Parte II:
LA BIBLIA Y RESUMEN
DEL
ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO:
(2 Timoteo 3:16-17)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,… a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
(2 Timoteo 3:16-17)
Capítulo 1
La Santa Biblia:
Por qué es santa
e inspirada por Dios, y cómo la obtuvimos.
La
palabra biblia significa “libro“ o “colección de libros”. Todos sabemos que hay
millones de libros en el mundo. Sin embargo, hay un libro que es sin igual,
diferente de todos los demás y superior a ellos.
En su lecho de muerte el Sir Walter
Scott rogó:
—¡Tráeme el libro!
Lockhart, su yerno, le preguntó:
—¿Cuál libro?
Entonces el escritor famoso se volvió y contestó suavemente:
—Hay sólo un libro. ¡Tráeme ése! —Lockhart entendió y le dio la Biblia.
Lo que le hace a este libro diferente y
superior a todos los otros libros es que es la palabra de Dios. Por eso, con
razón lo llamamos la Santa Biblia.
Antes de que creamos cualquier otra cosa
acerca de Dios, tenemos que creer primeramente que él existe y que recompensa a
los que procuran hacer su voluntad. Pero, ¿cómo podemos descubrir algo de Dios?
Hay
Dos Maneras.
Primero,
la
naturaleza nos enseña que debe haber un Dios quien ha creado todo en una manera
ordenada y determinada. Pero el libro de la naturaleza es difícil de leer,
aunque señala hacia Dios la mente que busca. Por eso Dios en su misericordia
puso otro libro en el mundo: la Biblia.
La puso para que por ella pudiera
revelarse al alma que le busca y darle a conocer su voluntad. La Biblia no es
la historia de hombres buscando a tientas a Dios por medio de la razón e
imaginación humanas, sino es la historia de Dios extendiéndose benignamente y
revelándose a los hombres.
El
primer artículo de la “Confesión de la fe de
Dortrecht” del año 1632 lo resume en buena manera al decir:
La Biblia declara que “sin fe es
imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6), y que “es necesario que el que se acerca a Dios
crea que le haya, y que es galardonador de los que le buscan”. Por
tanto, confesamos con la boca y creemos con el corazón, conforme a las sagradas
escrituras.
Asimismo,
los “Fundamentos cristianos de Hartville”
del año 1964 dicen:
Creemos en la inspiración plenaria y
verbal de la Biblia como la palabra de Dios; que es auténtica en su materia,
autorizada en sus consejos, libre de error en sus escrituras originales, y la
única regla infalible de fe y práctica.
Rechazamos la neortodoxía, el intelectualismo,
el relativismo,
y otras filosofías en que la autoridad de la palabra es rechazada,
dudada, o reemplazada por el razonamiento humano (1 Corintios 2:5–7, 14; Juan
10:35; 2 Samuel 23:2; Salmo 12:6; 119:160; Jeremías 1:9; 2 Timoteo 3:16; 2
Pedro 1:20–21).
Sí, la fe de los antepasados claramente
era, y todavía lo es, una fe en que la Biblia es la palabra inspirada por Dios.
Ellos vivieron por esa fe, y estaban dispuestos a dar sus vidas como mártires
por ella. No se pusieron a escoger sólo lo que les convenía, aceptando unas
partes de la Biblia como la palabra de Dios y rechazando otras partes. La
aceptaron toda como la palabra inspirada de Dios. No se atrevían a levantarse a
sí mismos como “críticos”
o jueces de la Biblia.
Hay siete razones sobresalientes por las
cuales ellos, y también nosotros, hemos aceptado la Biblia como la palabra
inspirada por Dios: (1) Por causa de
su origen; (2) Por causa de su
propio testimonio en nuestros corazones; (3)
Por causa de su preservación milagrosa; (4) Por causa de su verdad y su universalidad; (5) Por causa de su unidad notable; (6) Por causa de sus profecías cumplidas; (7) Por causa de su poder e influencia sobre la vida de las
personas.
Consideremos Estas Siete Razones:
1. Creemos Que
La Biblia Es La Palabra Inspirada Por Dios Por Causa De Su Origen o Fuente.
La Biblia viene de un origen divino: Dios mismo. Los
profetas del Antiguo Testamento afirmaron que eran los receptores de revelación
divina:
“Jehová habló”; “Jehová dijo”; “Dios dijo”. Tales frases se
encuentran casi 700 veces en sólo los primeros cinco libros de la Biblia. Por
todas las escrituras se encuentran no menos de 3,000 veces. El Nuevo Testamento
dice más de cincuenta veces que el Antiguo Testamento es de origen divino y de
autoridad divina. El Señor Jesucristo muchas veces cita algo del Antiguo
Testamento, estimándolo como las escrituras y la palabra de Dios.
Podríamos preguntarnos cómo o con qué
proceso Dios inspiró la Biblia. Hechos 1:16 nos recuerda que “el Espíritu
Santo habló antes por boca de David” y en 2 Pedro 1:21 dice: “Los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
De este modo Dios causó que estos hombres escogidos hablaran y escribieran palabras
inspiradas. 2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”.
Y para que ninguno piense que solamente
fueron inspirados los pensamientos de estos hombres y que ellos después
escogieron sus propias palabras, la escritura dice precisamente: “palabras...
que enseña el Espíritu” (1 Corintios 2:13). Además, Cristo mismo
enseñó que el Nuevo Testamento, que iba a ser escrito después de su
resurrección y ascensión, sería también parte de la santa escritura: “Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”
(Juan 14:26). La Biblia es de origen divino.
2. Creemos Que
La Biblia Es La Palabra Inspirada De Dios Por Causa De Su Propio Testimonio En
Nuestros Corazones.
Cuando primeramente leemos la palabra de
Dios, el Espíritu Santo obra en nuestro corazón y conciencia para que arda
nuestro corazón en nosotros y seamos convencidos de nuestros pecados (Juan 16:8).
Después que somos convertidos por el poder de la palabra y del Espíritu Santo
(Salmo 19:7), entonces al leer la Biblia, el Espíritu Santo da testimonio a
nuestro espíritu que la palabra es la verdad (1 Juan 5:6, 10). Por esta razón
el cristiano puede entender y disfrutar la palabra de Dios. Pero el hombre
carnal no puede comprender las cosas profundas de Dios, porque se han de
discernir espiritualmente (1 Corintios 2:13–14). ¡La
Biblia tiene poco valor a un hombre hasta que él conozca al Autor
personalmente! Eso me pasó a mí —antes que fui convertido, no tenía
sentido la Biblia para mí. ¡Pero después que conocí a Jesucristo como mi Salvador y
Señor, pude entender el libro como si hubiera estado hablándome en voz alta
mientras lo leía! Un hombre no necesita una educación de seminario
para poder entender la Biblia, ¡sino tiene que haber nacido de nuevo por el Espíritu
Santo! ¿Me pregunta usted cómo yo sé que el Señor vive? ¡Él vive en mi
corazón! ¡Gracias a
Dios!
3. Creemos Que
La Biblia Es La Palabra Inspirada De Dios Por Causa De Su Preservación Milagrosa.
Durante la historia se han hecho muchos
esfuerzos para abolir, destruir, y deshacerse de la Biblia por completo. Reyes,
gobernadores, dictadores, autoridades religiosas, y ateos han tratado de
quemarla, enterrarla, refutarla, matar a los que la leían, confiscarla,
prohibirla, y esconderla... pero la Biblia vence en toda batalla.
En el siglo dieciocho, Voltaire, el
incrédulo francés, profetizó que dentro de cien años después de su muerte la
Biblia sería un libro desusado.
¡Hoy día es Voltaire a quien se ha echado al olvido, y la casa
que era de él es usada por la Sociedad Bíblica para poner en circulación
centenas de millares de ejemplares de la palabra de Dios!
La
Biblia es el libro de mayor venta en toda época. Se ha traducido
a más de 2,000 lenguas y dialectos, y se distribuye por todo el mundo por
millones. ¡Aunque tiene casi 2,000 años de
edad, todavía está al día, es poderosa, y verdadera! Se eleva sobre
todo el escombro y las ruinas de sus enemigos y así será para siempre. Como
escribió el poeta John Clifford:
El yunque de Dios
Me detuve a la puerta del herrero,
Oí el yunque tañer y sonar,
Y vi martillos botados allí
Gastados de tanto obrar.
—¿Cuántos yunques has tenido —pregunté—,
Para tantos martillos gastar?
—Sólo uno —sonriendo me dijo él—.
Es fuerte, y queda igual.
Así, pensé, es la palabra de Dios,
El yunque que tantos asaltan;
Aunque se oyen los golpes tañer y sonar,
Queda igual. Son los martillos que faltan.
4. Creemos Que
La Biblia Es La Palabra Inspirada De Dios Por Causa De Su Verdad y Su Universalidad.
-El presidente
Faunce de la Universidad Brown declaró:
Ninguno de ustedes pensaría usar un
libro de medicina que fue publicado hace cincuenta años; ninguno pensaría usar
un compendio de ciencia que tiene cincuenta años; ninguno pensaría tomar como
autoridad lo que dice un libro de psicología que tendría aun veinte años. El
bosquejo de la historia del Señor Wells tuvo que ser revisado aun antes que
fuera publicado. ¡Aquí hay un libro que queda
como el guía oficial de todo el mundo después de todos estos siglos!
Mientras que muchos libros que tienen aún
pocos años pronto se ponen anticuados, la Biblia permanece para siempre.
Mientras que las teorías de los hombres se levantan y caen, “Para siempre,
oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” (Salmo 119:89).
Mientras que las teorías y filosofías de los hombres contienen errores o
mentiras que son las semillas de su propia destrucción, la Biblia vive para
siempre porque sólo ella es la verdad absoluta. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es
verdad” (Juan 17:17). Aunque la fragilidad de cada hombre le tienta
a mentir, la palabra de Dios nunca miente.
Además, la Biblia no es para un solo
siglo, una era, una sola porción de la tierra, ni una sola cultura. Dirige un
llamamiento a los hombres de toda cultura. Ningún otro libro religioso tiene
una atracción tan universal. Existen un sin número de libros escritos acerca de
la Biblia.
El número completo de todas las
reproducciones de la Biblia traducido y publicado durante los siglos no se
puede contar. Cambia la vida de caníbales, intelectuales, hombres de ciencia,
campesinos, musulmanes, budistas, chinos, indios, europeos, y americanos porque
tiene un mensaje universal y transformador.
Fue escrita hace miles de años en un
rincón pequeño del Oriente Próximo por unos treinta y cinco escritores
diferentes, pero sus principios y su mensaje se traducen y se entienden
fácilmente en cualquier siglo o cultura. Es así porque fue inspirada por la
mente de Dios como un libro universal.
El propósito divino de este libro
universal fue de preparar el camino para la venida de Cristo y su evangelio de
las buenas nuevas de la salvación para la humanidad pecaminosa. Este libro
glorioso, la Biblia, es el portavoz de Dios; es el medio de presentar a Cristo
a los hombres; es el camino real por el cual él se dirige a cada nación para
llamar a las puertas de los corazones de los hombres.
Él
Nunca edificó un templo, pero aún hay orillas
En el mar más lejano, ideales para adorarle...
Hincando la rodilla.
Él nunca escribió un libro, pero sus palabras y oraciones
Son saboreadas por millares de lenguas...
Son consejo a millones.
La vida que él demostró nunca ha sido asaltada,
Sus preceptos, como él los vivió...
Nunca les faltan nada.
Él no fundó un reino, sin embargo, Rey desde la mocedad
Él reinó, aún reina. Su reino se llama...
El reino de la verdad.
—T.
Lindsey
5.
Creemos Que La Biblia Es La Palabra Inspirada De Dios Por Causa De Su Unidad
Notable y Sobrenatural.
La Biblia es compuesta de sesenta y seis
libros escritos por más de treinta y cinco hombres de todo rango de la
sociedad. Llevó por lo menos mil quinientos años para su composición. El señor
Gibbons llevó veinte años escribiendo la historia de Roma; el comentario de la
Biblia por Clark llevó veintiséis años; compilar el diccionario inglés de
Webster llevó treinta y seis años; ¡pero llevó mil quinientos años para escribir la Biblia! Sus
escritores eran de toda ocupación: pastores de ovejas, pescadores, sacerdotes,
profetas, hombres de estado, granjeros, y reyes contribuyeron a ella. No
obstante el milagro es que todavía es un solo libro. Un solo Espíritu lo
inspiró; una sola voz habla por ello; una sola mente designó su gran plan.
Sus dos partes, el Antiguo y el Nuevo
Testamento, forman una totalidad milagrosa, continua, y unida. ¿Por qué? Hay
sólo una contestación: “Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). Es un solo libro (aunque
había muchos escritores) porque tiene un sólo Autor, Dios mismo.
Tal
vez el que lee se pregunte: ¿Cómo recibimos la Biblia así como es
hoy día? ¿Cómo efectuó Dios la colección y la preservación y la transmisión de
las sagradas escrituras tal como fueron inspiradas? La historia es realmente
sencilla, y aun maravillosa. Temprano en la historia, Dios comenzó a formar el
libro que iba a ser el medio de la revelación de sí mismo al hombre:
·
Los
diez mandamientos fueron escritos en piedra (Deuteronomio 10:4–5);
·
las
leyes de Moisés fueron escritas en un libro (Deuteronomio 31:24–26);
·
se
hicieron reproducciones de este libro (Deuteronomio 17:18);
·
Josué
añadió su libro (Josué 24:26);
·
Samuel
escribió en un libro y lo guardó delante de Dios (1 Samuel 10:25);
·
este
libro fue bien conocido quinientos años después (2 Reyes 22:8–20);
·
los
profetas escribieron en un libro (Jeremías 36:32; Zacarías 1:4; 7:7–12);
·
Esdras
leyó el libro de Dios públicamente (Esdras 7:6; Nehemías 8:5).
En
los días del Señor Jesús, este libro se llamaba “las
escrituras”.
Cristo lo llama “la
palabra de Dios”.
En el Nuevo Testamento hay más de
trescientas citas de estas escrituras, y no se cita de ningún otro libro como
si fuera las escrituras. Por ejemplo, los judíos no consideraron los
libros apócrifos[1] como
la sagrada escritura y nunca son citados en el Nuevo Testamento.
Estas sagradas escrituras fueron
compuestas de los treinta y nueve libros que tenemos en nuestro
Antiguo Testamento hoy, aunque a veces los judíos los pusieron en orden
diferente:
v
Se
refirieron a ellos como la ley (los cinco libros de Moisés),
v
los
profetas (Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Jeremías, Ezequiel, los doce
profetas menores), y
v
las
escrituras (Salmos, Proverbios, Job, Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés,
Ester, Daniel, Esdras, Nehemías, Crónicas).
Josefo, el famoso historiador judío,
nació en el año 37 a.d. en Jerusalén, de la aristocracia de los sacerdotes. Fue
instruido en las letras de los griegos y romanos, y da testimonio indiscutible
que nuestro canon del Antiguo Testamento de treinta y nueve libros ya fue
decidido en los días de Esdras.
Él puso nuestros treinta y nueve libros
del Antiguo Testamento en veintidós libros (uno para cada letra del alfabeto
hebreo), clasificándolos así:
Ø
cinco
libros de Moisés (la ley);
Ø
ocho
libros de los profetas (Josué, Jueces–Rut, Samuel, Reyes, Isaías,
Jeremías–Lamentaciones, Ezequiel, Los Doce);
Ø
nueve
libros de las escrituras (Salmos, Proverbios, Job, Cantares, Eclesiastés,
Ester, Daniel, Esdras/Nehemías, Crónicas).
Nota: que combinaron los libros de 1 y
2 Reyes en un solo libro, como también Jueces y Rut, Jeremías y Lamentaciones,
etc., para que pudieran tener nada más veintidós, uno para cada letra del
alfabeto hebreo.
¡De esta manera los muchachos judíos de la escuela aprendieron de memoria los
nombres de los libros de la Biblia! Josefo dijo lo siguiente acerca
de la colección y la preservación maravillosa de la Biblia por la gracia de
Dios:
Tenemos sólo veintidós libros que
contienen la historia de todas las edades, libros que se creen ser divinos. De
éstos, cinco pertenecen a Moisés; contienen sus leyes y las tradiciones del
origen del hombre hasta la hora de la muerte de Moisés. Desde la muerte de él
hasta el reinado de Artajerjes, los profetas que sucedieron a Moisés
escribieron en trece libros la historia de los eventos que pasaron en su propio
día.
Los otros cuatro libros incluyen himnos
a Dios y preceptos para la conducta de la vida humana. Desde los días de
Artajerjes hasta nuestro propio día cada evento en verdad ha sido registrado.
Pero estas historias recientes [los
libros apócrifos] [1] no han sido estimadas dignos de
igual crédito con las precedentes, a causa de la falta de la sucesión exacta de
profetas.
Hay una prueba virtual del espíritu con
que tratamos nuestras escrituras; porque, aunque ha pasado ya un tan gran
intervalo de tiempo, ninguno se ha atrevido a añadir o a quitar o a cambiar ni
una sílaba.
Y es el instinto de todo judío, desde el
día de su nacimiento, considerar estas escrituras como la enseñanza de Dios, y
cumplirlas, y si es necesario, poner alegremente su vida por su cuenta.
El hallazgo de los rollos del Mar Muerto
en 1947 y en los años siguientes ha probado otra vez que nuestro Antiguo
Testamento de hoy día fue preservado correcta y exactamente, palabra por
palabra, lo mismo como Josefo explicó. El Nuevo Testamento fue preservado en la
misma manera por la providencia milagrosa de Dios. De los miles de manuscritos
y porciones del Nuevo Testamento que existen en griego, casi desde el tiempo de
los apóstoles, se ha hecho un libro del texto básico del griego que contiene
500 páginas.
De estas 500 páginas del Nuevo
Testamento griego compilado y comparado cuidadosamente por hombres doctos, se
ha juntado sólo media página de palabras variantes. Ni una de éstas afecta un
punto vital de doctrina, de la moral o de la historia. La mayoría son puntos de
la gramática, de entender la puntuación, etc. ¿No es maravilloso saber cómo
Dios por su providencia ha preservado su palabra correcta y pura?
El gran milagro de la Biblia no es sólo
que Dios la inspiró originalmente, ¡sino que, además, él la ha protegido por su providencia
y la ha preservado pura! Cuando el Nuevo Testamento se compara con
cualquiera de las escrituras apócrifas o doctrinales del siguiente siglo, ¡es evidente que es sin igual, completo,
superior, unido, y sobrenatural!
¡Así tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento permanecen
juntos, una unidad preservada sobrenaturalmente, sobresaliendo puros y
verdaderos sobre las escrituras de hombres! Ninguno debe
atreverse a añadir o a quitar nada de ella, como declara su último libro
(Apocalipsis 22:19), para que no venga la maldición de Dios sobre el hombre que
se mete en la Santa Biblia.
Aquí cabe un aviso de tener cuidado de
no aceptar cualquier versión o traducción de la Biblia. Unos modernistas sin
escrúpulos han revisado la Biblia para producir versiones torcidas que reflejan
sus prejuicios. Hay varias versiones que contienen enseñanzas falsas en el
texto o en las anotaciones: especialmente la Biblia de los Testigos de Jehová, la de
los católicos, etc... En mi opinión, la revisión de 1960 de la
versión Reina-Valera es una versión muy bonita y buena.
6. Creemos Que
La Biblia Es La Palabra Inspirada De Dios Por Causa De Sus Profecías Cumplidas.
La profecía ha sido llamada la suprema
demostración que Dios nos ha dado de la inspiración verbal. Centenares de las
profecías que la Biblia contiene se han cumplido notablemente. Las profecías
bíblicas no son vagas e indistintas, sino tratan de lugares, personas, y
eventos específicos.
El cumplimiento detallado de ellas se
puede verificar fácilmente por referirse a la historia subsiguiente. La Biblia
dice:
“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos
los profetas” (Amós 3:7). Jesús dijo: “Desde ahora os lo digo antes que suceda,
para que cuando suceda, creáis que yo soy” (Juan 13:19).
He
aquí unos ejemplos del Antiguo Testamento: en Ezequiel 26 la destrucción de
Tiro es profetizada. Esta profecía en parte se cumplió cuando Nabucodonosor
tomó la ciudad. Pero la ciudad fue reedificada en una isla de la costa, y el
cumplimiento final aconteció 250 años después cuando esa nueva ciudad fue
destruida por Alejandro. Él literalmente arañó el polvo de la ciudad antigua y
lo amontonó para hacer un arrecife para alcanzar y destruir la ciudad nueva.
Fue
predicho que la ciudad vecina, Sidón, caería bajo juicio, pero no sería
extinguida por completo —y esto ha pasado. Pero como predijo la Biblia, Tiro ha
llegado a ser un lugar donde los pescadores tienden sus redes en la playa. Hay
profecías bíblicas acerca de muchas otras ciudades específicas, y todas se
cumplieron literalmente:
Ø
Tebas
de Egipto (Ezequiel 30:14–16);
Ø
Ascalón
(Zacarías 9:5);
Ø
Samaria
(Miqueas 1:6,7);
Ø
Jericó
(Josué 6:26);
Ø
Babilonia
(Isaías 13:19–22), etc.
Muchas profecías semejantes de
otros países específicos también se han cumplido.
Las profecías más notables que se han cumplido
son las de Jesucristo como el Mesías. Por ejemplo, en Daniel 9:24–26, se
profetiza de las setenta semanas. Dice que 483 años después de que fue dado el
mandamiento de reedificar a Jerusalén (lo cual aconteció en 457 a. C)
aparecería el Mesías. Después de los 483 años la vida del Mesías sería quitada
y él haría cesar el sacrificio y la ofrenda.
¡Todo esto se cumplió así como fue profetizado! Pero no sólo eso. En la vida y en el
ministerio de Cristo se cumplieron más de 300 profecías del Antiguo Testamento.
Isaías 7:14 nos dice que él nacería de una virgen. Miqueas 5:2 nos dice que
nacería en Belén. Oseas 11:1 nos dice que sería llamado de Egipto. Zacarías 9:9
habla de su entrada en Jerusalén. Salmos 41:9 y 55:12–14 nos dicen que sería
traicionado por un amigo. Zacarías 11:12–13 habla de que sería vendido por
treinta piezas de plata y que se compraría el campo del alfarero.
Isaías
50:6 nos dice que le escupirían y le azotarían. Salmo 69:21
habla de la hiel y el vinagre que le serían dados en la cruz. Salmo 22 habla de
su crucifixión y del repartimiento de sus vestidos. ¡Otras hablan de su resurrección, de su ascensión, de su reinado a la
diestra de Dios en los cielos, y de la venida del Espíritu Santo! ¡La probabilidad de que todas estas profecías se cumplieran
por casualidad es sólo una posibilidad en el número 1 seguido de 181 ceros!
¡Observa la providencia de Dios! La profecía es la historia escrita de
antemano por Dios, en su Santa Biblia.
7. Creemos Que
La Biblia Es La Palabra Inspirada De Dios Por Causa De Su Poder e Influencia
Sobre La Vida De Las Personas.
El
mensaje de la Biblia ha cambiado el curso de naciones. Las naciones
que lo aceptaron y se arrepintieron fueron perdonadas (como Nínive), y las que
no lo aceptaron fueron destruidas. Ha cambiado la vida de hombres y mujeres. Ha
transformado en santos de Dios a rameras, a borrachos, a ladrones, a
criminales, a adúlteros, a mentirosos, a asesinos, y a los moralistas que son
justos en su propia estimación.
La Biblia ha inspirado y consolado a
millones y ha cambiado el curso de la historia. Ha convertido a tribus enteras
que vivieron en suciedad pagana, levantándolas por la gracia de Dios a la
sanidad civilizada. Ha propagado tratamiento ilustrado hacia las mujeres, los
niños, los enfermos, y los desamparados. Ha tenido un gran efecto en las formas
de gobernar y en las constituciones, recordando a los gobernantes que se
requiere de ellos la justicia.
Sólo
piensa en lo mejor que las civilizaciones de Grecia y de Roma ofrecían. Te acordarás que
antes que fueran influidas por la diseminación de ideas bíblicas, ellas
practicaban el poseer esclavos, el aborto, el infanticidio, el adulterio
extenso, el divorcio, la subyugación de mujeres, la homosexualidad, la
incesante lucha mortífera y las guerras fratricidas, la explotación
imperialista de naciones más débiles, la idolatría, la lucha entre clases de
personas, y las dictaduras feroces.
Pero cuando los misioneros cristianos
primitivos propagaron las buenas nuevas del evangelio, los principios de la
Biblia penetraron la sociedad y aunque el evangelio no convierte a los
gobiernos, difunde conocimiento de principios bíblicos y muchas veces penetra
la estructura de la sociedad, mejorando la suerte de los débiles y los
desamparados. Pero cuando ya no se permite que alumbre la luz de la Biblia,
entonces de veras vuelven los siglos oscuros del barbarismo y el hombre se
relaciona con sus prójimos como una bestia.
El mundo actual está en los umbrales de
una vuelta al barbarismo, porque este siglo rechaza la Biblia. Mientras sigue
en su marcha, se ve más y más que las naciones llamadas “civilizadas” regresan a la
brutalidad y al barbarismo; las guerras se empeoran; millones perecen de
violencia y hambre. Para ilustrar esto, sólo hay que pensar en tres naciones
modernas que rechazaron y atacaron la palabra inspirada de Dios: Alemania, Rusia, y la China. ¡Millones
incontables han sido asesinados y esclavizados!
El libro de los libros
En este amplio libro está
El secreto de todo misterio.
En él se halla felicidad
Si en verdad se busca en serio.
Debemos temer y leer con sentido
Al meternos en la palabra;
Pues, mejor es nunca haber nacido
Que leerla para burlarla.
—Sir Walter Scott
Preguntas de estudio para diálogo en la clase y la
iglesia:
1. ¿Por qué a la
Biblia le llamamos la Santa Biblia? ¿Cuál es el propósito de la Biblia?
2. ¿De dónde viene
la Biblia? ¿Son inspirados sólo sus pensamientos o lo son sus palabras también?
3. ¿Por qué es que
muchas personas reciben poco provecho de la Biblia?
4. ¿Qué poder
causó que la Biblia fuera preservada?
5. ¿Por qué es que
la Biblia siempre está al día?
6. Con treinta y
cinco escritores, ¿por qué no está llena de contradicciones la Biblia?
7. Hablen de como
recibimos la Biblia. ¿Son dignas de confianza todas las traducciones?
8. Hablen de
algunos cumplimientos notables de las profecías de la Biblia.
9. ¿Qué pasa con
las naciones que rechazan la Biblia?
10. ¿Lees tu Biblia
diariamente y con oración?
____________
[1] APÓCRIFOS
(Libros):
VERSIONES
DE LA BIBLIA, APÓCRIFOS DEL NUEVO TESTAMENTO, PSEUDOEPÍGRAFOS Gr. «apokrypha» = «escondidos». Este
término se aplica a un número de libros y escritos que aparecen en la versión
griega de los LXX, pero que no aparecen en la Biblia hebrea. Posteriores casi
todos ellos al siglo III a.C., pasaron de la LXX a la versión latina (Vulgata)
y a todas las versiones antiguas y modernas hasta comienzos del siglo XIX. La
sinagoga no los consideraba en absolutos inspirados. Ciertos autores de los
mismos libros les niegan toda inspiración (véanse «Prólogo de Eclesiástico»; 1 Mac. 4:46; 9:27; 2 Mac. 15:38, 39). No
forman parte del canon judío. Jesús no los cita jamás, y tampoco los apóstoles.
A ello se suman razones espirituales, por el desfavor con que se vieron
acogidos estos libros. En el siglo IV, el mismo traductor de la Biblia latina,
Jerónimo, descalificó el conjunto de libros introducidos por la LXX como parte
del AT. Los apócrifos no se distinguen en absoluto por su valor espiritual; el
soplo profético brilla por su ausencia, y muchas de las doctrinas que allí se
expresan, contradicen la doctrina del canon hebreo y la del NT., como la
intercesión de los ángeles y de los santos (Tob. 12:12; 2 Mac. 15:14; Bar.
3:4), la redención de las almas después de la muerte (2 Mac. 12:42, 46), etc.
La «Iglesia de Roma» ha preferido
seguir el criterio de Agustín de Hipona al de Jerónimo, y considera como
canónicos todos los libros admitidos por la LXX y la Vulgata, exceptuando «3 y 4 Esdras» y la «Oración de Manasés», según decisión
dogmática adoptada en el Concilio de Trento (1546) y confirmada en el Concilio
Vaticano I (1870). En cambio, la Reforma se adhirió a los puntos de vista de
Jerónimo. En su versión alemana de la Biblia (véase VERSIONES DE LA BIBLIA),
Lutero los rechazó de las páginas del AT, situándolos agrupados entre el AT y
el NT, con la siguiente nota: «Libros que no deben ser considerados iguales a
las Sagradas Escrituras, pero que no obstante son útiles y buenos para ser
leídos.» La Confesión de fe de Westminster (1643) declara: «Los libros llamados Apócrifos no son divinamente inspirados, ni
forman parte del Canon de las Escrituras, no teniendo tampoco autoridad alguna
en la Iglesia de Dios. No hay que considerarlos más que a otra clase de escrito
humano». David Martín escribía, por su parte, en 1707, en el prefacio a los
Apócrifos: «Estos libros son leídos por
muy pocas personas, y a excepción del Eclesiástico, Sabiduría, el libro primero
de Macabeos y el capítulo 7 del segundo, el resto apenas si vale la pena de
leer». Fue en 1826 que la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera tomó la
resolución de excluir todos los libros apócrifos de sus ediciones. Esta
decisión, sin embargo, se ha visto revocada a partir del año 1968, cuando las
Sociedades Bíblicas Unidas se comprometieron a una cooperación con Roma. Fruto
de ello fue la traducción llamada «Dios
habla hoy», o también «Dios llega al
hombre»; para esta versión, en las ediciones de consumo católico, las
Sociedades Bíblicas Unidas incluyen los libros apócrifos, quebrantando así una
larga tradición de imprimir sólo la Palabra de Dios sin añadiduras.
Clasificación. Los apócrifos se pueden clasificar de la siguiente manera,
siguiendo su carácter literario: (a) Relatos históricos: 1 y 2 Macabeos. (b) Obras
patrióticas: Macabeos, Tobías, Judit, Adiciones a Ester, 3 Esdras, Susana, Bel
y el Dragón. Estos dos últimos son adiciones a Daniel. (c) Escritos líricos y místicos: Oración de Azarías (adición a
Daniel), Oración de Manasés, Baruc, Epístola de Jeremías. (d)
Libros morales y religiosos: Eclesiástico (o Sabiduría de Jesús, hijo de
Sirach), Sabiduría de Salomón. El libro 4 Esdras y el 4 Macabeos forman parte
de los pseudoepígrafos Véase PSEUDOEPIGRÁFICOS). Se trata de un conjunto de
escritos judeocristianos que pertenecen al mismo grupo que los apócrifos, pero
que han sido mantenidos siempre fuera de toda pretensión de canonicidad; se
presentan generalmente bajo el nombre de un personaje célebre. A diferencia de
los libros canónicos del AT., escritos en hebreo con la excepción de unos
cortos pasajes en arameo, los apócrifos están escritos en griego. De todas
maneras, se debe señalar que Judit, Eclesiástico, Baruc 1 a 3:8, y 1 Macabeos
fueron primitivamente redactados en hebreo. Con respecto a los Evangelios,
Hechos, Epístolas y Apocalipsis apócrifos, y bibliografía, véase el siguiente
artículo: APÓCRIFOS DEL NUEVO TESTAMENTO. (Comentario Bíblico. Vila y Escuain).
Véase Parte III:
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