viernes, 21 de octubre de 2016

Parte V: Traza* Bien La Palabra De Verdad: (2 Timoteo 2: 1, 3, 5,-6, 15, 21, 24)

Parte V:
Traza* Bien La Palabra De Verdad:
(2 Timoteo 2: 1, 3, 5,-6, 15, 21, 24)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

“Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo JesúsTú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo… Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero… Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que use bien la palabra de verdad Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido”.
(2 Timoteo 2: 1, 3, 5,-6, 15*, 21, 24)

Capítulo VI
LEY Y GRACIA:

No hay en la Palabra de Verdad división más evidente que la establecida entre la Ley[1] y la Gracia[2]. En efecto, esos principios de tanto contraste caracterizan las dos Dispensaciones más importantes: la judía y la cristiana. “Porque la ley por Moisés fue dada; mas la gracia y la verdad por Jesucristo fue hecha”. Juan 1:17.

6.1.   La Gracia De Dios:
Eso no implica, por supuesto, que no existía ley alguna antes de Moisés ni que antes de Jesucristo no había Gracia ni verdad.
Vemos la ley cuando Dios prohibió a Adán que no comiese del fruto del árbol de Ciencia del Bien y del Mal.
Y ciertamente la Gracia fue dulcemente manifestada cuando el Señor Dios buscó a Sus criaturas desobedientes, y vistió con túnicas de pieles (Génesis 3:21) –hermoso tipo de Cristo “hecho”, por nosotros, “justificación”- (1 Cor.1:30).

NOTA: Gn. 3:21: Las túnicas de pieles fueron la provisión de Dios para la Restauración de Adán y Eva a la comunión con ÉL y sugiere el Sacrificio de un animal para Proveer Las.
1 Cor. 1:30: El medio por el cual el hombre llega a “estar en Cristo” es Dios mismo (v. 30). Si bien es cierto que por Cristo llegan la sabiduría, la justificación, la santificación y la redención, hace falta reiterar que todo esto es dádiva de Dios. Sería imposible que el creyente más fiel llegara a tal condición si no fuera por el Espíritu de Dios.
No hay nada en el hombre pecador que lo pueda conducir a Cristo. Al contrario, por religioso que sea el hombre, su “religión” siempre lo lleva a un dios falso, hecho a su propia imagen y semejanza. El que el hombre creyente esté “en Cristo” (término acuñado principalmente por Pablo) únicamente puede atribuírsele a Dios.

La Ley, en el sentido de alguna Revelación de la Voluntad de Dios, y la Gracia en el sentido de alguna Revelación de Su Bondad, han existido siempre, y con frecuencia lo testifica la Escritura. Pero “la ley”, doquiera la mencionan las Escrituras, fue dada por Moisés, y desde Sinaí al Calvario, domina, caracteriza, el tiempo, de igual modo que la Gracia domina, o da un carácter peculiar, a la Dispensación que empieza en el Calvario, y tiene su término profetizado en el Arrobamiento de la Iglesia.

6.2.   Gracia Sobre Gracia De Dios:

Es, sin embargo, de importancia vital observar que la Escritura nunca mezcla esos dos principios, en Dispensaciones alguna. La ley tiene siempre un lugar y un trabajo distinto y totalmente diferente de los de la Gracia. La Ley es Dios que prohíbe y exige; la Gracia es Dios que amonesta y concede.

Contraste Entre Ley Y Gracia:
-      La Ley es un ministerio de Condenación; la Gracia, de perdón.
-      La Ley maldice; la Gracia redime de aquella maldición.
-      La Ley  mata; la Gracia vivifica.
-   La Ley cierra toda boca ante Dios; la Gracia abre toda boca para alabarle.
-    La Ley establece una distancia grande y culpa entre Dios y el hombre; la Gracia acerca al hombre culpable a Dios.
-     La Ley dice: “Ojo por ojo, y diente por diente”; la Gracia dice: “No resistas al mal; antes a cualquiera que te hiere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra”.
-     La Ley dice: “Odia a tu enemigo”; la Gracia, “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen”.
-      La Ley dice: “Haz y vive”; la Gracia, “Cree y vive”.
-      La Ley nunca tuvo un misionero; la Gracia debe ser predicada a toda Criatura.
-   La Ley condena por competo al hombre mejor; la Gracia justifica gratuitamente al peor. (Lucas 23:43; Romanos 5:5; 1 Tim. 1:15; 1 Cor. 6:9-11).
-      La Ley es un sistema de prueba; la Gracia de favor.
-      La Ley apedrea a una adúltera; la Gracia dice: “Yo tampoco te condeno”.
-      Bajo la Ley, la oveja muere por el pastor; bajo la Gracia, el Buen Pastor muere por la oveja.
Por toda parte las Escrituras presentan la Ley y la Gracia en esferas de sumo contraste.
La unión de ambas en mucha de la enseñanza corriente de hoy día las echa a perder, pues priva a la Ley de su terror, y a la Gracia de su libertad.
 
6.3.   La Ley En El Nuevo Pacto:
El estudiante debería notar que la “ley” en el Nuevo Testamento significa siempre la ley dada por Moisés (Romanos 7:23 es la sola excepción) pero a veces implica toda la ley moral y ceremonial; a veces sólo los Mandamientos; a veces sólo la ley ceremonial:
  De la primera clase de pasajes tenemos ejemplos en Romanos 6:14; Gálatas 2:16; 3:2.
 De la segunda, Romanos 3:19; 7:7-12.
 De la tercera, Colosenses 2:14-17.

Conviene también recordar que la ley ceremonial encierra tipos maravillosos: las hermosas representaciones de la Persona y obra del Señor Jesús como Sacerdote y Sacrificio, que deben ser siempre la maravilla y Delicia de los hijos de Dios. Hay expresiones en los Salmos que serían inexplicables si fuesen comprendidas sólo como “el misterio de muerte en la letra grabada en piedras” (2 Cor.3:7); nos son Reveladas cuando vemos que se refieren también a los tipos –hermoso cuadros de Gracia-:
NOTA. 2 Cor.3:7: ministerio de muerte. Se refiere a la ley, y especialmente, a los diez mandamientos, que estaban grabados con letras en piedras (Dt.9:10). Puesto que la ley mostraba al hombre su pecaminosidad y no le daba poder para salir del pecado, ministraba muerte. Nótese que la ley perece (v.11), es decir, desaparece (lit., es abolida). Moisés estuvo delante de Dios con la cara descubierta (Compare Éx.34:29-35).

“Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche”. Salmo 1:2.
“Vengan a mí tus misericordias, para que viva, Porque tu ley es mi delicia”. Salmo 119:77.
“¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación”. Salmo 119:97.

Tres errores han turbado a la Iglesia con respecto a las verdaderas relaciones de Ley y Gracia.   

ANTINOMIANISMO:
1- La negación de toda regla sobre las vidas de los creyentes; la afirmación de que el hombre no está obligado a vivir una vida santa por cuanto le Salvó la Gracia de Dios sin exigir  mérito alguno.
“Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”. Tit 1:16
“Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”.  Judas 1:4   

CEREMONIALISMO:
2- El hecho de exigir que los creyentes observa en las Ordenanzas levíticas.
“Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos”. Hch. 15:1.
La forma moderna de ese error es la enseñanza de que las Ordenanzas cristianas son esenciales para la Salvación. 

GALACIANISMO:
3- La mezcla de la Ley y la Gracia, enseñando que la justificación es en parte por medio de la Gracia, en parte por medio de la Ley; o que la Gracia es dada para permitir al pecador desvalido que guarde la Ley.
Contra tal error, el más extendido de todos, hallamos la respuesta terminante de Dios en las solemnes amonestaciones, en la lógica indiscutible, en las declaraciones enfáticas de la epístola a los Gálatas.
“Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?... ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?”. Gál. 3:2-3.
“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente… No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo… Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”. Gál. 1:6-8.

Los textos siguientes serán acaso un buen auxilio en este asunto importante. Los pasajes citados se refieren tan sólo a la Ley Moral.

3.1. Lo Que Es La Ley = nomos = νόμος.

“De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. Rom. 7:12.
“Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado”. Rom. 7:14.
“Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios”. Rom. 7:22.
“Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente”. 1 Tim. 1:8.
“y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas”. Gál. 3:12.

3.2. Uso Legal De La Ley.

“¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás”. Rom. 7:7; Véase v.13.
“ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. Rom. 3:20.
“Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador”. Gál. 3:19.
“Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”.  Rom. 3:19.

(La Ley sólo habla para condenar).

“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas”. Gál. 3:10.
“Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación”. 2 Cor. 3:9.
“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”. Stg. 2:10.
“Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer”. 2 Cor. 3:7.
“Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”. Rom. 7:9.
“Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley”. 1 Cor. 15:56.

Es, pues, evidente que el propósito de Dios al dar la ley, después de haber existido la raza veinticinco siglos sin ella (Juan 1:17; Gál. 3:17), era llevar al conocimiento del culpable su pecado en primer lugar, y luego su incapacidad de cumplir con cuanto requería Dios. Es  pura exclusivamente una ministración de condenación y muerte.

3.3. Lo Que No Puede Hacer La Ley.

“Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. Rom. 3:20.
“sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”. Gál. 2:16.
“No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo”. Gál. 2:21.
“Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá”. Gál. 3:11.
“Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”.  Rom. 8:3.
“y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree”. Hch. 13:39.
“(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios”. Heb. 7:19.

3.4. El Creyente No Está Bajo La Ley.

El capítulo sexto de la epístola a los Romanos, después de declarar la doctrina de la identificación del creyente con Cristo en Su muerte, de la cual es símbolo  el bautismo (versículos 1-10), empieza, con el versículo 11, las declaraciones de los principios que deberían gobernar la senda del creyente, la regla de su vida. Tal es el asunto de los últimos doce versículos; el 14 da el Gran principio de su separación, no de la culpa del pecado (pues esto es obra de la sangre de Cristo) sino del dominio del pecado, de sus cadenas.
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. Rom. 6:14.
Y para que  nadie abrigue la horrible creencia de que no sea, por consiguiente, importante vivir una vida santa, el Espíritu añade inmediatamente:
“¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera”. Rom. 6:15.

De fijo, todo corazón renovado responde, Amén y Amén.

El capítulo séptimo introduce otro principio de emancipación de la Ley.

“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios… Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obran en nuestros miembros llevando fruto para muerte… Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra”. Rom. 7:4-6.

(El versículo 7 nos indica que eso no se refiere a la Ley levítico).

“Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios”. Gál. 2:19.
“Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada… De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe… Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo”. Gál. 3:23-25.
“Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente;… conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas”. 1 Tim. 1:8-9.

3.5. ¿Qué Es La Regla De Vida Del Creyente?

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. 1 Jn. 2:6.
“Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido”. 1 Jn. 3:6.
“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”. 1 P. 2:11.
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,… con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”. Efesios 4:1-2.
“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados… Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Efesios 5:1-2.
“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”. Efesios 5:8.
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,… aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. Efesios 5:15-16.
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. Gál. 5:16.
“Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. Juan 13:15.
“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”. Juan 15:10.
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado”. Juan 15:12.
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”. Juan 14:21.
“y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él… Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado”. 1 Jn. 3:22-23.
“Este es el pacto que haré con ellos. Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré”. Heb. 10:16.

Es instructivo recordar, con reacción a esto, que el lugar indicado por Dios para las tablas de la ley era dentro del Arca del Testimonio. Allí las tablas estaban ocultas por el áureo asiento de misericordia rociado con la sangre de expiación. El ojo de Dios podía ver Su Ley quebrantada a través de la sangre que vindicaba completamente Su justicia, y propiciaba Su ira. E edades posteriores  era reservado tomar esas tablas santas y justas para colocarlas en iglesias cristianas como regla de la vida cristiana.

3.6. ¿Qué Es Gracia? = caris =  χάρις.

“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres”. Tito 3:4.
“para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”. Efesios 2:7.

3.7. ¿Qué Es El Propósito De Dios En La Gracia.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;… no por obras, para que nadie se gloríe”. Efesios 2:8-9.
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,… enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,… aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. Tito 2:11-13.
“Para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna”. Tito 3:7.
“siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.  Rom 3:24.
“por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. Rom. 5:2.
“Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificar y daros herencia con todos los santificados”. Hch. 20:32.
“para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,… en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. Efesios 1:67.
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Heb 4:16.

¡Qué plenitud! ¡Qué abundancias!

La Gracia salva, justifica, edifica, hace aceptó, redime, perdona, da herencia, posición, un trono al cual podemos acudir osadamente en busca de misericordia y socorro, nos enseña cómo vivir, y nos da una esperanza bendita.

Resta observar que esos diversos principios no pueden ser entremezclados.
“Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”. Rom. 11:6.
“Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;… mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”. Rom. 4:4.

Finalmente:

“De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre”. Gál. 4:31.
“Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,… al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,… porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aún una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;… y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;… sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,… a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,… a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”. Heb. 12:18-24.

No se trata, pues, de dividir en “leyes morales” y “leyes ceremoniales” las palabras que Dios habló en el Sinaí: el creyente no se acerca al monte aquel.

El autor de “El Peregrino” dice:
“Por fe en el Señor Jesús, está el creyente ahora a la sombra de una justicia tan perfecta y bendita que la ley tonante de Sinaí no halla objeción alguna en ella. Esto es llamado justicia de Dios sin la ley”.
(Si esto es leído por un incrédulo, la exhortamos cariñosamente a que acepta la verdadera sentencia de la ley santa y justa que ha violado: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. (Rom. 3:23), y hayan salvación perfecta y eterna creyendo de corazón y confesando con la boca qué “porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree… Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:… que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.  Rom. 10:4, 8, 9.                                                
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Notas:
[1] nomos = (νόμος, G3551), relacionado con nemo = dividir, distribuir; significaba primariamente aquello que es asignado; de ahí, uso, costumbre, y luego ley, ley prescrita por costumbre, o por estatuto. El término ethos = costumbre, se retuvo para la ley no escrita, en tanto que nomos vino a ser el nombre establecido para la ley en tanto que decretada por un estado y establecida como la norma para la administración de la justicia.
En el NT., se usa: (a) de ley en general (p.ej., Rom.2:12-13, expresándose allí un principio general relacionado con la ley; v. 14b; Rom.3:27: «¿Por cuál ley?», esto es, «¿Por razón de qué tipo de principios, ha sido excluida la jactancia?»; Rom.4:15b; 5:13, refiriéndose al período entre la transgresión de Adán y la promulgación de la ley; Rom.7:1 a); contra aquellas gracias que constituyen el fruto del Espíritu «no hay ley» (Gal.5:23). «El objetivo ostensible de la ley es el de reprimir las malas tendencias naturales del hombre en su estado caído; pero en la experiencia la ley no solo resulta ineficaz, sino que en realidad provoca una mayor actividad en estas tendencias. La intención del don del Espíritu es impulsar al creyente a una vida en la que las tendencias naturales no tengan lugar, y producir en él las tendencias contrarias. La ley, por ello, no tiene nada que decir en contra del fruto del Espíritu; por tanto, el creyente no solo no se encuentra bajo la ley (v. 18), sino que la ley no haya lugar en su vida, en tanto que, y hasta allí donde, sea conducido por el Espíritu» (de Notes on Galatians , por Hogg y Vine, p. 298).  (VINE).
[2] caris =  (χάρις, G5485) tiene varios usos: (a) objetivo, aquello que otorga u ocasiona placer, delicia o causa una actitud favorable; se aplica, p.ej., a la belleza o a la gracia de la personalidad (Lucas 2:40); sus actos (2 Cor.8:6), o manera de hablar (Lucas 4:22: «palabras de gracia»; Col.4:6); (b) subjetivo: (1) por parte del otorgador, la disposición amistosa de la que procede el acto bondadoso, gracia, bondad, buena voluntad en general (p.ej., Hech.7:10); especialmente con referencia al favor o a la gracia divina (p.ej., Hech.14:26). Con respecto a ello se destaca su libre disposición y universalidad, su carácter espontáneo, como en el caso de la gracia redentora de Dios, y el placer o gozo que él se propone para el que la recibe; así, se pone en contraste con deuda (Rom.4:4; 4:16), con obras (Rom.11:6), y con la ley (Juan 1:17); véase también, p.ej., Rom.6:14-15; Gal.5:4; (2) por parte del receptor, una conciencia del favor recibido, un sentimiento de gratitud (p.ej., Rom.6:17: «gracias»); con respecto a esto en ocasiones significa ser agradecido (p.ej., Lucas 17:9: «¿Acaso da gracias al siervo?», lit: «tiene él gracias al»; 1 Tim.1:12); (c) en otro sentido objetivo, el efecto de la gracia, el estado espiritual de aquellos que han experimentado su ejercicio, bien sea: (1) un estado de gracia (p.ej., Rom.5:2; 1 P.5:12; 2 P.3:18), o (2) una prueba de ello en los efectos prácticos, actos de gracia (p.ej., 1 Cor.16:3: «donativo», rv: «beneficio»; 2 Cor.8:6; 8:19 ; en 2 Cor.9:8 significa el agregado de las bendiciones terrenales); el poder y provisión para el ministerio (p.ej., Rom.1:5; 12:6; 15:15; 1 Cor.3:10; Gal.2:9; Ef.3:2; 3:7). (VINE).

      Véase Parte VI:


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