embargo, desde temprana edad
se han sentido
"diferentes" de los demás. Se sienten anormales, como si
no ocuparan un lugar en el mundo heterosexual. Ellos razonan de esta forma: "si no
soy heterosexual, entonces debe ser que soy homosexual". Claro
que esta es una mala interpretación. Una vida cohibida por la timidez, miedo
del sexo opuesto, falta de habilidad en los deportes y en lo social, no debe
aceptar la identidad de "homosexual". Sin embargo, la gente
crece dentro de identidades. Una vez que se acepta a una identidad se comienzan
a desarrollar en la vida de la persona, las características que esa identidad
implica. Es por esta razón que es de mucha importancia lo que creemos de
nosotros mismos.
4) Ambiente:
Una
persona homosexual puede insistir que no tiene responsabilidad alguna por su
identidad, su respuesta psíquica, ni aun por su primer encuentro sexual, ya que
este pudo haber sido forzado. Sin embargo, toda persona homosexual debe cargar
con la responsabilidad de haber escogido entrar en el ambiente homosexual. No
obstante, las personas entran en este estilo de vida en diferentes grados.
Algunos viven en el mundo heterosexual la mayor parte del tiempo, y solamente
buscan en el ambiente homosexual encuentros sexuales esporádicos e
impersonales. Otros, en cambio, se sumergen totalmente en la subcultura
homosexual donde trabajan, viven y socializan en un ambiente totalmente
homosexual. Dentro de estos dos extremos, existen todos los demás grados de
profundización en ese ambiente, pero para muchas personas, es en el ambiente
homosexual donde han sentido de alguna forma la aceptación a un nivel
superficial. A pesar de la aceptación disponible, el ambiente homosexual, a
menudo se vuelve una forma de vida dolorosa y sin recompensa, especialmente
para los homosexuales de edad avanzada quienes ya no son deseados sexualmente.
Como
usted puede ver, en estos cuatro aspectos, la homosexualidad es un problema
complejo con muchas definiciones y variaciones. Si alguien le dice: "yo soy homosexual", verdaderamente
le ha dicho muy poco sobre su persona. Es necesario mirar su vida más profundamente
para determinar hasta qué grado la homosexualidad se ha convertido parte de su
identidad. Esto también puede ilustrar por qué la homosexualidad puede ser un
problema difícil de superar.
Es
verdad que la salida de la homosexualidad no es fácil, pero hay miles que la
han abandonado, y se han hecho "nuevas criaturas en Cristo". Muchos
se han casado y tienen familias, mientras que otros se mantienen célibes y
viven vidas gozosas dedicadas al servicio de Dios. Dios nos da los deseos de
nuestro corazón. A Satanás no le complace cuando alguna persona se da cuenta
del engaño de la homosexualidad y descubre la puerta. Hay muchas batallas que
pelear, pero "mayor
es El que está en nosotros que ese que está en el mundo".
"No tengas miedo ni
te desalientes, pues la batalla no es tuya, sino de Dios" (2
Crónica 20:15).
Véase Parte VI:
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